Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.-  He leído a algunos comentaristas, analistas de la prensa de Cuba y ciudadanos en general, refiriéndose al viaje del Presidente Obama a La Habana. Basándome en lo expuesto por algunos de ellos, tendría que concluir que no hay solución al caso cubano.


No sé qué piensan del socialismo en general y su eventual consolidación como sistema latinoamericano. Pero de eso hablaré en otro momento. Soy un optimista y creo que será una realidad tanto para Cuba como para muchos de esos países, excepto que el conflicto Cuba-Estados Unidos tomará tiempo porque tiene impedimentos dentro de las estructuras políticas de Washington, con las que esos países no tendrán que lidiar.

En mi criterio sobre esos comentarios que he leído, no incluyo a la dirección cubana quien no ha emitido juicios parecidos. Sus declaraciones han sido objetivas y muy consecuentes con las circunstancias. Cuba cuenta con las posibilidades de establecer relaciones normales con el poderoso vecino, pero implícitamente reconoce que las probabilidades son reducidas. Para Cuba es posible establecer relaciones normales con Estados Unidos porque ha logrado el necesario equilibrio social, pero esa posibilidad no la tiene aún el Ejecutivo estadounidense, quien para lograrlo necesita eliminar regulaciones políticas y estructurales que le crean reales y grandes limitaciones. Esa política para Cuba es perfectamente posible, pero no es probable y la política depende de la confluencia de ambas categorías para ser implementada. Con esa maestría que el Estado cubano ha conducido su política exterior durante más de medio siglo, haciendo posible que el país se mantenga en pie, ha resaltado las limitaciones de Washington para normalizar las relaciones de la forma que Obama parece entenderlas. No obstante, su discurso ha levantado una polvareda que no dejar ver con claridad, el real camino que Obama pudiera estar avizorando.

Es cierto que ciertos enfoques de su discurso han favorecido algunos de esos argumentos. Fidel Castro recientemente recordó y criticó, que Obama dijera que una de las razones de su visita fue expresarle al gobierno “la manera en que Estados Unidos podría ayudar”, cuando éste nunca ha solicitado ayudas, sino el reconocimiento a su soberanía y el cese de las agresiones, tanto económicas, militares, como las políticas que son las que más han impulsado en los últimos años.

Sin embargo, no puede olvidarse que, aun cuando Obama detesta la política exterior del “establecimiento” y ha logrado transformar estilos enraizados por décadas, tiene que lidiar con una enorme cantidad de factores. Sobre todo, teniendo en cuenta que su interés debe ser consolidar los cambios optados respecto a Cuba, para lo cual es necesario asegurar sus bases, de manera que la próxima administración no los elimine con otra decisión Ejecutiva. Estas decisiones pueden ser canceladas con la misma facilidad con que fueron decididas.

Otro aspecto del discurso de Obama es que su comparecencia en el Gran Teatro de La Habana, está más dirigido a complacer los oídos del “establecimiento” estadounidense, que al infantil deseo de cambiar la mentalidad de un amplio sector de la sociedad cubana educada en el terreno de la confrontación. Es necesario entender a los Jefes de Estado y no evaluarlos sólo por los intereses propios.

Lo pésimo de los comentarios a que me refiero es me recuerdan al reducido sector de los conservadores de Miami, quienes evalúan con enfoques semejantes los discursos de la dirección cubana. A veces parecen las dos caras de una misma moneda.

No quisiera pensar que los cubanos de ambas orillas, nos hemos convertido transitoriamente en minusválidos analíticos. Muchas de esas opiniones también traslucen desinformación sobre Estados Unidos, explicándolo sólo por sus prácticas imperiales. Algunas de esas opiniones parecen incluso asumir que, debido a que al Presidente Obama “le escriben el discurso", cosa que es cierta y generalmente son personas que se dedican a eso y redactan, con un estilo semejante al del protagonista, sus ideas, el Presidente es un imbécil sin criterios. No se considera que el protagonista se asesora, de los cuerpos encargados de evaluar la seguridad nacional, los intereses del Poder y asuntos por el estilo y que los contratados para escribir discursos se ciñen a las ideas del Presidente. Por todo esto pienso que para analizar los discursos de Obama las personas debieran leer las ideas que expuso hace años en sus libros, cuando ni siquiera imaginaba que sería Presidente. Obama no ha cambiado y sin embargo, ser consecuente consigo mismo le ha permitido cambiar ligeramente el pensamiento del “establecimiento” estadounidense respecto a Cuba y la política exterior en general.

Si estuviéramos a la merced de lo planteado en esos comentarios, habríamos de concluir que sólo nos queda rezar, en especial para que no llegue a la presidencia un personaje como Donald Trump. Los escritos más serios que he leído sobre el particular, salvando observaciones históricas de índole sociológico que allí se dicen respecto a Estados Unidos, son los de mi amigo, el académico Rafael Hernández, Director de la Revista Temas. También el de un joven cuyo nombre desgraciadamente no recuerdo y cuyo artículo llegó a mis manos a través del consulado cubano en Washington.

De todos modos, si hay algo de cierto en todo esto, es que el proceso de normalización va a ser largo y por el momento, no habrá mayoría dentro del “establecimiento” que acepte, como Obama, la existencia de dos sistemas políticos en este Hemisferio. Muchos menos, aceptarían admitir que no existe “ni el interés, ni la capacidad” por parte de Estados Unidos, “para cambiarlo”. Espero que eso lo escuchamos todos por igual.

Así lo veo y así lo digo.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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