Doris Calderón Terry - Revista Mujeres / Fotos: Internet.- Cuba es suscriptora de diversos compromisos internacionales destinados a promover la igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades a favor de las mujeres, a pesar de los avances conquistados, aún no ha sido posible erradicar algunas de las brechas que marcan la vida cotidiana de las mujeres.


Aunque con dinámica propia,  la política cubana dirigida hacia este sector poblacional, se entrelaza con las aspiraciones del movimiento pro derechos de las mujeres a nivel internacional, que cuenta en su haber con una incansable labor de denuncia a lo largo de la historia de la humanidad.

El trabajo de los movimientos feministas ha logrado que desde el estado de derecho se instrumenten políticas públicas y medidas en áreas como el empleo, la educación, la legislación, la salud, la participación política, la presencia en los medios de comunicación y los  derechos sexuales y reproductivos.

Para todo ello, se debe tomar en consideración el contexto socioeconómico y político de las relaciones de poder y de género,  en el que inciden la formación cultural, los mitos, creencias y estereotipos arraigados en las sociedades patriarcales.

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer constituye el primer instrumento internacional específico sobre los derechos femeninos, que consideró las obligaciones de los Estados Partes en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.

Se ratificó como discriminación contra las mujeres “toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad entre hombres y mujeres, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera".

De esta manera, se perfila una pauta importante, al condenarse la discriminación de las mujeres en todas sus formas y, al mismo tiempo, se impulsa la adopción de medidas legislativas para establecer su protección jurídica, sobre la base de la igualdad con los hombres.

No es hasta 1993, sin embargo, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena, que se reconoció, por parte de las Naciones Unidas, que la violencia hacia las mujeres contrariaba sus derechos humanos, cualquiera que fuera el ámbito donde se realizara.

En La Conferencia de Beijing  (1995), y en la Resolución de la 49 Asamblea Mundial de la Salud (1996),  se declara la violencia como "prioridad de salud pública".

En Beijing, se elabora una Plataforma de Acción en la que se determina, entre otras cuestiones, las medidas que los gobiernos y las comunidades llevarían a cabo para controlar la violencia contra las mujeres y potenciar el papel de la misma.

El trabajo desplegado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en materia jurídica, contribuyó a la elaboración de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1979, y  más adelante, a su Protocolo Facultativo aprobado en 1999.

El Gobierno cubano asume dicho compromiso y, como paso inicial, se aprueba en abril de 1997 el Plan de Acción Nacional de Seguimiento a la IV Conferencia de Naciones Unidas sobre la Mujer, que constituye un Decreto Ley del Consejo de Estado de la República de Cuba.

La legislación estipula acciones encaminadas a eliminar barreras y a crear condiciones materiales, espirituales, educativas y de formación de valores para el continuo crecimiento y perfeccionamiento de las mujeres cubanas.

Promovida por la FMC, esta iniciativa fue resultado del debate surgido en el Seminario “Las Cubanas de Beijing al 2000”;  donde fueron consensuadas las metas a alcanzar por la sociedad cubana.

Dicha propuesta comprendió al menos 90 medidas que abarcaban áreas de interés de la Plataforma de Acción de Beijing, adaptadas a la realidad de nuestro país, así como a las necesidades e intereses de las mujeres cubanas.

De acuerdo con especialistas, se trató del documento más completo confeccionado por una conferencia de Naciones Unidas, ya que incorporó las conquistas alcanzadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Declaración de Viena.

En la arena internacional, no se ha logrado cumplir con estas exigencias: más de mil millones de mujeres en todo el mundo carecen de protección jurídica frente a la violencia sexual en el hogar, la desigualdad salarial por razón de género es del 23 %  y el trabajo no remunerado que realizan pasa desapercibido, precisan cifras de Naciones Unidas.

Aún, la representación media de las mujeres en los parlamentos nacionales sigue siendo inferior a una cuarta parte y el acoso y los abusos sexuales persisten en los lugares de trabajo o espacios públicos.

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