Por Lázaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Dicen que árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza, pues es su naturaleza, el vicio con que ha nacido, y viene al caso lo anterior porque acaba de pagar, el presidente electo de los Estados Unidos, 25 millones de dólares para saldar una demanda que en su contra habían llevado a los tribunales numerosas personas que se habían matriculado en una llamada Universidad Trump, que más que universidad era una verdadera estafa. Los alumnos pagaban más o menos $35,000 para que les enseñaran cómo triunfar en los bienes y raíces, pero se sintieron engañados pues, además de no aprender nada en la misma, supieron que ni tan siquiera era una institución acreditada.


Donald Trump había declarado durante la campaña que él no iba a llegar a ningún acuerdo con los demandantes, ya que, según él en este caso tenía la razón, además, declaró que "Cuando uno empieza a llegar a acuerdos en demandas ¿saben lo que pasa? todo el mundo te demanda porque saben que pagas".   Este hombre, aparte de tantas otras cosas, es un mitómano incorregible que constantemente miente sin importarle lo que dice la gente. Bueno, toda su campaña, desde que se presentó como candidato en las primarias del Partido Republicano, hasta que terminó venciendo a Hillary Clinton hace dos semanas, fue basada en una mentira sobre la otra. Aparte de difamar a todo el que se le presentaba delante, ofendía con mentiras a cada uno de sus adversarios.

Trump se estuvo quejando, durante largo tiempo, de que todo estaba arreglado en contra de él, incluso, hasta que las elecciones estaban trampeadas para que perdiera.

La gran prensa, según él, estaba puesta de acuerdo para darle el triunfo a su rival.  Se quejaba de que no le cubrían sus eventos cuando, en realidad, una de las razones por la cual salió elegido presidente se debe, precisamente, porque tanto los periódicos como la televisión lo estaban mencionando constantemente. Hay que recordar aquello de que hablen mal o bien de mí, pero que hablen.  Siempre afirmé que los medios estaban equivocados, que era un error el que estuvieran mencionando su nombre o mostrando su imagen tan repetidamente. Los programas de entrevistas políticas de la televisión nacional empezaban con Trump y terminaban con él.  Creían los presentadores de esos programas que al mostrar las barbaridades que decía en cada uno de sus eventos alentaría al electorado inteligente a votar en su contra, pero no se daban cuenta que también alentaban a sus seguidores que, como se demostró, eran un número suficiente como para ganar la presidencia.

Yo no quiero afirmar que esa sea solamente la única razón del triunfo de Donald Trump, pero sí estoy seguro que es una de las más importantes.

Trump, hasta ahora, ha sido él tal y como es.  No se ha escondido para demostrar otra personalidad, es más, a pesar de que sus asesores trataron una y otra vez de contenerlo, él no les hizo caso e hizo lo que le dio la gana.

La mayor parte de la gente que seguía su campaña desde el principio pensaban que lo que decía y hacía en las primarias del partido era solamente para derrocar a sus adversarios y lograr la nominación.  Creían que, cuando llegara el momento de la campaña por la presidencia, iba a cambiar y presentarse como alguien presidenciable. Pero, en definitiva, todos los que así pensaban se equivocaron.  Trump no hizo ningún cambio, siguió siendo el mismo, tal y como era, y siendo el mismo, ganó la presidencia.

Con lo que ha pasado con la demanda, se puede tener una idea de lo que puede pasar en su presidencia. Me imagino que, en la primera oportunidad que tengan los Republicanos en el Congreso de hacerle un juicio político, se lo van a hacer, ya que esa es una de las formas que tiene ese partido de poner a alguien más juicioso de presidente que pueda ayudar a encaminarlos en otra dirección. No hay que olvidar que Trump no es presidente gracias a la labor que a su favor hicieron los dirigentes nacionales del Partido Republicano. Lo del juicio político es una posibilidad que pudiera llegar a pasar si Trump no cambia su forma de ser, pero me temo que este personaje no puede cambiar porque esa es su naturaleza, y árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza.

*Lázaro Fariñas, periodista cubano residente en los EE.UU.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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