Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Está de aniversario el Presidente José Eduardo dos Santos (1942/28 de Agosto/2014), sin dudas uno de los grandes hombres de la Patria angolana, quien llegó al mundo por Luanda y se convirtió en artífice del mantenimiento de la Independencia y la Paz de su país, así como de la Concordia y la Prosperidad de angolanas y angolanos, a partir de sus primeros pasos en la vida política de su nación tras integrar grupos clandestinos suburbanos sin haber cumplido veinte años.
Es público que con apenas 19 años José Eduardo marcha al exterior y pasa a coordinar la actividad de la Juventud del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA); que en Noviembre de 1963, comenzó sus estudios universitarios en la extinta Unión Soviética, graduándose pasado seis añas de Ingeniería en Petróleo en Bakú; y que después del logro de la Independencia, el 11 de Noviembre de 1975, fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores y posteriormente fungió como Viceprimer Ministro.
También, que el 20 de Septiembre de 1979, tras la muerte del Fundador de la Nación de Angola, el Dr. Agostinho Neto, resultó electo Presidente del MPLA, y al día siguiente, fue investido Presidente de la República y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, cargos que ocupa hasta la actualidad; y que desde entonces, su liderazgo al frente del proceso revolucionario ha sido de tal magnitud que su pueblo se alegra de tener como conductor a un verdadero patriota, cuya guía ha permitido superar todas las adversidades —reconoce el Buró Político del Comité Central del MPLA.
En un comunicado dado a conocer este 28 de Agosto, se lee:
"En este momento de alegría, el Buró Político del Comité Central del MPLA renueva, en nombre de todos los militantes, simpatizantes y amigos del Partido, su firme intención de seguir apoyando y trabajando con el presidente José Eduardo dos Santos, en la consolidación del proceso de democratización de la sociedad angoleña y la creación de las bases fundamentales para el desarrollo y el progreso de una sola e indivisible Angola".
Por el mismo estilo se puede escribir, si la reflexión tiene lugar desde la perspectiva del quehacer de Dos Santos en la arena internacional. Ahora recuerdo cómo justo tres años atrás diferentes medios de prensa se hicieron eco de su afirmación según la cual la OTAN debía poner fin a su intervención militar en Libia e impulsar la negociación de un acuerdo político entre las partes en conflicto.
Más recientemente, trascendió su aporte a la estabilidad de la Región de los Grandes Lagos y de la República Democrática del Congo (RDC), en particular, en base al ejemplo de "Angola, que vive un clima de estabilidad, de desarrollo social, económico, político y diplomático y de defensa de su integridad territorial". A ello agrego que se trata de una dinámica interna que constituye un referente para las aspiraciones de aquellas naciones que viven la tragedia que imperó en el escenario de ese país africano hasta el 2002.
Y otro tanto puedo acreditar, si aludo a la hermandad Cuba-Angola. Para no alejarme de los momentos actuales, evoco la visita del excelentísimo José Eduardo a La Habana en Junio último y su fraternal encuentro con su par Raúl Castro, ocasión en que ambos estadistas apostaron a la pertinencia de profundizar los lazos históricos de nuestros Gobiernos y pueblos.
Doy fe de que en el país africano prestan colaboración más de cuatro mil 600 cubanos/as en diversos sectores, en particular en la Salud, con mil 800 médicos y mil 400 profesores en Educación —apenas una muestra; al tiempo que resalta la donación efectuada por Luanda a la Mayor de las Antillas consistente en un lote de 112 tractores, 24 sembradoras-fertilizadoras, 15 trailer, 10 carros-cisterna y diversos accesorios en aras de potenciar la producción de alimentos —apenas otra muestra.
Así, sin temor al equívoco certifico que el Presidente José Eduardo dos Santos exhibe un liderazgo al frente del proceso revolucionario del país que no solo ha sido reconocido por su pueblo que se alegra de tenerlo como conductor por excelencia, sino que además revela marcadas huellas en el contexto africano y las relaciones internacionales en general. He aquí, sucintamente, su impronta.
