Mildrey Vicente Vargas es una de las madres favorecidas entre las más de 3 450 mujeres con tres o más hijos identificadas en Guantánamo, como parte de la Política Demográfica del Estado y Gobierno para estimular la natalidad.


Dairon Martínez Tejeda - Granma (Foto: Dairon Martínez Tejeda).- Mildrey Vicente Vargas muestra orgullosa la nueva vivienda que se le construye en las afueras del barrio Casa de Piedra, al Norte de la ciudad de Guantánamo. Tiene unos 25 metros cuadrados de extensión, dos cuartos, un baño, la cocina-comedor y sala, todo de mampostería y con parte de placa.

«Parece un sueño –asegura la joven de 35 años de edad, madre de tres pequeños de 13, ocho y siete años–, dentro de 18 meses, como máximo, tendré techo propio y ya no dependeré de alquileres ni de la casa de mis suegros para cuidar a mi familia». Su esposo está enfermo, en la casa de ella es el único sostén desde su puesto en la Fábrica de Tabacos. Todos conocían la situación, la Federación de Mujeres Cubanas, los Comités de Defensa de la Revolución, el centro laboral… por eso en 2019 no le tomó por sorpresa que fuera seleccionada entre las beneficiarias de la política demográfica, para ayudarla a tener un hogar propio.

«Mientras residía al Sur de la ciudad, me tocaron la puerta con la buena noticia», recuerda emocionada. «De inmediato empecé el papeleo, pero llegó la pandemia y, con ella, la escasez de recursos, por eso no fue hasta mediados de 2021 que obtuve el terreno y los materiales para construir, incluso me pusieron una brigada de cuentapropistas».

La obra comenzó en julio, detalla Mildrey Vicente, y muestra los avances en la construcción, que constantemente es monitoreada por los especialistas de Vivienda Municipal y otras entidades del territorio. De hecho, hoy, aunque la casa está sin acabar, cuenta con la instalación de agua, el contador eléctrico, la tarjeta de abastecimiento y sus pequeños están en el seminternado Iván Rodríguez, que garantiza la alimentación y el cuidado, toda la mañana y la tarde, mientras se edifica el inmueble.

«Soy privilegiada», afirma, aunque reside aun en una facilidad temporal de madera, pues la falta de cemento ha ralentizado la construcción. Confío en que, con la prioridad que se nos da, tendré mi hogar este año, al igual que muchas otras madres como yo, porque somos varias las que confluimos a diario en la tienda de materiales de la construcción».

LA POLÍTICA

Varios de los indicadores que miden la dinámica demográfica disparan las alarmas en el caso cubano y advierten sobre las consecuencias que pudieran generar, efectos que Guantánamo padecería, como el resto de las provincias; sin embargo, un registro peculiar distingue al territorio del Alto Oriente: tiene la mayor tasa de fecundidad adolescente del país; lo cual, si por un lado pareciera positivo el hecho de «aportar hijos», las edades tempranas de las madres suponen un problema adicional que anula la pretendida ventaja de sumar nuevas mujeres embarazadas, en tanto son más casos en situación de vulnerabilidad.

Mildrey Vicente es una de las más favorecidas entre las más de 3 450 mujeres con tres o más hijos identificadas en Guantánamo, como parte de la Política Demográfica del Estado y Gobierno de la República de Cuba para estimular la fecundidad, con el fin de alcanzar el reemplazo poblacional, afectado por la sostenida disminución de la natalidad y del índice de fecundidad.

La idea primaria es la asignación de viviendas y recursos financieros para la construcción, rehabilitación, ampliación y remodelación de domicilios de madres, padres o tutores legales que tengan bajo su guarda tres o más infantes de hasta 17 años, así como ofrecer similar tratamiento a las parejas jóvenes con uno o más pequeños que presenten problemas habitacionales.

Danays Orduñez García, subdirectora general de la Dirección Provincial de Vivienda en Guantánamo, explica que desde 2019 el tema ha tomado un mayor auge, sin embargo, su origen data de 2016, cuando tras el paso del huracán Matthew salieron a relucir varios casos de familias afectadas por el evento climatológico en las que prevalecían los menores de edad.

«Maisí fue el primer municipio donde se probó la pujante y noble iniciativa.  Entonces se destinó un presupuesto superior a los siete millones de pesos para ejecutar 130 casas, pero hasta la fecha solo se han culminado 91 inmuebles, el resto están por concluirse o se incluyeron en los planes de terminación para este año», explica Orduñez.

Según la especialista, las causas del retraso han sido múltiples, pero pesan el déficit de recursos de producción nacional (acero, cemento, implementos sanitarios) y las falencias de la industria local de materiales de la construcción, que debiera suplir con otros insumos las demandas de ladrillos, arena, madera…

«Las estadísticas indican cinco municipios con las más altas cifras de casos: Baracoa (589), Guantánamo (496), El Salvador (457), Maisí (412) y Manuel Tames (405); sin embargo, podrían ser más, pues diariamente se actualizan los números», comenta Dayami Soria Latamblet, subdirectora de Control de Fondo, Mobiliario y Renta en Vivienda Provincial.

No todos los casos requieren acciones constructivas integrales, aclara la especialista, quien informa que desde 2016 hasta la actualidad se han terminado 510 viviendas, 13 de ellas en 2021 y, por el momento, se trabaja en otras 335.

Una alternativa útil y más económica ha sido la conversión a viviendas de lugares en desuso pertenecientes a instituciones estatales; pero las dilaciones en procesos burocráticos desde Planificación Física atentan contra el uso de esa oportunidad.

«En un contexto signado por el déficit de insumos para la producción de acero, cemento, muebles sanitarios y módulos eléctricos e hidráulicos, la atención a las madres con tres o más hijos se ha visto afectada», apunta Soria Latamblet. Pero se exploran otras vías a partir de nuevas normas como el Acuerdo 9009 del Consejo de Ministros, del 20 de mayo de 2021».

Entre sus aspectos fundamentales sobresale el aumento hasta 350 000 pesos del presupuesto para la edificación de los domicilios, dadas las modificaciones de precios a raíz de la Tarea Ordenamiento. Igualmente, el Acuerdo da la posibilidad de la compra-venta de una casa, siempre y cuando sea más rentable que construirla.

Desde que se aprobó esta última opción, solo Yateras ha comprado casas para tres madres en Palenque, pero ¿qué pasa que el resto de los municipios, no utiliza esta nueva variante?

Según fuentes de Vivienda Provincial, en los Consejos de la Administración Municipal el presupuesto estatal para la Política Demográfica, de momento, prioriza el completamiento del financiamiento a los subsidios otorgados antes del ordenamiento, pues el incremento de los costes de los materiales de la construcción impedía a muchos avanzar.

OTRA DIMENSIÓN: EL TRABAJO SOCIAL

Si bien la necesidad de vivienda suele ser de las demandas con mayor peso, hay otros factores sociales que colocan a las madres con tres hijos o más en condiciones de vulnerabilidad.

Yeniseis Mayé Suárez, subdirectora de Prevención, Asistencia y Trabajo Social en la Dirección Municipal de Trabajo, señala entre los problemas más frecuentes la baja escolaridad. En el poblado de Ho Chi Minh, de la ciudad de Guantánamo, por ejemplo, hay más de 220 mujeres que apenas tienen noveno grado, ello se traduce en altos niveles de desempleo y bajo poder adquisitivo, que impiden velar adecuadamente por sus descendientes.

«En la cabecera municipal tenemos 2 117 madres atendidas por concepto de Política Demográfica, y de ellas 1 059 no trabajan. Algunas son amas de casa, y otras se niegan a desempeñar oficios o estudiar, aun cuando la Federación de Mujeres Cubanas les oferta cursos para superarse», manifiesta.

La especialista también reconoce que muchas, para trabajar, necesitan tener dónde se les cuide a sus niños, y no tienen cómo pagar guarderías particulares; además, la posibilidad de obtener una plaza en los círculos infantiles se complejiza porque no alcanza las posibilidades de este cuidado. Como alternativa, el municipio prevé establecer locales para el resguardo de esos pequeños, que igualmente serían fuente de empleo para algunas guantanameras; mas, por el momento, es solo un proyecto.

«Queremos coordinar con la Agricultura la creación de organopónicos en zonas más rurales de la ciudad, que contraten a las madres, quienes con las ganancias podrían pagar el cuidado de los niños», dice Yeniseis Mayé, quien destaca la posibilidad que tienen ahora las instituciones, con sus recursos, de adoptar acciones para ayudar a las mujeres a incorporarse activamente a la sociedad.

«También esas madres conviven con violencia doméstica, en zonas desfavorables, la mayoría migró del campo y depende para su sostenibilidad del marido o la familia, y esta última es casi siempre disfuncional», comenta Devora Bernal Frómeta, especialista de Trabajo Municipal.

Aclara que el Estado brinda ayuda económica a aquellas personas con hijos menores de un año, que no estén casadas ni en condiciones de trabajar. Ello se mantiene hasta que el pequeño tenga edad para ir al círculo o a un cuido particular.

«Hay quienes, incluso, reciben asistencia en especie (o sea, ropas, zapatos, avituallamientos) de forma gratuita, para cada miembro de la familia; aunque lo más efectivo es lograr que la madre, padre o tutor se incorporen a alguna faena, así ellos mismos serán capaces de autosolventarse, independientemente de que se apoye a sus niños en tanto sean menores de 17 años», asevera Devora Bernal.

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