Peter Kornbluh  - Traducido por Yasnay Houellyy revisado por Yanitza González, del Equipo de Traductores de Rebelión y Cubadebate.- D eclaración de Peter Kornbluh, analista principal del Archivo de Seguridad Nacional ante el Subcomité de Organizaciones Internacionales, Derechos Humanos y Supervisión del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara.

15 de noviembre de 2007


Señor Presidente, representante Rohrabacher y miembros del Comité:  

Quiero agradecerles por celebrar esta importante audiencia y por la oportunidad que me dan de declarar en torno a lo que ha quedado registrado en la historia como el primer gran acto de terrorismo internacional perpetrado contra un avión civil en el Hemisferio Occidental, un hecho atroz que 30 años después continúa impune.

Señor Presidente, al igual que a usted, me preocupa la manera en que nuestro Gobierno ha manejado durante los dos últimos años y medio el caso de Luis Posada Carriles, alias “Comisario Basilio”, “Bambi”, “Ramón Medina” y “Solo”.  Desde cualquier punto de vista objetivo, Posada es uno de los diez proveedores de violencia política más prolíficos en la historia contemporánea.  ¿Sin embargo, mientras Estados Unidos se encuentra inmerso en una guerra contra el terrorismo internacional, un hombre a quien nuestro propio Departamento de Justicia recientemente catalogó como “extranjero terrorista” hasta el momento sólo ha sido acusado de fraude migratorio luego de entrar ilegalmente al país?  ¿Cómo es posible esto?

Es más, ¿cómo es posible que un hombre que, según ha establecido nuestra Agencia de Aplicación de las Leyes de Inmigración y Aduana, “representa un peligro tanto para la comunidad como para la seguridad nacional de los Estados Unidos” viva actualmente en Miami, la Florida, en total libertad?

Estos son preguntas imperiosas que este Comité debe considerar, si se tiene en cuenta que está en juego la credibilidad del liderazgo estadounidense en la guerra contra el terrorismo.

En documentos legales, los funcionarios de los servicios de inmigración y aduana han establecido lo que ellos denominan “el largo historial de actividades delictivas y de violencia de Posada causantes de la muerte de civiles inocentes”.  En el centro de esa larga trayectoria de actos violentos se encuentra la voladura en pleno vuelo de un avión civil, el 6 de octubre de 1976.  Poco tiempo después de que el Vuelo 455 de Cubana despegara del Aeropuerto Internacional de Seawell de Barbados, al menos una bomba explotó dentro del mismo e hizo que cayera al mar y provocó la muerte de los 73 tripulantes y pasajeros que estaban a bordo, muchos de ellos adolescentes cubanos y guyaneses.

Señor Presidente, este fue un crimen de enormes consecuencias.  Es un crimen que se mantiene vigente debido a nuestra apremiante necesidad de conocer realmente cómo los terroristas planean y perpetran asesinatos en masa como este y debido a que los hombres que nuestra propia comunidad de inteligencia identificó como autores intelectuales de esta atrocidad viven libremente en la Florida.

Por esos motivos, señor Presidente, mi institución, el Archivo de Seguridad Nacional, ha tomado como una prioridad centralizar la mayor cantidad posible de documentación de la investigación relacionada con la voladura del Vuelo 455.  Dado que este fue un delito internacional, la documentación proviene de una serie de países: el atentado contra el avión fue planeado y organizado en Caracas, Venezuela, y los perpetradores del hecho fueron juzgados finalmente allí; por tanto, existen documentos elaborados en ese país.  Los hombres que colocaron la bomba en el avión fueron capturados e inicialmente interrogados en Trinidad, por lo que hay documentos policiales que provienen de esa nación.  Estados Unidos estuvo implicado, pues los exiliados opositores de Castro que planearon este crimen tenían vínculos anteriores con la Agencia Central de Inteligencia —en el caso de Posada estos vínculos resultaron ser bastante amplios—; además, Posada y su empleado venezolano, Hernán Ricardo Lozano, quien colocó la bomba en el avión, eran bien conocidos por nuestro agregado del FBI en Caracas.  Hemos obtenido algunos de los más importantes cables con información de inteligencia de la CIA y el FBI trasmitidos antes y después de la voladura.

Señor Presidente, quisiera someter sólo algunos de estos documentos a la consideración del Comité.  Antes, permítame decir que el peso acumulativo de las pruebas demuestra lo siguiente:

** Luis Posada Carriles, un experto en demoliciones entrenado por la CIA en el decenio de 1960, tenía conocimiento previo del atentado con explosivos contra el avión cubano.

** Se descubrió que Posada tenía una lista de objetivos de acciones terroristas, fundamentalmente un informe con detalles sobre posibles sitios relacionados con Cuba.

** El venezolano que elaboró este informe, Hernán Ricardo, fue contratado por Posada en Caracas.  Ricardo, conjuntamente con un subordinado llamado Freddy Lugo, colocó las bombas en el avión antes que despegara de Barbados.

** Tan pronto como cumplieron con la misión, Ricardo realizó llamadas telefónicas a Posada y a su aliado en la conspiración, Orlando Bosch.

** Pocas horas después que el avión cayó al mar, varias fuentes del FBI identificaron a Posada y a Bosch como autores de este ataque terrorista.

Permítame compartir con ustedes algunos de los documentos en los que aparece esta información:

Documento 1: Días antes de la voladura del avión, la CIA recopiló información de inteligencia bastante amplia sobre una cena de recaudación de fondos —con un costo de mil dólares el plato, una considerable suma de dinero en 1976— realizada en Caracas a favor de Posada, quien tenía mucho en común con Orlando Bosch y era considerado un padrino de la violencia cubana contra Castro. 

En el cable se informa que Posada se encontró con Bosch en el aeropuerto cuando llegó a Caracas a mediados de septiembre y fue acogido en Venezuela por el gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Según una fuente de alto nivel de la CIA, en la cena se escuchó a Bosch decir: “Ahora que nuestra organización ha salido bien del asunto de Letelier, vamos a intentar hacer otra cosa.” (Esta es una referencia al asesinato el 21 de septiembre de 1976 del ex embajador chileno Orlando Letelier y su colega Ronni Karpen Moffitt tras colocar una bomba en el auto, un crimen cometido no lejos de aquí, en la Avenida Massachussets, por agentes de la policía secreta de Chile que trabajaban con miembros de la violenta coalición anti-Castro dirigida por Bosch, la CORU).

Pocos días después de la cena de recaudación de fondos, según informa la fuente de la CIA, Luis Posada añadió un detalle significativo a la alusión de Bosch a intentar hacer “otra cosa”.  Posada dijo:

"Vamos a atacar una aeronave cubana" y "Orlando tiene los detalles."

Documento 2: El informe con detalles sobre posibles objetivos: Señor Presidente, este documento bastante extraordinario es un informe de vigilancia manuscrito relacionado con empresas, embajadas y oficinas “con vínculos con Cuba”, situadas en la región del Caribe y de Centroamérica —entre estas se encontraba Cubana de Aviación, la aerolínea estatal de Cuba.  El informe fue elaborado en la primavera de 1976 por Hernán Ricardo, empleado de Posada, y ofrecía descripciones minuciosas de objetivos en Barbados, Colombia, Panamá y Trinidad, que incluían hasta datos relativos a la fabricación, el modelo, el color y los números de placas de los autos que los embajadores cubanos en esas naciones utilizaban.

Es importante señalar que varios de los objetivos descritos en este informe fueron atacados posteriormente mediante acciones terroristas en el verano de 1976, entre ellos la oficina de la aerolínea British West Indies Airways en Bridgetown el 14 de julio y el consulado de Guyana en Puerto España, blanco de un atentado con explosivos el primero de septiembre de 1976.  (Posteriormente el empleado de Posada confesó haber participado en esos ataques).

No obstante, el objetivo más importante descrito en esta lista, que posteriormente fuera hecho estallar, es el vuelo de Cubana de Aviación.  Permítame dirigir la atención del Comité hacia el extremo derecho de la primera página, en la cual aparece una lista de objetivos en Barbados, donde el autor anota que el miércoles hay un vuelo de Cubana proveniente de Jamaica que llega aproximadamente a las once de la mañana y que a las doce del mediodía, otro avión llega desde Trinidad, rumbo a Jamaica.

El segundo vuelo era el 455, que venía de Caracas transportando al equipo olímpico de esgrima, hizo escala en Guyana —donde recogió al hermano de Roseanne Nenninger y a otros cinco destacados estudiantes guyaneses de ciencias que venían a la Habana a estudiar medicina— y continuó hacia Trinidad y luego hacia  Barbados rumbo a Jamaica y la Habana.  Las bombas explotaron aproximadamente cinco minutos después del despegue y el avión no logró regresar al aeropuerto y se precipitó al mar.

Este documento, señor Presidente, fue encontrado en posesión de Posada cuando las autoridades venezolanas allanaron su casa y su oficina después que su empleado, Hernán Ricardo, fuera arrestado en Trinidad.  El propio Posada fue arrestado en Caracas el 12 de octubre de 1976, seis días después de la voladura del avión.

Documento 3. Esquema hecho por Ricardo del detonador.  Señor Presidente, cuando estaban detenidos en Trinidad, Hernán Ricardo y Freddy Lugo confesaron haber colocado explosivos en el avión.  El 19 de octubre, durante un interrogatorio con el subcomisario de la policía Dennis Ramdwar, Ricardo declaró que él y Lugo trabajaban para Luis Posada, que “Lugo y él habían volado el avión”.

Ricardo también explicó a Ramdwar los pasos que un terrorista debía seguir para prepararse con el fin de volar un avión y cómo se detona explosivos plásticos; incluso dibujó un esquema general del detonador utilizado para la bomba, el cual traje para mostrárselo al Comité. (Muestra el diagrama.)

Señor Presidente, podrá ver en el extremo izquierdo de este dibujo seis pasos que Ricardo expone, entre ellos la obtención de “documentación falsa” que explícitamente “no podía ser cubana”, así como la obtención de “explosivo C-4”.

El dispositivo detonador que describió es lo que se conoce como “detonador de tipo lápiz”.  Según el informe oficial hecho por Ramdwar sobre el interrogatorio, Ricardo describió el detonador como una especie de lápiz que contiene sustancias químicas que pueden ser programadas para explotar en 8 minutos, 45 minutos, una, dos, tres y 24 horas.  Señaló que estos detonadores de tipo lápiz eran de varios colores en dependencia del tiempo que debía demorar la bomba en explotar.  Dijo que luego de extraerse el contenido de un tubo de pasta dental Colgate, este se rellena con cierta sustancia química.

Permítame añadir, señor Presidente, que los documentos de Posada archivados en el expediente “201” de la CIA muestran que poseía detonadores de tipo lápiz y explosivos plásticos y que tenía experiencia en el manejo de los mismos.  Posada dijo haber tenido “bombas de tiempo de tipo lápiz” al principio de su carrera como saboteador.  Según su expediente de la CIA, cuando en 1967 abandonó los Estados Unidos para ir a Caracas llevaba consigo equipos procedentes del gobierno de los Estados Unidos, entre los que figuraban diez detonadores de tipo lápiz.

Señor Presidente, el otro venezolano, un fotógrafo llamado Freddy Lugo que trabajaba para Posada a tiempo parcial, también confesó ante Ramdwar.  Declaró haber visto a Ricardo llenar un tubo de pasta Colgate con una masilla blanca.  En esta confesión manuscrita y firmada, Lugo describe cómo Ricardo trató de llamar a Posada y a Orlando Bosch —quien usaba el nombre en clave de “señor Panyagua”— inmediatamente después del derribo del avión.  Al no poder contactar con Posada, Ricardo llamó a su madre y le pidió “el número de teléfono del hotel de Barbados en el cual se hospedaba el señor Luis Posada, para llamarlo y decirle que hubo un problema”.

Documento 4. Primer informe del FBI sobre la voladura del avión: Señor Presidente, los hombres que cometieron este ataque terrorista eran bien conocidos por el personal del FBI y la CIA en Caracas.  Sólo cinco días antes del atentado, el agregado del FBI, Joseph Leo, realmente le dio visa a Hernán Ricardo para visitar Puerto Rico, a pesar de saber que su empleador, Posada, estaba tomando parte en acciones violentas contra objetivos cubanos y de sospechar que Ricardo lo ayudaba.  El agregado del FBI comenzó a recopilar información de inteligencia sobre el atentado casi inmediatamente y este es su primer informe, fechado al día siguiente del ataque.

Leo informó que una fuente confidencial “había hecho de todo menos admitir que Posada y Bosch hubieran tramado el atentado contra la aerolínea”.  La fuente también señaló que un [borrado] servicio de inteligencia —lo cual es, sin lugar a dudas, una referencia a la fuerza de seguridad venezolana conocida como “DISIP” en la que Posada había trabajado como jefe de la dirección de demoliciones— “estaba haciendo gestiones para que Luis Posada y Orlando Bosch abandonaran Venezuela lo antes posible”.

Documento 5. Informe enviado por el FBI al secretario de estado Henry Kissinger: Este último documento es la primera página de uno de los varios informes con información de inteligencia del FBI que envió su director Clarence Kelly Kissinger.  La información provenía de un miembro del servicio de inteligencia venezolano, conocido como “DISIP”, quien informó que “la voladura del avión comercial DC-8 de la aerolínea de Cubana se planeó en parte en Caracas, Venezuela, en dos reuniones”, a las cuales Luis Posada asistió.

Esta fuente fue la primera en mencionar el mensaje en clave que los terroristas habían dejado cuando llamaron a Bosch y a Posada tras el derribo del avión:

“Un autobús con 73 perros cayó por un precipicio y todos murieron.”

Señor Presidente, estos son sólo algunos ejemplos de la información histórica que se ha obtenido y desclasificado sobre Luis Posada y la voladura del Vuelo 455.  Me atrevo a decir que si este crimen se hubiera cometido en una fecha más reciente y el nombre de pila de Posada fuera Mohamed en lugar de Luis, estas pruebas hubieran sido más que suficientes para enviarlo a la Bahía de Guantánamo, Cuba.

Asimismo, parecerían suficientes para permitir que el fiscal general Alberto Gonzales declarara terrorista a Posada, de conformidad con las cláusulas de la Ley Patriota, en lugar de involucrarse en un intento fallido y dudoso de juzgarlo como un simple inmigrante ilegal.  De igual manera, serían suficientes para acceder a la petición de Venezuela de extraditar a Posada a Caracas, donde continúa siendo un fugitivo internacional de la justicia en este caso.

No obstante, los documentos que he compartido son solo la punta de un iceberg de pruebas, muchas de las cuales permanecen en secreto y bien guardadas en los archivos de las agencias de seguridad nacional de los Estados Unidos.  Pese a que hemos recopilado docenas de documentos sobre este caso, señor Presidente, existen otros cientos que opino que este Comité y el pueblo estadounidense tienen necesidad de conocer, de hecho, tienen derecho de conocer.  Estos documentos están divididos en varias categorías:

Primero, existen documentos que han sido desclasificados pero continúan siendo muy censurados, con lo cual se oculta información indispensable para investigar la manera en que se ha llevado este caso.

Segundo, existe un expediente bastante completo recopilado por la CIA sobre la carrera de Posada y sus vínculos con los Estados Unidos, conocido como expediente “201”.  El quinto volumen de este abultado grupo de documentos abarca el período durante el cual tuvo lugar el atentado con explosivos contra el avión de  Cubana y debe contener información valiosa en relación con el papel desempeñado por Posada.  (La oficina que represento ha solicitado que se desclasifique este expediente,  pero hasta el momento la CIA no ha dado respuesta.)

Tercero, existen documentos específicos del FBI, aún sin desclasificar, relacionados con la voladura del avión y sus repercusiones, que pudieran esclarecer aún más cómo se llevó a cabo este crimen. 

Finalmente, señor Presidente, existe un dossier conformado por 700 documentos del FBI y la CIA que aún son secretos, que ya ha sido recopilado por nuestro Gobierno y formó parte de la demanda de inmigración contra Orlando Bosch, aliado de Posada en la conspiración para cometer este crimen.  Como usted sabe, Bosch estuvo encarcelado en Venezuela durante 11 años por la voladura del avión y luego regresó ilegalmente a la Florida en 1988, donde fue detenido durante más de un año por ser un inmigrante excluible.  Este dossier fue recopilado, presentado al juez de inmigración y examinado por el Departamento de Justicia.

Sobre la base de estas pruebas, el fiscal general adjunto en funciones, Joe Whitley, emitió una decisión redactada con palabras fuertes que calificaba a Bosch como un hombre “resuelto y de férrea determinación en su defensa de la violencia terrorista…cuyas acciones han sido las de un terrorista, que no respeta la ley ni la dignidad humana”.

No obstante, el 17 de julio de 1990, el gobierno de George Herbert Walker Bush invalidó la decisión de su propio Departamento de Justicia y emitió un indulto gubernamental a favor de Bosch.  Por motivos que parecen ser claramente políticos, señor Presidente, el gobierno de Bush simplemente ignoró la elocuente posición expresada en el informe del Departamento de Justicia que anticipó el actual debate sobre el caso de Posada.

“Estados Unidos no puede tolerar la crueldad inherente al terrorismo como una vía para resolver conflictos.  Debemos considerar el terrorismo un mal universal, incluso cuando se practica contra aquellos que no gozan de nuestra simpatía desde el punto de vista político.”

Señor Presidente, con la liberación de Bosch en 1990 y la situación de Posada en la actualidad, Estados Unidos se encuentra en la verdaderamente inexplicable situación de tener no uno, sino dos hombres a quienes nuestras propias agencias de inteligencia identificaron como responsables del derribo de un avión civil, gozando de una vida libre y sin trabas en la Florida.  En medio de una guerra contra el terrorismo, esto tiene repercusiones significativas para los Estados Unidos.

Espero que este Comité, señor Presidente, investigue cómo se produjo esta vergonzosa situación.  Insto al Comité a hacer uso de sus facultades para buscar esta documentación y les ofrezco cualquier ayuda que pueda brindar mi Proyecto de Documentación sobre Cuba en el Archivo de Seguridad Nacional.

Por último, permítame decir que este es un crimen que merece un ajuste de cuentas tanto judicial como histórico. Son muchas y variadas las razones:

En este día y esta era en que ninguno de nosotros puede abordar un avión con una botella de agua o un frasco de desodorante, el pueblo de los Estados Unidos merece saber que su Gobierno ha recuperado y analizado cada detalle de cómo unos terroristas derribaron un avión de pasajeros utilizando un tubo de pasta dental.

La comunidad internacional necesita saber que nuestro Presidente es sincero cuando denuncia a cualquier nación que albergue a terroristas, cuando dice, como ha hecho en el pasado, que “tenemos que decir a aquellos que estén dispuestos a albergar a un terrorista o a alimentar a un terrorista, que simplemente son tan culpables como el propio terrorista”.

Finalmente, las familias de las víctimas de este ataque, familias como la de Roseanne Nenninger y las otras 72 familias cubanas, guyanesas y coreanas que perdieron a sus seres queridos que viajaban en este avión, merecen un ajuste de cuentas.  Merecen saber que como líder de la campaña contra el terrorismo internacional, el gobierno de los Estados Unidos hará lo que sea necesario para buscar la justicia y la verdad que han sido tan difíciles de alcanzar en el caso del atentado con explosivos contra el Vuelo 455 de la aerolínea cubana.

Muchas Gracias.


 

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