Gabriela Orihuela - Revista Mujeres / Foto: de la autora.- La Real Academia de la Lengua Española definió el vocablo “crisis” como la «situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso; situación difícil de una persona o una cosa». Tenemos muchas crisis: medioambientales, económicas, políticas, de valores, sanitarias, alimenticia. ¿Unas importan más que otras? ¿Unas laceran más que otras? Lo cierto es que todas dejan huellas y cambian, más allá del presente, el futuro.


Elizabeth Alessandra Castelli, ecuatoriana de nacionalidad y luchadora por convicción, se pronunció al respecto en el XVIII Congreso de Pedagogía 2023, evento al que asiste para «poder contribuir al mundo de la educación con algo tan importante como es la reconstrucción de principios, ética, valores y, cómo no, de virtudes».

Durante su conversación con Mujeres, explicó que «existen, en estos momentos, cuatro grandes crisis que azotan a la humanidad: la medioambiental, la de valores, la económica y la corrupción que se ha apoderado de la mayoría de los países. Hay que actuar de manera inminente».

Castelli es fundadora de la Organización Mundial “Yo soy”, la cual ostenta un alfabeto de valores, principios, ética, moral y virtudes. «Debido a la decadente evolución y deterioro de gran parte de la historia de la humanidad, —la organización contribuye noblemente —a la reconstrucción de los mismos, principalmente a favor del planeta y futuras generaciones que necesitan con urgencia regresar a los principios esenciales de las estructuras fundamentales de la humanidad», se expone en la página de la fundación.

La ecuatoriana expresó que ha podido viajar a diversas naciones y «han existido momentos en que se me ha destrozado el corazón; cuando tuve la oportunidad de estar en Japón, por ejemplo, y ver Hiroshima y Nagasaki, donde más de 300 mil personas fueron calcinadas cuando la bomba cayó en estas regiones. También pude estar en los campos de concentración nazis y ver de muy cerca lo sucedido con más de siete millones de judíos.

«El mayor temor es que todo eso se está replicando nuevamente; estamos frente a una guerra que nos puede hacer desaparecer, sin contar el cambio climático, la pandemia que no se ha resuelto y la corrupción que se ha tomado el planeta», agregó.

Asimismo, comunicó que, cada vez más, el panorama empeora: feminicidios, violencia en todas sus manifestaciones, droga, prostitución, alcoholismo, deforestación, pérdida de la diversidad biológica. No obstante, la lucha no ha acabado. La premisa es que prevalezca la esperanza y esa es la función de los educadores y las educadoras, de la familia, de la comunidad, de los medios de comunicación, porque instruir es tarea de todos y todas.

La traída familia-escuela-comunidad es indispensable para una correcta educación. La formación comienza en la familia, luego se va reafirmando en la escuela y en otros espacios de socialización. 

El pedagogo Brad Henry manifestó que «un buen maestro puede crear esperanza, encender la imaginación e inspirar amor por el aprendizaje», pero no únicamente por el aprendizaje, también por la vida, la justicia, por hacer lo correcto, por la naturaleza, la paz, la libertad. En definitiva, ¿qué no puede hacer la educación y el amor?

«La educación del ser se ha visto pisoteada en los últimos tiempos. Nos hemos concentrado en los avances tecnológicos y olvidamos la parte espiritual del ser humano, tan necesaria como las otras, y eso es lo que estamos pretendiendo con la Organización Mundial “Yo soy”, recuperar valores y promoverlos en las juventudes, como digna generación histórica que ha heredado tantos problemas sociales», declaró Elizabeth Alessandra Castelli.

La armonía, bondad, constancia, dignidad, esfuerzo, fidelidad, gratitud, porque la belleza del corazón es dar sin esperar y recibir sin olvidar. La H de la honestidad, la I de la integridad; cómo no, la J de la Justicia. Y, ¿cómo le hacemos a la K? La K viene de mal Karma que regresa. La lealtad, la moderación, la nobleza, el orden, la puntualidad en América Latina que deja mucho que desear, la Q de querer hacer algo por ti, pero bien con amor se refleja hacia mí. La R de respeto y la S de la solidaridad que tanta falta hace. La T de la tolerancia y de Todos somos diferentes. La U de la unidad porque el ser humano siempre trata de separar. Y la V de verdad. No encontrábamos nada con la X, Y o Z, sin embargo, hallamos algo muy lindo que son las virtudes. Cuando observamos los valores, nos tropezamos con las virtudes: paciencia, prudencia, la humildad y, por supuesto, el perdón.*

 

*Alfabeto de valores y virtudes de la Organización Mundial “Yo soy”.

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