Susana Méndez Muñoz - Cubarte - Tomado de Cubadebate - Fotos: cortesía de Frank Delgado.- El Movimiento de la Nueva Trova (MNT) cumple 50 años ya, lo que determina que no es tan joven, sin embargo, tal y como le pasa a muchos mayores, su esencia y espíritu siguen frescos en algunos de sus cultores más experimentados y, claro, en los más jóvenes que aportan sus aires de renovación.


De todas maneras, el MNT merece mucha veneración; sus canciones han sido a lo largo de su vida himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.

El MNT fue en sus primeros años un fenómeno peculiar de ruptura y a la vez veneración de los ancestros musicales; son muchos los creadores cubanos que están afiliados a este movimiento; diferentes generaciones con denominadores comunes: voz, poesía y música, para compartir ideas de revolución, rebeldía, irreverencia, compromiso, fidelidad, patriotismo y amor.

El periódico Cubarte ha querido tributar al programa de conmemoración de este aniversario 50 del MNT, una serie de entrevistas a trovadores de diferentes generaciones, herederos todos, tanto de Sindo Garay, Pepe Sánchez y Manuel Corona, como de Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Vicente Feliú y Pablo Milanés, el querido Pablo, recientemente fallecido.

Uno de los más auténticos, peculiares y perseguidos miembros del Movimiento de la Nueva Trova es Frank Delgado, quien nació en Minas de Matahambre, en Pinar del Río, el 19 de octubre de 1960 y es, aunque muchos no lo crean, Ingeniero hidráulico.

Frank, tiene muchas cualidades artísticas: tremendo compositor, poseedor de un arsenal de cubanía musical, eficaz apropiador de sonoridades foráneas; una hermosa voz con un timbre especial, nasal, bueno para el son, y dones personales que completan al trovador que es: carisma, gran sentido del humor y fino sarcasmo, una visión aguda y humanista de la realidad, sensibilidad, una descomunal imaginación y el poder de interpretar la realidad en la construcción de crónicas costumbristas pues el trovador es, sin discusión, un gran narrador de cuentos.

Este último rasgo de su personalidad se pone de manifiesto en sus conciertos: Frank hace las historias de sus canciones aportando así a sus presentaciones una atmósfera de total comunicación con el público, característica que igualmente podrá percibirse por los lectores en esta entrevista que el trovador concedió al periódico Cubarte, larga, profunda y generosa.

¿Su primer recuerdo del MNT le llega junto a qué figura?

“Creo que el primer recuerdo que tengo de la nueva trova o de los trovadores, es el de unos desarrapados que salieron en la televisión, a los que mi mamá estaba criticando porque no se vestían como se vestía la gente que iba a la televisión antiguamente, que usaban frac y pajarita, estaban muy maquillados y las mujeres llevaban vestidos de brillo y qué sé yo…

“Supongo que entre esos desarrapados que yo vi estaba Sara González, porque recuerdo que había una mujer; a mí me gustaron porque me parecieron modernos, como hippies , y tenían guitarras; eso me gustó mucho, yo no sé si por cosas que había visto en películas, a mí me gustó siempre la imagen de una guitarra en la playa, esa mecánica de las hogueras en la playa, que yo lo pude vivir un poco después , en lugares como el Cubanaleco, Hijas de Galicia, esas playas que había por aquí cerca por 110, que fueron después Círculos Sociales, hubo una época en que en estas playas se reunía gente a tocar guitarra.

“Ya te digo, me parece que esos primeros desarrapados que vi eran de la Nueva Trova, pero no estoy muy seguro de quiénes eran”.

¿Cree que esa imagen era una referencia a los hippies?

“La gente de la trova se vestía normal, como de trabajo; eran muy famosas las botas de Silvio, que eran las del Servicio Militar, que se las había quedado y eran para él como una especie de talismán, igual se les llamaba botas cañeras, las de los que iban a las zafras.

“La gente que iba a la televisión se producía, andaba con trajes especiales con los que no andaba por la calle, y el concepto de los trovadores fue salir en la televisión como gente normal con la misma vestimenta con la que andaban por la calle; además algunos se dejaron el pelo largo, en el caso de Pablo el afro que se usaba, lo cual tampoco era bien visto.

“Creo que los miembros el MNT fueron hippies tardíos, ese movimiento contracorriente tiene que haber influido de cierta manera en los trovadores cubanos, y de Silvio y Pablo se decía que eran hippies, se veía mal porque pensaban que imitaban a los americanos. Fuimos hippies tardíos, mi generación también, de hecho el libro de Santiago Feliú se llama ‘Un hippie en el comunismo’.

“Algo de esa mística había y claro que fue una declaración de principios, una señal de que yo soy diferente, soy yo, no hay una ruptura, no me disfrazo para que me veas de otra manera, sino como una persona normal y corriente, pienso yo que pudo ser así.

Y su primer recuerdo de un concierto en vivo de la Nueva Trova…

“Mi primer recuerdo de un concierto de la Nueva Trova fue una de esas actividades que le proponían a mi papá por el sindicato a la que había que ir, tendría yo como 9 años.

“Era un mano a mano entre Los Cañas y Los Dimos, que eran dos de los grupos importantes de la NT, y estaban a cada lado del escenario de la sala Hubert de Blanck cuando era de Teatro Estudio supongo, y ahí por primera vez yo vi a los trovadores y su estampa, y su modo de hacer, hablando al público, y Tony Pinelli hablaba por Los Cañas, y Adolfo Costales por Los Dimos, que integraban también Jesús del Valle, Tatica, Eduardo Martínez y Daniel García, el que hizo Juan Primito, en la novela Doña Bárbara, que protagonizó Raquel Revuelta, y a mí me encantaron.

“En un momento Los Dimos cantaron Fusil contra fusil, de Silvio Rodríguez y recuerdo que aluciné con esa canción, con la forma en que sonaba esa canción, la tocaban a dos guitarras y tenía una tremenda fuerza, para mí, tremenda fuerza.

“A Los Cañas, ya los conocía un poquitico más porque eran mucho más televisivos, más mediáticos, Tony era el hijo de Germán Pinelli o sea que tenían un pasaporte a la televisión tremendo…

“En esa presentación estaban en el público Miriam Ramos y Silvio Rodríguez en la misma fila en que yo estaba sentado; allí se dijo que Silvio, el autor de Fusil contra fusil, estaba en el teatro; ya él era bastante conocido; yo coincido con Gerardo en que la primera canción que yo oí de Silvio fue la canción de la brujita y también había oído Viven muy felices, pero en una versión de un grupo que me gustaba mucho que se llamaba Los Barba.

“Ya después los vi otras veces por televisión y me di cuenta de que existía este tipo de artistas que tocaba con guitarra y a mí me parecía una cosa mágica y quería aprender a tocar de todas, todas; no aprendí hasta los trece años, y, por supuesto, al igual que Gerardo Alfonso, las primeras canciones que canté fueron las de Silvio y de Pablo Milanés, recuerdo haber aprendido Yolanda en esos tempranos años cuando la grabó con el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, porque era muy fácil tocarla porque tenía solo tres acordes, que no por tres acordes es una canción menor, todo lo contrario, el valor que tiene es saber con tres acordes hacer una melodía extraordinaria como hizo Pablo.

“En la televisión aparecían esporádicamente estos trovadores, pero a Noel Nicola no lo conocí en esa época, ni a Vicente Feliú tampoco, al que conocí mucho más adelante, y de Noel había oído hablar y luego oí su canción María del Carmen…

“La primera imagen que guardo de Vicente son fotos de cuando, en los 70, él y Silvio fueron a Angola; grabaron Créeme… a ver, esto es una cosa que creo que fue así, no sé si se puede comprobar, pero recuerdo que en el programa Te doy una canción, que dirigía Douglas Ponce , pasaron una grabación de Créeme, con guitarra y tres, que mandaron Silvio y Vicente y se graficaba con fotos de ellos en Angola; a lo mejor me lo imaginé, porque yo soy muy imaginativo y tú sabes que 'las mentiras son sueños pillados in fraganti', por eso puede ser que esté exagerando…

“Yo le tenía cierto amor a esa gente que tocaba guitarra y cantaba canciones que estaban más o menos comprometidas”.

Frank Delgado junto a Vicente Feliú. Foto: Cortesía del entrevistado.

Usted estudió en una academia militar y así y todo escogió el camino el arte…

“Estuve en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos desde séptimo hasta doce grado, y allí recogí una gran influencia porque a los que tenían que ver con la política cultural de la escuela les gustaba mucho la trova y nos estimulaban a cantar sus canciones ; recuerdo que cuando estaba yo en séptimo grado, los viernes nuestros padres nos visitaban y los oficiales organizaban actividades culturales y junto a un muchacho que se llamaba Rodrigo Chávez Rodríguez, hicimos un dúo pero unísono, porque ni hacíamos voces ni tocábamos guitarra, y todo lo que cantamos fue de Silvio.

“Había en esa época una novela radial que se llamaba El Capitán Alba que su tema musical era Si tengo un hermano, y esa fue la primera canción que yo monté con Rodrigo Chávez, después cantamos La nueva escuela y Te doy una canción.

“Con esto quiero decirte, que además de que a mí me gustaba la imagen de los trovadores, en la escuela ‘me los tiraban a pulso’; estoy tratando de acordarme del nombre de un instructor de Teatro de la escuela que tocaba guitarra y componía, tenía una canción dedicada a Víctor Jara, que lo habían matado cuando el golpe de Chile en el 73; a mí me encantaban las cosas que hacía ese instructor y me aprendí unos versos de José Martí que musicalizó ‘Por tus ojos encendidos y lo mal puesto de un broche….’,fue de las primeras cosas que aprendí en la guitarra.

Pero también tuvo un pasado rockero, ¿no?

“Al igual que Gerardo Alfonso, tampoco puedo negar mi pasado rockero; el tipo que me enseñó a tocar guitarra que se llamaba Humberto, lo que sabía eran canciones de rock y me enseñó con los temas de un grupo que se llamaba Credence Cleanwater Revival, más conocidos como Aguas claras en aquel tiempo, que tenían canciones bastante fáciles, la primera que me aprendí completa fue Born on the Bayou, que casi todo el tiempo mantiene un solo acorde, después me aprendí Proud Mary, Rolling on the river, en la versión de Credence, esas fueron mis primeras cosas , y en un momento de Rolling on the river hay un pase que es Re La y Si menor que cuando yo oigo El mayor, de Silvio, tenía esos mismos acordes, y por ahí empecé sacando cosas, y realmente a los guitarreros que había en mi escuela, siendo una escuela militar de disciplina militar y donde estaban todos los revolucionarios del mundo , a la mayoría, lo que le gustaba era el rock and roll y yo crecí en ese escuela escuchando rock and roll y sacando algunas canciones del MNT, de Silvio, Pablo y de mi instructor.

“En los Camilitos nos dieron Educación Artística, clases de Artes Plásticas, Teatro y Música; Juanito, pianista acompañante del Ballet Nacional de Cuba, que era un niño cuando aquello, tendría 18 o 19 años, nos dio los movimientos musicales, Barroco, Romanticismo, todo aquello y cargaba con un tocadiscos Accord para hacernos audiciones y después nos dieron música cubana por los libros de Argeliers León y todo lo relativo a los orishas y, ¿sabes qué? traían a los integrantes de Danza Nacional de Cuba y del Conjunto Folklórico Nacional para las audiciones , y no era optativo, tenías que ir obligatoriamente , y yo agradezco de verdad esa educación que me dieron porque yo con 14 y 15 años hablaba de tambores bimembranófonos e instrumentos idiófonos , cosas que me habían dado en las clases de apreciación musical.

“Fuimos muy bien educados, nos llevaron, entre otros, a Carlos Puebla y sus tradicionales cuando cantaban no solo canciones revolucionarias, sino también de la trova tradicional.

“En el año 78, en vísperas de la celebración aquí del Festival de la Juventud y los Estudiantes, creo que yo estaba en 12 grado, fue Silvio a la escuela en una actividad para recaudar fondos para el festival, y costaba un peso el concierto; Silvio fue con Noel Nicola, y fue la primera vez que vi a Noel y me encantaron su impronta y las cosas que cantó; por supuesto, a Silvio lo conocíamos un poco más por algunas canciones que eran como la banda sonora de los actos políticos , pero era un tipo que tenía tremendo swing y me encantaba su mecánica.

“Esa actuación de Silvio y Noel yo creo que fue un parteaguas en mi caminito porque me dije que sí, que me quería aprender todas las canciones de Silvio y quería ser un artista aficionado, o sea, ser ingeniero pero saber también tocar guitarra como parte de la política integral de aquella época.

“Cuando Silvio estrenó, o era muy poco conocida, la canción Mariposa que yo la escuché… hasta que no me la aprendí no paré, y con otro muchacho de la escuela, que se llamaba Charles y tocaba mucho mejor guitarra que yo, nos la aprendimos con solo escucharla el día de la escuela y un día que la oímos por la televisión en Te doy una canción, me doy cuenta que nos faltaron acordes y los inventamos, pero a partir de ahí empecé a aprenderme canciones de Silvio.

¿Cuándo decidió ser trovador? En ese momento, ¿a quién se quería parecer?

“En la CUJAE ya me gustó ser trovador, empecé a participar en los Festivales de aficionados con un montón de trovadores que había allí; cuando entré, Virulo, que es cuatro años mayor que yo, ya era un personaje, pero estaba también Rubén Galindo, de la Facultad de Ingeniería Mecánica, y en Eléctrica, dos años después, entró Carlos Varela y entonces nosotros íbamos a la Escuela de Medicina donde estaba Augusto Enríquez y estaba el Grupo Girón, y era la época de la fiebre de los grupos latinoamericanos.

“Recuerdo que la UJC nos convocó a un viaje para tocar y cantar a unos pescadores y fuimos el Grupo Guaicán, Ángel Quintero, con el Grupo Distensión, el original, del ISRI; me gustó aquella gira, incluso monté cosas con Distensión, y me invitaban a eventos y cosas así que creo que eran importantes…

“Yo había empezado a hacer mis primeras canciones hacía tiempo; primero lo que hacía era cambiar las letras de algunos temas, después cogía la armonía de esa canción y le ponía una melodía nueva y así empecé labrándome el camino.

“Como en el año 80 hago Dos habaneras, un canción que le gustó mucho a Tony Pinelli y la montó con Los Caña; esa canción está en un disco que se hizo para los desfiles de modas de La Maison, y aunque era un estudiante universitario me pagaron derecho de sincronización, porque se radió el tema y después me pagaban derecho de autor, una tierrita, ciento y pico de pesos, pero que no era nada despreciable para esa época.

“Yo terminé la Cujae con tremendas ganas de ser trovador, la verdad, sabía que era imposible porque tenía que cumplir el Servicio Social, que lo cumplí en las FAR, donde seguí mi camino de trovador aficionado, hice giras por el interior y grabé mi primer programa de televisión a dúo con Marianela Dufflar, que desde hace años es la Comunicadora de Artex.

“Al acabar el Servicio Social en septiembre del año 1985 y sin que me dieran la baja, no fui más a trabajar y por poco voy preso, suerte que mi papá fue a la unidad militar a hablar y me liberaron, y a la par, me propusieron de todo, pero no acepté porque me interesaba la música y me quedé con la música, volví a hacer una canción que fue Orden del día, la de La vida es como un segundo/ de un gran acontecimiento, la montó Mayohuacán y ahí sí recogí tremendo derecho de autor…

“Ya en ese año, antes de cumplir los 25, decidí ser trovador profesional y que saliera el sol por donde saliera, y estuve luchando hasta el 89 en que me hice finalmente profesional.

“En cuanto a quererme parecer a…, yo había visto mucha gente que me gustaba mucho; había visto a Serrat desde muy pequeño y me había encantado, igual que a Ana Belén y Víctor Manuel que los vi en los Camilitos, me encantaba ese tipo de gente que hacía cosas sin afeites.

“También me gustó siempre "la soledad del corredor de fondo", de los trovadores, esos tipos inteligentes, que hablaban bien, como algunos trovadores latinoamericanos, como Daniel Viglietti, tan serio a la hora de emitir los mensajes, yo me quería parecer a estos y también a otros más modernos como Silvio, Pablo, me gustaba cuando hacían dúos espontáneos entre ellos, eso me mataba, yo quería ser así, y también como gente que estuvo un poquitico antes que yo como Ángel Quintero, que la primera vez que lo vi en el Almendares me voló la cabeza con canciones como La Catedral, El cañonazo de las 9, y a la vez quería ser un cómico como Virulo, es decir, yo quería ser muchas cosas y a lo mejor el trovador que soy es el que quiso parecerse a Serrat, Víctor Manuel, Viglietti, Horacio Guaraní, los Parra, Alfredo Carol, Silvio, Pablo, Virulo, Mike Porcel, yo soy como una especie de mezcla de toda esa gente”.

¿De quién más reconoce influencias en su obra?

“Cuando estaba a punto de entrar a la universidad descubrí a un trovador que se llamaba Mike Porcel (La Habana, 1950), que me pareció completamente distinto a Silvio y a Pablo y me gustó muchísimo porque musicalmente me abrió otros horizontes; la primera vez que yo oí las séptimas mayores se las escuché a Mike Porcel y canciones que me encantaron como Diálogo con un ave, Diario, que está en el primer disco de Amaury Pérez y que es un tronco de canción.

“Mike Porcel forma el grupo Síntesis con Carlos Alfonso y Ele Valdés que venían de Tema 4, que yo los conocía también, para mí Mike Porcel fue… imagínate que cuando me evalué para entrar al MNT, estando en segundo año de mi carrera, en el jurado estaba Noel Nicola y al final me preguntó si a mí me gustaba Mike Porcel, él descubrió enseguida que las canciones que yo hacía tenían mucho que ver con Mike Porcel, pero también con Silvio, con Pablo.

“Otro tipo que me ayudó muchísimo a perfilar lo que quería hacer fue Virulo, porque cuando yo estaba en doce grado Virulo ya era una personalidad nacional; él había cantado en un programa que se llamaba La revista del domingo o algo así, la canción del taxi que decía 'Mamá yo quiero saber, como montarme en un chevy…', que era como se les llamaba a los taxis por entonces, y todos los que estábamos en la escuela viéndolo 'nos partimos' de la risa, y tuvo tanto éxito que lo invitaron de nuevo al programa que lo conducían Consuelito y Reinaldo Miravalles, y estuvo apareciendo como cinco semanas, cantando canciones que eran como costumbristas y en las que utilizaba músicas súper conocidas, hacía parodias, aunque no todo el tiempo.

“Entonces empecé a perseguir a Virulo, iba a verlo a sus presentaciones en el Anfiteatro del Parque Almendares y le fusilaba todas la canciones, en aquella época no había una grabadora para grabar la canciones…, entonces me empezaron a invitar a las fiestas para que cantara sus canciones, yo era el cómico, pero de vez en cuando también tiraba algunas canciones de Silvio”.

¿Usted cree que los fundadores el MNT enseñaron "a pensar" a los jóvenes cubanos?

“No entiendo mucho la formulación de la pregunta, creo que es un poco fuerte, es como si no hubiéramos tenido pensamiento y nos enseñaron a pensar…, creo que yo aprendí de ellos y del bregar con trovadores, muchos conceptos que fueron importantes, por ejemplo, el concepto de panfleto; aún yo no era trovador oficial - lo fui en el 79 y la primera vez que toqué siéndolo fue el 29 de julio de 1979 en el Anfiteatro del Parque Almendares- me reunía con los trovadores en aquellos festivales que se hacían… porque el MNT era como una especie de Ejército de Salvación, tenía presidentes, vicepresidentes, ideológicos, presidentes provinciales y municipales…yo no pude ser ni presidente de Playa, era Ireno García.

“Yo creo que yo aprendí porque este es un proceso de uno, en el que uno va llenando su cabeza de cosas que pasan por un tamiz interno y sale más o menos lo que quieres aplicar, pero sí, todos los fundadores del Nueva Trova , tenían todo mi respeto, eran los mayores…, siempre he dicho que los trovadores somos como una Logia Masónica, y respetamos a los mayores, y la trova tenía una sola premisa : que la canción es más importante que el dinero, eso fue lo primero que yo aprendí, que la canción es algo en lo que uno tiene que militar, es como un partido político, a la canción tú no la puedes mancillar , no puedes deshonrarla, para nosotros era una traición de lesa humanidad que después algunos trovadores siguieron una ruta comercial, eso para nosotros era algo…, y bueno esos pensamientos un poco talibanes los aprendí en esta primera etapa de la Nueva Trova.

“De alguna manera tuve ahí una base ideológica, política, en esos encuentros, escuchando a Silvio, a Vicente, a Noel, yo quería involucrarme en las historias en las que ellos se implicaron, ¡yo quería ir a Angola, a Nicaragua! , estaba imbuido en toda aquella cosa y quise seguir los pasos de ellos.

“Uno cambia después, analiza muchas cosas, a lo mejor se vuelve más cínico, pero mi formación, en estos primeros años fue con esta gente que de alguna forma guiaron mi pensamiento en ciertas cosas.

“Yo respeto todavía que la canción es lo fundamental, a mí nunca me ha interesado más tener tanto dinero que tener buenas canciones, me parece que es una cosa más loable; nunca he hecho canciones pensando en que tienen que pegarse sino las hago por la necesidad que uno tiene…bueno, lo hacía antes, yo hace rato que compongo muy poco.

“De alguna manera yo me formé en esos festivales, después hubo cosas con las que hice corte pero siempre he mantenido un respeto hacia los trovadores fundadores Pablo, Silvio, los escucho y para mí ellos son luminarias, todavía me sigo guiando por muchas cosas que piensan ellos, siempre me pregunto ¿Qué pensará Silvio de esto? ¿Que habrían pensado Vicente y Noel?, ahora ¿qué habría pensado Pablo?... gentes que yo veía con una formación muy grande cultural, musical y política también porque sabían millones de cosas que yo no sabía.

“Pedro Luis Ferrer, por ejemplo, era un tipo que sabía muchísimo de política, era un tipo jorobado pero me encantaban las cosas que hablaba, hablaba del Eurocomunismo y de Dolores Ibárruri, y yo decía: este tipo es un monstruo, yo no sabía quiénes eran esos de los que hablaba, por eso creo que sí, que hay una etapa en que yo me guie mucho por ellos.

“De otros cantautores internacionales también he aprendido mucho porque los trovadores son una familia internacional, nosotros somos una cofradía, como te dije, una gran Logia masónica internacional, porque ahí entran Juan Manuel Serrat y todos los cantautores españoles, mexicanos, argentinos, chilenos, incluso ingleses, suecos, alemanes, la mecánica de los trovadores existe en todos los países, en África existen también, los griot, toda esta esencia de la trova que ya no se le dice Nueva Trova sino trova, aunque hay gente que se quiere salir de ese término porque cree que los minimiza, los encierra, los bloquea, pero yo nunca he tenido miedo de considerarme trovador, de hecho ahora soy más trovador que nunca porque toco solo en todos los lugares porque no hay manera de pagarle a músicos que trabajen contigo.

“Pero esa esencia del trovador la aprendí con toda esta gente, y con la historia, porque mira, un trovador actual como Tobías, el hijo de Gerardo Alfonso, o Frank Michel Chirino, aunque tengan sus grupos, cuando los oyes te das cuenta que la esencia de ellos es que salieron de la pata de la trova, de trabajar con la guitarra y cuando los conocí, no se diferenciaban de Homero que cantaba canciones enormes que se llamaban La Ilíada y La Odisea.

“Entonces… sí, fue una formación muy hermosa, me ayudaron, no me enseñaron a pensar, y creo que no enseñaron a pensar a todo el mundo, hay mucha gente a la que ellos no enseñaron a pensar, hay gente que los obvió, otra que los malinterpretó, algunos los escucharon y ahora reniegan de ellos, pero algo hicieron, sobre todo en la gente del gremio”.

El nombre de Pablo Milanés, ha saltado en varios momentos de esta entrevista. ¿Qué recuerdos tiene de él?

“Yo no puedo decir que haya sido amigo de Pablo, creo que con el que menos roce tuve, de todos los trovadores, fue con él, de hecho recuerdo que lo vi pocas veces, digo, personalmente; en una época yo asistí a todas sus presentaciones, y cuando hizo su primer grupo con Emiliano Salvador, Eduardo Ramos y Frank Bejerano, él hacía muchos conciertos y yo lo seguía, iba a casi todos y me conocía su repertorio completamente de esa época.

“Coincidimos muy pocas veces; una vez cantamos en la Casa del Joven Creador; estaban presentándose Xiomara Laugart y Alberto Tosca y empezaron a cantar Canción para despertar a mi amor, que era la que ellos dedicaban a El Salvador, y que decía 'venga, un uniforme// que me voy a incorporar. // No por snob ni por hacerme original: // hay que poner un grano a tu causa mundial', y Pablo se subió al escenario, él se sabía la canción; era impresionante que Pablo compartiera con diferentes generaciones.

“Se subió y ¡qué lindo! La voz de Pablo… ¡coñó!, se oía más que todas las nuestras, así que puedo decir que alguna vez compartí el escenario con él.

“Una vez coincidimos en casa de una amiga y Pablo estaba recién operado, una de esas operaciones que le hacían en la pierna; casi no podía caminar; fue muy bonito verlo y él fue muy amable; todos estábamos esperando, a ver si iba a cantar, pero no lo hizo.

“En otro momento, en una exposición de Bobby Carcasés en la Casa de la Cultura de Plaza, coincidimos y me saludó, y se sabía mi nombre y todo…

“Después nos vimos cuando él puso la voz de mi canción Boleros de victrola, o sea yo le di la grabación él puso la voz y cuando yo fui a recoger la grabación a los Estudios PM Records, me lo encontré y es la única foto que yo tengo con Pablo Milanés.

“A mí siempre me ha parecido el tipo de la 'hipermelodía'; Pablo con acordes muy sencillos hacía unas melodías extraordinarias, ya habíamos hablado de que Yolanda tiene solo tres acordes y con la primera combinación de notas ya todo el mundo identifica la canción, dentro de esa sencillez de Pablo en cuanto a la armonía que utilizaba, las melodía que usaba eran súper frescas y con un vuelo tremendo.

“Todo el mundo habla de su voz, que es muy original, con unos registros muy buenos. Con 74 años cuando grabó Boleros de victrola, da una nota Sol, y la da con una contundencia inmensa, limpia.

“Fue, de verdad, un luchador tremendo; con todas las enfermedades que tenía, había pasado por varias operaciones, por una pancreatitis severa… y siempre estaba dispuesto a cantar, tenía una agenda todavía que cumplir, tenía conciertos que hacer, siempre, siempre, estaba trabajando, a veces llegaba hecho tierra a los lugares y cuando empezaba a cantar se transformaba, verdad que cuando el artista, cuando uno canta y le gusta lo que hace, cuando canta se olvida de todo, todo desaparece, todos los dolores desparecen.

“Mucha gente decía que Pablo estaba vivo de milagro, y creo que se mantenía vivo por querer cantar siempre; en un momento muchos apostamos porque esta última era una batalla que iba a ganar, una escaramuza dentro de su montón de enfermedades.

“Pablo Milanés también fue muy importante para para mí a la hora de conocer la música cubana. Mi amor por la música cubana se lo debo a él y a los discos Años, esos discos que fueron como una bandera para la defensa de la música cubana y muchas canciones que conozco las conocí por Pablo, igual lo hizo con los discos Filin, con la obra de Marta Valdés, de José Antonio Méndez, César Portillo, incluso la primera música venezolana que yo conocí fue por el disco que grabó Pablo con unas versiones hermosísimas de clásicos de la música de ese país: él tenía planificado un disco de tangos con Fito, hubiera sido tremendo escucharlo cantar tangos…

“Dicen que en un tiempo quiso hacer un disco de música mexicana, porque era un intérprete como total, muy bueno, y también hay que hablar de su importancia como productor, que encaminó muchos proyectos de diferentes tipos de agrupaciones en la Fundación Pablo Milanés que se hicieron gracias a esta y a los estudios PM Records”.

¿Cuál considera es el aporte fundamental del MNT a la historia de la música cubana?

“Yo creo que en la música cubana hubo un parte aguas también con el advenimiento de lo que fue el MNT, porque la trova nunca fue indiferente, por mucho que había gente a la que no le gustaba, que no tenía un público masivo, sino bastante sectario, que era intelectual, pero la música de la Nueva trova subió mucho la parada en el sentido de que hizo rumba, y luego ya los rumberos no fueron los mismos porque había un guaguancó de Pablo Milanés que decía 'Los caminos no se hicieron solos // cuando el hombre dejó de arrastrarse'; Pablo le subió la parada a los rumberos, y la NT le subió la parada a los sones porque hay un montón de tremendos sones en la historia del MNT…., ahora me estoy acordando de La nueva escuela de Silvio, que es un son buenísimo, después, creo que hubo un renacer de cuidar los textos de la música popular cubana.

“Habría que hacer un estudio de eso… algún musicólogo que se dedicara a revisar los textos de la música popular posterior, porque creo que hay cosas, por ejemplo de Los Van Van, que están ahí en la frontera, y de Adalberto Álvarez también.

“Aparte de esto, la trova generó toda una experimentación, una búsqueda; es muy difícil para un trovador experimentar dentro de la guitarra, pero bueno, Silvio, Mike Porcel, Pedro Luis Ferrer fueron capaces de hacerlo, de crear una nueva estética a la hora de tocar guitarra y acompañar las canciones, pero también otros grupos como Síntesis, que acaba de ganar un Grammy, aportaron mucho a la historia de la música cubana.

“Por supuesto lo experimental no era un tabú, se buscaban nuevas tímbricas, de lo que sí estoy seguro es de que no se pude hacer la historia de este país, no la historia musical, la historia Cuba, sin las canciones de la Nueva Trova, la NT es una banda sonora, si a ti te dicen haz una historia de Cuba con música, donde también pueden estar canciones de Los Van Van y de otras agrupaciones y compositores, las de la trova van a ser preponderantes, porque los trovadores buscaron esas pequeñas historias y las hicieron y contaron la historia de este país después de los años 60, con sus luces y sus sombras, ahí está la música de la NT marcando una parte importante de la música cubana que tiene que ver con la figura del trovador que es como una especie de triatleta, es un ser humano que es poeta, músico y cantante y no es bueno en ninguna de las tres cosas, pero la sumatoria es lo que lo hace importante y suficiente; un trovador es un ente que se puede mover solo por un montón de lugares y dejarte un montón de mensajes y de vivencias.

“Yo lo estoy haciendo ahora, quisiera hacerlo en teatros, quisiera recorrer el país como lo hicieron los juglares en la antigüedad; me encantaría ir de pueblo en pueblo, cantando mis canciones y diciendo las cosas que tengo que decir, pero es muy difícil hacer esta onda juglaresca, por lo que estoy haciéndolo de bar en bar, de cantina en cantina para un grupo que tiene ciertos privilegios monetarios, pero por eso estoy tratando de hacer un concierto en el Pabellón Cuba el 16 de diciembre”.

¿Qué trovador es hoy Frank Delgado?

“Ese que con 62 años tiene unas ganas de seguir cantando del carajo y trabaja todas las semanas”.

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