Laura V. Mor/ Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba/ Fotos: Yaimi Ravelo.- Ketty Rossell Díaz estaba en la cocina, terminando la cocción del arroz blanco que no tardarían en llegar a buscar abuelos y abuelas del barrio. Ketty junto con Yaima y Nuria son las encargadas de preparar los platos que se ofertan en el SAF 02 04 de Villanueva, uno de las más de 1400 unidades gastronómicas que forman parte del Sistema de Atención a la Familia (SAF), un programa de asistencia social que en Cuba ya lleva 25 años de existencia.


Este programa de asistencia social que es rectorado por el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) se creó en el año 1996 bajo el objetivo de complementar la alimentación de adultos mayores en situación de vulnerabilidad, ya sea por cuestiones asociadas a capacidades diferentes, insuficiencia de ingresos o carencia de vínculos familiares que pudieran servir de sustento, así como a embarazadas de riesgo y casos sociales que requieran atención diferenciada. Se trata entonces, de un programa de asistencia social donde a través de prestación de servicios gastronómicos a ciertos sectores de la población cubana, de manera tal de cubrir las 1200 kilocalorías diarias necesarias por cada adulto para mantenerse saludable dentro de un balance nutricional adecuado.

Arroz moro, croquetas, viandas hervidas, pollo guisado y ensaladas son algunos de los platos fuertes que día a día las 163 personas censadas y acogidas a este programa adquieren a precios subvencionados, posible gracias al abastecimiento de recursos y alimentos que el Ministerio de Economía y Planificación proporciona, donde cada territorio dispone de un presupuesto asignado para este programa de política social.

En el mercado comunitario de Villanueva, uno de los 158 centros que funcionan actualmente en La Habana, un plato completo, según lo estipulado, debe no superar los 13 CUP, haciendo un total mensual de aproximadamente 806 CUP entre almuerzo y cena por adulto, cifra notablemente inferior al costo de la canasta básica alimentaria. Existen ocasiones, como en el caso del SAF 02 04 donde es posible abaratar los costos por medio de donaciones y así lograr brindar el mismo servicio a precios más económicos que incluso el subsidiado, según nos comentaba Sonia Mantrana Expósito, Subdirectora de Servicios del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN). Algunos establecimientos ofertan opciones para desayunar, también a precios subsidiados.

El programa, según nos detalló, cuenta con dos modalidades de servicio: comida en el propio establecimiento o para llevar, aunque se priorizaba la primera opción con el fin de asegurar la calidad y la satisfacción de las personas acogidas al programa. Debido a los protocolos y medidas higiénico-sanitarias impuestas por la pandemia de Covid-19 en el país, actualmente la modalidad es únicamente para consumir fuera del establecimiento y se cuenta con un servicio de mensajería gratuito, en caso de que las personas no cuenten con la posibilidad de retirarlo en la unidad gastronómica.

Este programa de alta sensibilidad social se ve afectado, como todas las esferas de la economía cubana, por la existencia del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos sobre Cuba hace casi 6 décadas, el cual se ha visto recrudecido por las mas de 200 medidas coercitivas dictadas por la administración Trump y que, al día de hoy con la nueva administración de Biden, continúan vigentes. 

Mantrana Expósito relataba las dificultades que se enfrentan quienes participan en el diseño y planificación del programa a la hora por ejemplo de adquirir insumos, equipos de conservación y refrigeración de alimentos necesarios para continuar brindando los servicios. Recordemos que dada la imposibilidad de acceder a productos con un 10% de materia prima estadounidense y la existencia de la extraterritorialidad del bloqueo Cuba debe realizar las compras y transacciones comerciales vía terceros países dificultando con esto la adquisición en tiempo y forma, pero además aumentando los costos que en este caso por ejemplo, donde la prioridad es la alimentación de la población en situación de vulnerabilidad social o económica, debe asumir el propio Estado cubano sin trasladarlo a los precios de los productos elaborados que se ofertan a la población.

Si bien, tal como comentara Sonia, el bloqueo ha generado un deterioro muy alto para las prestaciones del programa, limitando la posibilidad de mantener mejores condiciones en el servicio,  no es impedimento para que 74.986 cubanos y cubanas sean beneficiarios del Sistema de Atención a la Familia en todo el país.

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