Que cada quien cumpla sus funciones es clave en la organización del actual proceso de mantenimiento en el sector de la Salud

Marieta Cabrera, María de las Nieves Galá y Juana Perdomo - Trabajadores.cu.- La sustitución frecuente de herrajes y otros aditamentos en los baños, debido a sustracciones, encarece aún más las labores de mantenimiento. Foto: Agustín Borrego


“Voy a estar la mayor parte del tiempo frente a la obra para chequear la calidad”, dijo enfáticamente el doctor Carlos Trujillo González, director desde febrero último del policlínico Boyeros, de la capital. Sin olvidar ni un detalle nos mostró a las reporteras las numerosas fallas del proceso inversionista ejecutado en el 2003, las cuales deben quedar resueltas luego de la actual reparación.

Con un panorama complejo en el que sobresalen problemas derivados de una incorrecta impermeabilización de los techos y del deterioro de las redes hidráulicas, las labores en este centro van más allá de lo que incluiría cualquier proceso de mantenimiento. Una situación similar presentan en la ciudad alrededor de 30 unidades de este tipo (calificadas en estado crítico), cuatro de las cuales ya fueron restauradas y una está próxima a concluir.

“Es cierto que dentro del proceso inversionista tuvimos errores, e inauguramos obras entre los años 2003 y 2005 a las que no se les brindó la atención que requerían para preservarlas”, reconoció el ingeniero Jorge Cabañas González, director de mantenimiento del MINSAP, y subrayó que lograrlo ahora es el objetivo principal del plan de mantenimiento, puesto en práctica a principios de 2008 por el Ministerio de Salud Pública.

La población agradece la conservación de servicios fundamentales como el de fisioterapia y rehabilitación. Foto: Manuel Valdés
Sin desestimar aspectos objetivos como la disponibilidad de la fuerza de trabajo, las herramientas y los materiales, los responsables de encauzar esta tarea recalcan que lo fundamental es organizar la conservación como proceso. “Llevarlo a la mente de las personas como una actividad sistemática y preventiva. No se trata de algo maratónico, sino de intervenir antes de que las cosas se rompan”, aclaró Cabañas.


El ojo del amo…

De los cinco policlínicos más críticos en la capital, dos pertenecen al municipio de Boyeros: René Bedia, ya restablecido, y Mártires de Calabazar, aún por terminar debido a dificultades en las redes hidráulicas.

Para el doctor Liván Sánchez Espinosa, director municipal de Salud, esta nueva oportunidad de resarcir lo mal hecho exige que cada quien tenga bien definido su papel en el proceso.

Con la experiencia de haber dirigido antes el policlínico Mario Muñoz, del Wajay, el doctor Liván aseguró que es una ganancia neta si se cuenta con un inversionista a pie de obra que trabaje junto con el director de la institución. “En la actualidad mantengo cuatro en el territorio para brindar cobertura a las obras en ejecución”, comentó y agregó que el inversionista debe supervisar cualquier decisión del director del centro, teniendo en cuenta que un médico no posee conocimientos propios de especialistas de la construcción.

“Entre las funciones de quien dirige una institución de Salud, indicó el doctor Liván, está definir la organización de los servicios y los objetivos de cada área, para lo cual debe tener en cuenta las opiniones de los jefes de departamento y de todo el colectivo”.

Para poder seguir al pie de la letra tales sugerencias, el técnico en construcción civil Oscar Díaz Gil, inversionista de la dirección municipal de Salud en el Cerro, se ve en aprietos. Según explicó a Trabajadores, en el territorio solo dos ejercen esta función: uno, con la tarea específica de atender la clínica estomatológica nueva, además de otras obras, y él mismo, encargado de fiscalizar fundamentalmente el trabajo en los cuatro policlínicos.

En dos de estos últimos, las labores se tornan engorrosas. “En el Abel Santamaría los trabajos superan el simple mantenimiento”, aseveró Díaz Gil y reveló que entre las tareas previstas ahora están cambiar dos bajantes pluviales en muy mal estado (los otros dos fueron sustituidos en el 2003), y enmendar errores que han ocasionado grietas en las paredes del área de fisioterapia. En similar servicio del policlínico del Cerro, las periodistas confirmaron igualmente problemas en la impermeabilización de la cubierta y rajaduras en las paredes.

Al ofrecer su visión acerca de las causas que afectaron la calidad de la reparación de los policlínicos, Oscar Díaz —quien comenzó como inversionista del municipio en el 2004— admitió que “en algunos casos el trabajo no fue bueno. Afectó la premura con que se laboró, la falta de organización de la obra y del control de la calidad”.

Si bien no tiene duda de que entre las funciones del inversionista está velar porque todo se haga correctamente, aceptó que en ocasiones no se frenan a tiempo cosas mal hechas. “Se dejan pasar con la idea de que ‘eso lo arreglamos después’, y luego quedan así”.

A esta suma de contrariedades se adicionó el robo de recursos, que escaparon por las brechas del descontrol. Para tratar de frenar ese mal, procuran en la etapa actual hacer coincidir la asignación del abastecimiento con el momento en que va a ser empleado. “Se trata, acotó Cabañas, de no almacenar los medios por tiempo prolongado. Por ejemplo, que la pintura llegue al centro justo cuando comiencen esas labores”.

Aunque no dudamos de que esta pueda ser una manera efectiva de taponar tales resquicios, la esencia del asunto no es solo correr más rápido que quienes sustraen los bienes, sino chequear celosamente el destino final de cada recurso y comprometer en su salvaguardia a todos los trabajadores.

Sopesar cada centavo

Con las experiencias que le proporcionó haberse vinculado a un eficiente equipo de inversionistas durante la reparación de un policlínico de La Lisa, el doctor Jorge Méndez Tocabens, jefe del departamento de mantenimiento de la Dirección Provincial de Salud de Ciudad de La Habana, está ahora en mejores condiciones para dialogar acerca de estos temas.

Intercambia sistemáticamente criterios con inversionistas y proyectistas, y les exige que los planes estén firmados por el director del municipio y de la institución, quienes tienen que conocer y aprobar lo que se va a ejecutar en cada lugar.

Apegado a esa divisa marcha también el programa en el territorio matancero, donde ya han reparado y ampliado el 50% de los policlínicos previstos. El doctor Alejo Sagols Rubiños, vicedirector provincial de Salud, afirmó que a pesar de ser un sistema aún en ciernes ya se palpan buenos resultados a partir de la decisión de que sean los propios directores municipales de Salud y de los policlínicos los encargados de administrar el plan de mantenimiento. “Son ellos los que deciden dónde es más conveniente invertir y qué comprar con ese dinero”.

No comenzar otro objeto de obra hasta haber concluido el anterior, delimitar responsabilidades, y escuchar a todas las partes que intervienen en el proceso constructivo, fueron criterios reiterados por varios de los entrevistados en las tres provincias visitadas (Ciudad de La Habana, Matanzas y Holguín).

El doctor Joan Javier Vidal Casals, director del policlínico Carlos Verdugo, del reparto Pueblo Nuevo, en la ciudad de Matanzas, refirió que, después de varios años de reparación, esa unidad asistencial comenzó a prestar servicios sin haber concluido las tareas. “Quedaron cosas pendientes que atentan hoy contra el funcionamiento integral y ponen en duda la calidad de la ejecución de la obra”.


El chequeo sistemático de la obra nos compromete con el resultado final, subrayó la doctora Dayami Gómez La Rosa, directora del policlínico Celia Sánchez Manduley, de Matanzas. Foto: Juana Perdomo
Su coterránea, la doctora Dayami Gómez La Rosa, directora del policlínico Celia Sánchez Manduley, en Playa Larga, municipio de Ciénaga de Zapata, recalcó la importancia de que el médico al frente de la unidad siga de cerca la inversión desde su inicio hasta la terminación y puesta en marcha. “Eso nos compromete con el resultado final”, puntualizó la especialista sin dejar de reconocer las funciones de cada uno de los implicados.

Al evaluar el proceso de inversión en el sector durante los últimos cuatro años, directivos del Ministerio de Salud Pública reconocieron —según publicaba Granma el 6 de diciembre del 2007— que “haber comenzado muchas obras al mismo tiempo no les permitió organizar mejor el proceso, ni buscar a las personas más idóneas y con preparación para dirigir esas labores, porque los médicos, aunque tengan mucha voluntad, no están preparados para asumir esa tarea”.

Tener en la mano el recurso financiero demanda sopesar cada peso que se emplea, pues sostener cualquier institución de salud resulta caro. El ingeniero Jorge Cabañas saca las cuentas: “En un policlínico hay que emplear anualmente, en condiciones normales, no menos de 3 mil pesos convertibles para arreglar un baño, mantener en funcionamiento el sistema de iluminación, pintar las áreas de mayor afluencia de público una o dos veces en el año y reparar las averías del sistema sanitario, entre otras acciones”.

En el abultado legajo donde se describen las acciones para este año aparecen también un grupo de consultorios médicos que recibirán un mantenimiento elemental para desempeñar la función que tienen con la actual reorganización de los servicios de la atención primaria.

En opinión del doctor Jorge Góngora Cedeño, director del policlínico Van Troi, de Centro Habana, tener en cuenta el criterio de todas las partes que intervienen en el proceso inversionista es esencial. Foto: Agustín Borrego
Están incluidas, además, instalaciones imprescindibles en determinados lugares, como son los hospitales municipales de Moa, en Holguín, y Nuevitas, en Camagüey. Se suman los de Guanajay, San Antonio de los Baños y San José de las Lajas, en La Habana, entre otros. “Se trata de acciones específicas sin llegar a una reparación, aunque no se descarta la posibilidad de realizarla en un área que permanezca cerrada por problemas de electricidad u otros de envergadura”, puntualizó el director de mantenimiento del MINSAP.

Ejecutar este ambicioso plan pone las fuerzas en tensión. La filosofía del doctor Jorge Góngora Cedeño, director del policlínico capitalino Van Troi, pudiera ser válida para todos. A las puertas de la reparación capital que redimirá la instalación bajo su guía, acentuó lo provechoso de controlar sistemáticamente lo que se hace, pero también de valorarlo. “La evaluación nos permite apreciar mejor cuánto avanzamos y profundizar en el análisis. Es una brújula”.

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