Especial Arte Digital en http://www.lajiribilla.co.cu
Víctor Casaus - La Jiribilla.- Las nuevas tecnologías y al arte digital llegaron a nosotros para quedarse. Estos salones convocados por el Centro Pablo desde 1999 han sido confirmación de esa verdad e impulsor principal de su desarrollo en el ámbito de la creación artística digital.
Hacia adentro y, si es posible, hacia lo profundo. Así quisiéramos esa mirada que nos pregunte y nos explique y nos pregunte otra vez. Así llegamos a este IX Salón y Coloquio de Arte Digital. Pasamos, hace poco tiempo, de un siglo a otro; incluso ―noción más difícil de interiorizar―, de un milenio a otro.
Estos salones convocados por el Centro Pablo desde 1999 han sido confirmación de esa verdad e impulsor principal de su desarrollo en el ámbito de la creación artística digital. Por eso las páginas de este catálogo resultan inventario y hoja de ruta, repaso de sueños y anuncio de sueños por venir. El Jurado del IX Salón quiso “...dejar constancia de la cantidad y calidad de las obras presentadas, de la cada vez mayor fidelidad al lenguaje específico del arte digital alcanzada por ellas, del empeño consciente de la mayoría de sus autores en la creación de un arte digital con características nacionales, así como de la amplia presencia y el intenso protagonismo de las nuevas generaciones de artistas en estos salones, intentando plasmar los rasgos y las contradicciones, las razones y las esperanzas de su época a través de las nuevas posibilidades ofrecidas por las nuevas tecnologías informáticas.”
Queremos confirmar también nuestro compromiso con la memoria, de la que somos fieles guardianes y activos hacedores. Cinco sitios web colocados en los portales de Cubasí y Cubarte conforman el único museo virtual del arte digital en el continente, con obras de cuatro centenares de artistas de más de 35 países, entre ellos Cuba. Brindamos este año las paredes y los espacios virtuales del evento a promotores institucionales de diversas áreas (educativas, artísticas), algunos de los cuales correspondieron a tiempo a esa invitación: ahí están los artistas de los salones de arte digital de Las Tunas, un temprano y audaz proyecto que se desarrolló durante cuatro años en aquella provincia oriental; el concierto del Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (organizadores del Festival Internacional Primavera en La Habana) y las fotografías digitales de los estudiantes de la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, acompañados por jóvenes artistas centroamericanos, ganadores del Salón de Arte Digital de la Fundación CLIC de El Salvador. El fantasma vivo y contemporáneo de la imagen audiovisual recorrerá las pantallas del evento en las obras de los ganadores de este y otros salones anteriores, en el estreno de un reportaje que documenta los sucesos del pasado VIII Salón y en el debate de un documental agudo y sincero que indaga en las problemáticas de los jóvenes de hoy. Las poéticas de varios artistas digitales se expresan, complementan y confrontan en la importante exposición Conexión interna, que reúne a ganadores de nuestros Salones que transitan, al mismo tiempo, por la obra impresa y la imagen audiovisual. Pertenecemos definitivamente a la era de la comunicación y la imagen. Ambos conceptos se unirán en las discusiones del Coloquio acerca del arte digital y el diseño gráfico, adelanto de una importante reunión que se celebrará en La Habana en octubre próximo: el Congreso Mundial de Diseño de ICOGRADA. Para esa fecha, diseñadores gráficos de Cuba y EE.UU., cruzarán por cuarta vez “la frontera digital” para exponer sus visiones sobre “el diseño en la cultura, la cultura en el diseño”, convocados nuevamente por el Center for Cross Cultural Design del American Institute of Graphic Arts (AIGA), el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y el Comité Prográfica Cubana. Una mirada hacia adentro que quiere ser también profunda. Y que se expande. Hacia el futuro. Con sus razones y esperanzas.
IX SALÓN DE ARTE DIGITAL
Acta del jurado
El Jurado del IX Salón de Arte Digital, integrado por:
Enrique Álvarez, Jorge Bermúdez, Víctor Casaus, Laura Llópis y Rafael Villares, después de evaluar los trabajos presentados por 120 artistas en la categoría de Obra Impresa y 39 artistas en la categoría de Obra Audiovisual y distanciarse de tópicos visuales ya manidos o resultantes primarias del lenguaje fotográfico, seleccionó aquellas obras que, en sus búsquedas expresivas, dieron preferencia a la consecución de una visualidad novedosa sobre la base de un lenguaje más anclado en las perspectivas propiciadas por el arte digital.
Desde esa perspectiva, el jurado decidió reconocer el sostenido nivel de calidad que vienen alcanzando estos salones de arte digital iniciados en el año 1999, contribuyendo a la formación de una sensibilidad amplia y capaz de asimilar, disfrutar y compartir las riquezas de estas nuevas formas de creación artística.
Obra Impresa
Atendiendo al número y a la calidad de las obras enviadas, el Jurado acordó conceder las siguientes menciones en la categoría de
Obra Impresa:
Mención a Ernesto E. Rodríguez por su obra Fumigación
Mención a José Antonio Bertot por su obra El spot de Abu Ghraib (tres piezas)
Mención a Lisandra Isabel García por su obra Intimidades (seis piezas)
Mención a Omar Batista por su obra Vacaerte (dos piezas)
Tercer Premio
Por su novedosa apropiación y recontextualización de tópicos con una fuerte carga histórica en la iconografía nacional y universal, se le concede el tercer premio compartido a
Dagoberto Driggs por sus obras O nos salvamos los dos y Quijote.
Por su impronta técnica e inédito manejo de la misma, que sutiliza las posibilidades cognitivas del medio, se le concede el tercer premio compartido a Joel Langaney por su obra Patinejo técnico
Segundo Premio
Por su notable capacidad para expresar la interacción entre subjetividad y referente, sin exclusión de aquellos accidentes que matizan (o sutilizan) la expresión última de un discurso seriado, en consonancia con una expresión de lo identitario, se le concede el segundo premio a Roberto Chávez por su obra Ex-clavos, Martí y yo (serie de diez obras)
Primer premio
Por su inteligente manejo del soporte, coherencia formal y conceptual, y hábil inserción de lo didáctico en función de sensibilizar al receptor en relación con situaciones de interés público, sin merma alguna de los valores expresivos propios del lenguaje digital, se le concede el primer premio a
Leriam Jiménez por su obra Software educativo
En la categoría de obra audiovisual, tras analizar el conjunto de las propuestas presentadas, el jurado consideró que existe una media de trabajos que testimonian los procesos de exploración, formal o conceptual, en que se encuentran inmersos sus creadores, caracterizados por la búsqueda de la diversidad y el progresivo dominio de las herramientas utilizadas. Por estas razones el Jurado ha decidido otorgar las siguientes menciones:
Mención a Reiner Dande Pérez por su obra Juegos discretos
Mención a Harold Díaz-Guzmán por su obra Medios
Mención a Alfredo Pérez por su obra Identidad
Mención a Maikel Lorenzo Pimentel por su obra Babel
Obra Audiovisual
El Jurado del IX Salón de Arte Digital, atendiendo a las diferencias apreciadas entre las obras que han recibido Mención y el conjunto de trabajos al que ha decidido otorgar el Primer Premio, ha resuelto, por unanimidad, declarar desiertos el segundo y tercer premios de esta edición, después de ratificar las calidades artísticas y expresivas de las obras mencionadas.
Primer premio
Por su pericia para construir un discurso existencial sobre la realidad, a partir de la interacción entre diferentes niveles de lenguaje, se otorga el Primer Premio a Mauricio Abad por las obras Carlitos y el silencio, El sueño de la razón produce monstruos y Bocetos de olvidos.
Antes de finalizar su labor en este IX Salón los integrantes del jurado quieren dejar constancia de la cantidad y calidad de las obras presentadas, de la cada vez mayor fidelidad al lenguaje específico del arte digital alcanzada por ellas, del empeño consciente de la mayoría de sus autores en la creación de un arte digital con características nacionales, así como de la amplia presencia y el intenso protagonismo de las nuevas generaciones de artistas en estos salones, intentando plasmar los rasgos y las contradicciones, las razones y las esperanzas de su época a través de las nuevas posibilidades ofrecidas por las nuevas tecnologías informáticas, que nunca sustituirán la maravilla de la imaginación y la belleza, pero que pueden a ayudar a los artistas verdaderos a convocarlas, desde la sensibilidad y el compromiso con esos valores, en las pantallas y en la vida.
Dada en la ciudad de La Habana, el 18 de junio de 2007, al iniciarse otra fiesta de la imaginación y la belleza en el IX Salón y Coloquio de Arte Digital
Enrique Álvarez,
Jorge Bermúdez,
Víctor Casaus,
Laura Llópis,
Rafael Villares
Estrella Díaz • La Habana
El mejor concepto, creo, que se ajusta a la hora de hacer un apretado esbozo de lo realizado por el Centro Pablo en relación con el diseño gráfico y sus aplicaciones es, tal vez, el sentido de la continuidad.
En cada edición de los Salones Nacionales de Arte Digital (en este 2007 llegamos al IX), los creadores premiados tienen la responsabilidad de realizar, para el siguiente año, un cartel que se imprime a partir de técnicas convencionales y conocidas. Ahí, la continuidad: abordar con igual destreza “el saber hacer digital” (entiéndase el empleo de nuevas tecnologías) con las más tradicionales maneras de asumir y crear arte.
Y en ese sentido es importante subrayar que es, también, una forma de vindicar el cartel, manifestación que entre los años 60 e inicios de los 70 alcanzó momentos de verdadero esplendor. Ahora, cuando las funciones del cartel parecen palidecer en el contexto de las artes gráficas contemporáneas de la Isla, es de saludar esta idea de retomarlo a partir de los resultados de los Salones de Arte Digital.
Igualmente es estimulante constatar la manera en que jóvenes creadores como Abel Milanés, Yoel Almaguer, Ángel Alonso, Proyecto Siameses (Orlando y Eduardo García), Katia Hernández y Enrique Smith se apropian de códigos e íconos para transmitirnos sus personales miradas.
Cada edición de los Salones de Arte Digital tienen, como corresponde, una identidad propia que parte de un planteamiento inicial sustentado, inspirado, en la obra del artista alemán Alberto Durero (1471-1528), una de las figuras más importantes del Renacimiento y quien mucho hizo por desarrollar el grabado.
Arte Digital (AD) – Alberto Durero (AD) ¿una simple coincidencia? No. La firma de ese artista, que utilizó el rinoceronte como elemento referencial, es la que, justamente, identifica la generalidad de los salones habaneros.
La idea inicial partió de Héctor Villaverde, Premio Nacional de Diseño, y quien fue el creador de la identidad visual del Centro Pablo y de sus Salones; igualmente a su capacidad se le debe que tanto los libros publicados por Ediciones La Memoria y la Colección de CDs Palabra viva mantengan una prestancia y una coherencia en el diseño que evidencia, además de su probado talento, la importancia de mantener un estilo, un sello que identifique el producto cultural.
Ahí hay, nuevamente, una continuidad que se pondrá de manifiesto cuando se efectúe a fines del presente año en La Habana el Congreso de ICOGRADA, prestigiosa institución que agrupa a diseñadores de todas las latitudes y a la que pertenece el Comité Prográfica cubana y que preside Villaverde.
En esa importante reunión, que se efectuará en el Palacio de Convenciones de La Habana, el Centro Pablo acudirá con dos exposiciones colaterales (Sharing dreams / Compartiendo sueños, que incluye obra de diseñadores cubanos y norteamericanos, y Pablo y la Guerra Civil Española) y una conferencia a cargo del director de la institución, Víctor Casaus, que abordará la relación entre el arte digital, el diseño y la cultura.
Tanto Sharing dreams / Compartiendo sueños como Pablo y la Guerra Civil Española se apoyan en el cartel como vehículo idóneo para transmitir ideas y es que el cartel, también, es visto en el Centro Pablo como un puente, un eslabón para unir temáticas, intereses e incluso generaciones.
Recordemos el Concurso de Carteles dedicado a Pablo de la Torriente Brau y la Guerra Civil Española que, para muchos, constituyó una verdadera sorpresa. Las historias narradas en cada pieza, los códigos utilizados y las sugerencias resultantes de la obra demuestran que es viable la utilización de las herramientas digitales en función del diseño gráfico, especialidad que posee, obviamente, su propio sistema de señales.
El Concurso de Carteles dedicado a Pablo y la Guerra Civil Española devino exposición en la Sala Majadahonda, muestra que tuvo entre sus mejores saldos el de despertar el interés de los jóvenes diseñadores por temas bien puntuales como la paz, la guerra y la lucha contra el fascismo y por un mundo mejor. ¿Acaso no son estos asuntos sistemática preocupación en el quehacer artístico?
En arte nada surge de la nada y por ello la relación acumulación/ruptura es, en definitiva, una de las tantas maneras de continuar el crecimiento de la escala humana: ahí, ahora, la continuidad.
