Por Lázaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Creo que uno no debe escribir una columna por obligación, sino por inspiración. Uno debe escribir porque siente la necesidad de decir o comentar algo, algún suceso, alguna noticia. ¿Pero qué pasa cuando uno no tiene la inspiración para escribir, pero se siente con el compromiso de hacerlo? Pues bueno, uno tiene que hacer de tripas corazón, exprimirse el cerebro y encontrar el  tema que logre llenar esa página en blanco. Tengo que decir que no siempre es fácil. Algunas veces se convierte en una verdadera pesadilla. No importa la experiencia acumulada que uno tenga, esa página en blanco, en algunas ocasiones, en un verdadero reto. Hoy es uno de esos días. Gracias a Dios que siempre está ocurriendo algo que vale la pena comentar, y buscando y buscando me encontré con un tema que se me ocurre que pueda ser de algún interés para los pocos o muchos lectores de esta columna que desde hace años mantengo.


La muerte de una persona como George H.W. Bush el que fuera el Presidente numero 41 de los Estados Unidos, y el homenaje que le han hecho en este país, es un tema interesante que merece ser comentado.

Hace unos días, fue enterrado en Texas este político norteamericano de 94 años de edad. Antes y durante tres días le hicieron un funeral de estado con toda la grandiosidad y pomposidad posible, siendo expuesto en la rotonda del Capitolio de Washington, celebradas las honras fúnebres en la Catedral Nacional con la presencia de la crema y nata del establecimiento político y empresarial de la nación, entre ellos los cuatro ex presidentes que aún siguen vivos y el actual inquilino de la Casa Blanca. El cuerpo de Bush fue devuelto a Texas donde se le siguió rindiendo homenaje hasta que fue por fin enterrado, junto a los restos de la que en vida fuera su esposa por más de setenta años.

¿Quién era George H.W. Bush? Durante la Segunda Guerra Mundial, fue un piloto de la Fuerza Aérea de los EE.UU. que participó en numerosos bombardeos contra los japoneses y que, milagrosamente, fue rescatado del mar por un submarino momentos después que su avión fuera derribado por la artillería enemiga. Al terminar la guerra, se gradúa de una de las mejores universidades del país, y se mudó a Texas, en donde se hizo millonario en negocios petroleros. Su carrera política la comenzó siendo elegido congresista por aquel Estado. Bush, aparte de haber sido representante, fue embajador ante las Naciones Unidas y también ante la República Popular de China, fue Director de la CIA, Vice Presidente del país por ocho años durante el gobierno de Ronald Reagan, de donde saltó a la Presidencia en la que estuvo por un solo término cuando fue derrotado por Bill Clinton. A pesar de haber tenido una carrera política larga y ascendente, nunca fue un líder carismático, más bien era bastante opaco y a pesar de haber ocupado las posiciones que ocupó, nunca fue un hombre que se vanagloriara de sus triunfos, sino fue un hombre de cierta modestia que no se andaba jactando de los puestos que ocupaba.

Por supuesto que el Presidente Bush no era ningún santo. No se llega a donde él llegó siéndolo. Bush se vio envuelto en varios escándalos políticos, entre ellos y el más sonado, fue el llamado Irán-Contra, en el que ilegalmente le vendieron armas a los iraníes para financiar las guerrillas contrarrevolucionarias en Centroamérica que se crearon con la intención de derrocar al gobierno sandinista que dirigía Daniel Ortega. H. W. Bush también llevó a cabo la Primera Guerra del Golfo contra Irak, aunque tuvo la inteligencia de no derrocar al gobierno de Saddam Hussein.

Desde el punto de vista norteamericano, George H. W. Bush fue una persona decente y familiar. Dos de sus hijos triunfaron en la política, uno como presidente de la nación y otro como gobernador de La Florida. Sus adversarios políticos lo miraron siempre como una persona siniestra que utilizó sus posiciones para cometer atrocidades, como el dar la orden de que bombardearan a las fuerzas militares iraquíes cuando estas regresaban desamparadas a las fronteras de su país o ser uno de los principales artífices de la guerra sucia contra Nicaragua. Fue, sin embargo, un hombre que respetó la institución de la presidencia de este país, y que avanzó y las metas políticas de la nación que representaba honorablemente.

Fuera lo que fuera H. W. Bush durante su vida política, será la historia la que dirá la última palabra sobre él. Es muy difícil juzgar a una persona cuando esta acaba de fallecer. El tiempo se encargará de hacer ese juicio. Como humano, lo único que se puede desear por el momento es que descanse en paz, los historiadores del futuro se encargarán del resto.

*Lázaro Fariñas, periodista cubano residente en los EE.UU.

Martianos-Hermes-Cubainformación

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