Cubadebate.- Fidel llevó el deporte a todos los rincones de Cuba. La creación de escuelas con profesores de educación física, la creación del INDER en 1961, la formación de técnicos en diferentes disciplinas y la construcción de instalaciones deportivas impulsaron la participación de cubanas y cubanos en los deportes más diversos. Sin dudas en los resultados de nuestro país en las Olimpiadas de Tokyo 2020, está la huella de Fidel.


Presidente del Inder: Cuba celebra su mejor ubicación en unos Juegos Olímpicos en los últimos 13 años

Cubadebate

El presidente del Inder, Osvaldo Vento Montiller, destacó este domingo que la delegación que representó a Cuba en los Juegos Olímpicos disputados en esta urbe arribará a la patria con la satisfacción del deber cumplido.

Las consideraciones del también jefe de misión fueron emitidas a la prensa de la Isla a través de un comunicado, poco antes de que la casi totalidad de su embajada atlética iniciara viaje rumbo a La Habana, a donde llegará este lunes a las 2:40 de la tarde.

Como ya se infirmó, este domingo solo pernoctarán en la capital japonesa algunos exponentes del atletismo que intervendrán en el desfile de clausura y se trasladarán después a Europa para cumplir otros compromisos competitivos.

Declaraciones del presidente del Inder:

“Cualquier acercamiento al desempeño de la delegación cubana en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tiene que comenzar por agradecer las muchas muestras de apoyo recibidas desde la Isla, donde noches y madrugadas se convirtieron en días para estar al tanto de lo sucedido durante estas intensas jornadas.

“De especial significado resultaron los diálogos telefónicos sostenidos por el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con campeones, medallistas, entrenadores, directivos y otros miembros de nuestra embajada atlética, y mensajes como los enviados por el Presidente del Consejo de Estado y de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández, y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.

“Como se anunció, viajamos a la capital japonesa con 69 atletas de 15 deportes, y definitivamente fueron 62 las pruebas asumidas como parte de un programa de competencias que incluyó 339.

“La conquista de siete medallas de oro, tres de plata y cinco de bronce, que sumaron 15, colocaron a Cuba en el lugar 14 por países y permitieron celebrar su mejor ubicación en los últimos 13 años, dejando detrás las de Beijing 2008 (3-10-17), Londres 2012 (5-7-15) y Río de Janeiro 2016 (5-2-4).

#Cuba terminó #Tokyo2020 en el lugar 14 del medallero entre más de 200 delegaciones. Es inmenso el orgullo que sentimos por nuestros deportistas y la obra impulsada por #Fidel. En días como hoy reafirmo la convicción de que nada es imposible para la Patria. ¡Seguiremos ganando! pic.twitter.com/BD4DaOw5js

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) August 8, 2021

 

“De tal forma, damos por cumplido el compromiso de figurar entre los 20 países instalados en la vanguardia del medallero, marcando la excepción en cuanto a los niveles de desarrollo económico que sustentan a los otros miembros de ese grupo.

“Se trata de un saldo que, en primer lugar, deviene fruto de la consagración de atletas, entrenadores y otros especialistas que respondieron a las atípicas y numerosas exigencias surgidas a partir de las limitaciones generadas por la covid-19.

“Recordemos que la pandemia, además de condicionar la posposición del evento, impuso rediseñar la preparación en medio de condiciones nunca antes enfrentadas, y por ende no recogidas en literatura alguna.

“Ese reto demandó que se multiplicara la alianza de nuestros colectivos técnicos con la red de colaboración científica del organismo, se creara un grupo asesor-consultor y se generaran otras muchas acciones en función de concebir el trabajo en un escenario inédito.

“Notable disminución del fogueo competitivo, irregularidades e incertidumbres en relación con los procesos clasificatorios, y fenómenos que afectaron en el orden sicológico, a partir de frustraciones y la necesidad de prorrogar objetivos, fueron de los obstáculos vencidos.

“En tal sentido es justo mencionar el apoyo recibido en las provincias de Camagüey, Sancti Spíritus, Santiago de Cuba, Cienfuegos y Ciego de Ávila, que abrieron sus puertas a varias de nuestras preselecciones y le pusieron todo el amor del mundo al aseguramiento de su preparación cuando fue necesario desconcentrarlas de las escuelas nacionales, como ocurrió ahora con los representantes de la misión diplomática cubana aquí, entregados hasta el más mínimo de los detalles.

“Concretado con el aporte de otras instituciones y expertos, y respaldado por la voluntad política de garantizar nuestra asistencia a este evento, aun cuando la propia pandemia y el endurecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos acrecentaron las barreras a superar, ese proceso de aprendizaje colectivo terminó por demostrar su efectividad en una competencia de muy alto rango.

“Vale resaltar que la estrategia aplicada se validó en ámbitos como la fortaleza en que terminó convertida la longevidad competitiva de figuras de mucho peso para hacer realidad ese propósito, los movimientos de categorías aplicados en el boxeo y la ampliación de cuatro a siete del número de deportes que tributaron preseas, en comparación con la edición de Río de Janeiro 2016, además del muy alto 53,8 por ciento de eficacia conseguida entre los atletas clasificados a finales.

“Nos satisface especialmente la disciplina, el respeto al contrario, el apego al juego limpio y el sentido de compromiso reinante en toda la delegación, que los hizo pilares para que cada salida a los escenarios de competencia quedara realzada por la voluntad de responder a millones de compatriotas que aplaudieron los triunfos y supieron valorar cuánto se hizo por los que no resultaron posibles.

Regresamos a casa orgullosos de la hazaña de nuestro abanderado Mijaín López, acentuado como leyenda de la lucha grecorromana con su cuarto título, y de que Idalys Ortiz se ratificara ícono del judo con una plata de oro que elevó a cuatro sus medallas de este tipo.

“Merece elogios, además, que Roniel Iglesias, Arlen López y Julio César La Cruz se proclamaran bicampeones olímpicos al vencer en un torneo de boxeo donde rivalizaron con hombres mucho más fogueados desde que la pandemia comenzó a azotarnos, y que el tirador Leuris Pupo escribiera una página de constancia con esa plata repleta de simbolismo debido a los tremendos escollos resultantes del bloqueo.

“Lo mismo sucede con el canotaje, estrenado entre los deportes poseedores de oro luego de tres segundos puestos distribuidos entre las versiones de Sídney 2000 y Atenas 2004, con el alegrón de Luis Orta, que abrió el camino al gran Mijaín, y con Andy Cruz, subido al ring alejado de las presiones inherentes a un cierre definitorio en muchos sentidos.

“Se impone reconocer a los restantes llegados al podio, y a los que no pudieron, porque cada uno se exigió al máximo, incluso sobreponiéndose a lesiones u otras molestias, espíritu que acompañó a entrenadores, el personal médico y todos los implicados en la misión de ser fieles con el compromiso contraído cuando recibimos la bandera de la estrella solitaria defendida con pasión aquí.

“Nos complace que la seriedad demostrada sobre los escenarios no restara espacio al disfrute de la competencia, sin más tensiones que las asociadas a la lucha por hacerlo lo mejor posible, convencidos de que haber llegado a esta cita, particularmente en la situación en que se gestó el acceso a las plazas, constituye un mérito negado a la inmensa mayoría de los humanos.

“Insatisfacciones siempre habrá, y las de ahora se asocian fundamentalmente con deportes o figuras no ajustados a las posibilidades evaluadas con sus colectivos, lo que pone de manifiesto que el desempeño pudo ser mejor.

“A partir de esa realidad y del caudal de información procesada por nuestros expertos, incluidos los que nos acompañaron diariamente desde La Habana, deberemos proyectarnos hacia metas concretas, recordando además que no quedamos conformes con el número de deportes y competidores presentes ahora.

“Insistimos en que abrazaremos la patria con la misión cumplida y felicitamos a la delegación, porque primó en ella el deseo permanente de rendir como merece nuestro pueblo. Emociona el sentido del deber con que se asumió la oportunidad de ratificar que la Cuba bloqueada, atacada y calumniada ocupa un lugar entre las potencias del deporte mundial, sin un solo atleta o entrenador importado en sus filas.

“Enorgullece constatar que el sistema al alcance de todos impulsado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz sigue generando frutos, aun impactado por carencias y limitaciones que ni siquiera imaginan muchas de las naciones desarrolladas que nos secundaron en el medallero, y saber que nuestra consigna de ¡Patria o Muerte Venceremos! afianzó la convicción de victoria expresada en esta otra batalla”.

(Tomado de Jit)

 

Cuba en Tokio 2020: Apuntes sobre la línea de meta

Yunier Javier Sifonte Díaz

Cubadebate

Cuando hace menos de un mes en Cuba se hablaba de los Juegos Olímpicos casi todos se preguntaban si sería posible cumplir el objetivo de terminar entre las veinte primeras naciones del medallero. En cada análisis varios argumentos eran comunes. A la pérdida de la hegemonía en los últimos Juegos Centroamericanos y del Caribe y el bajón en la cita panamericana de Lima, se le unían la pausa por la COVID-19, el déficit de competencias internacionales y la reducción en el número de atletas clasificados.

Para los más pesimistas parecía imposible cumplir una buena faena en medio de ese panorama. Para otros el propósito era posible. Sin embargo, muy pocos tal vez esperaron un rendimiento incluso por encima de aquellas proyecciones. Y justamente eso fue lo que sucedió.

En definitiva, las siete medallas de oro, tres de plata y cinco de bronce dejaron a Cuba en el escaño 14 del medallero. No solo terminamos por debajo del lugar veinte, sino que nos incluimos entre las 15 primeras naciones en una cita olímpica difícil y sumamente competitiva. De Latinoamérica, solo Brasil terminó mejor ubicado que la Mayor de Las Antillas.

Para decirlo más claro, es la mejor actuación cubana en cuanto a títulos y ubicación final desde Atenas 2004, y concretarla dependió de varios elementos a la vez.

En primer lugar, ahora sí hubo eficiencia en la delegación cubana. Solo así es posible conquistar esa cantidad de títulos con apenas 69 deportistas inscritos. De hecho, seis de las siete coronas antillanas llegaron en finales directas en las que dos atletas se enfrentan por el oro. Solo en el judo Idalys Ortiz no logró ganar.

Del resto, los boxeadores Roniel Iglesias, Arlen López, Julio César la Cruz y Andy Cruz, así como los luchadores Luis Alberto Orta y Mijaín López conquistaron la victoria en la disputa del título. En números, Cuba ganó en el 86 por ciento de las oportunidades directas que tuvo.

Por su parte, el otro título criollo llegó en la emocionante final del canotaje, con una dupla de Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge que coronó un ciclo de excelentes resultados. Solo ellos vencieron entre las doce opciones de oro en finales que incluían hasta una docena de concursantes —como las pruebas de campo del atletismo— pero otros cuatro cubanos llegaron al podio.

En este caso, el 42 por ciento de los cubanos que participaron en estas finales obtuvieron al menos un bronce. Por su parte, el aporte por disciplinas esta vez también fue ligeramente mejor. Si en Río 2016 solo el boxeo y la lucha dieron títulos, ahora se sumó el canotaje, con el mérito incluido de ganar su primera medalla de oro en Juegos Olímpicos.

Ese fue uno de los deportes que estuvo por encima de las expectativas, no solo por conquistar un metal dorado que no todos vaticinaban, sino porque logró estar en otras dos finales y llegar a Tokio con una generación de jóvenes talentosísimos con muchas perspectivas rumbo a París 2024.

A su vez, otros que no defraudaron fueron los boxeadores. Dueños de cinco medallas entre siete posibilidades, los pugilistas cubanos demostraron una vez más que son el buque insignia del deporte en la Isla. Arribaron a Tokio con proyecciones de dos títulos y salieron con cuatro, sobre todo gracias al empuje de Roniel Iglesias y Arlen López, reivindicados luego de un ciclo con preocupantes altibajos, así como de las confirmaciones de Julio César y Andy Cruz.

Mientras tanto, la lucha greco dejó grandes alegrías matizadas por algunos sinsabores. En el caso de Mijaín López, conquistó una cuarta corona olímpica para convertirse en el luchador más laureado de la historia, y para igualar con Ramón Fonts como el deportista cubano con más medallas de oro en citas estivales.

Por su parte, el oro de Luis Orta se lleva el título de la mayor sorpresa positiva para Cuba en Tokio. Sin grandes resultados en los torneos previos, el habanero poco a poco fue despachando rivales para erigirse en el primer campeón de Cuba en estos juegos. En la esquina opuesta, dolorosas fueron las derrotas de Daniel Gregorich y sobre todo de Ismael Borrero, imposibilitado de revalidar una corona para la cual salía como uno de los favoritos.

Otros que llegaron como favoritos a Tokio fueron Juan Miguel Echevarría y Yaimé Pérez, aunque ellos sí subieron al podio. En el caso del saltador de largo, con una corona perdida en un último intento de su rival que se recordará tanto como aquella de Iván Pedroso en Sydney 2000. Para Yaimé llegó un bronce conseguido sin rozar a sus marcas promedio del año.

El atletismo dejó otras sorpresas agradables. El bronce de Maykel Massó en la longitud, el segundo mejor tiempo de la historia para el relevo largo femenino cubano y la rebaja en más de un segundo de la marca personal de la cuatrocentista Roxana Gómez para incluirse en la final son las más sobresalientes. En su caso, se convirtió en la segunda atleta que entra a una final de 400 metros planos representando a Cuba en unos Juegos Olímpicos.

Como aspecto negativo, no se puede dejar de mencionar la cantidad de lesiones vistas aquí en al menos seis representantes del deporte rey. Aun es preliminar para emitir un juicio al respecto, pero lo cierto es que la Comisión Nacional tiene el encargo de revisar el tema y corregir lo que evidentemente está fallando, por la salud de nuestros atletas y también por los resultados deportivos.

Del resto de los deportes medallistas sobresale el tiro deportivo, una de las disciplinas que sabe sobreponerse a la falta de competencias y a los problemas con la preparación. La plata de Leuris Pupo no solo lo confirma en la élite de la disciplina, sino que es una oda al sacrificio y a la constancia. Del resto de nuestros exponentes, Laina Pérez y Jorge Félix Álvarez terminaron entre los 15 mejores, un rendimiento digno de elogiar en las condiciones actuales.

En el judo, otra vez Idalys Ortiz no defraudó y se colgó su cuarta medalla olímpica consecutiva. En un evento donde muchos pensaron que ella sería junto a Mijaín la abanderada de Cuba, la cubana solo perdió ante la mejor judoca de la división en este momento, pero enseñó su casta y con su medalla de plata se convirtió en la judoca antillana más laureada en citas estivales.

En ese deporte también es digno de elogio el rendimiento de Kaliema Antomarchi, a sus 33 años debutante en unos Juegos Olímpicos y con un quinto lugar que dejó un buen sabor de boca. Combatividad y persistencia no le faltaron a la santiaguera, en un deporte que vio cómo Maylín del Toro cedió en su segundo pleito y sus tres representantes masculinos cayeron en el primer combate.

El taekwondoca Rafael Alba también perdió en su debut y levantó una ola de preocupación por toda la Isla. Sin embargo, su rival llegó a la final de la división y le dio una nueva oportunidad para no irse sin medallas.

El titular mundial de 2013 y 2019 no la dejó pasar y en sus pleitos siguientes mostró un mejor rostro: más combativo, más concentrado, más explosivo, tres elementos que lo llevaron hasta una medalla de bronce que sirvió para cumplir sus pronósticos de favorito y de paso abrir la cosecha cubana.

En el lado opuesto, una de las últimas preseas la dio el librista Reineris Salas, con un bronce que maquilló en parte la pobre actuación mostrada por nuestros representantes en esta especialidad. El cubano anuncio que esta sería su última competencia, y aun con un tobillo lesionado se las arregló para subir a un podio que le había sido esquivo durante dos citas olímpicas previas.

Más allá de ese resultado, la lucha libre en ambos sexos no mostró una buena cara. Derrotas de Geandry Garzón y de Alejandro Valdés —esta última luego de tener una ventaja increíble—, así como los cinco match perdidos por las chicas, levantan serias preocupaciones para un deporte que debe mejorar en pos de continuar en la delantera.

En sentido general, las siete disciplinas donde recaían las opciones de medallas cumplieron sus propósitos, obviamente con destaque para la lucha greco, el boxeo y el canotaje. No son despreciables las tres preseas del atletismo, así como la plata del tiro deportivo.

Del resto de nuestros representantes en Tokio, también vale destacar los respectivos sexto y octavo puesto logrados por Ludia Montero y Marina Rodríguez en el levantamiento de pesas. En el caso de la primera, para firmar la mejor actuación de una pesista cubana en citas olímpicas. Para la segunda, significó repetir su resultado de Río 2016.

Otros deportes no tuvieron tan buenas actuaciones. Nuestros especialistas en la natación, el pentatlón moderno y la gimnasia artística quedaron por debajo de sus posibilidades reales. Una caída de Marcia Videaux en su única prueba y la eliminación del pentatleta Lester Ders en la equitación fueron los puntos más oscuros.

A su vez, el remo, el voleibol de playa, el tenis de mesa y el ciclismo de ruta rondaron lo esperado. La remera Milena Venegas estuvo en la final C para no dejar morir una disciplina que ahora solo pudo clasificarla a ella, mientras que la ciclista Arlenis Sierra no pudo mejorar su actuación de Río en una prueba de ruta que otra vez la vio competir sola, y en la arena. las muchachas del voleibol de playa avanzaron hasta la ronda de las 16 mejores.

Tokio 2020 demostró las fortalezas del deporte cubano y confirmó la calidad de algunas disciplinas. A solo tres años para París 2024, se impone ahora corregir lo que no funcionó y no dormirse bajo la melodía de estos triunfos. Trabajo constante, preparación científica, búsqueda de talentos y aprovechar todos los espacios para fortalecer a nuestro deporte siguen como prioridades incuestionables.

Cuba
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