Los yanquis que se autocalifican como “paladines de los derechos humanos” y todas las libertades reconocidas, en realidad los pisotean a diario, especialmente contra los estadounidenses de raza negra, odiados por ese régimen orgánicamente racista.


Una prueba de ese odio intrínseco, es la instrucción que reciben los policías en su preparación académica, de disparar primero cuando tengan que detener a un sujeto, siempre que presupongan que tienen un peligro real de ser agredidos, lo que en la práctica se convierte en una licencia para matar, orden nada común en otros órganos policiales del mundo, donde se respeta la vida humana por encima de todo.

Es tan inhumano el régimen de los Estados Unidos que la instrucción es disparar al pecho o al tronco, porque así pueden evitar que el sujeto a detener pueda, supuestamente, agredirlos.

Otra práctica empleada es la técnica de estrangulación, al colocar la rodilla sobre el cuello del detenido, como sucedió en el caso de George Floyd, quien a pesar de las súplicas y estar esposado, murió asfixiado. 

Esto es lo que los policías racistas y prejuiciados aplican a los estadounidenses negros, no por el peligro que pudieran enfrentar, sino por el odio que sienten.

Los ejemplos son muchos y variados, como el suceso del 31 de enero del 2023, en la ciudad de Huntington Park, California, cuando varios policías mataron a tiros a Anthony Lowe Jr., un estadounidense de raza negra que estaba en una silla de ruedas, por tener sus dos piernas amputadas y quien minutos antes había apuñalado a una persona.

El argumento de la policía fue que: “Lowe intentaba escapar y podía lanzarles el cuchillo”, algo poco creíble para agentes bien preparados y corpulentos, ante un hombre sin piernas.

Existen técnicas de inmovilización para aplicar cuando los sospechosos portan armas blancas y/o de fuego, sin necesidad de matar para detenerlos.

La Policía de Chicago, en junio del 2018, abrió fuego contra Harith Augustus, estadounidense de raza negra de 37 años, quien resultó muerto al instante en un barrio al sur de Chicago, al ser detenido por la policía. Según declararon los agentes: le dispararon por “tener las características de una persona que va armada”.

El hecho provocó una manifestación de unas 200 personas que se enfrentaron a la policía local de Chicago, en protesta por ese homicidio.

En septiembre de 2018 en la ciudad de Dallas, Texas, la agente de la policía Amber Guyger,de raza blanca, estando fuera de servicio entró sin una denuncia previa ni permiso judicial, a la casa de Botham Jean,ciudadano deraza negra, nacido la isla caribeña de Santa Lucía y lo mató de dos disparos.  Jean era su vecino, tenía solo 26 años de edad y trabajaba como contador. Amber Guyger fue declarada culpable de homicidio.

En Estados Unidos no existe una base oficial de datos a nivel nacional, de la cantidad de personas que mueren anualmente por disparos de la policía y el color de su piel, por tanto, es muy difícil definir el número exacto de los ciudadanos muertos, aunque se presume sea una cifra superior a los 400 casos, pero diarios importantes como The Washington Post, afirman que solo en el 2017 las muertes llegaron a mil.

Varios expertos exponen que una buena parte de estos homicidios, son causados por la instrucción que respalda a los policías de disparar para detener, siempre que crean que corren peligro de ser atacados.

Otro caso semejante, fue el de Terence Crutcher, negro estadounidense de 40 años, muerto el 20 de septiembre del 2016 por los disparos de la policía en la ciudad de Tulsa, Oklahoma.    

A Crutcher se le había averiado su vehículo, estaba desarmado y con las manos en el aire, cuando se acercó la policía, pero era negro y el odio racista prejuicioso pudo más que la razón.

Pocos días después, otro policía mató al estadounidense negro Keith Scott, en la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte. Este hecho enfrentó a la comunidad con la policía, porque después de analizar el suceso, las autoridades afirmaron que Scott estaba armado, pero testigos del hecho aseguran que en realidad solo leía un libro dentro de su automóvil.

En 2014, un agente de la Policía de Ferguson, Misuri, le disparó al Michael Brown hasta causarle la muerte, adolescente negro que no portaba ningún arma de fuego al ser detenido.

¿Por qué los policías no emplean los gases y bastones eléctricos en vez del arma de fuego, como hacen para reprimir las manifestaciones de protestas pacíficas?

Eric Garner, estadounidense de raza negra, murió el 17 de julio de 2014, en Staten Island, Ciudad de Nueva York, después de que un policía de Nueva York lo estrangulara durante unos 15 a 19 segundos, mientras lo arrestaba.

El 22 de noviembre del mismo año, Tamir E. Rice, estadounidense negro de solo 12 años, fue asesinado en Cleveland, Ohio, por Timothy Loehmann, policía blanco de 26 años. Rice tenía una pistola de juguete y el agente al acercársele le disparó, matándolo al instante.

En la madrugada del 13 de marzo de 2020, la técnica en emergencias sanitarias, Breonna Taylor de raza negra con veintiséis años de edad, fue asesinada por la policía en medio de un tiroteo.

El 6 de julio del 2016, el estadounidense negro Philando Castile, recibió varios tiros que le causaron la muerte, en St. Anthony, Minnesota, después de haber sido detenido en Falcon Heights, un suburbio de Saint Paul, cuando conducía su auto junto a su novia, Diamond Reynolds y la hija de ésta de cuatro años de edad.

Castile le dijo al policía que tenía licencia para portar arma, ante esto el agente le ordenó que no se moviera y mientras levantaba las manos, le disparó en el brazo cuatro o cinco veces hasta matarlo. Un jurado exoneró al policía, al alegar que disparó “porque se sintió amenazado”.

El caso más reciente de violación de los derechos humanos en Estados Unidos, ocurrió el pasado 7 de enero 2023 al ser asesinado Tyre Nichols, estadounidense negro de 29 años, por cinco policías también de raza negra, en Memphis, quienes, sin motivos, detuvieron a Nichols en plena calle y le dieron una paliza hasta causarle la muerte.

El reverendo Al Sharpton, al pronunciar su discurso en el funeral, expresó:

“No hay nada más insultante y ofensivo para aquellos de nosotros que luchamos por abrir puertas, que ustedes también negros, entren por esas puertas y actúen como la gente por la que tuvimos que luchar, para que ustedes entraran por esas puertas”.

Pidió que se apruebe la “Ley George Floyd de Justicia Policial”, para que los policías se lo piensen dos veces, antes de disparar a alguien desarmado.

El sitio Mapping Police Violence, afirma que el año 2022 fue el más mortífero causado por la violencia policial desde 2013, con un promedio de más de tres ciudadanos muertos por día y alrededor de 100 al mes, y 31 decesos adicionales, en comparación con 2021 cuando se registró el asesinato de 1,145 personas.

Los estadounidenses negros sumaron el 24% de los asesinados a manos de los agentes del orden, aunque solo representan 13% de la población.

De 2013 a 2022, ese segmento racial tuvo tres veces más probabilidades de morir por la violencia policial que los blancos, y la desigualdad es particularmente grave en algunas ciudades como Minneapolis, donde la policía ha matado a residentes negros, en una tasa 28 veces mayor que la de ciudadanos blancos, mientras en Chicago fue 25 veces mayor.

En California, la policía tiene más del doble de probabilidades de usar la fuerza contra la comunidad negra durante las paradas de tráfico.

El informe anual de una junta estatal, también encontró que, en 2021, los agentes del orden registraron a los ciudadanos negros en una tasa 2,2 veces mayor frente a los blancos, y que los jóvenes negros de 15 a 17 años de edad, fueron cacheados en un promedio casi seis veces mayor que el de los adolescentes blancos.

Cada día se suman más voces en ese país, que consideran que estos casos, al igual que los de Alton Sterling, Philando Castile, Michael Brown, Eric Garner, Walter Scott y Freddie Gray, exponen el problema estructural de racismo y el exceso de violencia de los policías contra la comunidad negra. No son incidentes aislados, sino un patrón de conducta contra la vida de los estadounidenses negros, sin que los políticos tomen medidas para cambiar tales métodos policiales.

Según investigaciones desarrolladas por especialistasen Estados Unidos, hoy los estadounidenses de raza negra son tres veces más propensos a ser víctimas de la policía, que los blancos.

Las muertes irán en aumento en los Estados Unidos, mientras ese régimen mantenga vigente la ley federal de que: “la policía puede usar la fuerza letal si tiene la creencia razonable de que corre peligro de muerte o de grave daño físico, incluso teniendo medios menos letales a su alcance”.

El racismo y los prejuicios sembrados en los Estados Unidos, provocan que la mayoría de los policías vinculen a los negros con los delitos y el crimen, considerándolos como una amenaza para los blancos y después proclaman que en ese país no se violan los derechos humanos.

Preciso fue José Martí al afirmar:

El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra; dígase hombre y ya se dicen todos los derechos. Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los específica, aparta o acorrala, es un pecado contra la Humanidad”.

 

 

 

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