Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- En otro intento por obtener parte de los millones de dólares que anualmente asigna contra Cuba el régimen de Estados Unidos, grupúsculos contrarrevolucionarios internos y de Miami, pugnan por ver quien se llena más los bolsillos, porque ser “opositor” ofrece mejor salario que una carrera universitaria no paga, y lo sobresaliente es que no hay que levantarse para marcar un reloj a la puerta de una oficina.

 


 

Por ese motivo y ante la falta de apoyo popular que tienen en la Isla, en días pasados los auto titulados “disidentes”, organizaron un nuevo engaño titulado Consejo para la Transición Democrática en Cuba, muy parecido a otros fabricados en los años 90, con la ilusión de que la Revolución se viniera abajo por el efecto dominó, sin resultados, aunque el dinero asignado por los yanquis fue a parar a las billeteras de sus integrantes.

Recordar los casos del Directorio Democrático Cubano, encabezado por el terrorista radicado en Miami, Orlando Gutiérrez Boronat y su compinche Yanisset Rivero Gutiérrez, quienes obtuvieron mucho dinero con el financiamiento aportado por el Instituto Republicano Internacional, utilizado por la CIA para sufragar acciones provocativas en Cuba.

Otro fue la Plataforma Democrática Cubana, fundada en España en agosto de 1990, por el terrorista y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner Suris, que pretendió alcanzar cierta unidad entre varios grupúsculos y por eso integró al Centro de la Democracia Cubana, el Partido Demócrata Cristiano de Cuba y la Unión Liberal Cubana. Montaner también creó la denominada Concertación Democrática Cubana y varios grupitos dentro de la isla, sin lograr nada.

La CIA deseaba conformar una oposición política con aquellos elementos que tenían como lema: La lucha por los derechos humanos.

En sus intentos por convencer a los cabecillas de los grupúsculos, Montaner les orientó:

“Tenemos que dar un salto cualitativo y pasar al terreno de la oposición política” […]Si algo hemos aprendido con chilenos, polacos, húngaros y checos, quienes consiguieron liquidar por vías pacíficas a la dictadura, es que es indispensable unir a la oposición política para la tarea” […] “Desde el primer momento comprendimos que la cabeza y el corazón de la resistencia cívica, tienen que estar dentro de la Isla”.

Eso mismo pretende hacer la CIA ahora, a través de Tania Brugueras, su ficha más importante y del lacayo de poca montaJosé Daniel Ferrer, auto nombrado Coordinador Nacional de la Unión Patriótica de Cuba.

Ninguna de aquellas extintas organizaciones obtuvo apoyo popular ni éxitos, pero le permitió a sus participantes obtener altas sumas de dinero.

Dos décadas después desempolvan añejos planes, con la ilusión de que pueden dar resultados.

Es así como surge este Consejo para la Transición Democrática en Cuba, bajo un argumento similar al de Montaner, al afirmar que: “Nace, junto a otras energías cívica para aunar propósitos y acciones públicos, en un momento en el que la pluralidad y la diversidad retornan y transforman a la sociedad cubana en profundidad y aceleradamente”.

Según sus organizadores: “El Consejo surge con cuatro visiones y objetivos entrelazados para solucionar los problemas acumulados de Cuba”:

  • Los derechos humanos.
  • Los ciudadanos, como dueños de la primera y última palabra en los asuntos públicos.
  • El Estado democrático de derecho, como regla a la que todos nos debemos.
  • La política, como espacio de acción y participación de todos.

Queriéndole dar un matiz diferente al enarbolado por los grupúsculos contrarrevolucionarios, la CIA intenta nuevamente impregnarle un barniz de partido político, retomando su experiencia en Polonia y elementos teóricos expuestos en lafracasada Plataforma Democrática Cubana.

Es por eso que declaran:

El Consejo para la Transición Democrática en Cuba no es una coalición, sino organismo estructurado para la acción y el pensamiento públicos, en los disímiles ámbitos de la sociedad cubana, que articula a una diversidad y pluralidad representativa de la sociedad civil, cultural y de la comunidad política pro democrática dentro y fuera de Cuba”.

Con este concepto van preparando el terreno para darle participación activa a los emigrados radicados en Miami, quienes serían los futuros gobernantes de Cuba ante un cambio de sistema, pues los integrantes de los grupúsculos internos sólo son un medio para obtener el fin: apoderarse del poder político y económico de la Isla.

Esto se refuerza por las proyecciones expuestas por los ideólogos del Consejo en Miami, quienes aseguran:

“El Consejo para la Transición Democrática en Cuba (pro tempore), se estructura con una Presidencia, varias Vicepresidencias, dos de ellas a ocupar por organizaciones de la emigración, vocales, portavoces, una Secretaría, un Comité Consultivo y un Comité Asesor, un mediador de conflictos, Gabinetes, una Secretaría de Relaciones Exteriores con sus representantes, una Cámara de Deliberación, formada por todas las organizaciones que decidan integrarse al Consejo, y una Cámara Abierta para el diálogo con todos aquellos que, fuera del Consejo, estén dispuestos al intercambio por Cuba”. 

O sea, se reparten el futuro gobierno cubano sin contar con el respaldo y consentimiento del pueblo, y después hablan de democracia y derechos ciudadanos.

Para buscar apoyo interno y alcanzar la ansiada unidad, la mafia de Miami mucho con poder económico y el respaldo de la CIA, lanzan el anzuelo endulzado de que repartirán el pastel entre los lacayos cubanos, al prometerles siete de las nueve vicepresidencias, las que serán ocupadas por Félix Navarro, del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel; Iris Ruiz, del Movimiento San Isidro; Marthadela Tamayo, de la Red Femenina; Sara Cuba, de la Alianza por la Inclusión; Manuel Cuesta, Arco Progresista y Cuba En Plural.

Para ganar apoyo, nombrarán en los Comités consultivos dentro de la Isla, a Juan Antonio Madrazo, del Comité Ciudadanos por la Integración Racial y Fernando Palacios, del Centro de Liderazgo y Desarrollo, mientras en Miami, Félix Llerena y Elías Amor, serán algunos en ocupar otras secretarías y comités consultivos.

Ninguno de estos grupitos tiene membresía ni son conocidos por el pueblo, solo figuran en las nóminas yanquis para financiarlos.

Como si la historia de las grandes pugnas por el poder y el dinero no existiera, los tiburones politiqueros de Miami pretenden embaucar a los mercenarios en la Isla, con el viejo cuento de que:

El próximo liderazgo de Cuba debe nacer de esta interacción y la visión exterior del Consejo, por el trabajo con todas aquellas fuerzas y organizaciones, y con aquellos gobiernos que en el mundo comparten estos objetivos”.

¿Olvidarán ellos que una de las decisiones de la Ley Helms-Burton de 1996, establece que será el Presidente de los Estados Unidos, quien determinará que se ha iniciado en Cuba una transición hacia un gobierno democrático y designará un “procónsul yanqui” responsabilizado con informarle la evolución del proceso hacia esa democracia?

Esperemos para ver el descalabro de este nuevo libreto del peor teatro bufo, porque como afirmó José Martí:

“Ni aun en el teatro debe haber nada teatral”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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