Ramón Pedregal Casanova.- Los planes del llamado, por Israel-EEUU, Acuerdo del Siglo se dibujaron hace años. Quizás la primera noticia al respecto la dio el general yanqui Wesley Clarck 10 días después del 11 de Septiembre de 2001, declaró que el Estado Mayor había hecho una comunicación en la que afirmaba iba a ir a la guerra contra Irak, y también declaró que dos semanas más tarde le presentaron un documento del Secretario de Defensa en el que se apuntaba que EEUU iba a destruir 7 países en 5 años: Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalía, Sudan, y finalmente Irán. A continuación añadió: “Si no hubiera petróleo sería igual que África. Nadie amenaza con intervenir en África, … la presencia de petróleo por toda la región ha saltado la chispa del poder.”


Clarck no menciona a Palestina porque el Estado Mayor, el Secretario de Defensa, el Departamento de Guerra, ya había establecido allí una empresa de guerra que venía de las manos del poder financiero sionazi europeo. Se puede comprobar la influencia de éste en la élite imperial desde su establecimientyo, que fue con la aprobación que consiguió en la ONU partiendo Palestina, y su intensificación en el poder imperial a partir de 1967, cuando consiguen un gran objetivo: dividir al mundo árabe tras su derrota. Israel-Estados Unidos suman aliados en una región que han debilitado y emprenden la ocupación total de Palestina.

Los destructores ya tienen al desestabilizador directo, a la plataforma con la que se proponen avanzar en la zona que se había liberado del colonialismo muy poco antes, tienen la base militar convertida en Estado, el establecimiento racista, imperialista pasando por demócrata mediante su propaganda bien engrasada por el Fondo Mundial Judío. La declaración del general Clarck descubre el papel estratégico de Oriente Próximo para EEUU, Israel es la cuña neocolonial, y Palestina es la primera víctima.

El plan es la destrucción sistemática de los países que se resisten al imperialismo y con ello establecer divisiones geográficas que resulten seguidoras sumisas de Israel-EEUU, que reconocerían como fragmentos sometidos, y a su vez éstos serían interventores submarinos del imperio en la zona estratégica de grandísimas riquezas, que servirían para su sostenimiento y su acercamiento a las fronteras de Rusia, abriéndose paso para bloquear también a China.

Luego el Acuerdo del Siglo, plan de Guerra del Siglo, que empieza por la eliminación de Palestina, para lo que los criminales Trump-Kusnher-Netanyahu  airean la compra mercenaria de países de la zona a los que arrojar a la población que se resiste a abandonar su país. Para los países que no se vendan como traicioneros al Pueblo Palestino los planes están trazados. Así lo expone el profesor Israel Shahak en su libro “Historia judía, religión judía”:Todavía pienso que el problema palestino no es el punto clave de la situación en Oriente Medio. El meollo del asunto es la voluntad israelí de dominar la totalidad de Oriente Medio. Los palestinos son solo las primeras víctimas”.

El propósito de los tres asesinos no es más que dar continuidad a la práctica que venían desarrollando desde el 48, después el 67,  en el 93 lo negocian en lo que se llamó los Acuerdos de Oslo, los tres episodios del siglo XX, y ahora, subiendo por encima de las guerras que han desarrollado en Irak, Siria, Líbano, Libia, Yemen, el acoso a Somalía y la partición de Sudán, se proponen comprar a los que callan y colaboran con el sionismo en su ataque a Irán, para anexionarse toda Palestina expulsando y exterminando a su pueblo.

Ejemplo de anexión son los asentamientos, declarados por el Derecho por la Convención de Ginebra como “crímenes de guerra”, pero el nivel más escandaloso de hipocresía criminal se ha hecho más evidente y ha sido rechazado por el mundo entero, es la ocupación de Jerusalén y la demolición de centenares de viviendas palestinas, la expulsión de sus habitantes a campos de refugiados y la  judaización de la capital Palestina.

Dentro de el plan criminal global para Oriente Próximo y teniendo en cuenta a las primeras víctimas, encaja a la perfección el robo y destrucción de la documentación histórica que recoge, recogía, cómo y bajo que factores llevaron a cabo la ocupación de Palestina en 1948, y los acontecimientos dolorosos conocidos como Al Nakba, y de ahí en adelante. A esa tarea de destrucción documental histórica el sionazismo dedica un cuerpo secreto del ejército de ocupación, el periódico Haaretz lo ha hecho público.

Hablar-escribir de la situación del Pueblo Palestino es durísimo, usted que lee seguro que se asombra de cómo éstos criminales rompen sin escrúpulos el Derecho Internacional, se burlan de las Resoluciones de la ONU: el retorno de los refugiados, la ocupación, el muro, los prisioneros, el bloqueo a Gaza, el robo de tierras y el agua, la demolición de ciudades y pueblos Palestinos, la expulsión de sus habitantes, … seguro que desea que triunfe el BDS, solidaridad internacional básica, y entre en la partida una intervención internacional efectiva contra el ente sionazi. O defendemos al heroico Pueblo Palestino, o no se parará la guerra contra la soberanía y la independencia de los pueblos y los Estados antiimperialistas, los que en la región y en el mundo no se dejan someter a la globalización imperial. Esa es la Guerra del Siglo. A pesar de la sombra que su accionar histórico deja sobre el presente, su poder desinformador no ha podido distorsionar lo conocido por las Naciones Unidas y por todo el mundo, y su crimen contra el Pueblo Palestino y contra todos en el Derecho Internacional y Humanitario, será recordado, será inolvidable.

Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: “Gaza 51 días”, “Palestina. Crónicas de vida y Resistencia”, “Dietario de Crisis”,  “Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero”, y “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales  AMANE.  Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos. Miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI).

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