Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Tanto va el cántaro a la fuente que un día se rompe. Esta ha sido el caso del Departamento de Estado de Estados Unidos de Norteamérica en relación a sus injerencias en los asuntos internos de Cuba.


Por un error, muchos se enteraron oficialmente el lunes 18 de noviembre, que Washington tiene planes concretos en ese sentido.

Un cable no codificado, enviado a la Oficina de Intereses en La Habana (Equivalente a una Embajada) por la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), reveló uno de los planes del Departamento de Estado estadounidense, respecto a Cuba.

Nada más y nada menos que la disposición de seis millones de dólares para entrenar a personas en Cuba sobre cuáles deben ser los procedimientos para gobernar en el país.

El gobierno cubano continuamente denuncia que Washington no sólo interfiere en sus asuntos internos sino que desarrolla planes para desestabilizar al Estado, siendo el más importante de ellos reclutar nacionales para entrenarlos en las políticas y procedimientos que Estados Unidos considera aceptables para gobernar.

La guerra ideológica estadounidense, en contra de movimientos que no se adaptan a sus consideraciones de gobierno y Administración de Estado, ha sido una constante de su política exterior, durante todo el Siglo XX. Dicho proceder se acentuó a raíz de la Segunda Guerra Mundial, cuando la entonces Unión Soviética alcanzó relevancia como país poderoso, supuestamente capaz de enfrentarse a Estados Unidos. Este último a su vez, entraba en una fase de crecimiento acelerado, por ser el único país desarrollado que, después de la Guerra, se convirtió en el proveedor único de los países afectados.

Su actitud hacia Cuba, desde los inicios del triunfo insurreccional en contra de la dictadura de Batista, ha sido el ejemplo más patético y bochornoso, para simbolizar ese afán de imponer sus criterios, a la solución de los problemas sociales y económicos de otras naciones.

Especialmente por tratarse de un país pequeño, sin recursos, que ha sido sometido a una política agresiva que solamente pudiera concebirse si hubiese sido aplicada a otro igualmente poderoso.

Quienes han pensado que las denuncias del oficialismo cubano y de personas o instituciones que no tenemos compromisos con ese gobierno, excepto la coincidencia en defender la soberanía del territorio, eran puramente especulativas o inventadas, como pretextos para justificar las dificultades económicas del país, ayer pudieron enterarse de su veracidad.

En cualquier país los ciudadanos pueden recibir fondos de ayuda provenientes del exterior, destinada a realizar labores sociales, científicas, económicas y altruistas de diversa naturaleza. Sin embargo, ningún Estado autoriza ese tipo de ayudas a personas o grupos, orientada a crear organizaciones sociales o estructuras políticas que contradiga las vigentes. Ni siquiera permiten ese tipo de fondos para subvencionar Partidos políticos o instituciones que, aun coincidiendo con el estatus quo, les faciliten acceder al Poder Administrativo en detrimento del existente.

En Estados Unidos semejante conducta es duramente penada. Igual ocurre en el resto de los países que se definen como democracias representativas.

No conozco una sola oferta, a personas que discrepan en múltiples aspectos de la política del gobierno cubano y que además manifiestan sus críticas, las discuten y las difunden dentro de los pocos círculos de difusión interna que existen en Cuba. Por supuesto dada las tensas relaciones existentes entre ambos países, nadie en su sano juicio, aceptaría semejante propuesta, pero lo ponemos como ejemplo para que pueda entenderse mejor la maldad de este proceder de Estados Unidos.

Obviamente, al gobierno estadounidense no le interesa que los cambios que se operan en la Isla sean diferentes a los que ellos proclaman como idóneos. A Estados Unidos no le interesan las diferencias existentes respecto a cómo alcanzar los propósitos socio - económicos del Estado cubano, sino aquellos criterios opuestos al mismo.

Estados Unidos de Norteamérica, su gobierno radicado en Washington, es reacio a aceptar que un país en desarrollo, discuta con ellos sobre asuntos internacionales y rechace intromisiones respecto a sus estrategias sociales o la ruta crítica perspectiva sobre el desarrollo del Poder.

Este ha sido el Nudo Gordiano que ha impedido la creación de relaciones normales entre ambos países, dificultando el desarrollo de mejores concepciones sociales internas en Cuba y la existencia de procedimientos de gobierno más elásticos.

Si bien es cierto que tales políticas por parte de Washington han servido de Chivo Expiatorio a La Habana para justificar sus dificultades económicas y el carácter represivo de muchas de sus políticas, la realidad es que dicha intromisión ha sido el factor principal para impedir una evolución más rápida y natural en la búsqueda de los propósitos del Estado cubano.

Los cambios que Cuba realiza y promete a su población en estos momentos, demuestran que la existencia del Embargo – Bloqueo no son las razones fundamentales de las dificultades por las cuales ha atravesado durante los últimos años. Ahora bien, la ausencia de relaciones con el vecino del Norte limita por un lado las posibilidades de expansión comercial de la Isla y por el otro, le impide disponer de tecnologías cuyo origen total o parcial esté localizado en territorio estadounidense.

Esta realidad imposibilita un desarrollo eficaz de cualquier política económica racional que el gobierno cubano determine.

El error de la Agencia para el Desarrollo Internacional, organismo perteneciente al Departamento de Estado estadounidense, de enviar a los funcionarios de Washington en La Habana por vía no codificada sus planes de intromisión en los asuntos internos de la Isla, vuelve a demostrar que las dificultades entre ambos países aún subsisten.

Los bueno que tienen estas filtraciones es que pueden ayudar a las personas honestas a actuar objetivamente, contribuyendo en su momento a presionar, para que semejante política sea abandonada por la Casa Blanca.

Así lo veo y así lo digo.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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