Por Lázaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- En  los tiempos en que George W. Bush era el presidente de los Estados Unidos, no pasaba un mes en que no saliera un nuevo libro sobre su presidencia. Recuerdo haber escrito un comentario hace años atrás que fue publicado en mi columna de aquella época en las páginas de Juventud Rebelde y en otros medios digitales sobre el tema y también haber comentado algunos de aquellos libros en que se revelaba una enorme cantidad de intimidades de lo que sucedía en la Casa Blanca.  Bush, que era un inculto pintoresco, era prácticamente manejado por una pandilla de rufianes mentirosos y ambiciosos  que tenían una muy definida agenda neoliberal. Bien se podía afirmar que W. Bush no sabía ni donde estaba parado, pero los que lo rodeaban eran unos pícaros que sí estaban muy conscientes de lo que querían y cómo conseguirlo. Aquellos libros que fueron publicados nos dieron una muy clara idea de lo que internamente estaba sucediendo dentro del gobierno del Presidente Bush, de cómo se inventaron toda una serie de mentiras para crear las condiciones que llevarían a la Segunda Guerra del Golfo, en la cual fue derrocado y luego ejecutado el Presidente iraquí, de cómo se dio luz verde a las torturas de los prisioneros, de cómo se llenaron los bolsillos con las empresas que fueron utilizadas para la supuesta reconstrucción y la seguridad interna de Iraq, etc. Muchos de aquellos libros nos ayudaron a entender mejor las manipulaciones de aquellos hombres que rodearon a Bush y de cómo este se dejo manipular.


Pues bien, para no quedarse atrás, la presidencia actual de este país está ampliamente aventajando, en lo que a publicaciones de libros se refiere, a la de W. Bush. Aquí es la época de las vacas gordas para librerías y lectores serios, ya que no acaba de publicarse un libro sobre el tema, cuando a los pocos días sale el otro. Tal parece que las casas editoriales  y los escritores norteamericanos están como los comediantes, comentaristas y periodistas, haciendo la zafra con Donald Trump y su Casa Blanca.

Acaba de salir a la luz pública un nuevo libro, escrito por Bob Woodward, un famoso y veterano periodista del Washington Post, titulado "Miedo: Trump en la Casa Blanca", en el que el autor comenta diferentes testimonios de personas que trabajaban o aún trabajan dentro del círculo cercano al Presidente y de quienes dice tener cientos de horas de grabación de los mismos. Por supuesto, ya los desmentidos y los insultos por parte de la administración y del propio Trump no se han dejado esperar. Algunos afirman que nunca dijeron lo que el libro dice que dijeron y otros afirman que todo es una novela escrita por los enemigos del Presidente. El problema es que nadie duda de la credibilidad del veterano periodista y muchos sí lo hacen de los inquilinos actuales de la mansión presidencial. Además, en una conversación que tuvo el autor con Trump y que con la anuencia del mismo fue grabada y hecha pública por el autor, este le afirma al Presidente que tiene cientos de horas de grabaciones de testigos presenciales  para respaldar las afirmaciones que hace en el libro.

Según Woodward,  el ex-abogado del Presidente para la llamada trama rusa, John Dowd, se sentó con él para hacer una práctica ante la posibilidad de una futura  entrevista entre Trump y el Fiscal Especial que lleva las investigaciones de dicha trama. Según el abogado, la práctica no duró más allá de treinta minutos y esta estuvo plagada de mentiras y contradicciones por parte del Presidente, hasta que, de pronto, Trump  dio por terminada la práctica diciendo que él no quería testificar. En una carta dirigida al fiscal el abogado le comunicó la decisión tomada y al enseñarle la misma a Trump, este le había dicho al otro día en una llamada telefónica que "había dormido como una roca". Se afirma que Mr. Dowd le dijo textualmente al Fiscal Especial "Yo no me voy a sentar ahí y dejarlo parecer como un idiota". Aparentemente, le dijo a Trump  que no se entrevistara con el Fiscal o si lo hacía, terminaría "con el traje color naranja de preso". ¿Alguien se puede imaginar que el Presidente de un país no pueda testificar bajo juramento porque cometería perjurio al no poder aguantarse de decir mentiras? Al otro día, el abogado le mandó una carta al Presidente renunciando a seguir representándolo.

En otra parte del libro se lee que en enero pasado el Ministro de la Defensa, Jim Mattis, tuvo una discusión con Trump sobre los problemas nucleares con Corea del Norte y que al darse cuenta de la ignorancia de este sobre el tema, le comentó a sus ayudantes una vez terminada la misma que "el Presidente actúa y tiene un entendimiento de un estudiante de quinto o sexto grado".

Por lo interesantes que son las revelaciones y los chismes que aparecen en este libro, la semana que viene seguiré con nuevas citas del mismo.

*Lázaro Fariñas, periodista cubano residente en los EE.UU.

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