Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Estados Unidos anunció el 10 de septiembre que se estaban celebrando conversaciones con la República Popular Democrática de Corea con vistas a organizar una segunda cumbre entre los presidentes Donald Trump y Kim Jong Un. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo a los periodistas en que el líder norcoreano solicitó el seguimiento de la histórica cumbre de Singapur en junio, en una "cálida y muy positiva carta" a Trump entregada en días recientes pero dijo que la Casa Blanca no entregaría a la prensa copia de dicha carta de Kim sin permiso de Pyongyang.


"El presidente (Trump) ha logrado un éxito tremendo con sus políticas hasta ahora. Y esta carta es una prueba más del progreso de esa relación", puntualizó.

Especificó Sarah Sanders que no se ha tomado decisión con respecto a la fecha y lugar de la reunión. Algunos observadores habían señalado a Nueva York como posible escenario para una reunión Trump-Kim, en ocasión de celebrarse la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas dentro de dos semanas, pero el líder norcoreano no ha ofrecido ninguna indicación de que planee asistir al citado evento.

Funcionarios estadounidenses han considerado, en privado, que es poco probable que tal reunión pueda tener lugar en Nueva York durante la próxima visita de dos días de Trump a la ONU.

Sarah Sanders comentó que la decisión de Corea del Norte de no incluir misiles balísticos en el desfile militar en Pyongyang del fin de semana anterior, parece una señal de que Kim estaba tomando cuidadosas medidas para no enemistarse con Estados Unidos. "El reciente desfile en Corea del Norte, por primera vez, no se basó en  su arsenal nuclear", dijo Sanders.

La parte norteamericana en estas relaciones con la República Popular Democrática de Corea fija siempre públicamente su interés en “encarrilar las estancadas negociaciones nucleares encaminadas a la desnuclearización de Pyongyang”, en tanto que esta última prioriza la retirada de las bases militares estadounidenses de la región y el aflojamiento del control político de Washington sobre Surcorea que pueda conducir, a largo o mediano plazo, a la reunificación de la península de Corea.

Para muchos observadores pudiera estar presente en esta compleja situación diplomática la voluntad de Trump de tomarse un respiro en medio del atolladero a que está siendo empujado por sus propias incoherencias en lo interno de Estados Unidos cuando se acercan las elecciones de medio término en noviembre con un extremadamente complejo panorama político nacional.

Se recuerda que Trump canceló abruptamente, hace tres semanas, una visita del Secretario de Estado Mike Pompeo a Pyongyang, poniendo la falta de progreso en las conversaciones como motivo.

Pero poco después, a fines de la semana pasada, el narcisista Presidente de Estados Unidos alardeó en un mitin en el estado de Montana que el líder comunista norcoreano había "dicho algunas cosas maravillosas sobre él”.

En un twit el domingo anterior, Trump escribió que la decisión de Kim de no mostrar misiles balísticos era “una declaración muy grande y positiva”, añadiendo que “no hay nada tan bueno como un diálogo entre dos personas que se agradan".

El asesor de seguridad nacional John Bolton dijo, por su parte, que la administración "todavía está esperando que ellos tomen medidas significativas". Entre otras cosas, los Estados Unidos están buscando una declaración detallada del Norte sobre el tamaño de sus arsenales nucleares y de misiles balísticos.

"La posibilidad de otra reunión entre los dos presidentes obviamente existe", dijo Bolton, "pero el presidente Trump no puede hacer que Corea del Norte entre por la puerta que tiene abierta". Ellos son los que tienen que dar los pasos para desnuclearizarse, y eso es lo que estamos esperando".

Sin embargo, varios analistas estadounidenses de política exterior advirtieron que la voluntad de Kim de reunirse con Trump no era una señal de que Pyongyang avanzaría con esfuerzos serios hacia la desnuclearización. Más bien, dijeron, el objetivo de Kim es convencer a Trump para que firme un acuerdo que declare el fin formal de la guerra de Corea, sin exigir concesiones significativas.

"Kim Jong Un ha demostrado ser muy hábil en manipular a Trump con halagos y promesas vacías", dijo Sue Mi Terry, experta coreana del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Kim "observa todo lo que le pasa cerca, los problemas domésticos y todo lo demás, y huelen cualquier oportunidad".

"Kim ha concluido que necesita hacer un trato con Trump", dijo Terry.

"Es la única persona con quien podría llegar a un tratado de paz. Es la única oportunidad para que Corea del Norte logre lo que siempre pensó que necesitaba tener".

*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.

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