Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Casi un año atrás —en base a mi modo de percibir/definir el Sistema de marras—, al comenzar este título me pronuncié por trabajar en aras de favorecer al ciudadano/a cubano/a, cerrarle el tránsito a la especie de Satanás territorial y empoderar más y más a nuestro pueblo (1). Luego, de cara a la situación que vivimos complejizada por la ¿nueva? arremetida yanqui contra la Unión cubano-venezolana, argumenté cómo es indispensable incrementar la percepción según la cual edificar nuestro Socialismo equivale a convertir en palpable el sentipensamiento del compatriota (2). Hoy, encuentro oportuno complementar mi razonamiento.
Justamente porque le concedo una enhorabuena a la existencia en Cuba de una armonía plena y tangible de Díaz-Canel con Raúl Castro como manera de honrar con nuestra práctica revolucionaria cada vez más al Fidel que Vivirá por Siempre (3), aprecio en el discurso de nuestro Presidente claves de la dinámica que debe tener el Sistema Político en nuestro archipiélago nacional. Ello, en consonancia con lo expresado por Elier Ramírez Cañedo en “La concepción socialista del Che, ayer y hoy”, específicamente el siguiente recordatorio:
“[…] Ese Che realista es el que llega a plantear: 'pensar que un país entero va a responder a estímulos superiores teniendo hambre…., eso a mí me parece un sueño (…); hay una cantidad de necesidades que son vitales, y ésas hay que satisfacerlas, si no las satisfacemos, difícilmente podamos avanzar'”. “[…] Para el Che no había economía sin política, tampoco política sin economía, pero era fundamental que la política fuera la que condujera a la economía y no viceversa. No desconocía los límites impuestos por las condiciones objetivas, pero tampoco se subordinaba a ellas. El Che entendía que las circunstancias hacen al hombre, pero también éste es capaz de hacer sus circunstancias” (4).
Así, reconozco tino al definir “como prioridades insoslayables la preparación del país para la defensa y el desarrollo de la economía nacional” (5); tanto más en la medida que esté visualizado la reiterada advertencia del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana: “los únicos enemigos de la Revolución podemos ser nosotros mismos” (6) puesto que “esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra” (7).
Con estos presupuestos, sostengo que todavía estamos distantes de ahuyentar el acecho del infierno. Formulo las siguientes preguntas para ilustrar mi razonamiento:
¿Cómo se explica que si un objetivo nuestro es consolidar, avanzar, defender más la industria nacional porque “en este país se puede hacer cualquier cosa que nos propongamos”, en más de una ocasión “ni conocemos las producciones que desarrollan nuestras empresas” y “de las 167 inversiones cuya explotación total o parcial estaba previsto iniciar, solo se concluyeron 53”? ¿Será un dato menor la afirmación: “los análisis de estos temas deben ser cada vez más profundos, de manera que se pueda tener un conocimiento real de los costos que entraña al país y al plan de la economía el incumplimiento de las inversiones planificadas”? (8). ¿Acaso escapa a la pertinencia la necesidad de sancionar a directivos y trabajadores responsables de dejar de hacer, por causas subjetivas, lo que de ellos espera nuestras gentes?
En término de la calidad que considero ha de exhibir el Sistema Político en Cuba, también pondero sobremanera los planteamientos que continúan expresados por el Presidente Díaz-Canel:
“[…] el país necesita a sus profesionales de la economía; necesita de su talento, de sus aportes y de su trabajo”. “[…] el dilema de cada día es cómo utilizar mejor lo que disponemos que, generalmente, es quince o veinte veces menos que lo demandado”. “No está en nuestras manos decretar el fin del bloqueo, obstáculo fundamental al desarrollo del país. La actual administración estadounidense es abiertamente hostil al país y se ha propuesto asfixiar la economía con particular saña./ Debemos concentrarnos, por tanto, en lo que sí depende de todos nosotros: la inteligencia, la creatividad y el esfuerzo”. “[…] la gestión del conocimiento ya no es un factor más en la contribución al desarrollo, sino que ha pasado a convertirse en el factor principal y determinante de la productividad” (9).
Y si la resultante de la dinámica del Sistema en cuestión ha de tributar a la edificación y perfeccionamiento de la irreversibilidad del Socialismo camino al Comunismo, a la sazón es momento de realizar el mayor esfuerzo posible por aprehender otros postulados del conductor del Estado cubano, a saber:
“El país que queremos tiene que basarse en un desarrollo equilibrado y sostenible, en una prosperidad que armonice con el medio ambiente, en una justa distribución de las riquezas, y donde se le garantice a todo el pueblo servicios de calidad”. “[Debemos] practicar la solidaridad; rechazar el egoísmo; repudiar la discriminación social; y defender los derechos de todos los cubanos, no de segmentos exclusivos y privilegiados”. “[…] no retrocederemos en los principios que definió la Revolución cubana desde sus inicios, como la alianza obrero–campesina, el derecho de la tierra para quienes verdaderamente la trabajan, el acceso universal y gratuito a la educación y la salud, así como la propiedad sobre los medios fundamentales de producción”. “[Es necesario] adoptar estilos de trabajo que enfrenten la indolencia, la burocracia, las trabas y la insensibilidad ante los problemas de la gente”.
“[Son tareas ineludibles] el fortalecimiento de la empresa estatal socialista; el ordenamiento de la actividad del sector no estatal, sin frenar su desempeño; integrar todos los actores, formas de propiedad y de gestión del entorno económico cubano; hacer más eficiente el proceso inversionista; impulsar la inversión extranjera; exportar más y sustituir exportaciones”. “[Es imperdonable dejar de] aprovechar de manera eficiente los valiosos recursos humanos y la fuerza de trabajo calificada y científica formada por la Revolución [además de los profesionales de la economía]”. “[A fin de cuenta, hemos de poseer] la cultura del detalle como prácticas de vida venciendo la inercia de los cansados, contagiando de entusiasmo y optimismo a los comprometidos, entendiendo que la belleza del peor momento está en el tamaño de los desafíos” (10).
Concluyo: si el grueso del pueblo cubano hace suyo los postulados que he resaltado provenientes de la continuidad revolucionaria del liderazgo histórico-actual en la Mayor de las Antillas, entonces no albergo la menor duda de que vamos a hacer más contra el Bloqueo interno (11) y cerrar el 2019 en capacidad de incrementar la economía, disminuir los problemas considerablemente y aprovechar la oportunidad que se nos presente para invertir más en la esfera espiritual —todo, lance que deviene prosperidad del pueblo (12). Así concibo también el pulso del Sistema Político en Cuba. ¡Amén!
Referencias:
1.- http://kaosenlared.net/cuba-el-pulso-de-su-sistema-politico/.
6.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f080159e.html.
7.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2005/esp/f171105e.html.
10.- http://www.cubadebate.cu/noticias/2019/06/06/diaz-canel-el-pais-que-queremos/#.XPo9reMUnIU.
