Si en Cuba existiera la represión que ellos cacarean orientados desde Estados Unidos, ¿cómo es que se pasan la mayor parte de su tiempo viajando a Europa y a Estados Unidos?
Cualquiera que tenga conocimientos de las represiones en el mundo se percata rápidamente de que los supuestos “disidentes” cubanos gozan de plena salud y libertad de movimiento, si cicatrices ni fracturas.
Estados Unidos desde 1959 se empeña en deformar la realidad de la Revolución cubana, con el fin de ese proceso socialista que ayuda a los más humildes y ofrece igualdad de oportunidades para todo el pueblo, no sea imitado por otros pueblos que padecen de enfermedades, analfabetismo y desempleo debido al sistema capitalista que los oprime.
Por esa razón creó y sostiene a una contrarrevolución que nunca ha logrado apoyo popular, ni aumenta su membresía, a pesar de los cientos de miles de dólares que reciben del presupuesto aprobado por la Casa Blanca, del que también viven organizaciones fantasmas en Miami y Madrid principalmente.
Un vivo ejemplo del millonario gasto que cuesta mantener esa guerra mediática contra Cuba se palpa en la llamada Ley de Ajuste Cubano, solo para que el mundo crea que los cubanos “huyen del comunismo”, por lo que cualquier cubano que llega a territorio yanqui, recibe de inmediato asilo político, más una mensualidad en dólares, seguro médico y bonos de alimentos y medicina, todo pagado con los altos impuestos que deben abonar los ciudadanos estadounidenses.
Recientemente senadores anticubanos han expresado los altísimos costos de esa Ley y proponen eliminar el dinero que se le entregan, pero mantener el privilegio de obtener el asilo que solo decir que son cubanos, aunque residan en otros países.
Pero los gastos continúan y en días pasados salieron en fila un grupo de esos “perseguidos políticos”, rumbo a Europa para ser recibidos por funcionarios de la ONU en Ginebra. Los beneficiados con esa gira europea son nada menos que Guillermo Fariñas, José Daniel Ferrer, Iván Hernández Carrillo y Wilfredo Vallín.
Será muy interesante verles las caras a los especialistas de la ONU en detenciones arbitrarias, tortura y libertad de expresión, cuando comprueben de la salud que gozan tales personajes creados por Estados Unidos y escuchen historias escalofriantes de horror y misterio que no concuerda con su libertad de viajar y la imagen de hombres de negocios que proyectan.
¿Cómo explicará Fariñas sus estrechos vínculos con el asesino Luis Posada Carriles, protegido por las autoridades del FBI en Miami, autor de la voladura de un avión civil cubano donde murieron 73 personas inocentes?
Si la “represión” en Cuba es más fuerte que nunca, ¿cuáles son los argumentos que expondrán a cerca de sus constantes viajes a Estados Unidos sin ser molestados por las autoridades cubanas?
¿Qué dirá Ferrer, quien viaja al extranjero aun sin cumplir su condena y disfruta de una licencia penal, más un permiso especial para salir del país?
Para sacar cuentas de los gastos solo hay que sumar el costo del boleto del avión de la Habana a Miami, de ahí a Ginebra, más Alemania, España, Francia y el retorno a los Estados Unidos para informar los resultados y recibir nuevas orientaciones. A eso agréguenle la alimentación y el alojamiento, más algunos cientos de dólares de bolsillo para sus compras personales.
Otro aspecto a destacar es la facilidad con que reciben los visados en los consulados de esos países en La Habana, a diferencia de los cubanos que desean viajar por asuntos familiares, quienes muchas veces reciben un NO, por parte de los cónsules porque subjetivamente piensan que pueden negarse a regresar a Cuba, además de las múltiples exigencias de documentos personales, cuentas bancarias, títulos de propiedades y otros más, que a esos “disidentes” no se les solicitan.
España, que tanto dice de sus relaciones con el gobierno cubano, es uno de los países que más se presta para esas campañas anticubanas, les facilita visados sin hacer largas filas con tienen que hacer las personas decentes, no le solicitan ningún documento y encima, les permite llevar a cabo conferencias de prensa para acusar al gobierno revolucionario de actos represivos que sus diplomáticos en la Isla ni ven ni conocen.
Para reforzar su injerencia y apoyo contra Cuba, los llamados “disidentes” sostuvieron encuentros con representantes políticos españoles, y tenían previsto visitar el Congreso y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, al mismo tiempo de ser recibidos por Fernando Maura, del Partido Ciudadanos, y Teófilo de Luis, del Partido Popular.
Si Cuba hiciera lo mismo con los millones de españoles sin empleo, los desalojados de sus casas por no tener dinero para pagarlas y con profesionales que ven perder su nivel de vida por las políticas neoliberales aplicadas por el Partido Popular, seguramente las relaciones diplomáticas se enfriarían y hasta podrían llamar al embajador a consultas.
Hace solo unos días recibieron al contrarrevolucionario Oscar Elías Biscet con similares atenciones, antes de partir hacia Estados Unidos donde recibirá una preparación especial.
Sin embargo, La Habana debe soportar la injerencia en sus asuntos internos, el total apoyo a la contrarrevolución asalariada y la difamación mediática que hace cotidianamente la prensa oficialista de esos países.
Pero como expresó José Martí:
“Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”.
*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.
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