Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Me decía un amigo hace unos días que el mejor consenso se logra entre pocas personas.
Esa parece ser la razón por la cual el mecanismo del voto es tan manipulado y sobre todo restringido, en los sistemas políticos que lo utilizan.
El voto ha sido para Estados Unidos la bandera sobresaliente de todos los discursos de sus dirigentes sin embargo, su restricción ha sido concomitante del proceso, mientras que el mayor aporte de la Revolución de 1776 fue la creación de tres poderes divididos en una inseparable unidad: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Poco tiempo después de fundada la nueva organización política, la Prensa afloró como un Cuarto Poder, pero la realidad la transformó en un instrumento de los gobernantes, más que en un medio al servicio del mandato ciudadano. Quizás el próximo salto en la evolución de la superestructura política, convierta los medios informativos en otro de los factores del Poder, integrándolos como parte del buen Balance de Gobierno y dejen de ser un medio al servicio de los gobiernos absolutistas en que lentamente han devenido las Administraciones políticas en el presente.
La prensa supuestamente funciona como independiente, pero en realidad es un representante de determinados intereses.
Una prensa sectorial, integrada como un cuarto elemento de esos Tres Poderes de gobierno, reconocida como un Cuarto Poder real, probablemente completaría un ciclo que haría más efectiva la participación, dejando de ser el “poder solapado” que mina, dificulta, confunde, ideologiza y desinforma al tejido social.
En estos días de elecciones en Estados Unidos, ese tema de la restricción del derecho al voto, ha estado en la mirilla de grupos ciudadanos preocupados porque esa maravilla de la civilización sea utilizada de un modo transparente.
En Estados Unidos la restricción del voto existió desde un comienzo. En el año 1870, luego de muchas dificultades, la prohibición impuesta a las personas negras masculinas, fue suprimida.
No obstante continuaron las discriminaciones y las limitaciones del voto negro.
En el Sur se crearon leyes de segregación racial, conocidas generalmente como Jim Crow Law, por medio de las cuales se implementó la “segregación legal” y se inventó la figura legal “separados pero iguales”. Esta característica también fue creada en el Norte como “segregación de hecho”.
Esta larga historia discriminatoria, iniciada por el Partido Demócrata pasó a ser prioridad del Partido Republicano y de acuerdo a las circunstancias, ha sido implementada indistintamente por uno a otro Partido, a conveniencia de cada una de las facciones.
En el proceso electoral presente, uno de los métodos utilizados para restringir el voto es el llamado Voter Registration Crosscheck, que en español se traduciría como Referencia Cruzada del Votante.
Este método consiste en hacer una lista de nombres de personas que pudieran haber votado dos veces en diferentes condados o estados. El procedimiento sólo considera el nombre y especifica que el número de seguro social no es tan importante. En cada uno de los 28 estados que ejercen esa práctica, las personas que aparecen en esa lista no tienen el derecho de votar.
El Banco de Datos sobre la Referencia Cruzada del Votante, radica en Arkansas y de acuerdo al resultado de investigaciones realizadas, la mayoría de los nombres que aparecen en las listas son de origen negro, latino y otras culturas no sajonas.
Uno de los elementos más alarmantes que representan estos listados es que el número total de personas se eleva a una cifra cercana a los siete millones. O sea, siete millones de personas no pueden votar, con el agravante de que el nombre de un votante puede ser similar al de la lista, sin que necesariamente se trate de la misma persona.
Sin dudas que, mientras menos ciudadanos voten, más fácil es lograr el consenso buscado en términos de aprobar o desaprobar las políticas planteadas por una de las dos facciones partidistas.
A lo anterior se agrega que sólo el 50% aproximadamente de los votantes acuden a las urnas el día de las elecciones. Por consiguiente, sostener el Poder, con sus políticas sectarias, discriminatorias y en función de intereses económicos que compran a los representantes, es asunto fácil porque el consenso entre pocos es más factible.
Como bien lo he planteado en otros trabajos, esta situación solamente tiene solución cuando las facciones sociales en Estados Unidos se incorporen como elementos activos, ajenos a las maquinarias de los dos partidos actuales o como protagonistas en el fraccionamiento de uno de ellos o ambos.
El poder del voto está demostrado en Latinoamérica, donde en la medida que se elimina el cerco que ha privado del derecho de votar a las poblaciones originarias y a diversos sectores laborales, los gobiernos se han visto obligados a atender aspectos básicos de la convivencia ciudadana.
Así lo veo y así lo digo.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
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