Canal Caribe.- Cada 1 de diciembre se conmemora el Día Internacional de Acción contra el sida o respuesta al VIH. Cuba mantiene una de las tasas más bajas de prevalencia en todo el hemisferio occidental y desde 2015 está eliminada la transmisión materno infantil.


La búsqueda de una vacuna cubana contra el virus del sida: Teravac-VIH

Ana María Domínguez Cruz - Cubadebate

Según explicó el especialista principal del proyecto, Teravac-VIH va dirigido esencialmente a inducir una respuesta celular anti VIH para disminuir la carga viral en los pacientes. Foto: Ana María Domínguez Cruz/Juventud Rebelde.

Del total de 26 952 personas que viven con VIH en Cuba, el 86 por ciento recibe terapia antirretroviral de manera controlada y gratuita, basada en una combinación de medicamentos antirretrovirales de factura cubana y otros procedentes del exterior, certificados por la Organización Mundial de la Salud.

Una vacuna terapéutica, incluso parcialmente efectiva, podría disminuir significativamente el gasto financiero destinado a las terapias, permitiría recesos temporales de estas para contrarrestar sus efectos secundarios y podría reducir también la transmisión por contacto sexual.

Otro posible beneficio sería reducir la diversidad viral en los pacientes y, consecuentemente, disminuir la aparición de mutaciones de resistencia, lo cual redundaría en una potenciación de la eficacia de las terapias. Por lo tanto, la vacunación terapéutica podría contrarrestar los principales factores que contribuyen al fracaso de las terapias: la aparición de virus mutantes y la poca adherencia a los tratamientos.

Desarrollar una vacuna que pueda sustituir total o parcialmente esa terapia, teniendo en cuenta los efectos adversos que pueda acarrear en detrimento de la adherencia al tratamiento (condicionando entonces una resistencia), fue el objetivo del proyecto de vacuna contra el VIH, iniciado décadas atrás en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), al que se sumó desde 1994 el Doctor en Ciencias Biológicas Enrique Iglesias Pérez, especialista principal del proyecto en la actualidad.

“Afortunadamente las guías terapéuticas han variado y hoy el tratamiento se indica desde el mismo instante en que se confirma la infección, lo cual es positivo para el paciente. Una vacuna terapéutica sería otra herramienta, junto a la terapia, para el manejo del paciente VIH/sida. Se han hecho estudios de modelación de diversos escenarios y su incorporación redundaría en un ahorro económico; desde el punto de vista biológico también sería beneficioso”.

“Cuba tiene una epidemia de VIH/sida de baja incidencia, pero se observa una alta resistencia a algunos de los compuestos antivirales que usamos. En ese contexto, una vacuna terapéutica podría contribuir al manejo de la epidemia”, explica Iglesias Pérez.

Las vacunas que han sido efectivas para otras enfermedades inducen mecanismos inmunes de tipos humorales y/o celulares. Los anticuerpos neutralizantes impiden que las células sean infectadas con el virus y las células citotóxicas destruyen las células infectadas. El consenso en la comunidad científica, explica el investigador titular, es que una vacuna efectiva contra el VIH-1 deberá inducir alguno de estos mecanismos o ambos. Sin embargo, la inducción de una respuesta humoral neutralizante se ha convertido en un obstáculo insalvable hasta el momento.

“Otros tipos de anticuerpos con actividades antivirales no neutralizantes también se sospecha que podrían contribuir a la protección contra el VIH-1, pero eso está por demostrarse aún. En cuanto a la respuesta de células citotóxicas específicas contra el virus, una serie de evidencias indican que podrían alterar el curso de la infección controlando la carga viral al alcanzarse una “cura funcional”; es decir, llegar a unos niveles bajos de carga viral que impedirían la progresión al sida. La erradicación del virus aún parece algo muy difícil de alcanzar.

“Por otro lado, el conocimiento adquirido a nivel internacional sobre la infección natural por el VIH-1 ha evidenciado la importancia de la inmunidad mucosal. Por ejemplo, se conoce que independientemente de la vía por la cual se adquiera la infección, siempre habrá un daño muy marcado en las células inmunes de la mucosa gastrointestinal.

“También los datos epidemiológicos a nivel mundial muestran un predominio de la transmisión viral por contacto sexual desprotegido. Sobre la base de estas observaciones, se ha llegado a considerar que es importante desarrollar vacunas capaces de inducir inmunidad en la mucosa del tracto gastrointestinal y vagina. Ello se suma a la necesaria respuesta inmune en sangre, que evitaría la diseminación del virus a diferentes tejidos y órganos. En este sentido, estudios llevados a cabo en animales de experimentación han demostrado la inducción de los niveles más altos de respuesta, tanto en las mucosas como en sangre, cuando se utilizan esquemas de inmunización que combinan inoculaciones mucosales (intranasal) y parenterales (subcutánea)”.

Siguiendo estas pistas, unos años atrás se iniciaron los trabajos en el proyecto de vacuna contra el VIH/ sida para la obtención de un candidato vacunal terapéutico.

Iglesias Pérez precisa que el candidato vacunal Teravac-VIH desarrollado por el CIGB contiene tres proteínas producidas por ingeniería genética. Una de estas genera la respuesta inmune específica contra el virus. Se diseñó a partir de la selección de diferentes fragmentos de algunas de las proteínas virales para garantizar una respuesta inmune lo más diversa posible, puesto que se desea evitar la generación de mutantes de escape.

Además se incluyeron dos proteínas del virus de la hepatitis B (VHB), la de superficie y la nucleocápsida. Ambas proteínas pueden generar inmunidad contra el VHB, y la primera de estas es el ingrediente activo de la vacuna profiláctica. Sin embargo, no fueron incluidas en Teravac por estos motivos, sino por su probada actividad adyuvante (o potenciadora) de la respuesta inmune anti VIH para inoculaciones, tanto por vía mucosal como por la ruta parenteral.

“No obstante es importante resaltar que la respuesta inmune contra las proteínas del VHB incluidas en la formulación podría inducir inmunidad también contra este virus. Esto constituye un aspecto significativo de esta estrategia de vacunación contra el VIH-1 porque podría proveer también inmunidad contra el VHB en áreas donde se han reportado altas incidencias de la coinfección VIH-1/VHB (mayor o igual al ocho por ciento), como el África subsahariana, China y el sudeste asiático, entre otras”.

Según explicó el especialista principal del proyecto, Teravac-VIH va dirigido esencialmente a inducir una respuesta celular anti VIH, tanto en las mucosas como en sangre, con lo cual se pretende disminuir la carga viral en los pacientes al promoverse una “cura funcional”.

“Luego de concluida la fase investigativa, de pruebas preclínicas y toxicológicas en animales de laboratorio, se tomó la decisión de avanzar a estudios clínicos. En tal sentido se diseñó un estudio de tipo fase 1 a doble ciegas que incluyó más de 20 pacientes seropositivos en buen estado de salud distribuidos en dos grupos.

“Un grupo recibió inoculaciones por la ruta intranasal y subcutánea con Teravac y el otro con un placebo. Los resultados del candidato vacunal evidenciaron su seguridad y tolerancia sin que se reportaran eventos adversos de importancia. Aunque el objetivo principal de los estudios de fase 1 es evidenciar la seguridad, también fue posible demostrar por primera vez su inmunogenicidad en humanos. Los resultados de este estudio clínico deberán publicarse próximamente.

“Vencido este primer paso de las investigaciones clínicas, estudios futuros deberán encaminarse a optimizar la dosis y el esquema de inmunización, entre otras variables, antes de que se pueda tener certeza de la efectividad”.

El Doctor Iglesias Pérez se mostró especialmente agradecido a los voluntarios que participaron en el estudio, al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, sitio clínico donde se desarrolló el ensayo, y también a otras instituciones que estuvieron involucradas, como el Centro Nacional de Referencia para el VIH/sida (Lisida), el hospital Hermanos Ameijeiras, el Centro Provincial de Higiene y Epidemiología de Villa Clara, el hospital Carlos Verdugo, de Matanzas, el hospital Leopoldito Martínez, en Mayabeque, y todos los colegas del CIGB que durante años han participado en el proyecto.

(Tomado de Juventud Rebelde)

 

Cuba mantiene la prevalencia de VIH más baja de América Latina

Lisandra Fariñas

Próximo a celebrarse el primero de diciembre, el Día Mundial de Lucha contra el VIH/Sida, Cuba mantiene la prevalencia de la infección de VIH más baja de América Latina y el Caribe, y una de las más bajas del hemisferio occidental con un 0,2 %-0,3 % de la población entre 15 a 49 años; y que ha estado entre las más bajas del mundo.

Así aseguró en conferencia de prensa Bárbara Venegas, funcionaria del departamento de ITS, VIH y Hepatitis de la Dirección Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).

“Tenemos controlada la transmisión de VIH, la transmisión sanguínea, en menores de 14 años y en mujeres y varones heterosexuales. Además, está eliminada la transmisión materno-infantil de VIH y sífilis congénita”, explicó la especialista.

De acuerdo con la experta, este año el 80 % de los casos diagnosticados de VIH han sido del sexo masculino y el 86,2 % son hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH). Durante el 2019 hicimos un incremento en la realización de pruebas de VIH, en la búsqueda en grupos clave, y se prepararon promotores de HSH que contribuyeron a lograr una mayor detección de estos casos en el país, refirió Venegas.

Hasta el cierre del mes de noviembre, aseguró, se constataba una discreta disminución de los casos y todas las provincias disminuían la detección, excepto Guantánamo, Cienfuegos y Las Tunas. “Con estos resultados pensamos que cerrará el año con mejores indicadores”, dijo.

Señaló la funcionaria del MINSAP que de los casos que se han diagnosticado este año, el 82 % tiene entre 20 y 54 años. Asimismo, todos los grupos de edades decrecen, aunque se aprecia un discreto incremento en mujeres en las edades de 45 a 49 años. En ambos sexos entre 55 y 59 años, y en hombres de 60 a 64 años.

También —indicó— disminuye la mortalidad por VIH-Sida en el país, el 87,3 % de los pacientes recibe tratamiento, y el 87 % de estos se diagnosticaron en estadios precoces de la enfermedad.

Como un elemento decisivo, Venegas señaló que en el transcurso del 2019 se ha logrado además la consolidación de la descentralización del diagnóstico en el país. “Ya todas las provincias confirman sus casos, lo cual posibilita que las muestras no tengan que viajar hacia otros territorios, se optimicen recursos humanos, reactivos, exista mayor oportunidad en el diagnóstico, y a su vez podamos ponerle tratamiento con mayor oportunidad a las personas y vincularlas a la atención medica con rapidez”, subrayó.

La especialista enfatizó en las metas 90-90-90 que para el 2020 se ha propuesto la región de cara a la epidemia y la primera de las cuales consiste en aumentar al 90 % las personas con VIH que conocen su diagnóstico, meta en la que Cuba está en un 87 %. “Debemos aumentar el testeo sobre la población clave donde se concentra el mayor número de casos, diversificando la oferta de pruebas e involucrando a las comunidades, dándole así cumplimiento al tema central del año que es la participación comunitaria”, destacó Venegas.

El segundo propósito —dijo— es aumentar al 90 % la proporción de personas con tratamientos antirretrovirales, ámbito en el cual Cuba se encuentra al 86 %, por lo cual se necesita ampliar más la cobertura, con el propósito de diagnosticar y tratar a las personas.

La tercera meta es aumentar al 90 % la proporción de personas bajo tratamiento con carga viral no detectable. En este indicador, el país está al 73, 8 %. “Es necesario trabajar aun más con la adherencia al tratamiento de los pacientes, pues esta meta es la que disminuye la carga viral comunitaria y por tanto la transmisión”, enfatizó la especialista.

Asimismo, destacó que este año se puso en práctica el nuevo plan estratégico nacional para el periodo 2019-2023, después de un análisis de las brechas y desafíos detectadas en los planes anteriores, al tiempo que se proyectaron nuevos ejes estratégicos con vistas a acelerar el fin de las epidemias de las ITS y el VIH como problema de salud hacia el 2030.

Las comunidades marcan la diferencia

Otto Peláez Sánchez, jefe del Centro Nacional de Prevención de las ITS/VIH-Sida ratificó que “frente al VIH la participación comunitaria marca la diferencia”, lema escogido para este primero de diciembre. “Nos referimos a sociedad civil agrupada en las redes que tenemos y la participación de todos los sectores, en la respuesta intersectorial a la epidemia”, dijo.

En ese sentido, resaltó el rol que han desempeñado en estos 33 años, desde que se diagnosticara el primer caso de VIH en la Isla en 1986, los más de 76 mil promotores para la educación de pares o iguales formados en el país, que cuenta con alrededor de 4 mil 500 promotores activos hoy en todo el territorio nacional.

Ello está organizado en ocho líneas de trabajo, las cuales agrupan a grupos vulnerables que por sus comportamientos específicos tienen mayor riesgo y suelen estar más expuestos a la epidemia: Personas que viven con VIH, HSH, personas que Practican Sexo Transaccional (PPST), y TransCuba, la cual se coordina junto al Centro Nacional de Educación Sexual.

“Las mujeres trans es una de las comunidades más pequeñas, pero de las más afectadas en tasas, en tanto el 19,7 % de esta población tiene VIH. Le siguen los Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH) con un 5,6 % y las Personas que practican sexo transaccional, con un 2,8 %”, comentó Peláez.

Trabajamos además con mujeres, jóvenes, y la línea de 50 años y más, constituida hace apenas tres años. Existen también la Línea de Consejería y Mercadeo Social de condones, agregó el especialista.

La especialista del Centro Nacional de Prevención ITS/VIH-Sida, Myrna Villalón, llamó la atención sobre el hecho de que, como resultado de la terapia antirretroviral, ya las personas viviendo con VIH no fallecen inmediatamente, sino que la epidemia va envejeciendo.

“Pero hay que insistir en el autocuidado en este grupo de personas porque ya se van insertando otras patologías y comorbilidades propias de la edad como la diabetes, la hipertensión, las artrosis, y los antirretrovirales no dejan de tener también sus reacciones secundarias”, destacó.

Por otra parte, no puede descuidarse la prevención de este grupo de edades, en tanto se han incrementado los casos en ambos sexos, y seguir pensando que en esta etapa de la vida no hay sexualidad activa, tanto en hombres como en mujeres.

Los datos ofrecen evidencia de que, aunque la epidemia cubana es una epidemia de hombres, con más del 70 % de las personas que viven con VIH, del sexo masculino, es importante no dejar fuera de los mensajes de prevención a las mujeres y las personas mayores, dijo Villalón.

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