Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Nada peor en este mundo que una persona que reniega de sus ideas y especialmente cuando el dinero tiene un gran peso en el cambio de bando.


MartianosEse es el caso del Premio Nobel de literatura, el peruano Mario Vargas Llosa, quien pasó de ser un joven con ideas marxistas cuando aún no amasa su actual fortuna y fama mundial, a un empedernido defensor del sistema capitalista y de la “democracia liberal”, saltando de una esquina a otra totalmente opuesta.

Esa situación dice a las claras quién es Vargas Llosa y que puede esperarse de personas con tales conductas.

En días recientes, ante la muerte de Fidel Castro Ruz, el escritor peruano hizo declaraciones a la prensa en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde se aventuró a vaticinar que, tras la muerte de Fidel, “será muy difícil que el régimen socialista cubano sobreviva”.

Las razones de su odio manifiesto hacia el líder cubano no se conocen a ciencias cierta, pero es probable que la luz que irradiaba Fidel ante las masas del mundo, molestaran al peruano, pues lo minimizaban a tal punto que su vanidad se resentía en grado superlativo, al hacerlo sentir como algo insignificante, ya que jamás logrará el reconocimiento social de Castro.

De ahí que se uniera a las posiciones más reaccionarias del Gobierno de Estados Unidos para calificar al líder cubano como un “dictador”, posición repudiada por los intelectuales latinoamericanos de izquierda.

Como el sol no puede taparse con un dedo, Vargas Llosa tuvo que reconocer las grandes reformas que alcanzó el pueblo cubano en materia de educación y salud, bajo la dirección personal de Fidel Castro, y añadió:

Castro deslumbró a su generación, como un héroe que parecía salido de una novela de aventuras, luchó contra una dictadura en las montañas y derrotó a Fulgencio Batista

Y para no buscarse el odio de la mafia terrorista anticubana radicada en Miami, agregó la coletilla:

Pero todas las reformas económicas que hizo fueron un desastre, como ha ocurrido en todos los países comunistas sin ninguna excepción”; y para congraciarse aún más con los hijos y nietos de los testaferros del tirano Fulgencio Batista, apuntó sin el menor escrúpulo:

Hoy en día Cuba es más pobre de lo que era en época de Batista; y varias generaciones de cubanos solo conoce la dictadura y tras su muerte habrá cambios”.

Triste debe ser para una persona tener que adoptar esas posiciones para no perder la protección de Washington y Miami, pues solo repasando algo de la historia de Cuba se llega a la conclusión de que Batista y sus secuaces dejaron la Isla en una ruina financiera, al robarse los fondos estatales y todos fueron aceptados en los Estados Unidos la madrugada del 1ro de enero de 1959, llevando entre sus equipajes millones de dólares robados al pueblo.

Solo el asesino Rolando Masferrer, se presentó ante las autoridades aduanales estadounidenses con 17 millones y se le permitió ingresarlos al territorio sin justificación, lo que violaba las leyes federales vigentes en ese momento.

Vargas Llosa no menciona la guerra económica impuesta por EE.UU. para impedir el desarrollo del sistema socialista y evitar la satisfacción de las necesidades del pueblo, para sea este quien rechace el sistema.

A pesar de eso, los avances cubanos en salud y educación la sitúan como un ejemplo a seguir, pero no solo en esos sectores, también en la cultura, ciencias, informática, biotecnología, el deporte, la industria minera, el turismo, las comunicaciones y la seguridad social.

Si Cuba no ha podido avanzar más, es porque desde el mismo año 1959 el gobierno de Estados Unidos comenzó a diseñar y ejecutar acciones para impedirlo, para que los cambios no tuvieran resultados ni pudieran ser imitados por otros países latinoamericanos y del tercer mundo.

No en balde la CIA, en diciembre de 1959, propuso su eliminación física e inició campañas de prensa para demonizarlo ante la opinión pública, tildándolo de comunista, cuando estaban en desarrollo las cruzadas mediáticas de la guerra fría.

Batista dejó un burdel al servicio de los yanquis que disfrutaban de los casinos de juego, las drogas y prostitutas, durante los fines de semana en La Habana.

El sistema capitalista solo proporcionó miseria para los campesinos, donde el 90 % de sus casas, de madera y hojas de palma con pisos de tierra y sin baños, no tenían luz eléctrica.

El destacado escritor peruano no recuerda que, según publicaciones oficiales cubanas de 1955, las condiciones de vida de los obreros agrícolas en Cuba estaban entre las más bajas del mundo.

Solo el 11 % de los niños campesinos consumían leche, un 2 % comía huevos y el déficit de calorías diarias era de más de mil, con ausencia de vitaminas y minerales fundamentales para su desarrollo, de ahí el alto por ciento de muertes infantiles, y casi todos los niños padecían de parasitismo.

Una encuesta de esa época dio como resultado que el 14 % de los obreros agrícolas padecía de tuberculosis y el 13 % de fiebre tifoidea, ante la carencia de médicos.

Solo la Revolución erradicó para siempre esas precarias condiciones de vida, donde los derechos de esos seres humanos no existían.

Fidel erradicó en solo un año el analfabetismo del 60 % de la población, puso la educación y la cultura al alcance de todos sin costo alguno, brindándole servicios de salud gratuitos a su pueblo, a diferencia de Estados Unidos donde 52 millones de estadounidenses carecen hoy de seguros de salud.

En este invierno se estima que más de 500 mil personas

dormirán en las calles o bajo puentes en los Estados Unidos, algo eliminado en Cuba por el socialismo que tanto molesta a los del Norte.

Fidel abrió una luz a los desposeídos y dio trabajo a hombres y mujeres con salarios iguales.

La Cuba socialista no tiene 30 mil desaparecidos como Argentina durante la dictadura militar.

No por gusto el funeral de Fidel Castro reunió a millones de cubanos que lloraban al paso de sus cenizas desde La Habana hasta Santiago de Cuba. Los tiranos no reciben más que el desprecio de su pueblo.

Vargas Llosa se ha sentado una vez más en el banco del imperio para coincidir con el recién electo presidente Donald Trump, quien calificó al Comandante en Jefe de Cuba como un “brutal dictador”.

Fidel es un héroe que se enfrentó como nadie al poder de los Yanquis, y por eso no se equivocó José Martí al afirmar:

Son héroes los que pelan para hacer a los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y desgracias por defender una gran verdad”.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

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