Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Este 1 de Agosto que conmemoramos los primeros diez años de la Contraloría General de la República de Cuba (1), significo que escribo esta serie con la premisa de mis casi cuatro décadas de ejercicio periodístico en el que me ha acompañado/me acompaña una máxima de José Martí, a saber: “[…] a fin de que el conocimiento de nuestras deficiencias y errores, y de nuestros peligros, asegure la obra a que no bastaría la fe romántica y desordenada de nuestro patriotismo; y para fomentar y proclamar la virtud donde quiera que se la encuentre. Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico [Patria, el 14 de Marzo de 1892]” (2).
A propósito, me viene a la mente que hace unos pocos meses me pronuncié en contra del “Bloqueo interno: chapucería, burocratismo, corrupción y otros males que amenazan en extremo la existencia de nuestro proyecto emancipador”; momento en el que también recordé que una década atrás firmé “Perfeccionamiento en el Socialismo cubano”, para Kaos en la Red, donde hice constar que el esfuerzo por pulir nuestro sistema acababa de dar a luz a un sujeto que se incorporaba a la praxis como nueva fortaleza: me refería a la Ley de la Contraloría General de la República aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular con el objetivo de auxiliar al Parlamento y al Consejo de Estado en la fiscalización de la administración en todo el archipiélago nacional; así como que ella desempeñaría un papel esencial en la elevación del orden, la disciplina económica, el control interno y el enfrentamiento resuelto a cualquier manifestación de corrupción; además de encarar las causas y condiciones que pueden propiciar el actuar negligente y delictivo de cualquier dirigente y funcionario (3).
En la misma oportunidad, sin embargo, con el ánimo de reflexionar acerca de la efectividad en el accionar de nuestra Contraloría, traje a colación antiguas y nuevas preguntas como estas:
¿Por qué demoró detectar el desastre administrativo —busqué una expresión decente— que determinó “demover del cargo de presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), al compañero Antonio Eduardo Becali Garrido, atendiendo a deficiencias afrontadas en su trabajo” (4)? ¿Será que resultó una exageración de mi parte sentenciar hace casi cuatro años en “Cuba: la Contraloría y el INDER”, en Cubainformación: “Es inadmisible, la posibilidad de que manejos sucios en la Pelota hayan sido opacados, y que ahora ocurra lo mismo con el Fútbol. Noooooooooooooo. ¡Abajo cualquier manejo turbio! —so pena de que en el Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER) robustezcan lanzas contra la Revolución Cubana” (5)? ¿Escapará a la necesidad de la Actualización de nuestro modelo de desarrollo (6) meditar en cuánto se gana o se pierde dejando intacta a la actual dirección de la Contraloría de la República de Cuba, más allá de la pulcritud que exhibe?
En rigor, mis inquietudes procedían/proceden de hace más de un quinquenio. Así, en la primera versión de este título, en correspondencia con el razonamiento que compartí, dije que consideraba/considero que, unido a la lucha sistemática vs. corrupción y otros males, en general hay que incrementar el protagonismo/combate del sistema político liderado por nuestro Partido Comunista ante la negligencia y/o la desidia amparadas en el burocratismo; al tiempo que acredité que particularmente necesitábamos/necesitamos más de la Contraloría de la República de Cuba como expresión de la voluntad popular (7) —mi tesis recurrente. Y en la segunda versión, un lustro después, ofrecí otros elementos de juicio en el mismo orden de sentipensamiento (8).
Por cierto, me digné a escribir para la sección de comentarios de un título en un medio importante de mi país lo que ahora revelo:
“Enhorabuena, los primeros diez años de la Contraloría. ¡Felicidades! No obstante, además de comprender el espíritu de lo expresado por la persona identificada como 'equis' [sustituyo cómo se identificó], insisto en la conclusión que escribí el pasado 4 de Junio: Si es un secreto a voces los ejemplos de delitos que constan en este post; si la existencia de lo anterior evidencia que 'el Estado se equivoca a veces', que ello se puede traducir en 'una disminución del entusiasmo colectivo' y que, por tanto, 'es el instante de rectificar' —tanto más, a la luz de la alerta del Eterno Fidel según la cual 'Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra'—; entonces, es evidente que en Cuba necesitamos más de su Contraloría” —y pude verificar que fue recibido, pero no publicado.
Es una pena que me hayan ¿censurado? ese comentario, quizás porque otra vez quien lo hizo encontró ¿malas entrañas? en mi modo de criticar. Omito más detalles al respecto, porque también asumo la enseñanza de José Martí expuesta la víspera del 10 de Octubre de 1885: “¿Qué había de hacer en este conflicto un hombre honrado, y amigo de su patria? ¡Ah! lo que hago ahora: decirlo en secreto, cuando me he visto forzado a decirlo, de modo que mi resistencia pasiva aproveche como yo creo que aprovecha, a la causa de la independencia de mi país; no decirlo jamás en alta voz, para que ni los adversarios se aperciban, porque es mejor dejarse morir de las heridas que permitir que las vea el enemigo […]”; una actitud exhibida por el Maestro cuando vivía en “tristísimo silencio” y se consideraba “el esclavo de mis compatriotas” (9).
Mas —al paso que convoco a que cada quien se conforme su propio ángulo de mira en este orden de ideas; sin descartar una bienvenida/promesa de asumir con humildad la crítica que alguien decida hacerme por mi manera de abordar este asunto—, me digo: ojalá que compañeros/as con competencias político-administrativas/facultad para adoptar decisiones, en alguna medida tomen notas del mensaje que emito en esta oportunidad —pienso que no está divorciado del mismísimo sentir que acaba de reflejar nuestra Contraloría (10).
Concluyo: otorgarle un aplauso al quehacer de la Contraloría General de la nación cubana en su primera década, no debe exonerarnos del deber de reconocer sus fallas y exigirle que cumpla cabalmente su nada despreciable cuota ante el llamado que continúa, realizado por nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez el 26 de Julio (11) último: “Por nuestra parte, no nos dejaremos distraer con presiones y amenazas. Hay demasiados desafíos que vencer y vamos a concentrarnos en ellos: en primerísimo lugar, la invulnerabilidad económica y militar del país, el ordenamiento jurídico, la derrota de cuanto obstáculo interno o externo persista: sea el burocratismo, la insensibilidad o la corrupción, que no pueden aceptarse en el socialismo” (12) —las negritas son mías. Así, no me canso de subrayar: en Cuba necesitamos más de su Contraloría. ¡Amén!
Referencias:
1.- www.contraloria.cu/documentos/Compendio.pdf.
2.- http://www.josemarti.info/libro/nuestras_ideas.html.
5.- https://kaosenlared.net/cuba-la-contraloria-y-el-inder/.
7.- http://pop.kaosenlared.net/kaos-tv/87828-cuba-necesitamos-m%C3%A1s-de-su-contralor%C3%ADa.
9.- http://www.josemarti.cu/publicacion/new-york-9-de-octubre-1885/.
11.- http://www.cubainformacion.tv/index.php/historia/51241-ipor-que-cuba-celebra-el-26-de-julio.
