Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Cada día son menos las personas en el mundo que se dejan engañar por los yanquis, con su verborrea hipócrita de “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, porque sus actos criminales demuestran realmente quienes son.


Guerras injustificadas, bombardeos sobre ciudades que asesinan a inocentes, creación y financiamiento de grupos terroristas que matan por dinero, políticas de sanciones espurias contra países que no aceptan sus órdenes, cárceles ilegales donde la tortura física y psicología está autorizada por la Casa Blanca, apoyo a gobiernos que reprimen cruelmente a su pueblo, y aplausos a quienes sostienen economías neoliberales para matar de hambre, que provocan la inmigración masiva de sus ciudadanos.

Así actúan los yanquis que ahora pretenden, de manera farsante, hacerse pasar por “piadosos samaritanos”, al solicitar el mismo presidente Joe Biden, que se liberen las patentes de las vacunas anti Covid-19, cuando ellos acumulan la mayor cantidad de dosis, mientras países del llamado Tercer mundo aún no ha podido adquirir ni una sola dosis.

En medio de esa burda propaganda para reconstruir su imagen deteriorada, revelan su verdadera naturaleza imperial, al procurar que los países pobres no accedan a las tecnologías de la producción de vacunas rusas y chinas, a pesar de su efectividad demostrada, lo que indica su rejuego politiquero para imponerse en un mercado muy jugoso, por el alto costo de los medicamentos.

El cinismo de Estados Unidos se descubre rápidamente, porque en medio de esa campaña de lavado de imagen, mantienen intacta la guerra económica, comercial y financiera contra Cuba, prohíben la venta a la Isla de equipos y material médico para enfrentar la Covid-19, y persiguen de forma despiadada la entrada de combustible que posibilita el funcionamiento de la economía, incluidos los hospitales, policlínicas y la industria Biofarmaceútica nacional, con su histórico sueño de ver caer el socialismo.

¿Por qué no asumen una verdadera posición humana y flexibilizan las sanciones contra el pueblo cubano, que sufre ese despiadado bloqueo por 62 años?

¿Qué razones de seguridad nacional existen para impedir la entrada de remesas familiares provenientes de Estados Unidos? ¿Es humana esa sanción impuesta por el ex presidente Donald Trump y sostenida por Biden?

¿Cuál es el principio humanitario que justifica que, en momentos de crisis sanitaria, a Cuba se le impida comprar equipos médicos de otros países, que contengan más de un 10 % de componentes fabricados en Estados Unidos, aunque sean destinados para salvar vidas humanas? 

La Organización Mundial del Comercio, debería exigirle a Estados Unidos que, a la vez que solicita la exención de los derechos de propiedad intelectual, como un medio para aumentar el suministro de vacunas a los países pobres, levante el Bloqueo comercial, económico y financiero impuesto hace más de medio siglo a la República de Cuba, nación que ha demostrado su naturaleza solidaria con países que requieren de sus servicios médicos para salvar vidas.

La posición politiquera yanqui es evidente, porque la Organización Mundial del Comercio, sabe perfectamente que los países pobres no cuentan con industrias ni personal capacitado para producir vacunas y para lograrlo tendrían que adquirir el equipamiento en Estados Unidos o en Europa, contratar especialistas en otros países y demorar al menos cinco años, para poder contar con los certificados necesarios que validen esas vacunas.

La reacción de las grandes compañías farmacéuticas occidentales no se hizo esperar y ya respondieron que se oponen a esa transferencia de propiedad intelectual para la fabricación de las vacunas, debido a que los países más pobres tardarán en establecer la capacidad de producción y competirán por los escasos suministros existentes.

Ahora, quien se vende como “el bueno” del filme, es el gobierno de Biden, mientras los malos son las farmacéuticas occidentales, gastada estratagema yanqui para culpar a otros, cuando el mundo anualmente apoya a Cuba en la ONU, en su reclamo para que Estados Unidos levante su cruel y genocida Bloqueo.

La pretensión de Joe Biden por lavar la pésima imagen de Estados Unidos, incrementada en los últimos cuatro años por Donald Trump, abarca también la rama de la ciencia, al aventurarse a declarar que “hay que evitar la politización de la ciencia dentro del gobierno y endurecer las reglas de integridad científica para el futuro”.

¿Pensarán los yanquis que en el mundo solo hay estúpidos, que se pueden engañar con su propaganda al mejor estilo de Disneylandia?

¿Quién es el mayor politizador de la ciencia en el planeta? ¿Quién es el que no acepta colaborar con Rusia, China y Cuba en temas científicos? ¿Quién impide que medicamentos hechos en Cuba puedan salvar vidas de ciudadanos estadounidenses?

Por supuesto que el único responsable son los Estados Unidos.

A engañar a otros, porque ya en el mundo la mayoría sabe quién es el verdadero lobo, aunque pretenda vestirse con la ropa de la abuela de caperucita roja.

Atinado fue José Martí cuando expuso:

“Levantarse sobre intrigas, es levantarse sobre serpientes”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Columna
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