Por Justo Cruz*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- "Exhorto al Gobierno de los Estados Unidos a remover los obstáculos que impiden o restringen los vínculos entre nuestros pueblos, las familias y los ciudadanos de ambos países, en particular los relativos a los viajes, el correo postal directo y las telecomunicaciones", con estas palabras anunciaba el presidente cubano Raúl Castro en su discurso del 17 de diciembre del 2014 el interés tanto de Cuba como de Estados Unidos de restablecer las relaciones diplomáticas, sin dejar de reconocer al mismo tiempo la existencia de diferencias en materia de Derechos Humanos y democracia.


El presidente Obama por su parte expresaba:"Pondremos fin a un enfoque anticuado que durante décadas no ha podido promover nuestros intereses. Comenzaremos, en cambio, a normalizar las relaciones entre nuestros dos países".

Esta fecha llenó de esperanza a la mayoría del pueblo cubano y a una gran parte del pueblo estadounidense. Muchos lo vieron como el principio del fin del injusto Bloqueo.

A finales de junio Roberta Jacobson, la subsecretaria adjunta de Estado de EEUU para América Latina y jefa de la delegación estadounidense en las rondas de negociaciones expresaba en conferencia de prensa que la cuarta ronda de negociaciones concluía con avances al mismo tiempo que calificaba la reunión de "sumamente productiva" y que "se habían alcanzado adelantos importantes en los últimos cinco meses rumbo al restablecimiento de las relaciones diplomáticas."

Mientras la diplomática hacía estas declaraciones, la Cámara de Representantes de EEUU aprobaba un Proyecto de Ley para destinar 30 millones de dólares de su fondos para promover la "democracia" en Cuba. Esta suma está destinada para el 2016, 10 millones de dólares más que la suma destinada al presente año.

Lejos de disminuir o eliminar los fondos para financiar a la mal llamada oposición en Cuba los EEUU pretenden aumentar los mismos, un claro acto de provocación que discrepa con las aparentes buenas intenciones de mejoramiento de las relaciones entre ambos países.

Este proyecto de ley también incluye 28,13 millones de dólares para la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB) que administra Radio y TV Martí y 17,5 millones dólares para programas de “libertad en Internet”.

Una parte considerable de estos fondos son distribuidos directamente a través de la Oficina de Intereses, próxima sede de la Embajada de Estados Unidos en La Habana.

Radio y TV Martí y los programas de Internet a los cuales el proyecto de ley pretende asignar más de 40 millones de dólares para el año 2016, juegan un papel central en las campañas mediáticas contra Cuba.

Entonces a qué se refiere la subsecretaria adjunta de Estado cuando habla de adelantos importantes para el restablecimiento de relaciones diplomáticas si su gobierno persiste en sus planes, malgastando fondos para lograr un cambio de régimen en La Habana.

En estas campañas mediáticas el  racismo se ha convertido en uno de los temas centrales, lo que coloca a los afrodescendientes cubanos en la mira de los objetivos de subvención en los planes de Estado Unidos hacia Cuba.

Es esta la razón por la cual en los tumultos callejeros organizados por la mal llamada oposición en Cuba y financiado por Estados Unidos se está observando en los últimos tiempos una participación considerable de afrodescendientes, lo que está llamando la atención de algunos, que ya comienzan a cuestionar la existencia o no de racismo en la pequeña isla del Caribe. En muchos casos se trata de individuos que se manifiestan abiertamente como clase desfavorecida y marginadas dentro de la sociedad cubana. Los medios Mainstream no escatiman esfuerzos para presentarlos como tal.

Cada ser humano debe tener el derecho de manifestarse si se siente discriminado o marginado en cualquier sociedad que sea, pero en el caso de la llamada disidencia cubana estos actos populistas carecen de credibilidad y legitimación y lejos de llamar la atención sobre el problema, alimentan los prejuicios raciales hacia los afrodescendientes por la forma en la se manifiestan.

En mucho de los casos se trata de personas de bajo nivel cultural y educacional, no pocos son individuos con antecedentes penales, elementos que tratan de eludir su pasado delictivo difrazándose de activistas de derechos humanos, presos comunes convertidos de la noche a la mañana en presos políticos.

Estos individuos se han convertido en la Espada de Damocles de la afrodescendencia cubana, con su comportamiento alimentan clichés y exacerban sentimientos racistas en la población.

Aunque la mayoría de los problemas de los que habla la disidencia proimperialista son discutidos abiertamente por gran parte de la población, incluyendo la de origen africano, está claro que el tema del racismo se debe discutir más abierta y profundamente. Hay que eliminar las limitaciones y los prejuicio a la hora de abordar el mismo y afrontar ese desafio  con dignidad y decoro.

Si partimos de la tesis de que la discriminación racial es un rezago de orden histórico que se basa en la existencia de una aparente superioridad biológica de la raza blanca sobre la negra, sería una ilusión pensar que 50 años de Revolución sean suficiente para eliminar toda clase de prejuicios raciales.

Con el triunfo de la Revolución en el 1959 se eliminaron las sociedades de blancos y negros como mecanismo de segregación, y aunque el racismo se prohibió por decreto, los sentimientos de superioridad hacia los negros aún continúan afincados en la conciencia de aquellos que se siguen sintiendo como seres superiores.

No dejaremos de ser revolucionario ni atentaríamos contra la unidad nacional si reconociéramos que en Cuba, como en todas las naciones del mundo, existen tendencias discriminatorias, oportunistas y demagogas que acrecientan la desigualdad social.

Para nadie es un secreto que formar parte de los grupúsculos que conforman la llamada oposición en Cuba se ha convertido en un negocio lucrativo para algunos (los más pocos) en su mayoría blancos, para otros, la mayoría, en una forma de ganarse la vida. Un ejemplo muy ilustrativo son las llamadas “Damas de Blanco”, conocidas también en Cuba como las “Damas por el verde” (en alusión al color verde del dolar). Cada una de estas “luchadoras” reciben entre 15 y 25 (CUC) dólares cada vez que participan en una de esas manifestaciones. Esto significa que cada “miembro” de esta organización puede llegar a recibir 50 CUC o más mensualmente, depende de las veces que participen en una demostración.

“La que no sale a la calle no cobra”, palabras textuales de la vocera de la organización Berta Soler.

Participar en este tipo de manifestaciones se ha convertido en un negocio lucrativo no solo para la élite dentro de la llamada disidencia en Cuba sino también para aquellas personas de bajo nivel adquisitivo que no tienen familia en el extranjero, ni tampoco tienen la oportunidad de trabajar en una empresa donde se cobre mejores salarios. Muchos afrodescendiente ven en este tipo de actividades una posibilidad de mejorar la canasta familiar. Y esto no lo digo a modo de justificación, es solo una realidad que no se debe obviar.

En el barrio San Agustín de La Habana le pregunté a una señora afrodescendiente por qué había participado una vez en una de las marchas de las "Damas de Blanco" y me contestó con estas palabras, cito: "M'ijo con lo que yo gano al mes no me alcanza ni para comprar la comida de una semana. Cuando me dijeron que cada vez que saliera a la calle me pagarían 15 CUC no lo pensé ni una vez. La mayoría de la gente que participa en esas caminatas lo hacen por dinero, sino no me crees entonces dile a los americanos que dejen de pagarles y ya verás  que ni una sale a la calle".

Con el fallecimiento de Laura Pollan, antigua vocera de las “Damas de Blanco”, los pagadores recalcitrantes del exilio colocaron a Berta Solar como la nueva cabecilla del grupo por su descendencia africana, con el objetivo de llamar la atención de la opinión pública y aumentar la simpatía entre los de su raza dentro de Cuba, parte considerable de la sociedad cubana conocida tradicionalmente por su apoyo a la Revolución Cubana.

Berta Soler es la antítesis de la afrodescendencia en Cuba. Resulta difícil explicarse como una señora de tan baja catadura moral pueda dirigir una organización. Su forma de actuar, de expresarse y de defender sus puntos de vista denigra los valores de los de su raza, alimentando prejuicios raciales en la población por sus posiciones anticubanas y proimperialistas.

No pretendo presentar a mi país como una joya en materia de derechos humanos o de igualdad social como tampoco pretendo negar la existencia de tendencias discriminatorias dentro de la sociedad.

Lo que llama la atención es el hecho de que sea Estados Unidos el país que se otorgue el derecho de cuestionar a Cuba como un país donde se violan los derechos de los afrodescendientes y otras minorías.

En mayo del 2014 el presidente Obama durante un discurso a los cadetes de West Point afirmaba “Creo en el excepcionalismo estadounidense con cada fibra de mi ser” en clara alusión a la superioridad de Estados Unidos sobre el resto del mundo. Esta doctrina de “haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga”no es solo reaccionaria sino también peligrosa porque demuestra los aires de impunidad de los políticos de la Casa Blanca.

En Estados Unidos un negro tiene 6 veces más posibilidades de caer preso que un blanco y 2,5 veces más que un latino, representando además el 59 % de los condenados y el 74 % de los que reciben cadena perpetua.

Según datos estadísticos aportados por el FBI en el 2013 la policía estadounidense cometió 461 homicidios “justificados”, pero el sitio web KillednayPolice afirma que solo en los últimos 8 meses las víctimas fueron 748. En el 2014 esta cifra ascendió a 1100, la mayoría de las víctimas son afrodescendientes y otras minorías.

Estados Unidos tiene el 5 % de la población mundial pero el 24 % de todos los presos en el mundo con un sistema penitenciario monstruoso cuya tasa de ciudadanos en prisión es de 737 por cada 100 000 habitantes.

Esta es la historia de un país que viola constantemente los derechos de sus ciudadanos pero que al mismo tiempo se ha autoproclamado velador de los Derechos Humanos en el mundo.

Es por eso que resulta difícil explicarse como es posible que algunos afrodescendientes cubanos se presten a hacerle el juego a estas descaradas manipulaciones en detrimento de su propia raza.

*Justo Cruz, residente cubano en Alemania, Coordinador de Cuba Si.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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