Por David G. Gross*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Residen en la Ciudad del Sol, como la llaman las postales y anuncios turísticos. Deben ser ya unos dos o casi tres millones, cientos de miles viven en Miami y por toda la Florida, más unos cuantos por Nueva York, California, Texas y otros puntos de los Estados Unidos de Norteamérica. Los de menos cantidad, la cúpula fascista se alimentan del odio a su ex Patria y sueñan con invadir a Cuba. Los demás trabajan, trabajan y trabajan para poder vivir en un futuro mejor. Esos son la mayoría que siente lo de mambí en la propia sangre, y regresan a la ciudad, campo o pueblo donde nacieron para tomarse el ron peleón o la cerveza criolla que no como las alemanas, suecas o norteamericana pero les sabe a puerco asado y a mamoncillo mientras la familia se reúne y después, a los pocos días a laborar de nuevo y pensar en el próximo viaje.


Los fascistas, que no se pueden llamar de otra forma, no viven en Miami, viven dentro de su odio y ni saben el por qué. Esa es la generación del “tuve y la mentira” y se engañan ellos mismos y engañan a los yanquis que los utilizan para sacar dinero en el presupuesto nacional para “acabar con el comunismo en Cuba” y en realidad es para participar en la cogioca de los millones. Esos son los “auto-exiliados” que van a las iglesias los domingos a pedirle a Dios que la Isla se hunda en el Mar Caribe con todos los comunistas dentro, aunque muchos sean de su propia sangre y familia.

Para estas alimañas, que se cambian y tergiversan los nombres como Juan en Jonny y si es Miguel se firman como Maikel y no pueden ocultar que los gringos tienen un radar racial para los latinos y los menosprecian, en primer lugar porque saben que esa guataquería es producto de la frustración de no haber podido llegar a USA en el Maiflower aunque fuera limpiando la sentina. Pero ellos, los arrastrados dicen Okey cada cinco segundos y si tenían en Cuba propiedades las magnifican y escuchan la televisión y la radio “gusana”, que les llena la cabeza de mentira, y no dejan que su familia le envíen ayuda a los que están en Cuba porque son “traidores”.

Esos son los miameros, lo que ladran por Radio Martí, ¡caramba!, que ofensa al Maestro al tomar su apellido para una emisora pirata y por Radio Libertad, la de los locutores de voz carcajienta de ancianos que sueñan con la llegada de nuevo del

“Mesías” Fulgencio Batista a Cuba, mientras sus gargantas y su saliva llena de sangre de los mártires baña el micrófono.

Se jactan que, según ellos, en Cuba no hay internet para todo el pueblo, que la telefonía celular es revisada por la “Policía Política del Régimen comunista”, porque son especialistas en inventar organizaciones y “Partidos”, más “colegios médicos” y hasta “sindicatos libres” sin afiliados en ninguna empresa. Pero ellos viven esas auto mentiras y utilizan en Cuba a unas decenas de mujeres las cuales de política no saben ni pitoche y que reciben “ayuda” desde la Miamera, pequeña por cierto, porque la gran parte se la chupan sus “representantes” por esos lares y así entre engaño y engaño han vivido y siguen en la cogioca y en el fondo no quieren, se los aseguro, que el socialismo se caiga para poder continuar viviendo del cuento.

Hablan horrores los Miameros de Cuba y su socialismo y se les hace cuajo la sangre cuando ven por la tv los cientos de miles de niños vestidos con sus uniformes de primaria en marcha hacia la escuela. Lloran de rabia al saber cuántos miles y miles de médicos ha graduado la Revolución, así con Mayúscula, y que prestan servicio por todo el Planeta. Van a las iglesias los domingos, repito, a pedirle a Dios, a Jesucristo y a las cuatrocientas mil vírgenes y santos para que bajen los dedos y les permitan volver a la Cubita bella que dicen ellos dejaron donde había de todo, incluyendo decenas de miles de prostitutas, droga a tutiplén, el cuero y el plan de machete, el palmacristi, cientos de miles de niños lombricientos y analfabetos, campesinos viviendo en los caminos o de precaristas en tierras que jamás iban a ser de ellos.

Y no saben o no quieren saber que los cambios en Cuba van a ser responsabilidad de nosotros, de todo el pueblo y son tan desnutridos mentales que no conocen, ya que no creen lo que las regularidades históricas expresan, que cuando un pueblo no quiere a un gobierno, se lo sacan de encima a como sea y el socialismo en nuestra Patria va para sesenta y más. Allá ellos, fascista Miameros que se cocinan en el caldero del mismo Diablo.

*David G. Gross, historiador, escritor y periodista cubano.

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