Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Anoche se realizó el segundo debate de los candidatos presidenciales por el Partido Republicano para las elecciones del año 2016. El número de aspirantes llegó a la increíble suma de 13. El guarismo parecía presagiar la noche de brujas que espera a Estados Unidos de América si saliera electo uno de estos aspirantes.


Nunca había presenciado tanta vaciedad intelectual e incluso humana compitiendo por destacarse en un show que supone ser de extrema seriedad. La cadena CNN asumió un estilo mucho mejor que su competidor Fox News cuando ésta última cubrió el primer debate. CNN hizo lo que tenía que hacer, pasar los entrevistadores a un segundo plano y dejar que el conjunto de aspirantes se descuartizaran. En el debate de Fox News, en casi todos los momentos los entrevistadores fueron las principales figuras.

Desde el inicio era obvio que en la mente de los participantes, el objetivo principal era eliminar a Donald Trump, quien los ha opacado en todas las encuestas. Su estilo teatral de bufón “serio”, despreciativo del resto, expresando sus puntos de vista con desenfado, señalando llagas sin argumentar causas, diciendo con crudeza lo que todos saben sin ofrecer solución probable, lo convierte en el ciudadano gárrulo, sin educación para debatir con fundamento, pero cuyas denuncias de manera simplistas desvirtúan los razonamientos más capaces, convirtiéndolo en la figura a recordar y el sofista perfecto para confundir a los más frustrados.  No existe nada más desafortunado que discutir con alguien de escasa intelectualidad y de bajo nivel de pensamiento abstracto. En un debate esto convierte a la persona en un caballo desbocado donde todos los esfuerzos deben concentrarse en detenerlo, olvidando el rumbo.

Otra de las características fue el esfuerzo que en términos generales todos hacían para desenterrar a Reagan, como si el difunto Presidente hubiese hecho tanto bien y como si las condiciones de hoy se parecieran a las existentes hace 35 años. Nunca antes en un conjunto de 10 personas faltó tanta materia gris. El Hoffington Post puso un titular que decía “La anti-inteligencia”.

Cuando hablaban de inmigración parecía que acababan de desenterrar a un Ku-Klux-Klan vestido esta vez de cuello y corbata y en el mejor de los casos parecían un  conjunto de generales frustrados hablando de guerras y conquistas. Sostienen el falso criterio que para los demás países respeten a Estados Unidos, es preciso mostrar dientes cargados de ojivas nucleares, desembarcar tropas y atacar al primer gesto que los contradiga. Cuando Donald Trump manifestó que él se opuso a la Guerra de Irak, se hizo tan sospechoso al grupo que no tuvo más remedio que balbucear que él también creía en lo militar. Marco Rubio por su parte, con su verborrea de cajón y su actitud de niño malcriado, expresó que el “terrorismo radical no podía resolverse con intelecto”. Además de mostrar esta carencia, insinuó que sus padres habían salido de Cuba en el sesenta huyendo de “Castro”, cuando en realidad salieron a mediados de los cincuenta huyendo de la dictadura de Fulgencio Batista y Zaldívar. Rubio mostró ser inteligente en la escuela pero al parecer la intelectualidad lo agobia y mentir a medias lo entretiene.

Absolutamente nada de las argumentaciones usadas en este debate y la manera de enfocar los asuntos interesa a la sociedad estadounidense. Si hablaban de algo como la inmigración, se manifestaban de manera tan hostil, cargadas de un racismo tal que cuando alguien como Bush pretendía enmendar la plana quedaba opacado. La misoginia de Donald Trump mezcladas con acertadas pinceladas opuestas a las creencias del Partido, el tono ideológico de Bush, la ortodoxia republicana de otros y el fanatismo religioso de muchos argumentos que proponen soluciones draconianas, como las relacionadas con la Planificación Familiar, contribuyeron a que el debate sirva para aumenta el desconcierto ya existente en las filas republicanas.

Ante mi propio desconcierto (aunque no soy ni republicano ni demócrata sólo ciudadano), le envié un texto a mi hija preguntándole si estaba confundido o era cierto lo que estaba viendo. Me dijo: “sí papi, pienso que los republicanos devienen de manera acelerada en fanáticos y en especial estos candidatos están al margen de las realidades y muy enfermos para reformarse. Viéndolos debatir no podía dejar de caminar de un punto a otro de la sala, no sólo porque es un circo sino porque ninguno de ellos muestra sensibilidad alguna ni el equipamiento necesario para ocupar la presidencia de este país. La manera en que han hablado de los “ilegales” y los inmigrantes es absurda y preocupante, así como también sus declaraciones sobre el aborto y los impuestos. No creo que ninguno de ellos gane la presidencia pero sería extremadamente peligroso si alguno lograse ganarla”.

Con esta observación de una persona joven, preparada, profesional, concluyo mis opiniones sobre este segundo debate de anti-intelecutales y anti-inteligentes aspirantes a la presidencia del país más poderoso del mundo. De ganar sería como entregarle la capitanía de un transatlántico a un pescador de orilla que de navegación sólo conoce el remo de su viejo bote, con el que rompe la cabeza a las grandes presas que captura.

Dios nos guarde. Dice Trump que para dirigir la política exterior no hace falta conocer nada, pues Obama está rodeado de expertos en la materia y el mundo es un desastre.

Bueno, así lo veo y así lo digo.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

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