José Luis Méndez Méndez / Especial para Resumen Latinoamericano.- El archipiélago cubano para importar mercancías, materias primas y exportar sus productos utiliza la vía marítima. Se ha recurrido al terrorismo el bloqueo desde 1959, embarcaciones cubanas y extranjeras han sido atacadas para entorpecer el libre comercio y empleo pacífico de los mares.


Se registran decenas de agresiones contra la marina mercante de varios países con el propósito de privar a Cuba de alimentos, insumos, medicinas y todo tipo de importaciones para la subsistencia de millones de personas que la habitan.

El 12 de septiembre de 1964, fue atacado por lanchas artilladas procedentes de Estados Unidos y tripuladas por terroristas de origen cubano el buque español «Sierra de Aránzazu», que conducía mercancías hacia Cuba. La agresión se produjo a setenta y cinco millas al norte de Maisí, en la provincia de Guantánamo.

El ataque contra esa embarcación española, que había sido surtida seis meses atrás del puerto de Santander, tuvo una trágica y breve historia merinera, provocó la muerte a Pedro Ibargurengoitía García, su capitán de cuarenta y dos años y de los tripulantes, Francisco Javier Cabello Fernández de treinta años y José Vaquero Iglesias de 23, los daños materiales al navío se estimaron en más de 375,000.00 pesos, además de la pérdida de la carga de juguetes y alimentos que transportaba hacia Cuba. La nave fue alcanzada por más de 200 impactos de bala.

La agresión fue ordenada por el criminal de origen cubano Félix Rodríguez Mendigutía, quien envió a sus terroristas contra el buque insignia de la marina cubana el “Sierra Maestra” pero en realidad se trataba del citado buque español. Esto provocó un escándalo internacional y la reacción de protesta de varios países de Europa, que contrario a las presiones estadounidenses mantenían relaciones comerciales con el país. Sería el fin de las llamadas Operaciones Autónomas contra Cuba desde Centroamérica.

En ese año 1964 estaba en marcha una operación por parte de la CIA para colocar enterramientos de armas y explosivos avanzados, que pudieran ser recibidos por organizaciones que accionaban dentro de la Isla, sin necesidad de realizar operativos navales con la participación de buques madres, lanchas intermedias y balsas que se adentraran en la profundidad del territorio cubano.

Este cambio de modalidad en la forma de accionar de la CIA se originó por dos factores fundamentales: el cese de las llamadas Operaciones Navales desde bases en Centroamérica, después del escandaloso descalabro que se produjo cuando grupos de misiones especiales atacaron al mencionado barco español. El ataque fue brutal, España realizó una enérgica protesta y los medios internacionales de prensa dieron gran difusión al suceso que devino en un gran escándalo.

Investigaciones posteriores establecieron, que en este ataque terrorista participó el buque madre de la CIA, P.G, Thulin, parte de su Frente Marítimo, que contaba con una flotilla de naves tripuladas por capitanes desertores de la marina nacional, desde donde salió la lancha artillada en busca de presas, merodeaban el banco de Bahamas, escrutaban el canal de los mercantes en aguas internacionales en persecución de embarcaciones mercantes o de pesca para ser atacadas y poder imponer por medio del terror el aislamiento económico y comercial de la Isla.

El ex oficial de la CIA, Samuel Halpern, uno de los jefes de la Operación Mangosta y las Operaciones Autónomas, expresó: “Le dimos dinero y les dijimos donde comprar las armas. No eran armas nuestras. Las compraron en el mercado abierto. Les dijimos donde se encontraban los vendedores, qué debían obtener, qué debían pagar por ellas. Se decidió que los cubanos actuaran por su cuenta. Le dimos apoyo en dinero y en inteligencia, toda la información que necesitaban para actuar”.¹

Halpern, tenía su propia valoración como jefe, la definió así: “La Operación Mangosta era una locura, no teníamos control de nada, hasta el Ejército norteamericano realizaba actividades igual que la CIA, hasta que los cubanos atacaron al barco español “Sierra Aránzazu”, al confundirlo con el “Sierra Maestra”, esto provocó un escándalo político internacional y todo terminó, les quitamos los recursos a los cubanos y los campamentos en Centroamérica se fueron cerrando”.

Sin embargo, según el agente de la CIA de origen cubano Rafael Quintero, expresó: Teníamos toda la información que necesitábamos y pedíamos y el dinero, se suponía que esa fuera la regla del juego, pero no fue así en la práctica, la CIA no quería, una operación dirigida por cubanos, era la misma agencia de siempre, aunque Roberto Bob Kennedy, dirigía desde el Departamento de Justicia con la integración de todas las agencias, la Operación Mangosta, la agencia no quería que fuese así. Eso se sentía en el modo que cumplían los pedidos de recursos, pedíamos dinero para una fecha y nos lo entregaban con bastante retraso, era la forma de decir no queremos a los cubanos actuando por la libre.²

Dos años después, el 14 de septiembre 1966, un comando terrorista de la organización “M-30-11” atacó el buque cubano “26 de Julio” en Cayo Sal, Bahamas. Este no sería el último ataque, las agresiones continuaron para perpetuar el bloqueo por medio del terror.

12 de septiembre 2020

1- Entrevistas del autor con Samuel Halpern. entre el 20 y 24 de marzo del 2001.
2- Tomado de Memorias de la Conferencia de Musgrove, Georgia. 1993

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