Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- En la postrimería de Diciembre último —al tiempo que acredité que nuestro Presidente trazó la brújula para encarar el 2019 como “año de ordenamiento”: eficiencia, palabra clave—, signifiqué la necesidad de incrementar la economía y disminuir los problemas cada vez que nos sea posible, sin dejar de aprovechar cualquier oportunidad para invertir más en la esfera espiritual (1). Al cierre de este trimestre, después de seguir con detenimiento el pulso cubano, late en mí el deber de compartir mis meditaciones sobre el asunto que presento.
Para mí no es ajena una máxima de José Martí, a saber: “[…] mover un país, por pequeño que sea, es obra de gigantes […]” (2). Digo más: al tratarse de una nación como la nuestra —con una desgracia añadida: la Guerra multilateral Made in USA provoca que la familia cubana sienta en cuerpo y alma, dondequiera que se encuentre, el efecto perjudicial de la pesadilla de Trump contra la Revolución (3)—, el análisis sereno no debe menos que transitar por el reconocimiento de que es toda una proeza su realización a favor del pueblo (4).
Sin embargo, mi examen lleva la impronta asimismo de nuestros problemas subjetivos o lo que identifico también como Bloqueo interno: chapucería, burocratismo, corrupción y otros males que amenazan en extremo la existencia de nuestro proyecto emancipador.
Percibo, por lo menos desde un quinquenio atrás, la existencia de una suerte de “oposición” a nuestro Socialismo aderezada con el quehacer de la “nueva” ¿disidencia? que en el patio le sirve en bandeja de Plata a mercenarios/as y sus amos de Washington. Esa “oposición”, requiere del repudio contundente de las Autoridades Político-Administrativa y pueblo en general —so pena de males incalculables en nuestra Patria (5).
He perdido la cuenta de las veces que el Compañero Díaz-Canel alude a la “sustracción de combustibles” en las entidades estatales, “un tema que tenemos que defender entre todos y resulta fundamental el control que le imprimamos” (6). Por ello, me acompaña este juicio: si el “actor más importante del modelo económico cubano está en la empresa estatal socialista” (7), entonces se comprende mejor el porqué en este orden “La Fiscalía General de la República de Cuba se erige como un puntal para que se ejerza y defienda la legalidad en nuestro país, para que haya un ejercicio honesto de la justicia, para que enfrentemos con más intensidad y eficiencia la corrupción, la ilegalidad y el delito” (8) —todo, en palabras del Jefe de Estado en la Mayor de las Antillas.
No obstante, en este panorama tienen un papel de enorme alcance el actuar de la Contraloría de la República Cuba (9). Lo abordo, sucintamente.
Hace una década, en el sitio Kaos en la Red escribí “Perfeccionamiento en el Socialismo cubano” donde hice constar que el esfuerzo por pulir nuestro sistema acababa de dar a luz a un sujeto que se incorporaba a la praxis como nueva fortaleza: me refería a la Ley de la Contraloría General de la República aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular con el objetivo de auxiliar al Parlamento y al Consejo de Estado en la fiscalización de la administración en todo el archipiélago nacional; así como que ella desempeñaría un papel esencial en la elevación del orden, la disciplina económica, el control interno y el enfrentamiento resuelto a cualquier manifestación de corrupción, así como a las causas y condiciones que pueden propiciar el actuar negligente y delictivo de cualquier dirigente y funcionario (busqué en Internet y no encontré la dirección del escrito).
Un lustros después —en base a que en el año anterior redacté “Cuba: una propuesta a su Contraloría” con la inscripción: “Liborio debe auditar la permanencia-incremento de lo declarado como patrimonio de Directivos./ El peso de la Ley ha de recaer asimismo en quienes sabían-debían saber de hechos de corrupción”—, formulé varias preguntas y la acotación siguientes:
¿Acaso la negligencia y/o la desidia sazonada con la burocracia dejan de constituir otro gran peligro para la Revolución, al lado de hechos corruptos? ¿Con actos de esta naturaleza estamos a favor de Liborio o en presencia de un tipo específico de contrarrevolución? ¿Hasta cuándo vamos a seguir con la negligencia y/o la desidia? ¿Cuántas medidas verdaderamente ejemplarizantes se han adoptado ante sus responsables? Necesitamos más de la Contraloría de la República de Cuba como expresión de la voluntad popular (10).
A esta altura, una vez que reflexioné sobre lo trascendido recientemente del informe de la Contralora General de la República, Gladys Bejerano Portela, al Consejo de Ministros en el que se aseguró que los problemas detectados se repiten y no se ha logrado frenar la ocurrencia de indisciplinas, ilegalidades y hechos de corrupción (11), ratifico las interrogantes anteriores y agrego las que continúan:
¿Por qué demoró detectar el desastre administrativo —busqué una expresión decente— que determinó “demover del cargo de presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), al compañero Antonio Eduardo Becali Garrido, atendiendo a deficiencias afrontadas en su trabajo” (12)? ¿Será que resultó una exageración de mi parte sentenciar hace casi cuatro años en “Cuba: la Contraloría y el INDER” en el sitio Cubainformación: “Es inadmisible, la posibilidad de que manejos sucios en la Pelota hayan sido opacados, y que ahora ocurra lo mismo con el Fútbol. Noooooooooooooo. ¡Abajo cualquier manejo turbio! —so pena de que en el Instituto Nacional de Deporte, Educación física y Recreación (INDER) robustezcan lanzas contra la Revolución Cubana” (13)?
Inquiero más:
¿Y qué decir del hecho según el cual “Pablo Civil, flamante campeón nacional al frente de los leñadores tuneros y subcampeón de la Serie del Caribe, se perfilaba como una de las opciones más acertadas [para estar en el grupo de Dirección de la preselección nacional del equipo de Pelota y, sin embargo, quedó fuera]”. “Nadie lo hizo [no lo llamaron] y la Comisión no se ha pronunciado al respecto” (14)?
¿Escapará a la necesidad de la Actualización de nuestro modelo de desarrollo (15) meditar en cuánto se gana o se pierde dejando intacta a la actual dirección de la Contraloría de la República de Cuba, más allá de la pulcritud que exhibe, y pasar por alto que todavía determinados cuadros de los organismos abastecedores de mercancías para el pueblo, por ejemplo, no les hacen una guerra a merolicos y revendedores en medio de la escasez de hoy día (16) —lance en el que igualmente hemos de estar las personas afectadas?
Concluyo: estoy absolutamente convencido de que es imprescindible un salto cualitativo en la gestión del control revolucionario, incluyendo la renovación de los directivos que no muestran avances tangibles, y aplicar sanciones ejemplarizantes cuando tengan lugar casos como los aquí resaltados. Ahí están las enseñanzas de nuestro Eterno Fidel (17), puntualmente su pensamiento sobre qué es Revolución (18). Apenas añado un enunciado: en Cuba se impone Hacer más contra el Bloqueo interno. ¡Amén!
Referencias:
2.- http://www.josemarti.cu/publicacion/n-york-20-de-julio-1882/.
4.- https://kaosenlared.net/cuba-ante-el-2019-entre-proezas-y-combates/.
8.- http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2019-03-30/por-un-ejercicio-honesto-de-la-justicia-en-cuba.
9.- www.contraloria.cu/documentos/Compendio.pdf.
10.- http://pop.kaosenlared.net/kaos-tv/87828-cuba-necesitamos-m%C3%A1s-de-su-contralor%C3%ADa.
13.- https://kaosenlared.net/cuba-la-contraloria-y-el-inder/.
18.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2000/esp/f010500e.html.
