La definición precisa del Imperio


Antonio Maira - Cubainformación

El 17 de septiembre de 2002 George W. Bush, Presidente de los EEUU, promulgó desde la Casa Blanca un documento titulado: “La estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos de América”. El texto, muy compacto a pesar de su extenso contenido, desarrolla una definición del nuevo Imperio a partir de la situación real de los Estados Unidos en aquél momento. Tal situación se había configurado después de una serie de guerras y declaraciones en las que Washington había establecido su estatus internacional y, con ello; la ruptura de todos los acuerdos, convenios y tratados, fundamentalmente aquellos que establecen las normas supremas del derecho internacional definidas en la Carta de las Naciones Unidas.

Efectivamente, las sucesivas intervenciones de Washington, especialmente en América Latina, Gran Oriente Medio, África y Extremo Oriente; habían roto ya con la legislación -común para todos los estados- que tienen relación con los principios de no injerencia, no intervención, respeto a la soberanía de los mismos, mantenimiento de la paz y acatamiento de las normas que para mantener esos principios han sido encomendadas a la propia ONU. Y lo seguirían haciendo. De manera incrementada y siguiendo su propia y única voluntad soberana tal como fue señalado en este documento y se llevó a cabo en acciones posteriores, militares o coactivas, de los EEUU.

El Gran Patrón

El Documento sobre la Seguridad Nacional que promulga Washington es realmente un catálogo de definiciones y principios que orientarán la conducta de los Estados Unidos y de los demás países. Las normas que proclama e impone el Gran Patrón se refieren a toda la definición y el comportamiento de los sistemas económico, político, jurídico, ideológico y cultural; sobre los que se organizará el mundo bajo la tutela global

- imperativa y armada-, del emergente imperio. Su poder militar, superior e inalcanzable como impone el propio documento, le permitirá definir las normas de las relaciones internacionales.

La versión más cínica del mundo

Curiosamente, este decreto imperial define un principio orientador para la obediencia absoluta de todos los pueblos del mundo que es el de la Libertad. La declaración hecha bajo la forma y la autoridad indiscutible de un edicto imperial, y promulgada como tal -con un aparato propagandístico formidable que incluye a todos los medios de comunicación que orientan su información y la interpretan bajo la batuta del Imperio-, no expresa ninguna voluntad de los pueblos ni un acuerdo internacional que lo legitime.

No ha sido discutido en ninguna asamblea de países, de naciones o de delegados. Nadie lo conocía y afecta a la vida de todos. No ha sido conocido previamente excepto por los funcionarios de las Secretarías de Estado, Defensa, Consejo de Seguridad Nacional, y asesores civiles y militares del Presidente. No ha sido modificado ni enmendado y, sin embargo, contiene todo el conjunto de principios morales, normas de conducta y de organización social que corresponden al catálogo de derechos humanos definidos por la propia ONU.

Es una pura declaración de poder y de autoridad sobre unos pueblos que integran a todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo; a los que se les trata como vasallos en nombre de la Libertad, de la Democracia, y de los Derechos Humanos. El documento “La estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos de América” tiene un objetivo fundamental, además del de declarar el poder absoluto de los Estados Unidos: establecer, a partir de las reacciones y los silencios, cuáles son los aliados incondicionales, los condicionados y los estados enemigos del país que se define como el soberano del planeta. 

Vamos a tratar de mostrar en este artículo cuál es conjunto de contradicciones abismales y parcialidades del documento; así como los puntos en los que la ruptura de los derechos humanos es más flagrante. Atenderé primero, al prólogo-declaración que es en realidad una síntesis de su contenido; un resumen excelente para la divulgación inmediata en los medios, para las orientaciones políticas generales que sirvan de base de actuación y el compromiso  los estados amigos.

Al mismo tiempo es una amenaza a los estados (y a sus gentes) que pasen a considerarse y a ser considerados -por no admitir su contenido-, muy a su pesar, enemigos del estado más poderoso y belicoso del mundo. Lo voy a hacer en orden de presentación documental con las aclaraciones que permitan al lector extraer sus propias consecuencias según su propia experiencia e información.

Dice así:

“Las grandes confrontaciones del siglo XX entre libertad y totalitarismo finalizaron con una contundente victoria de las fuerzas de la libertad —y un único modelo sostenible para el éxito nacional: libertad, democracia y libre empresa.”

La contundente victoria de las fuerzas de la libertad

El siglo XX -según dogmatiza Bush en nombre de los EEUU-, a pesar de su enorme complejidad: IGM, Revolución rusa, surgimiento del fascismo en Italia, Alemania y España, IIGM, Tratados que dieron fin a la guerra y al nuevo orden internacional, Revolución China, Proceso de descolonización en África y Asia, Revolución  cubana y sus consecuencias en América Latina, liquidación de los regímenes socialistas y de las guerrillas armadas allí donde EEUU, el Reino Unido y Francia pudieron hacerlo: Grecia, Italia, etc.; es resumido como “contundente victoria de las fuerzas de la libertad contra el totalitarismo”.

Así mismo, identifica la lucha contra el fascismo –en la que la Unión soviética tuvo un papel esencial-, y las luchas guerrilleras en toda Europa contra el mismo fascismo, con la intervención militar: tardía y pragmática de los EEUU.

Olvida, claro está, el compromiso directo de Washington con el fascismo en la Grecia de los coroneles, la España de Franco, el Portugal de Salazar, el Chile de Pinochet y todos los desmanes en América Latina –por no hablar de Indonesia, Indochina, África del Sur, y otros países en los que se puede hablar con propiedad de fascismo.

Como un compromiso inevitable con el pasado y el presente imperialista del gobierno federal de los Estados Unidos, con sede en Washington, los EEUU definen también cuál es el único modelo sostenible para el éxito nacional: libertad, democracia y libre empresa”, que van a imponer al mundo.

Los derechos humanos básicos y el neoliberalismo rampante

“En el siglo XXI, sólo las naciones que compartan el compromiso de proteger los derechos humanos básicos y de garantizar la libertad política y económica serán capaces de liberar el potencial de su pueblo y asegurarle un futuro en prosperidad. En cualquier parte, la gente quiere poder expresarse libremente; elegir a sus gobernantes; expresar libremente sus creencias religiosas; educar a sus hijos, hombres y mujeres; y disfrutar de los beneficios de su trabajo”

En el siglo XXI -nos advierten los gestores del único Imperio-, los compromisos y valores que deben asumirse, porque son propios de quienes aman la libertad, son los siguientes:

“Sólo las naciones que compartan el compromiso de proteger los derechos humanos básicos, y de garantizar la libertad política y económica (…) estos valores son un derecho de toda persona, de toda sociedad (…) “y la obligación de proteger estos valores frente a sus enemigos es un deber que tienen en común todas las personas amantes de la libertad, en todo el globo y en todas las épocas”.

Los Estados Unidos: Padre Patrón

El Presidente Bush es muy claro. Afirma que los Estados Unidos disponen de una posición “sin igual” en lo que se refiere al poder militar y a la influencia política y económica. Sus asesores ya le han señalado lo que significa eso. Es la posibilidad de hacer la guerra por todos los medios posibles: militares, económicos, políticos, diplomáticos, mediáticos. Un objetivo básico es el de lograr el apoyo de organizaciones internacionales y conseguir aliados que den una imagen de legitimidad y poder irresistibles. Cínicamente señala que no necesitan emplear la fuerza para “obtener una ventaja unilateral”. Por supuesto, Bush, como vocero responsable de esta amenaza, apela a la tradición y a los principios inalterables de los EEUU.

   “Hoy Estados Unidos disfruta de una posición sin igual en cuanto a poder militar y de una gran influencia económica y política. Para salvaguardar nuestra herencia y nuestros principios no necesitamos emplear la fuerza a fin de obtener una ventaja unilateral. Buscamos, por el contrario, crear un equilibrio de poder que favorezca la libertad del ser humano: las condiciones en las que todas las naciones y todas las sociedades puedan elegir por sí mismas las recompensas y los retos de la libertad política y económica. En un mundo seguro la gente podrá mejorar su vida”.

Los EEUU presentan a sus enemigos: terroristas y tiranos. Redes difusas de individuos, los primeros, que traen el caos y el sufrimiento. El peligro reside en que pueden entrar por la puerta y cumplir con sus objetivos por menos dólares de los que costaría un tanque a precio de mercado del complejo militar-industrial. Los terroristas están adiestrados para penetrar nuestras sociedades –al fin y al cabo: “libres y abiertas”-; y para robar y usar nuestra poderosa tecnología militar.

En cuanto a los segundos, América tiene la libertad para designarlos y para hacer aceptable tal designación en una opinión pública preparada previamente para ello. Los ejemplos son interminables, muchos de ellos, muy antiguos. Las técnicas de demonización son cada vez más perfectas y con una capacidad de extensión mucho más grandes. Hoy en día incluyen casi todos los medios de comunicación (Falsimedia): agencias, prensa, televisión, cine, series, programas educativos, programas de educación, cultura popular, etc.: “redes difusas” (aquí sí que tiene aplicación este término).

Recordemos que las sociedades “libres y abiertas” de las que habla George W. Bush son las sociedades de mercado, es decir: las sociedades capitalistas. El primero de los derechos humanos es la “libertad de comercio”, “el libre mercado”. En estos dos pilares se apoyan todos los demás. 

Al fin y al cabo:

 Los EEUU “extenderán la paz alentando la formación de sociedades libres y abiertas en cada continente”.

Defender nuestra nación contra sus enemigos es la primera y fundamental obligación del Gobierno Federal (…).

Ayudar y responsabilizar. La guerra interminable.

 Bush, como Hitler en su tiempo (y también los EEUU), está dispuesto a utilizar “todas las herramientas de nuestro arsenal: el poder militar, la mejora de la defensa de nuestra patria, el hacer cumplir la ley, el servicio de inteligencia y los esfuerzos decididos para cortar la financiación de los terroristas, realizados a nivel global: “La guerra contra el terrorismo es una empresa global, cuya duración es imprecisa. Es decir: la guerra interminable y forzosa para todos los países del mundo.

“América ayudará a las naciones que lo necesiten para combatir el terror. Y América responsabilizará a aquellas naciones que transijan con el terror, incluyendo a las que acogen terroristas —porque los aliados del terror son enemigos de la civilización. Estados Unidos y los países que cooperan con nosotros no vamos a permitir que los terroristas organicen nuevas bases de operaciones. Juntos impediremos que encuentren refugio en algún momento”.

¿Cómo desatar el nudo gordiano?

EEUU ha definido sus guerras como interminables. En realidad lo son, porque son guerras para aumentar la pobreza y a favor de la desigualdad, de la acumulación de riqueza. Se trata de guerras capitalistas en la fase del imperialismo. Por eso mismo, Bush y todos sus compañeros, oligarcas; saben que las guerras serán interminables. La lucha contra el hambre no puede tener fin bajo el capitalismo. Aunque las “armas de destrucción masiva” en Irak -que “justificó” la guerra contra este país y el asesinato de Hassan Husein- fue un fraude que conocían todos los participantes, los EEUU generalizan la fórmula:

El peligro más grave al que se enfrenta nuestra nación está situado en el cruce entre el radicalismo y la tecnología. Nuestros enemigos han declarado abiertamente que están buscando armas de destrucción masiva, y la evidencia indica que lo están haciendo con determinación. Estados Unidos no permitirá que sus esfuerzos tengan éxito. Construiremos defensas contra misiles balísticos y otros medios de lanzamiento. Cooperaremos con otras naciones para impedir, contener y limitar los esfuerzos de nuestros enemigos por adquirir tecnologías peligrosas.

Ante el dilema gordiano, Bush, apela a la guerra preventiva. Actuará, contra amenazas inciertas o injustificables con la Guerra de Destrucción Masiva Unilateral (GDMU), apelando en primer lugar “al sentido común y a la propia defensa”. En segundo lugar al camino de la acción: “El único camino para la paz y la seguridad es el de la acción”.

“La historia juzgará con severidad a quienes viendo venir el peligro no hicieron nada”.

La percepción de los estrategas estadounidenses. Los “Cándidos” obedientes

Las grandes potencias, dice Bush, “compiten en paz”. “Se encuentran al mismo lado, unidas por peligros comunes tales como la violencia terrorista y el caos”.

Rusia está en medio de una esperanzadora transición, buscando su futuro democrático y es un compañero en la guerra contra el terror. Los líderes chinos están descubriendo que la libertad económica es la única fuente de riqueza nacional. Con el tiempo, defenderán que la libertad política y social es la única fuente de grandeza nacional. América impulsará el avance de la democracia y la apertura económica en ambas naciones, porque éstas son las mejores bases para la estabilidad nacional y el orden internacional.

Ninguno de los dirigentes de EEUU, dirían esto en los momentos actuales en los que claman por la no intervención de Rusia, ni China, en su política de injerencia armada en América Latina, fundamentalmente en Venezuela, Cuba, y otros países del que he llamado Eje continental y que están planteando la lucha contra el capitalismo, el cambio de sistema y la independencia de América Latina.

El sistema de poder tiene que quedar claro, incluso es ese sistema multipolar del que se habla en el Documento. Por eso mismo La nueva estrategia de seguridad nacional de los estados Unidos, añade:

“Resistiremos con decisión cualquier agresión que provenga de otras grandes potencias —incluso aunque celebremos su camino pacífico a la prosperidad, el mercado y el avance cultural.”

Los EEUU manifiestan su particular interés en aprovechar “la oportunidad para extender los beneficios de la libertad a todo el planeta. Ya sabemos la fórmula Libertad de Comercio+Libertad de Empresa, igual a Democracia+Derechos Humanos, igual a Prosperidad más Desarrollo Sostenible. Nada de esto ocurrirá sin un Imperio político y una economía global. Los viejos códigos imperiales reaparecen de nuevo, saltando desde América latina a “todo el planeta”.

“Por último, Estados Unidos aprovechará esta oportunidad para extender los beneficios de la libertad a todo el planeta. Trabajaremos activamente para traer la esperanza de la democracia, el desarrollo, la libertad de mercado y de comercio a cada rincón del mundo. Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 nos enseñaron que los Estados débiles, como Afganistán, pueden poner en gran peligro nuestros intereses nacionales igual que los Estados fuertes”.

Lo que sigue puede parecer una mezcla salvaje entre el cinismo y la ignorancia. Tiene elementos de irracionalidad y la dosis de cinismo que queda marcada para siempre en la media sonrisa infantil y divertida de Bush en la “Foto del Trío de las Azores”. Esa combinación casi irreproducible queda también Marcada en la media sonrisa casi ausente de Blair y el gesto medio didáctico de Aznar; disfrazado pícaramente de fascista. Muchos millones de personas miraban aterrorizadas la escena y cientos de millones más, la miraban embaucadas o expectantes, esperando las imágenes y la música de los bombardeos. Los textos a los que me refiero son los siguientes:

“La pobreza no convierte a los pobres en terroristas o asesinos. Sin embargo, la pobreza, las instituciones débiles y la corrupción hace que los Estados débiles sean vulnerables a las redes terroristas y los carteles del narcotráfico en el interior de sus fronteras”. (…)

La libertad de comercio y de mercado ha demostrado su potencial para sacar de la pobreza a sociedades completas —por tanto, Estados Unidos trabajará con cada nación, con regiones enteras y con toda la comunidad mercantil para construir un mundo que comercie en libertad y consecuentemente crezca en prosperidad. (…)

Las naciones que disfrutan de libertad deben luchar activamente contra el terror. Las naciones que dependen de la estabilidad internacional deben ayudar a impedir que las armas de destrucción masiva se extiendan. Las naciones que buscan la ayuda internacional deben saber emplearla con prudencia. Si se quiere que la libertad florezca, es requisito indispensable actuar con responsabilidad” (…)

20/12/2019

 

La Columna
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