Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Los yanquis no aprenden de sus fracasos, porque sus guerras son un negocio económico del que viven muchas compañías y personas, principalmente el complejo militar industrial, la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional, políticos que alcanzan puestos en el Congreso y hasta importantes diarios de Estados Unidos que se ven favorecidos con las ganancias, pero el verdadero perdedor es el pueblo que sufraga, con sus impuestos, los gastos multimillonarios.


La guerra contra el pueblo vietnamita duró once años y la de Afganistán veinte, pero la que ejecutan contra Cuba lleva 62 años sin alcanzar sus objetivos, solo derrotas y dinero perdido en una causa que nunca ganarán.

Los planes para derrocar a la Revolución cubana han sido múltiples y variados, desde el terrorismo; la creación de organizaciones contrarrevolucionarias; el espionaje; bandas militares en las montañas; invasión militar; ataques contra barcos mercantes y de pesca; guerra biológica contra la flora y la fauna; planes de asesinatos a sus líderes, guerra económica, comercial y financiera; desarrollo de acciones de subversión política; empleo de ONG pantallas de la CIA; hasta el intento de preparar a líderes comunitarios entre la juventud, en cursos impartidos en el exterior.

Nada les ha dado resultado y por eso recurren a la tecnología de las comunicaciones para intentar movilizar a los jóvenes, valiéndose de noticias falsas y tergiversadas, como hicieron el 11 de noviembre del 2020, a partir del show mediático que fabricaron en el barrio de San Isidro con un seudo artista sin obra reconocida y el 11 de julio del 2021, aprovechándose de la situación creada por las limitaciones alimentarias y de otros insumos, en medio de la pandemia de la Covid-19.

Error tras error por el desespero de derrocar el socialismo cubano, sin valorar que el pueblo no es el de las redes sociales, está en cada casa y calle de Cuba, consciente de quienes son los enemigos del país.

Joe Biden, buscando votos entre los electores de Florida, se deja arrastrar e incluso hasta variar su agenda planificada hacia Cuba, manteniendo incólume la política establecida por Donald Trump, pero ni así ha podido poner la balanza a su favor.

La doctrina de Gene Sharp, de la Lucha No Violenta, no dio resultado en Cuba, porque la Revolución surgió del pueblo y para el pueblo y nadie quiere regresar al capitalismo que ahoga a los pueblos, como sucede en países latinoamericanos que se lanzan a las calles a exigir beneficios sociales que disfrutan los cubanos, a pesar de la guerra económica y financiera, o a emigrar en masas hacia los Estados Unidos huyendo de la miseria, el hambre y la muerte, en el sistema capitalista.

Sharp especializado es la subversión, nominado al premio Nobel, pudo disfrutar de la derrota de Slobodan Milosevic en Serbia y Viktor Yanukovych en Ucrania, pero no de la Revolución Bolivariana en Venezuela, ni en Cuba, a pesar de las clases que impartió a los llamados “disidentes”.

Lo mismo le sucedió al polaco Lesch Walesa, quien en su Instituto recibió a varios contrarrevolucionarios cubanos, entre ellos a Yoani Sánchez, Eliecer Ávila, Berta Soler, Antonio González-Rodiles y hasta el venezolano Leopoldo López. Ninguno pudo conformar una verdadera masa de opositores a la Revolución, no obstante, las orientaciones impartidas de que “para poder triunfar es importante tener líderes responsables”.

En una de sus conferencias con los “opositores” financiados por los yanquis, el colaborador de la CIA, Dagoberto Valdés, de Pinar del Rio, le pidió consejos a Walesa, para triunfar en su sueño de derrocar a la Revolución, explicándole que tenía cuatro temas para trabajar: “Exigir la liberación de todos los presos políticos; el fin de la represión contra la oposición; ratificación de los Pactos de Derechos Humanos y reconocimiento de la sociedad civil como interlocutor válido”

El polaco respondió:

“Tienen que prepararse y organizarse muy bien, no solo para lo que están haciendo ahora, sino para lo que viene después. Tienen que crear leyes que resguarden los derechos de la gente y si éstas ya existen, entonces hay que preguntarse si los individuos están usándolas para comportarse como ciudadanos. Otros deben enseñar a usarlas y una parte de ustedes debe preparar las propuestas económicas”.

Ante la pregunta de la bloguera Yoani Sánchez: ¿Cree que las numerosas publicaciones independientes y las nuevas tecnologías ayudan a que la gente esté más informada y provocar el cambio de gobierno?

Walesa le respondió:

“Yo utilizo mucho las nuevas tecnologías, sin embargo, aunque la tecnología y la información ayudan mucho en cualquier proceso democrático, también hay informaciones que pueden ralentizarlo. Necesitan una multitud de gente que diga: A partir de mañana vamos a cambiar nuestro país y no sólo basta con creerlo, hay que salir a las calles, hay que llegar hasta las fábricas para convencer a otros, pero para eso tienen que construir estructuras con líderes responsables”.

Por eso no es casual que algunos en Miami ahora planteen:

“Toda protesta y manifestación en el exilio es importante, pero no se compara con las protestas internas que puedan ocurrir en Cuba. Es allí donde la explosión social puede dar al traste con la dictadura comunista”. “Actualmente se plantea una renovación del exilio histórico, unido, con más fuerza que nunca, para de esa forma y con una acción mancomunada con las fuerzas internas en Cuba, lograr la emancipación de ese mal concepto llamado comunismo”.

Tal parece que son ciegos que no ven que, 62 años de acciones contra la Revolución no han podido con el pueblo cubano.

Intentaron recurrir a Internet para movilizar el 11 de julio, a un grupo de personas, entre ellos delincuentes agresivos que demostraron hasta dónde son capaces de llegar, pero solo obtuvieron el rechazo mayoritario del pueblo cubano en toda la Isla.

La estrategia fue la de crear la ilusión de que existía un movimiento interno que ganaba apoyo popular, al fabricar las etiquetas: #SOS Cuba, #SOS Matanzas, impulsadas por Bots.

Junto a eso, variadas Fake News sobre Cuba con fotos, videos o referencias falsas sobre las protestas, con el objetivo de incrementar la matriz de opinión negativa sobre el gobierno y su respuesta ante los disturbios. Inmediatamente la ultraderecha cubana en Miami exigió la intervención militar y el bombardeo de tropas internacionales en Cuba, lideradas por Estados Unidos, solicitud apoyada por varios youtubers.

Desespero y frustración por tantas derrotas, al ver que no pudieron materializar sus ilusos planes, porque como afirmó José Martí:

“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres”.

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