Por Iroel Sánchez Espinosa - Blog "La pupila insomne" - Granma.- “La aviación sudafricana en tierra y sus tanques volando”, es la frase cargada de sarcasmo con que Fidel describió a un grupo de diplomáticos de los países no alineados reunidos en La Habana lo sucedido el 23 de marzo de 1988 en la localidad angolana de Cuito Cuanavale.
El régimen racista de Sudáfrica había escogido el escenario que creyó más favorable para sus aventuras en el Sur de Angola, pero fue justamente la batalla de Cuito Cuanavale la que en palabras de Nelson Mandela “marca el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid”. Las fuerzas cubanas y angolanas lograron resistir durante largas semanas el bombardeo constante de los racistas con el fuego de sus G-5 y G-6 de larguísimo alcance, mientras en silencio minaron el terreno para convertir el avance de las fuerzas enemigas en una emboscada mortal que el 23 de marzo atrapó a los sudafricanos entre las minas y el fuego graneado de la artillería cubana. Para entonces la puntería antiaérea de los cubanos había acabado con la impunidad de la aviación sudafricana condenada a no volar ante el riesgo de perder pilotos blancos bajo el fuego de los negros y mestizos diestros en el empleo de las Shilkas y los Iglás.
Al otro lado del Sur angolano, el avance de los tanques cubanos y el posicionamiento de los Mig 29 en posición ventajosa en esa zona obligaría a los racistas a aceptar la resolución 435 de la ONU que creaba las condiciones para la independencia de Namibia y desmoralizaría para siempre al régimen del apartheid al que de nada sirvieron las armas nucleares que la complicidad de Washington les permitió poseer. El Comandante en Jefe Fidel Castro fue el brillante estratega político militar que hizo posible lo que las sanciones internacionales y los discursos altisonantes le debían a los pueblos del Sur de África. Mandela lo resumiría así cuando visitó Cuba y habló el 26 de julio de 1991 en la ciudad de Matanzas:
“¡La derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale hizo posible que hoy yo pueda estar aquí con ustedes! ¡Cuito Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África austral! ¡Cuito Cuanavale marca el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid!”
Oliver Tambo, otro prestigioso combatiente antiapartheid definiría a Cuito Cuanavale como “el Waterloo de Sudáfrica”, un Waterloo en el que los descendientes de los esclavos arrancados de África regresaron a hacer justicia por los suyos y la hicieron.
(Granma)