Dailenis Guerra Pérez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano - Foto: Yaimi Ravelo y Syara Salado Massip - Video: Víctor Villalba Gutiérrez / Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.- La función principal de un delegado consiste en representar genuinamente a los ciudadanos de su Circunscripción ante la Asamblea Municipal del Poder Popular, por eso este 27 de noviembre, los cubanos tenemos el derecho de elegir a los delegados y delegadas y ser parte, todas y todos, del Poder Popular en Cuba, la voz del pueblo ante el Parlamento.


Al ser elegidos, los delegados representan ante las Asambleas Municipales del Poder Popular (AMPP) a sus electores y son parte determinante en las decisiones que toma ese máximo órgano de poder en el territorio y en el control que, en virtud del mismo, ejercen sobre la administración y las entidades en el lugar.

Conforme a lo establecido en nuestra Constitución, son precisamente los delegados en su carácter de miembros de las AMPP, quienes en representación del pueblo eligen al Presidente y al Vicepresidente de la Asamblea; designan al Intendente, figura que preside el Consejo de la Administración Municipal, órgano que desempeña funciones ejecutivas-administrativas y dirige la Administración Municipal. De igual manera eligen además al Gobernador, máximo responsable ejecutivo-administrativo en su provincia.

Entonces votar el 27, será uno de los procesos más importantes que llevaremos a cabo antes de concluir el 2022. Elección bien pensada, porque un delegado es el que entre tantas funciones, ayuda a encontrar soluciones conjuntas de la circunscripción, por lo que debe tener la energía y creatividad a borbotones y conocer intrínsecamente a la población que ha conferido en él esa gran responsabilidad.

Un delegado tiene que mostrar aliento, hidalguía, responsabilidad; compromiso y sentido de pertenencia con su barrio, sus problemas y necesidades, tener prestigio y reconocimiento social a partir de sus cualidades personales, actuación ciudadana y contar con la capacidad del trabajo comunitario.

Debe ser capaz de mantener un contacto directo con sus electores, escuchar, proponer respuestas e incentivar en  los propios ciudadanos la capacidad de solucionar, en conjunto, sus dificultades. Pero un delegado también debe gestionar recursos en beneficio de la comunidad y las personas más vulnerables. Debe ser imparcial, humano, sincero.

Un representante comunitario está siempre detrás de su gente. Preocupado por los conflictos de la vida diaria, por el anciano desvalido, el transporte escolar,  la entrega de materiales de la construcción a los necesitados, porque el agua llegue a todos, se mantenga la higiene comunal y se logre emparejar el bache de la esquina.

Un delegado debe creer en el mejoramiento humano, en los sueños, en un futuro mejor. Un representante del pueblo debe ser íntegro discípulo de Fidel. Por la Patria, la historia y la raíz de Cuba, darlo todo.

Votar por el mejor este 27 constituye elegir el futuro que aspiramos. Es asentar las bases de la nación, fortalecer su estructura con ideas experimentadas pero también novedosas. Es darle de lado a la burocracia y la demagogia con resistencia creativa, es enfrentar desafíos y avanzar en la construcción socialista con innovación, talento e inteligencia.

(*) Periodista cubana, Colaboradora de Resumen Latinoamericano corresponsalía Cuba.

 

Cuba a las urnas

Por Liset García* / Fotos: Yaimi Ravelo y Syara Salado Massip / Video: Víctor Villalba Gutiérrez / Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.

La Habana, 27 de noviembre de 2022.- Otra vez Cuba se coloca de cara a las urnas este 27 de noviembre. Casi 24 mil colegios electorales abren sus puertas para que la ciudadanía decida quiénes serán los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, para que ejerzan gobierno en cada una de sus demarcaciones, a nombre de sus electores.

Es un domingo de oportunidades no solo para ejercer el voto, sino para fortalecer la gobernabilidad, esa posibilidad que el sistema democrático cubano concibe por ley para la participación, el diálogo y dar voz a quien con acierto pueda asumir el mandato y contribuya a mejorar el funcionamiento de las estructuras de base, en el barrio y más allá donde transcurre la vida cotidiana.

Cualquiera de los delegados electos podría ocupar la presidencia y vicepresidencia de las Asambleas Municipales cuando sean constituidas en diciembre próximo. Todos, de hecho, integrarán los consejos populares investidos de autoridad para encaminar los problemas de las comunidades, con lo que se refuerza el quehacer individual del delegado en cada circunscripción en función del control y la fiscalización a las entidades.

Asimismo, formarán parte de comisiones de trabajo que las propias asambleas constituyan de acuerdo con las necesidades del territorio, precisamente para que las entidades administrativas cumplan su misión de cara a los vecinos.

Esos delegados también podrán integrar el Parlamento –llegado el momento de su elección y constitución–, cuyos miembros son hasta un 50 por ciento delegados de base. Esta es quizás la característica más democrática y revolucionaria del sistema político del país, que nace del pueblo, a quien se le otorga el derecho de nominar y luego elegir.

En Cuba el sufragio no es obligatorio, sin embargo se destaca por una asistencia masiva a las urnas porque la mayoría considera que votar es un deber. Además, el escrutinio es público y a menudo lo que más se mide entre las personas propuestas es su altura cívica y la intención de ayudar a los demás.

Otra de sus características sobresalientes es que es el propio pueblo el encargado de fungir como autoridades electorales. En esta ocasión más de 180 mil ciudadanos han estado ultimando detalles a fin de facilitar que ningún elector quede excluido de los registros y pueda ejercer su derecho al voto con la calidad y transparencia exigida por la Ley. Igualmente se ocupan de que todo quede listo para garantizar rapidez y rigor a la transmisión de los resultados de las elecciones.

En todos los colegios continúan expuestas las biografías y fotos de los más de 26.700 nominados, de modo que los electores hasta el último minuto antes de votar, puedan decidir al que consideren con más aptitudes y disposición para representarlos en el máximo órgano del poder estatal en su municipio para ejercer gobierno.

Estar frente a la boleta debe ser un acto consciente de su relevancia. Es la decisión acerca de quién se encargará de encaminar los dilemas diarios de la gente, punto de partida del camino de las soluciones que necesita el país desde la base hasta arriba, y viceversa, en todas sus estructuras. De esa elección, del mejor y el más capaz (frase que es más que una consigna) dependerá la suma de las inteligencias y las buenas voluntades que necesita Cuba para ser mejor, pese al cerco yanqui que intenta paralizarla.

 

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