Francisco Rodríguez - Blog "Paquito el de Cuba" / Cubainformación.- Ya es firme, definitiva, la política del Partido Comunista de Cuba para enfrentar la discriminación por orientación sexual e identidad de género en el país hacia el futuro.


La noticia salta a partir de la reciente publicación de la versión final de la Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, luego de la amplia consulta popular, las modificaciones consiguientes y su aprobación por el Pleno del Comité Central del Partido con el posterior respaldo del Parlamento.

Los nuevos cambios que hubo en el documento que discutió el VII Congreso del Partido todavía no tuvieron, sin embargo, toda la difusión que yo esperaba, aunque fueron sustanciales y muy importantes, en múltiples temas.

Por mi parte, corrí enseguida a verificar cómo quedaron todas las menciones que de una forma u otra marcarán la posibilidad de materializar políticas públicas y legislaciones concretas para superar la homofobia y la transfobia en la sociedad cubana.

Quedé satisfecho en este aspecto, debo confesarlo. Al menos, con su planteo teórico.

Aquí algunas de las principales transformaciones, en relación con lo que contenía la anterior propuesta de Conceptualización:

En la Introducción, al enumerar las fortalezas y oportunidades con que Cuba cuenta, el documento expresa:

“6) La universalidad de la política social que garantiza a todos sus derechos, con el acceso a los servicios fundamentales de educación, salud, cultura y deportes; la seguridad y asistencia sociales, así como la defensa ante todo tipo de discriminación lesiva a la dignidad humana”.

Esta redacción es mucho mejor que la del proyecto original, la cual mencionaba “importantes avances en la eliminación de todo tipo de discriminación”, sin dudas un planteamiento que parecía demasiado optimista.

Al definir los “Principios de nuestro socialismo que sustentan el Modelo”, la Conceptualización expresa ahora:

“8) El reconocimiento moral y jurídico de la igualdad de derechos y deberes de la ciudadanía y de las garantías para hacerlos efectivos con equidad, inclusión, justicia social, participación política, superación de las brechas sociales, respeto a la diversidad y el enfrentamiento a toda forma de discriminación por color de la piel, género, identidad de género, orientación sexual, discapacidad, origen territorial y nacional, creencia religiosa, edad y cualquier otra distinción lesiva a la dignidad humana”.

Aquí no solo quedaron invariables los términos identidad de género y orientación sexual, sino que se añadió respeto a la diversidad, y también participación política y superación de las brechas sociales, los cuales no aparecían en la versión anterior.

En el capítulo 4, Características principales de la política social, resultó más clara la definición del problema de la discriminación. Al enumerar los factores vinculados a la prosperidad y el bienestar, el primero que aparece es:

  1. “La consolidación y el enriquecimiento de los valores de nuestra sociedad, la justicia y equidad sociales, la igualdad de oportunidades, la no discriminación por cualquier distinción lesiva a la dignidad humana”.

En el proyecto que aprobara el VII Congreso del Partido para su discusión, este punto iba después en orden de importancia y con una formulación mucho menos firme (“También inciden los valores de nuestra sociedad, la justicia social, la igualdad de oportunidades, la no discriminación y los derechos de todos los ciudadanos…”)

Otro salto cualitativo ocurrió al definir en ese mismo capítulo Los derechos y deberes económicos y sociales.

Una idea que en la versión anterior aparecía en el párrafo 24 de ese acápite, pasó a encabezar este apartado, con la siguiente formulación:

“El Estado, el Gobierno, la familia, los individuos, la comunidad y la sociedad civil, promueven las acciones que a cada uno compete para la satisfacción de las necesidades sociales y económicas, fomentar las capacidades de todos los segmentos poblacionales ‒en particular las mujeres, adultos mayores, la niñez, la juventud y las personas con discapacidad‒ así como prevenir y enfrentar todas las formas de discriminación lesivas a la dignidad humana, y las manifestaciones de violencia en las relaciones interpersonales y entre colectivos”.

Con posterioridad, al hacer referencia a la política cultural, se añadió el rechazo a estereotipos discriminatorios en cuestiones de diseño, otro elemento novedoso, en el siguiente párrafo:

“Se cultiva el gusto por la belleza y la disposición a encontrar respuestas a las necesidades estéticas y éticas cotidianas en las diferentes manifestaciones del diseño, donde se enlazan lo funcional y lo artístico; ajeno a mentalidades y estereotipos banalizadores, discriminatorios y mercantilistas, propios de las sociedades de consumo”.

Igualmente se mantuvo en la definición sobre El trabajo como fuente principal de prosperidad y bienestar, el concepto siguiente:

“Tiene lugar el ejercicio responsable de los derechos y deberes laborales de los trabajadores en todas las formas de gestión y de propiedad, con justicia social y sin discriminación”.

Igual sucedió con el rechazo a la discriminación en la redacción más amplia y precisa sobre las características de la publicidad, incluyendo una mención que no existía a la de interés social. El párrafo en cuestión quedó así:

“El Estado y el Gobierno regulan la publicidad, incluida la de interés social, de modo que no se promuevan mensajes colonizadores y pro capitalistas, ni el irrespeto a los símbolos patrios. La publicidad está dirigida a contribuir con un consumo responsable y sostenible, y se basa en principios morales, éticos y estéticos ajenos a cualquier tipo de engaño, discriminación u ofensa a personas o algún sector de la sociedad”.

Por último, cabe añadir que en el anexo que define la Acepción de algunos términos utilizados en la Conceptualización del Modelo Económico y Social cubano de desarrollo socialista y en las bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, no sufrió cambio alguno la moderna definición del término Identidad de género, que también incluye una explicación sobre el término orientación sexual.

No obstante, mantengo una alerta que considero prudente e imprescindible.

José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Comité Central del Partido, nos recordaba este 26 de julio que “como ha señalado el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en más de una ocasión, el rumbo de la Revolución está trazado”.

Pero no basta con que tengamos estos acuerdos del VII Congreso del Partido, ahora mucho mejor plasmados luego de que los documentos fueran a esa consulta popular cuya importancia estratégica —política y práctica— la vida demostró.

Tampoco alcanzará con que contemos —como decía el también vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros— “con documentos programáticos que fijan la dirección y el alcance de los cambios que continuaremos haciendo en el propósito de lograr un socialismo próspero y sostenible”.

En esta materia de la lucha contra la homofobia y la transfobia habrá que dar todavía mucha pelea para que estos principios se comprendan y apliquen en todo su alcance y profundidad. Nadie —insisto siempre— nos va a regalar nada.

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