Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Si nos propusiéramos especular sobre el futuro de Estados Unidos de Norteamérica tendríamos que analizar el significado de un sistema basado esencialmente en la alternancia de Poder y no en la necesaria relevancia administrativa que es requerida para hallar soluciones viables a las problemáticas sociales y a las prácticas económicas que definen su sociedad.
El sistema estadounidense está basado en el Poder de la minoría, lo cual deja desamparadas a las grandes mayorías aun cuando estas disfruten de estándares que pueden ser envidiables por el resto de casi todos los países.
El discurso que plantea la existencia del gobierno de las mayorías y un amplio respeto para las minorías, oculta una verdad que podemos desentrañar con sólo observar cómo el poder del dinero de las grandes corporaciones, privilegia y favorece la elección del Poder Legislativo, así como también del Ejecutivo.
Es un viejo tema que no por su antigüedad carece de vigencia.
Obama alcanzó la presidencia del país favorecido por una crisis tremenda heredada de la anterior Administración, la cual tuvo su origen esencialmente en el proceso de desregulación de la economía y en la manera en que el sector financiero aprovechó aquellas disposiciones. Dicha desregulación no es solamente culpa de la Administración Bush pues los primeros pasos fueron dados en la década de los años noventa por del Presidente Clinton.
Otra herencia de mucho peso para el gobierno de Obama está relacionada con la inmigración. A esta se añadieron lamentables hechos aislados como los sucesos de la Embajada de Libia, las denuncias de la vigilancia a la ciudadanía por la Agencia Nacional de Seguridad y el pobre manejo de la política exterior relacionada con Medio Oriente puesta en práctica por Hillary Clinton. Estos aspectos, como otros que les siguieron, sirvieron de caldo de cultivo para que las patrañas electoralistas primaran sobre los asuntos urgentes de carácter social que enfrenta el país.
A río revuelto ganancia de pescadores y nadie mejor que los políticos para torcer el sentido de los acontecimientos y fabricar escollos a la Administración de turno, sin importarle los daños sociales que causan la desatención de problemas urgentes que reclama la nación y las malas prácticas económicas.
Todo ello sirvió de caldo de cultivo para que los republicanos y en especial el sector más conservador representado en el Tea Party (partido del té), se concentraran en ganar adeptos con miras a las elecciones del 2016.
El enfoque electoral que adquieren las decisiones políticas, dentro un sistema perneado más por la alternancia de Poder que por los cambios que demandan las nuevas circunstancias de una sociedad tecnológica, han continuado enredando el proceso evolutivo natural y dificultando un desarrollo social acorde con los requerimientos que generan sus necesidades.
El penúltimo aspecto que ha opacado el horizonte de las prioridades requeridas por la sociedad estadounidense, ha sido el conflicto sirio. El Presidente Obama ha recurrido a diferentes subterfugios para no comprometerse con una intervención armada y ha llegado hasta el punto de inventar aquello de “una intervención limitada”. El término, definido como la acción de “castigar al gobierno sirio”, debiera por sí mismo ser rechazado por todas las naciones libres del Planeta, porque constituye una afrenta para cualquier país, aceptar la presencia de un padre protector encargado de “castigar” los malos comportamientos de aquellas naciones que supongan no cumplir con las leyes internacionales o resulten sospechosas de no cumplirlas. Pena debía darle a los países libres otorgarle a Washington el “derecho de castigar a otros”, con total menosprecio de las instituciones internacionales. Sin embargo el invento terminológico puede haber sido un jugada del Obama para lograr el apoyo de Rusia, una negociación siria y finalmente un consenso en el Consejo de Seguridad Nacional. El tiempo dirá.
Pero bueno, dejando eso a un lado por la complejidad del tema, quizás el último aspecto que enfrenta Obama es la de una Cámara de Representantes que ha votado a favor de aceptar el presupuesto propuesto por el Ejecutivo, a cambio de prohibir el uso de fondos para el programa de salud que el Presidente propuso y que fuera aprobado como Ley.
La bandera insignia que Obama dejaría como Presidente sería la Reforma de Salud llamada Obamacare, la cual es además una necesidade urgente para este país que, teniendo enormes recursos y sobrenaturales acumulaciones de riquezas, no cuenta con un sistema de salud asequible a las grandes mayorías.
Las aseguradoras han estado conspirando y elevando las primas con la intención de sembrar pánico entre la población. De esta manera piensan que conseguirían adeptos para oponerse a dicho Sistema, al tiempo que los representantes políticos de estas poderosas instituciones, inventan trampas y crean problemas en la gestión de gobierno del Presidente Obama.
Lo que viene ocurriendo en Washington no es nuevo. Las facciones del Poder que se disputan la alternancia provocan constantemente estos cuellos de botella en el buen manejo de la gestión de gobierno, desacreditando así a dirigentes que producen Leyes necesarias durante sus períodos gubernamentales.
Veremos qué le depara a la primera Ley en décadas que tiene como objetivo facilitar la satisfacción de una necesidad tan imperiosa como la atención médica.
Esta Ley, entre otras cosas permitiría que aquellos que pagan primas extraordinarias anualmente para tener un precario acceso a los medicamentos y a la atención médica, reciban como compensación un subsidio que pudiera llegar para ciertos hogares, a la considerable cifra de siete mil dólares aproximadamente y la cual se haría efectivo al finalizar el años una vez realizada la declaración de impuestos.
El Sistema aprobado no es el mejor, y no se asemeja en nada al de Canadá y Gran Bretaña, pero al menos deja abiertas las puertas para que las personas más necesitadas tengan un pequeño alivio.
La alternancia de Poder entre las dos facciones que lo componen es un roto en el sistema que espera por un cosido. Mientras esto no ocurra la evolución continuará zigzagueando innecesariamente, a costa del sufrimiento de las verdaderas mayorías, que no son solamente los más pobres, sino también de las capas intermedias de la sociedad y de una gran porción de las más elevadas.
La llamada democracia representativa es un sistema político donde definitivamente domina la minoría en detrimento de las grandes mayorías.
Lamentablemente aún no se han encontrado vías definitivas y sostenibles para organizar un sistema que supere esta deficiencia y en cuyos resultados prevalezca la inclusión.
La experiencia del gobierno de Obama confirma nuevamente los aspectos negativos de un sistema basado en una alternancia política a medias.
Así lo veo y así lo digo.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación
