Flor de Paz.- En su currículo dice que es Máster en Ciencias de la Comunicación, desde 2018; que cinco años antes se licenció en Comunicación Social y que en 2006 se hizo técnico medio en Farmacia Industrial. Fue así como llegó al CIM, hace 15 años, donde empezó a trabajar en agosto de ese año en la preparación de soluciones en el área productiva. Hasta 2013 transitó por varias funciones relacionadas con la calidad fabril, y antes de dedicarse definitivamente a la comunicación, pasó por la gestión del conocimiento.


Sonia puede hablar de las investigaciones del CIM, de sus productos, de sus procesos productivos y comerciales. Pero esta vez responde a preguntas diferentes, porque explicar cómo ejerce su labor de comunicadora es la demanda de la periodista, que en tiempos de COVID, la entrevista a través del whatsapp.

Advierte que encabeza un grupo de solo tres personas que, con diversas competencias complementan el trabajo en equipo. “Respondemos al director, aunque estamos subordinados a la vicedirección general del CIM.  Este lugar que ocupamos en la estructura de la organización constituye uno de los resultados del proceso de transformación que ha experimentado nuestro sistema comunicativo. Porque la comunicación siempre se practicó aquí, pero apenas abarcaba los espacios internos, por ejemplo”.

La entrevistada precisa los nombres y experticias de sus colegas: Leonor Álvarez, socióloga, y Elio Infante, enfermero de profesión, con mucha experiencia en el diseño de material de envase. “Formamos un verdadero equipo: nos une la comunicación. Tenemos un espacio al que le pusimos Café espectacular, que “abrimos” para hacer nuestras tormentas de ideas”.

Comenta que cuando se incorporó a la actividad, a principios del 2014, el CIM cumplía 20 años de fundado, que su antecesora en el cargo había establecido conexiones con la prensa, y que como estudiante de Comunicación ella ya había elaborado el Manual de Identidad del Centro.

“Pero mi lanzamiento una vez graduada fue preparar la campaña por dicho aniversario. Implicó una labor intensa y estratégica con los medios y con los líderes de opinión del propio CIM. Tuve que organizar feria, establecer vínculos con diseñadores; es decir, poner en activo todos los procesos comunicativos. Fue un año muy fuerte —cometí errores, estaba sola, sin asesoramiento—, pero de gran enseñanza”.

Piensa que en una institución científica como el CIM es significativo que el trabajo de comunicación sea reconocido. Este es el corolario de un gran esfuerzo, dice, porque los científicos y los médicos tienen un mundo al que muchas veces es difícil acceder, y tampoco es fácil que te entiendan y entenderlos. Pero conseguir que ellos creyeran importante dar información oportunamente, cada vez que se generara un resultado, era todavía más complicado”.

Tampoco daban valor —añade— a personalizar una bata, a hacer los eventos con la organización comunicativa que lleva, a tener un sitio web o estar en las redes sociales. “En fin, que hemos transitado por un proceso de implementación paulatino en el que fueron priorizados los elementos fundamentales en los que había que trabajar para avanzar”.

Reconoce que actualmente el grupo está presente en los espacios clave y que su gestión cuenta con el apoyo de la dirección. Asimismo, agrega, ahora los investigadores se acercan a nosotros y nos piden asesoramiento. “Creo que es el efecto de estar siempre presentes, cuando querían y cuando no querían, de demostrar la utilidad de la comunicación. Esto nos ha dado ese lugar en el CIM, aunque queda mucho camino por recorrer todavía”.

Desde el punto de vista teórico o práctico, la construcción del sistema de comunicación del CIM no se basó en ningún modelo especifico. De acuerdo con la entrevistada, carecían de referencias y la cultura del conocimiento que fomenta la institución, además de la consulta de estudios homólogos, fueron sus sustratos. “Por ejemplo, para acceder a las redes sociales desde el rigor académico, tuvimos el respaldo de la tesis de licenciatura de la comunicadora Katia Sánchez, de quien fui tutora.

“Aprovechamos las potencialidades de la organización y creamos un modelo propio, que también se fue nutriendo de experiencias observadas a través de nuestra presencia en eventos científicos de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Comunicación (ALAIC), de la cual forma parte de la presidencia la Doctora Hilda Saladrigas, decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana”.

Primero, añade, participé como ponente del congreso de la ALAIC en 2016, en México, con mi tesis de licenciatura, en el grupo de comunicación y salud; dos años después, presenté mi tesis de Maestría, esa vez en Costa Rica. Y antes ya había tenido la oportunidad de ser arbitro en la revista Interface, lo cual fue posible a partir del intercambio con profesionales que componen el Grupo Temático de Comunicación y Salud, de ALAIC.

“En el año recién concluido, lo hizo Leonor Álvarez, con su tesis de Máster, de manera virtual por la pandemia. Ella presentó un diagnóstico, a partir del currículo escolar de una escuela primaria, sobre la incorporación de elementos de promoción de salud con el fin de elaborar un proyecto entre el CIM y la instalación educativa dirigido a la prevención del cáncer”.

En este sentido, Ponce de León subraya cómo el Centro promueve la participación en eventos científicos, la presentación de trabajos investigativos y la publicación de artículos. “Es una cultura que impulsa el CIM en cualquiera de las ramas en las que allí se trabaja; fue muy promovida por Agustín Lage.

“A él y al Centro agradezco haber podido cursar la carrera de Comunicación. Me dijeron: estudia y demuestra que tus conocimientos tienen utilidad para la organización. Con ese apoyo, de quienes creyeron en lo que hacíamos, en su provecho y en nuestra capacidad, llegamos hasta aquí”.

La comunicación precisa de nutrirse permanentemente del estado del arte de esta ciencia —insiste—, ya sea desde lo académico y teórico conceptual o desde la práctica; es una ciencia muy joven, de permanente innovación y creatividad, y de la que se aprende todos los días.

Por eso, asegura que la participación en estos eventos le facilitó “probar lo que hacemos fuera del espacio nacional, ver cómo lo hacen otros, saber hasta qué punto estamos bien o mal.

“En Cuba, también me han sido muy provechosas las referencias positivas en materia de gestión de comunicación apreciadas a través de la Asociación de Comunicadores y de la Feria de La Habana, por ejemplo. Todo ello permite que estemos al tanto de cómo se maneja esta actividad en el mundo y adaptar experiencias a nuestra realidad”.

Los periodistas y los medios

Como parte del plan de comunicación del CIM está el plan de medios. “A todos nuestros eventos, nacionales e internacionales, es convocada la prensa. No solo para dar cobertura a estos, sino también para que los periodistas se actualicen de nuestra actividad científica, productiva y comercial. Un año hacemos Immunotherapy y el otro  Biomanufacturing Challenges of Immunotherapy o BIOMIT , del área más productiva, tecnológica y de negocios.

“La estrategia es hacer partícipe a la prensa de cada uno de los acontecimientos, resultados relevantes, reconocimientos o actualidad científica en la que esté involucrada la institución: nuevos ensayos clínicos, nuevos productos que se lancen.

“Durante estos últimos 25 años, la prensa siempre ha estado presente en los acontecimientos del CIM, pero desde hace una década han sido más fuertes los vínculos entre la institución y los medios de comunicación. Comenzó a intensificarse a raíz de una gestión de comunicación más coherente coordinada por el CIM, cuando incorporó a su plantilla especialistas en este campo. Por otra parte, contamos con un grupo de periodistas especializados que han seguido durante mucho tiempo la evolución del Centro”.

Sonia Ponce de León agrega que, de cara a los públicos externos, su equipo lleva años trabajando en la mejora del sitio web: “todo un reto debido a temas estructurales e informáticos”. Acota que la inserción del CIM en las redes sociales con una estrategia sistemática y coherente también ha sido un desafío, pero que están en Facebook, Linkedin, Twitter y crearon un canal en YouTube”.

Por otra parte, celebra la existencia del espacio televisivo Observatorio científico, “que hace un trabajo excelente”. Y asegura que, en este programa, a cargo de la periodista Diana Rosa Schlachter, del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, el CIM puede estar sin ningún problema, así como en otros de enfoques educativos.

También califica de positiva la experiencia de la cobertura de prensa en este periodo de pandemia, coordinada desde BioCubaFarma, y puesta en práctica mediante las mesas redondas, artículos publicados y otros trabajos. Igualmente subraya lo vital que han sido las redes sociales en la interacción con los públicos.

En cuanto al medio televisivo, Ponce de León confiesa que le encantaría, por ejemplo, tener a su cargo un espacio dirigido al tema de las enfermedades y los medicamentos. Opina que La dosis exacta era un buen programa, útil para dar luz sobre tabúes y desconocimientos en torno a estos asuntos.

Agustín (Lage) hace un llamado en su último libro a crear una cultura científica en la población —subraya la comunicadora—, pero esto no puede lograrse solo con un artículo en la prensa o con mensajes en las redes sociales. “A la mayoría de los cubanos se llega a través de la televisión.

“Pienso en un espacio que mezcle temas científicos de interés para las personas en general, sobre los avances de la ciencia y su impacto en la salud. Porque, incluso, hay médicos que no conocen las investigaciones que se hacen en el CIM. Y es provechoso —sin crear falsas expectativas— que los comunicadores hablemos de ellas, y que eduquemos en salud y en ciencia”.

Mientras, el Grupo de Comunicación del Centro de Inmunología Molecular se propone continuar sumando competencias a su personal. Sonia reconoce que en este propósito continuará teniendo un papel importante la gestión de Biocubafarma y su promoción de cursos con la Oficina Nacional de Diseño, de talleres de intercambio con el Centro de Prensa Internacional y con los medios de prensa en particular.

Al respecto, acaricia además el sueño de escribir acerca de cómo ha sido la práctica comunicativa del CIM en el enfrentamiento a la pandemia. Y concluye: “Como institución que se dedica fundamentalmente a la gestión científica, esta experiencia puede ser interesante. Quizás lo hagamos en colaboración con otras instituciones de Biocubafarma”.

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