Con la pandemia se reportan a nivel internacional un incremento de las denuncias por violencia machista. Fuente ONU Mujeres

Javier Reyes Hernández(1) y Betty Hernández Becerra(2) . Especial para SEMlac Cuba.- La crisis mundial desatada por la Covid-19 está impactando negativamente en las dinámicas de vida de los seres humanos, en cualquiera de los ámbitos donde interactúan. Múltiples son los factores desencadenantes en situaciones extremas que influyen en el comportamiento a nivel individual, grupal, comunitario y organizacional.


Acercarnos a la violencia de género hacia la mujer, en condiciones de confinamiento, es el principal objetivo de esta reflexión. Ello supone un desafío intelectual muy profundo, al tratarse de una problemática real en muchos países, aún invisibilizada en la mayoría de los casos.

La sociedad cubana no está la margen de esta realidad. Si bien es cierto el protagonismo que las mujeres cubanas han ido ganando a través del tiempo y de su desarrollo económico, político y cultural, el espejo nos devuelve una realidad con matices que alertan sobre la urgencia en la búsqueda de los focos que aún persisten y sobre los que resulta preciso una intervención, o más que eso, la necesaria educación para la identificación de patrones de violencia y su afrontamiento.

La actual crisis ha tocado fibras muy sensibles en relación con este tema: a las mujeres, en las habituales tareas domésticas que les son asignadas culturalmente, se les une la de mediadora de un equilibro relacional y emocional que, en muchas familias, se ha visto desbordado por los prolongados períodos de tiempo en que han tenido que convivir bajo situación de confinamiento. También se redoblan, en la mayoría de ellas, el cuidado de niños, ancianos y personas enfermas, la responsabilidad con las tareas escolares de los menores, unido a la responsabilidad que tienen muchas de garantizar la base material de la vida, en un contexto de crisis económica y fuertes medidas restrictivas de movilidad previstas para evitar mayor cifra de contagios.

Ante esta inédita realidad, cabe preguntarse: ¿ha significado la pandemia de la Covid-19 un incremento en las desigualdades de las mujeres?, ¿la situación de confinamiento, de distanciamiento físico y de escasa movilidad, ha acrecentado un modo de relacionamiento disfuncional entre los hombres y mujeres en el hogar?, ¿ha incidido ello en las manifestaciones de violencia hacia la mujer durante la etapa de convivencia obligatoria en el hogar?

Acercarnos a la comprensión de esta realidad y develar vínculos entre la violencia de género hacia la mujer y la actual pandemia que nos azota, fue un tema analizado a partir de los resultados obtenidos de la Consultoría Psicológica on-line: Bienestar Psicológico en tiempos de distanciamiento físico(3), iniciativa creada por un grupo de profesionales de la Psicología en Pinar del Río, en colaboración con la Sociedad Cubana de Psicología, la Universidad de Pinar del Río, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y el de Salud Pública en esa provincia.

El objetivo fundamental de dicha consultoría fue crear un espacio de diálogo, desde la plataforma digital del periódico provincial Guerrillero, para aquellas personas, familias e instituciones que demandaron asesoría, orientación y acompañamiento psicosocial, con el propósito de mitigar los impactos psicológicos que esta crisis generó a nivel individual, grupal, comunitario y organizacional. Las personas interesadas pudieron acceder a dicha consulta mediante la propia página web, el correo electrónico o por vía telefónica.

Entre la amplia amalgama de problemáticas atendidas, hemos puesto el énfasis en explorar qué matices ha alcanzado el tema de la violencia de género como resultado del manejo de la convivencia en muchas familias que solicitaron apoyo u orientación.

La página, al cierre de agosto, fue visitada por 1.837 usuarios. Las preguntas y preocupaciones enviadas a la redacción digital y socializadas en el sitio web, y las que fueron recogidas por correo electrónico o atendidas por teléfono, suman un total de 132, de las cuales 24 están vinculadas, de alguna forma, al tema de la violencia de género contra la mujer, representando el 31,8 por ciento.

El análisis de estas inquietudes recibidas nos permitió definir que las principales problemáticas abordadas en relación con la violencia de género hacia la mujer fueron:

El maltrato físico. Expresado en 20,8 por ciento (cinco mujeres) que se refieren de forma directa a situaciones familiares donde hubo tal manifestación por razones diversas.

Violencia verbal. Este tipo de violencia fue la que alcanzó, al cierre del estudio, un grado de expresión mayor (54,1 por ciento- 13 mujeres) y se refieren a ella de forma indirecta, mediante la descripción de una situación familiar que, sin poner al centro la violencia de género, hace referencia a: gritos, faltas de respeto, lanzamiento de objetos, discusiones generadas por diferencias de criterios con relación al autocuidado, agresividad, manipulación, todas como parte de una violencia psicológica que aparece justificada por las tensiones provocadas por la actual situación. Se expresan tanto en posición de víctima como de victimaria y, en el caso específico de ocho mujeres, su edad supera los 60 años.

Violencia por sobrecarga doméstica. Cinco mujeres (20,8 por ciento) expresaron su angustia ante una sobrecarga doméstica, que no solo incluía cumplir con los roles de una reciente maternidad, sino con la responsabilidad del manejo de las tareas domésticas bajo exigencias y reclamos permanentes por parte de los hombres (entendido muchas veces como esposo, pareja o padre)

Violencia laboral. El 8,3 por ciento (dos mujeres) fueron víctimas de violencia laboral, expresada en actitudes discriminación y exclusión por parte de sus jefes, para el cumplimiento de tareas asignadas.

La violencia de género hacia la mujer sigue ganando espacio en diversos ámbitos y es al interior de la familia donde se manifiestan las principales expresiones. La invisibilización de esta problemática trae aparejada la aceptación de conductas “más sutiles” como normales, e incluso como necesarias para funcionar en la vida cotidiana.

No constituyen minoría, lamentablemente, las personas que piensan que una “pequeña” amenaza o humillación no son expresiones de maltrato, o que “una nalgada a tiempo” es necesaria para educar. La cotidianidad impone abundantes representaciones sociales distorsionadas de la violencia, expresadas en frases que hacen parte del imaginario popular, como la que anuncia que “la disciplina se consigue con mano dura”.

A partir de este análisis, se generaron varias iniciativas que apuntaban a reflexionar sobre la violencia de género hacia la mujer, ofrecer algunas pautas necesarias en tiempos de distanciamiento físico y, sobre todo, sensibilizar a la población sobre este flagelo que, cada vez, cobra más cuerpo en la sociedad cubana, regida todavía por modos de funcionamiento que refuerzan la cultura patriarcal y machista en las relaciones interpersonales.

En tal sentido, se elaboraron tres cápsulas informativas para la radio provincial(4) con los títulos:

- La violencia doméstica y la Covid-19.

- Prevenir los abusos sexuales también en tiempos de Covid-19.

- Cómo proteger a nuestros hijos frente a la violencia doméstica.

Se diseñó un mensaje de apoyo psicosocial a grupos vulnerables por violencia de género, que circuló en la intranet de la Universidad de Pinar del Río(5) así como una cápsula audiovisual a trasmitirse en el telecentro local(6).

Las problemáticas enfrentadas por las mujeres precisaban la comprensión de los elementos de concepción que subyacen a la realidad impuesta por la Covid-19. Para ello, se diseñó y aplicó una encuesta online en grupos poblacionales pertenecientes a tres comunidades con diferente ubicación geográfica (Pinar del Río - zona urbana, Briones Montotos - semiurbana y Santa Fé – zona rural), para un total de 42 participantes, con una edad promedio de 38 años; 14 de los encuestados fueron hombres y 38 mujeres. El propósito fundamental fue explorar qué elementos de la construcción social del género se consolidan o se cuestionan debido a la situación de la pandemia.

Pese a las complejidades de vida que se reconocen para la mujer en la literatura, y como parte del trabajo desarrollado por el Grupo de Consultoría online, resultó interesante constatar que en situaciones de crisis se refuerzan los estereotipos culturales.

El 82 por ciento de la muestra asume que la cotidianidad, en tiempos de pandemia, es más difícil para los hombres, y hace referencia a frases tales como: “no están acostumbrados a estar en las casas”, “ahora no pueden salir a pegar tarros (ser infieles)”, “no pueden tomar ni estar con los amigos”. Verlo así implica asumir que en los hombres solo se afecta su socialización en los espacios públicos, sin reconocer las implicaciones que, al espacio privado y su dinámica, trae asociada la pandemia.

Prevalecen, incluso para las mujeres, percepciones de sobrecarga que se asumen como parte de lo asignado. Algunas expresiones manifiestas fueron: “eso me toca a mí que soy la mujer”, “las cosas de la casa siempre han sido mi responsabilidad y más ahora que no estoy trabajando”, “si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer? Lo anterior se incorpora sin cuestionamiento al rol asumido no solo por los hombres sino por los niños y jóvenes dentro del hogar. En la actual situación de crisis, los estereotipos de género se consolidan.

Solo en el nueve por ciento de los casos aparecen asociaciones que relacionan el rol asignado a la mujer ante la pandemia con la violencia de género: “los hombres trancados en la casa son insoportables”, “a mí porque me toca todo y al final, nunca están conformes con nada”, “si esto no se acaba rápido me voy a volver loca, la borrachera ahora es aquí adentro”, “y encima de todos los muchachos y sus teleclases”.

Resulta evidente la búsqueda constante de reconocimiento, tratando de destacarse, de hacer las cosas bien, de ser aprobadas dentro del sistema patriarcal; parecería que se buscan “buenas notas” o que se les reconozcan como excepciones a la regla, “mujer especial”.

Cabe reconocer que no existe marcada diferencia en función del lugar donde habitan. A pesar de ello, la limitación de respuestas para las personas que viven en el espacio rural hace pensar que son menos los cuestionamientos de los roles asignados culturalmente a uno u otro género.

La cultura ha influido en que muchas mujeres aprendan a vivir desempeñando permanentemente el rol de víctima, sin cuestionamiento. Hacerse responsable de alcanzar un bienestar propio no es un elemento que pueda quedarse colgado del discurso, necesita materializarse en el aquí y ahora de mujeres y hombres.

Romper con la lógica de que la violencia de género es algo natural, desde la más evidente hasta la invisibilizada, se escribe fácil, pero es complejo de modificar cuando constantemente llegan referentes de que, a pesar de los maltratos y anulaciones, algunas mujeres continúan abrazándola.

Poner el punto de mira en la mujer, despertar la conciencia de sus necesidades personales, resignificar el sentido de vida --ya no pensando en los demás sino en ella misma--, escuchar sus cuerpos, cuidarse, respetarse implicará cambiar de roles pasivos y dependientes a los más proactivos y autónomos.

Estos apuntes solo nos dejan un camino, el de continuar apostando por una sociedad más inclusiva, que visualice la violencia de género y reconozca que, modificar las milenarias estructuras patriarcales implica desmantelar una distribución desigual del poder en las relaciones intrafamiliares que tiene su base en las actuales relaciones de género. No hay fórmulas para hacerlo, pero es responsabilidad de todos y todas lograr un paso de avance.

Notas:

(1)Licenciado en Psicología, Doctor en Ciencias Psicológicas y Profesor Titular de la Universidad de Pinar del Río c.e.: reyeshernandezjavier@gmail.com

(2)Licenciada en Psicología, Máster en Desarrollo Social, Profesora Auxiliar de la Universidad de Pinar del Río, Especialista del Centro de Educación y Promoción para el Desarrollo Sostenible c.e.:bettyhernandezbecerra@gmail.com

(3)http://www.guerrillero.cu/covid19-coronavirus-pinar-del-rio-consultoria-online-bienestar-psicologico-institucional/

(4)Dichas cápsulas fueron trasmitidas en la revista variada Razones, que sale al aire cada domingo en la tarde por Radio Guamá, emisora Provincial.

(5)http://www.intranet.upr.edu.cu/

(6)Cápsula trasmitida en la sección Psicoayuda en casa, trasmitido en la revista variada Buenas Tardes Pinar, por Tele Pinar

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