Abdiel Bermúdez - Canal Caribe / TV Cubana.- Las historias que emanan de esta tensa situación epidemiológica que vivimos los cubanos y que vive el mundo entero, son disímiles. Y en este noticiero las hemos contado casi todas. Desde el esfuerzo solidario de muchos, hasta las historias que intentan movilizar, orientar, readecuar conductas, enfrentar lo mal hecho, como ha orientado la máxima dirección del país, ante la negligencia evidente, las colas lamentables e incluso la inefectividad en los mecanismos empleados en algunos territorios.


Esos son los temas que palpitan en la agenda noticiosa de nuestros medios, y que no aparecerán nunca en otros sitios anticubanos, porque no les interesa, para eso no les pagan, y en consecuencia su discurso no comulga con la estrategia que ha implementado Cuba para hacerle frente a la Covid-19. La escritora santiaguera Teresa Melo, lo decía mejor de lo que podría decirlo yo, en su muro de Facebook: “Desde perfiles reales o falsos, sitios-basura anticubanos, «prensa libre» cautiva, leemos, por minuto, ataques personales de descrédito a cualquiera que emita un criterio favorable a nuestro país; análisis sobre Cuba donde falta Cuba; frasecitas pomposas de quienes siempre nos criticaron por «pobres» y ahora nos exigen como «ricos».

Y es la verdad. Recuerdo la campaña por demeritar la solidaridad con el crucero británico porque supuestamente Cuba le cobraba a Reino Unido 2 millones de dólares, y defendí aquella vez que, aun si hubiera sido así, cuál era el problema, de qué bolsillo debía salir el combustible de los aviones, el del traslado de las guaguas, la alimentación o el cathering de las tripulaciones y pasajeros. Una operación así cuesta, y a este país pobre y bloqueado todo le es más difícil. Podría hasta decirse que estamos acostumbrados a las campañas difamatorias que incriminan al gobierno cubano hasta por estornudar.

Si nuestros médicos van por el mundo luchando contra el coronavirus, esos medios dicen que son esclavos, aunque en estas imágenes no les vea otra cara que no sea de valientes. También han hablado de falta de transparencia en los datos divulgados en la conferencia de prensa que a las 11 de la mañana detiene a este país. Y de goticas suministradas para propagar la pandemia. Y que el interferón nuestro, que tanto ha elogiado China, podría dañar a los enfermos de coronavirus. Y que estudiantes de medicina son obligados a salir a la calle a hacer pesquisas. Aseguran además que el gobierno cubano tergiversó la verdadera causa de la muerte de un hombre en Pinar del Río y una mujer en el municipio habanero de La Lisa. Gente que le hace el juego a la mentira, ha dicho que murieron de COVID-19.

La versión de nuestros medios dice, sin embargo, que el ciudadano fallecido en Pinar del Río murió de hipoglucemia.Y en cuanto a la mujer de La Lisa, pienso que debió ser noticia, aunque más bien por tratarse del primer caso de resurrección certificada, porque luego de haber muerto, según certificaron tantos medios, se levantó y se fue. Esquizofrénica, alcohólica o bien pagada. Una de tres, digo yo. Hay gente que se va con la de trapo, y el tema de esos muertos en la calle no busca otra cosa que ponerle un cartelito fatídico al sistema cubano de salud pública, al que pertenecen los Valientes que vemos todos los días en el noticiero.

Sin embargo, basta un trago de maldad, una fotografía manipulada, una oración tendenciosa, y a algunos se les derrumba Cuba toda, sin verificar la intencionalidad ni la veracidad de lo que “alguien” dijo. Yo aconsejo tener mucho cuidado, amigos. Hablar sin pruebas puede cualquiera, pero a cualquiera no se le puede creer lo que diga. Que Cuba está fajada a brazo partido contra la pandemia, lo sabe el mundo. Que el escenario epidemiológico es preocupante, también se sabe. Que hay irregularidades y problemas en algunos centros de atención sanitaria que deben solucionarse cuanto antes, lo dijo Díaz-Canel esta semana, como ha dicho que preocupan las irresponsabilidades que pueden echar por tierra el esfuerzo de la mayoría.

Nadie con vergüenza ha expresado que la batalla contra la COVID-19 en Cuba es un camino de rosas. Este que ven aquí es el número que más duele. Hasta hoy se contabilizan 32 fallecidos, y cada una de esas personas que ya no está, es un mar de dolor para una familia que ni siquiera puede despedir a su ser querido como se merece. La muerte de cualquier persona debería disminuirnos, en lugar de ser utilizada para arremeter contra la gestión sanitaria del Estado y el gobierno cubanos, y peor aún si esa campaña mediática se construye con mentiras, que algunos creen. Entiendo que la gente anda preocupada. Yo estoy preocupado. Hay ánimos agitados por este drama en que vive el mundo entero.

Muchos se alarman ante hechos de este tipo, con toda lógica. Pero apelando a esa lógica es que “alguien” se dedica a vender historias falsas en el mercado del morbo. Y en ese mercado, le aconsejo, amigo mío, no compre usted. Hay mentiras bien pagadas que no debemos comer. Es todo por hoy. Manténgase informado por nuestros medios, los oficiales, y háganos llegar sus opiniones para construir juntos el país que queremos. Buena noches, y cuídese mucho.

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