Aime Sosa Pompa - Revista Mujeres / Fotos Cortesía de la entrevistada.- Quizás Ángela Esther Valdés Quesada no se ha percatado de que reúne en su nombre y apellidos una clara referencia a la historia patria. Lo cierto es que cuenta con un alto espíritu de versatilidad, como maestra, educadora y defensora de todo lo que atañe al género. Además de ser profesora consultante de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí y Master en Ciencias Pedagógicas, es presidenta y fundadora de la cátedra de la Mujer y la Familia “Isabel María de Valdivia”, fundada un 7 de marzo, hace más de 27 años.


Casa Violeta, la Radio Online de la Editorial de la mujer, pudo conversar con ella a gusto y, al mismo tiempo, comprender cómo ha devenido, desde su persistente interés por estudiar y aprender, en una experta asesora sobre la educación vinculada a los derechos de las mujeres y los hombres, y la defensa del género. Vale también esta entrevista como un regalo por un cumpleaños que la recibe como siempre, renovada por sus sueños, en este mes de agosto.

¿Cuál fue el incentivo y la motivación para crear la cátedra en aquel momento?

La tarea que había dado nuestra eterna presidenta Vilma Espín Guillois en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), de transversalizar el enfoque de género en la docencia universitaria. Cuando aquello, yo estaba en la universidad pedagógica y Vilma siempre pensaba que, si nosotras éramos capaces de, como maestras y maestros, formar a las nuevas generaciones con una mirada diferente, libre de estereotipos sexistas, de violencia y acciones que se podían hacer a favor de las mujeres, a partir de una cultura de paz y amor entre todas y todos; pues, íbamos a transformar la sociedad. Va pasando el tiempo y aunque todavía no lo hemos logrado, seguimos trabajando en ello.

Ahora, de cara al perfeccionamiento nacional de la educación, se está trabajando en las escuelas para lograr libros y demás iniciativas con un enfoque de género, para ver si podemos cumplir con esta perspectiva.

¿Ustedes también han trabajado con proyectos de beneficio y apoyo a la mujer rural?

Ese fue el inicio; comenzamos con la óptica del enfoque de género y la investigación, con el decurso del tiempo se trabajó con proyectos, incluso programas, en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), de conjunto con el Ministerio de la Agricultura, para lograr este empeño. Tenemos como ejemplo el proyecto Palma, que fue de los primeros que empezó, y después todas las demás iniciativas.

En mi opinión, el campesinado cubano tiene una mirada de género casi mejor que los universitarios, se ha trabajado mucho en los campos, hemos sensibilizado tanto a ese personal, ellos tienen dominio y han logrado tantos resultados, en los comités de este tipo, en las acciones que se hacen, en el Programa de Adelanto para las Mujeres (PAM), a partir de las experiencias con el Ministerio de la Agricultura, el cual fue pionero al vincularse a estos objetivos. Lo asumió con mucho amor, al igual que los otros, pero el de la Agricultura en eso lleva la vanguardia, a la par que la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).

Son muchos los proyectos en los que se ha trabajado, puedo hacer referencia a algunos relacionados con resiliencia costera, agricultura, ANAP, uno de riesgos y desastres que alcanzó con el PNUD la medalla de oro. Han sido innumerables vivencias en estos 27 años.

Contamos con programas internacionales, como parte del PAM, también estuvimos trabajando con mujeres rurales en México, una experiencia preciosa porque pudimos constatar de primera mano diferentes costumbres, maneras de hacer, pero al final enfrentan los mismos estereotipos, son mujeres emprendedoras, valientes.

Acompañamos un proyecto internacional, al cual le da seguimiento el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, y que tiene que ver con un parque fotovoltaico, los paneles solares y también las mujeres. El objetivo es llevar la luz a los lugares más recónditos, y han tenido resultados en este sentido.

Quisiéramos conocer cómo se compone la cátedra y cómo logra organizar el trabajo en la provincia, en medio de un contexto diverso de costas, ciudades, poblados rurales y Plan Turquino...

La cátedra ha sido central, desde que comenzó ha tenido sus filiales; en el caso de Ciencias Médicas, además, cuenta con una parte en los centros universitarios municipales y dentro de la misma universidad existen proyectos asociados. Contamos con un profesor que trabaja estrechamente con el PNUD, es decir, cada uno se va especializando y después colegiamos, compartimos, coordinamos, sobre todo en la docencia.

Hemos seguido de cerca el Programa de Adelanto para las Mujeres con sus ejes y al Ministerio de Educación Superior, que exige se trabaje con los procesos sustantivos en el pregrado, postgrado, la extensión universitaria y la comunicación. En el último taller realizado, se propuso una línea de género porque, aun cuando estamos haciendo mucho. nos falta por lograr en la universidad esa perspectiva.

Debo decir que la agricultura tiene una seriedad en ese sentido, los agricultores y las mujeres rurales han asumido su rol tan bien que son dignos de destacar y ojalá en las universidades se adoptara con la seriedad que corresponde a esta temática.

Usted me hizo reflexionar sobre lo que está sucediendo en el ámbito universitario: ¿considera que, a diferencia del sector de la agricultura, está costando más trabajo materializar el discurso sobre el enfoque de género?

A los profesionales a veces nos cuesta más trabajo cambiar la mirada. Llevo muchos años en el departamento de Historia, desde el Pedagógico, aunque después nos unificamos..., ellos eran bastante radicales, ahora disfruto cómo se han dado cuenta de que hay transversalizar el género en todas las asignaturas.

Tenemos mujeres que han marcado pautas en una etapa determinada, como Vilma Espín, Celia Sánchez, Clodomira Acosta, Haydée Santamaría, Melba Hernández... y hay que seguir visualizándolas, ellos están defendiendo esta idea. Además de lograrse en esta asignatura, se ha conquistado espacios en la educación prescolar, en Psicología, en Comunicación Social, incluso, yo diría que en algunas carreras agropecuarias a partir del trabajo que hemos venido realizando con todos los proyectos.

En la Universidad, casi todos los cuadros son mujeres y eso considero es resultado de la cátedra, pero hay que insistir mucho. Las cosas a veces hay que imponerlas para que se den. Por eso, opino que en las carreras hay que seguir avanzado en este tipo de cuestiones.

La Universidad de Ciencias Médicas fue la primera en dar una conferencia inaugural universitaria con enfoque de género. Muchos médicos salieron motivados para darle esta mirada a sus trabajos, es una tarea pendiente que tiene la medicina a partir de la atención integral de salud.

¿Entonces considera que la cátedra es pionera en algunos de estos aspectos a nivel nacional?

Llevamos muchos años sistematizando el trabajo. Pero en el país tenemos otros ejemplos significativos, algunos destacan en publicaciones, otros en eventos, en relaciones internacionales, en transversalización de género en la docencia; pero al final todos tenemos un mismo objetivo.

Puedo hacer referencia a un proyecto de Objetivos de Desarrollo Sostenible que tenemos, donde hemos conquistado mucho, contamos con colaboraciones con la Universidad de Barcelona, con publicaciones, son pasos que vamos dando, hay que seguir trabajando.

¿Este acompañamiento con la Federación de Mujeres Cubanas en Sancti Spíritus, qué opinión le merece?

Desde que comencé lo hice con la FMC; se hizo un trabajo mancomunado, apoyamos todas las acciones en las comunidades, capacitamos a todos los cuadros de la federación, realizamos iniciativas con los estudiantes. Ahora, con la nueva Estrategia Integral sobre Violencia, hemos tenido un trabajo que fue reconocido por el secretariado nacional en las Voces por la No Violencia en Villa Clara, lo cual ha servido para atraer cada vez más jóvenes.

El trabajo con los jóvenes es vital porque son el futuro, los que van a continuar nuestro trabajo

A veces se nos van, pero hay que continuar con el trabajo de género, confío mucho en los jóvenes, ser ejemplo es lo primero que debemos hacer para estimularlos. Hay que prevenir la violencia en las residencias universitarias, en las aulas, en las clases, en la familia; hay que aprender a convivir sin violencia, con amor; tenemos que transformar para alcanzar esa cultura de paz que necesitamos para vivir mejor.

El mundo está hecho de hombres y mujeres y todas y todos debemos amarnos en esa cultura de paz, no podemos cansarnos de trabajar por la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.

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