«Se desata en todo el país una persecución criminal contra militantes chavistas y contra todo lo que huela a proceso bolivariano. Una campaña de odio de tintes fascistas donde redes sociales como WhatsApp juegan un rol central».


 

El diario español El Mundo abre su portada del 30 de julio con una foto de protestas en Venezuela y el titular: “El 47% de las actas demuestra el fraude masivo de Maduro”. Las páginas dos y tres se dedican plenamente al “fraude confirmado”. A continuación, el editorial apostilla: “Venezuela libre. Ahora o nunca”. Es solo un ejemplo de la línea que sigue hoy la prensa corporativa, desde la “progre” como El País hasta la más derechosa como El Mundo, afanadas en desplegar su mejor estilo de periodismo comprometido con “la transición y la libertad” en Venezuela. Ese editorial de “Ahora o nunca” sintetiza el sentimiento que predomina en la burguesía nacional venezolana y los intereses hegemónicos internacionales. Este es su momento y para ello todo vale.

Sin embargo, querer no siempre es poder, cuando enfrente se agolpan otros poderes, esos a los que se refería el gran poeta venezolano Aquiles Nazoa: los poderes creadores del pueblo.

Los grandes medios de comunicación no son idiotas útiles. Son idiotas morales. Son absolutamente conscientes de la violencia que generan, de la muerte que trafican. Están para eso. El problema es la intangibilidad de la manipulación simbólica a la que se suele adjudicar una cuota de responsabilidad menor que a la acción directa. El problema es la impunidad total de las y los que emiten (o amplifican) símbolos e imágenes. El problema es el enorme poder de las usinas generadoras de los discursos de odio Miguel Mazzeo.

Han pasado cuatro semanas desde las elecciones presidenciales de Venezuela y la derecha acumula derrota tras derrota en el plano interno, que es donde deben resolverse los asuntos políticos en todo país que se pretenda soberano. Justo eso, la soberanía y la independencia nacional, está en disputa en estos días de combate en Venezuela. Quienes desde adentro pretenden subastarla al mejor postor, tienen sus manos internacionales bien amarradas porque de eso se alimentan. En ese otro plano, el internacional, el escenario es otro porque de hecho la realidad parece otra. De eso se encargan los grandes poderes creadores, no del pueblo, sino de realidades inventadas. Que su realidad no encaje con la realidad real es lo de menos, porque en sus manos tienen el sello de autenticidad de “la verdad”.

Es por eso que el sábado 17 de agosto la oposición convocó a la “Gran protesta mundial por la verdad” en las principales ciudades del planeta. Ocurre que las protestas fueron más masivas fuera de Venezuela que en la propia Venezuela. Y ocurre que el bloque histórico chavista volvió a dar otro ejemplo de dignidad, altura política y horizonte estratégico, asestando una nueva derrota en las calles a la derecha, en la masiva “marcha por la paz y en contra del fascismo” que desbordó las calles de más de 100 ciudades en toda Venezuela. Derrota que queda en evidencia en la imagen aérea de la movilización de la derecha, que en una estimación elevada no logró convocar a más de 10 mil personas, con las calles aledañas vacías en el momento de máxima afluencia, cuando María Corina dio su discurso, tras llegar a la marcha “en incógnito”, encapuchada. Las imágenes difundidas por los grandes medios de la movilización en torno a la “clandestina” María Corina -a quien no persigue nadie-, hábilmente seleccionadas, dan impresión de masividad. Frente a esta realidad de laboratorio, la realidad real de su fiasco de masas, y la realidad real de la impresionante convocatoria del chavismo, con las calles desbordadas.

Podríamos decir, medio en broma medio en serio, que el sábado 17 había más gente en la Puerta del Sol, alrededor la reaccionaria presidenta de Madrid Díaz Ayuso, quien lideró la concentración “por la verdad en Venezuela”, que acompañando a María Corina en Caracas. Este escenario dibuja dónde habita realmente la fortaleza de la derecha venezolana.

En el plano interno, insistimos, donde deben decidirse los asuntos políticos de cualquier país, las últimas semanas hemos asistido a una doble derrota de la derecha, primero en la batalla electoral, luego en su intento de golpe de Estado. Mientras los medios siguen con su martilleo insistente y Venezuela ocupa espacio y minutos en la información internacional, la vida en Venezuela transcurre en plena normalidad y la gente continúa con su rutina habitual. El educador popular de Barquisimeto Ángel González, referente de la CORENATs, el movimiento de niñas, niños y adolescentes trabajadores organizados junto al cual militamos en Venezuela, relata:

“la dinámica en la calle es de total normalidad, en los trabajos, en el comercio, etc. También observo que el debate electoral no está en la calle, por ejemplo ayer fui a la feria a comprar verduras y nadie hablaba de eso, tampoco en los locales comerciales en los alrededores, tampoco en el barrio. Si no fuera por las redes sociales créeme que nadie estaría hablando de fraude, actas, etc. No sé si es que hemos vivido y sufrido tantas vainas seguidas durante tanto tiempo que ya cualquier situación de conflictividad política por más dura que sea la superamos rápido, como un episodio más y ya, la vida continúa… Creo que el escándalo está más puesto a nivel internacional y por supuesto aupado por las redes sociales y plataformas informativas donde increíblemente el tema de Venezuela desplaza toda información nacional e internacional, y como sabes eso no es casual”.

A menos de un mes de las elecciones presidenciales, el pueblo venezolano concurre de nuevo a las urnas en la Segunda Consulta Popular Nacional del 25 de agosto, donde el poder popular organizado en las comunas y circuitos comunales elige 4508 proyectos postulados y debatidos por el propio pueblo en procesos asamblearios y que serán financiados desde el gobierno legítimo recientemente elegido. Sin estar previsto, esta coyuntura nos traerá de vuelta a Venezuela como veedores internacionales del proceso, lo que nos permitirá quedarnos un tiempo en el país para seguir tomando el pulso a esta realidad heterodoxa en medio del actual combate histórico. Llegaremos a eso.

En las anteriores dos entregas de este texto, hacíamos la crónica del escenario previo a las elecciones, el día electoral y el siguiente, cuando se desató la maniobra planificada del golpe. Regresemos por donde lo dejamos, a esos días de tensión inmediatamente posteriores a las elecciones para tratar de entender algunas claves en torno a esta nueva e histórica victoria popular.

MARTES 30 DE JULIO. EL CONTRAGOLPE

Se nos convoca a las 3 de la madrugada en el hall del hotel. Debemos salir temprano para evitar el corte de ruta por parte de los grupos violentos. Sin embargo hay un problema con los buses y la salida se retrasa. Son momentos calientes y se respira el nerviosismo. A primera hora de la mañana estamos saliendo hacia el aeropuerto. Hoy la vía amanece despejada. Hay presencia de la Guardia Nacional Bolivariana apostada en el arcén en puntos calientes como las entradas a los túneles para evitar posibles desastres. Quedan restos de basura y objetos varios en la vía y los arcenes de la traumática jornada de ayer.

Como por arte de magia, las cacerolas han dejado de sonar en Caracas y la violencia se ha detenido repentinamente. Un indicativo más de que el modus operandi no responde a algo espontáneo.

Fuera de la capital, la realidad siempre tiene sus particularidades. Si el día de ayer 29 la violencia se descontroló en Caracas, hoy el tiempo del terror de la derecha fascista está en Estados del interior como Trujillo. Se desata en todo el país una persecución criminal contra militantes chavistas y contra todo lo que huela a proceso bolivariano. Una campaña de odio de tintes fascistas donde redes sociales como WhatsApp juegan un rol central. Se difunden fotografías de personas concretas señaladas como objetivo en un contexto de amenazas contra la propia vida. Toca resguardarse.

En un reciente comunicado de Alba Movimientos Venezuela, el movimiento popular venezolano denuncia que “WhatsApp divulgó los datos de contacto de las personas que somos chavistas a grupos de derecha que activaron fuerzas de tarea en varios países para escribir mensajes de amenaza a miles de chavistas, en nuestros barrios la mayoría de nuestras vocerías recibieron amenazas de muerte desde números desconocidos con códigos extranjeros”.

Por poner un ejemplo del clima de violencia vivido en estos días, en el interior del país, amigos y compañeros de los Estados Lara y Trujillo vinculados a la CORENATs, deben salir de sus casas y ponerse a resguardo por el ambiente de peligrosidad y el riesgo a ser atacados por los comandos violentos orquestados por la oposición. Trata de replicarse en el interior del país el clima de violencia que ayer se vivió en Caracas. Laura, compañera colombo-venezolana residente en la capital, nos relata: “Conozco casos de conocidas que las amenazaron donde viven. A una de ellas intentaron meterse a la Misión Vivienda a quemar chavistas. Entonces sí es cierto que se desataron muchos aspectos del fascismo”. En un audio a dos voces, su compañero Mikel continúa: “Sus frustraciones de 25 años se desatan en estos momentos, y esta vez que se creían al fin que sí iban a ganar, cuando les dicen que no han ganado, y los suyos les dicen que ha habido fraude, entonces salen a la calle como locos. Es pueblo matando a sus vecinos, el odio sembrado de años y el llamamiento de esos días a defenderse del engaño”. Se despliega un ataque contra cuerpos, instituciones y símbolos. Días de terror que recuerdan los peores momentos de violencia política guarimbera de 2014 y 2017. En apenas dos días, un saldo de 25 personas muertas.

Nada de esto se cuenta en los grandes medios de la desinformación global. El mundo entero sin embargo pide que se entreguen las actas. La fábrica de realidades paralelas despliega todos sus colmillos, nacionales e internacionales. Venezuela ocupa el centro de la comunicación en el planeta. Los satélites arden. El espacio se inunda de información empaquetada con el sello de ¡fraude! La guerra híbrida en su máximo apogeo.

Seguimos avanzando hacia La Guaira y poco antes de llegar a nuestro destino observamos piedras de distintos tamaños votadas en la vía. Llegamos al aeropuerto de Maiquetía. A diferencia de la estampa del día de ayer en este mismo lugar, hoy todo está tranquilo. El vuelo de regreso a Madrid sale en la noche, por lo que toca pasar todo el día en el aeropuerto, que se convertirá en nuestro particular hogar. Tratamos de ponernos cómodos. Seguimos pendientes de las noticias. Aprovechamos para escribir algo, conversar con compañeros, dormir a ratos.

En la tarde coincidimos con el jurista valenciano Joan Garcés, quien también toma su vuelo de regreso tras asistir como observador acreditado por el CNE en las elecciones. En su twitter, ayer escribió: “En Caracas: he presenciado el proceso electoral invitado por el Consejo Electoral Nacional. En los centros de votación y las calles la tranquilidad era manifiesta. El sistema de votación y escrutinio es uno de los más seguros del mundo”. Le saludamos, recuerda la entrevista que le hicimos en 2017 y tenemos una breve conversación informal. “¿Cómo ve la situación? Parece que hoy la cosa está más tranquila”, afirmo refiriéndome a la violencia, para abrir conversación. Cree que relativizo la gravedad del momento. “Bueno, que las Fuerzas Armadas hayan hecho un comunicado en el que hablan de golpe de Estado en marcha no es poca cosa”, afirma. Efectivamente, hace unas horas el ministro de la defensa Vladimir Padrino emitió un comunicado donde afirma que “La Fuerza Armada Nacional Bolivariana rechaza contundentemente todas las acciones violentas promovidas por la extrema derecha venezolana, desde ayer lunes 29 de julio. (…) Estos actos terroristas de sabotaje (…) comportan un intento de golpe de estado mediático, soportado en las redes sociales y apoyado por el imperialismo norteamericano y sus aliados externos e internos”.

Algo sabe Joan Garcés sobre golpes de Estado. En apenas una conversación breve, quien fuera amigo personal de Salvador Allende y su asesor más cercano, presente durante los bombardeos de La Moneda el fatídico 11 de septiembre del 73, menciona algunos conceptos clave para el análisis del momento, que ya nos gustaría escuchar los próximos días a algunos sectores dizque revolucionarios: “Golpe, contragolpe e imperialismo”.  Asegura que lo que se está viviendo en Venezuela en estos días es un golpe y un contragolpe. Garcés deja claro que la situación es de enorme gravedad porque “enfrente está nada menos que el Imperio”.

Ya hemos mencionado algunos elementos de cómo ese sistema imperial teje el golpe, donde combina formas mediáticas y cibernéticas propias de la guerra psicológica con violencia y terror explícito para provocar el caos y tratar de quebrar el orden institucional, buscando por supuesto un quiebre del ejército. Son muchos los mensajes y las manos tendidas al ejército para quebrar el orden constitucional. A estos factores hay que sumarle el de la diplomacia y la presión internacional. Son algunos elementos que tejen el golpe en marcha, hasta ahora prioritariamente mediático, virtual, cognitivo. Pero, ¿Cómo se articula el contragolpe?

Como diría Garcés, no es poca cosa el temprano posicionamiento de las Fuerzas Armadas. Tampoco, creemos, la también mencionada respuesta del gobierno ante la violencia. En estos momentos se encuentra reunido de urgencia el Consejo de Estado. Respecto a las famosas actas, en los próximos días el gobierno dará un importante paso al frente. Pero falta mencionar un elemento clave durante todo el proceso bolivariano, siempre presente en los momentos más difíciles: el poder popular.

Tras la violencia, la derecha ha convocado para hoy martes movilizaciones pacíficas. El chavismo, ayer en situación de espera y alerta, se prepara para una gran movilización. Algunos sectores expresan dudas sobre la conveniencia de salir a la calle en medio del clima de violencia. Pero la consigna en momentos históricos como este siempre ha sido la movilización. La toma de las calles para defender el proceso. Hoy ambos bloques en liza se preparan para hacer demostración de sus fuerzas.

Son las 6 de la tarde y al fin toca hacer el check-in y facturar. Nunca nuestras maletas han pesado tan poco. Ni tiempo hemos tenido de comprar un solo libro en las magníficas Librerías del Sur. Las filas de control en el aeropuerto son sorprendentemente largas. Los vuelos están al completo. Muchos venezolanos residentes en el extranjero han venido a votar y se regresan. La mayoría son opositores, muchos solicitantes de asilo en Europa como perseguidos políticos, que vuelven cuando quieren a su lugar de origen. Entre ellos volamos una amplísima delegación de internacionalistas de izquierdas que regresamos a nuestros terruños con la moral alta por la victoria pero con la preocupación de la violencia desatada y el golpe en desarrollo.

Mientras la fila avanza, nos van llegando vídeos e imágenes de la potencia de las marchas por la paz, en especial la de Caracas. Una masa inmensa de gente linda avanza desde la Avenida Libertador hasta el Palacio de Miraflores, donde es recibida por el presidente electo. El chavismo popular da otra extraordinaria lección de dignidad. Después de uno de los días más violentos que se recuerdan en Caracas, el pueblo digno y valiente sale en masa a defender el proceso revolucionario y la paz contra el fascismo. Una lección ante el mundo, para quien la quiera interpretar. Lamentablemente hay lecciones de dignidad en la historia que quedan ocultas por la infamia. Suele pasar cuando se trata de la lucha de las y los oprimidos. Cuando se trata de los pueblos que luchan contra la opresión. Suele pasar cuando se trata de Venezuela.

LO QUE SIGUE. PAZ PARA EL PUEBLO

Tres días después de las elecciones, Caracas vuelve a la normalidad. A cuatro días, toda Venezuela regresa a sus trabajos, los comercios abren sus puertas, el transporte, las vías y calles retoman la vida. Al menos por ahora, el camino de la violencia no prospera. Ha sido desactivado mediante un preciso contragolpe. Contribuye al desmontaje del terror la respuesta decidida del gobierno, la experiencia en estas lides, y mayores niveles de coordinación con su militancia popular. La unión cívico-militar en todo su esplendor. Los próximos días y semanas, la movilización será permanente. El pueblo defiende en las calles lo expresado en las urnas y rechaza enérgicamente la violencia.

Violencia que deja un saldo lamentable. Nos llega el recuento de los daños causados. Los objetivos hablan por sí mismos.  Seleccionamos tan solo algunos de ellos. Ataques violentos a centros de salud y diagnóstico integral, ambulatorios, escuelas de educación inicial y primaria, liceos, farmacias, universidades, centros de almacenamiento de alimentos CLAP, centros de aguas servidas, estaciones de metro, buses, trenes, sedes del CNE, de ministerios, alcaldías, casas comunales, radios comunitarias, sedes del PSUV, algunas quemadas con personas dentro, soldados de la FANB asesinados, policías y miembros del ejército heridos. El lunes 29 se trató de cercar Miraflores, llegando a tomar varios puntos de las calles de alrededor. Los objetivos no solo van contra los cuerpos y las instituciones públicas. También contra los símbolos. “Tumbaron no solamente estatuas de Chávez. Iban a tumbar una de José Gregorio Hernández, tumbaron la del indio Coromoto, tumbaron todo tipo de cosas que les sientan mal y que relacionan con el chavismo, estatuas que se han construido en los últimos 25 años. Es odio a todo. Igual que llegar a quitarle la octava estrella a la bandera desde el primer día”. Este ataque a los símbolos bolivarianos que relata Mikel, incluso contra un emblema de la identidad nacional como es el médico de los pobres santificado José Gregorio Hernández, no son baladí. En torno a esos símbolos se ha levantado una nueva propuesta de concebir el mundo y eso no es tolerable para las clases dominantes. El modus operandi de este odio desatado da muestras de lo que significaría la llegada de la extrema derecha a las instituciones.

Pero ¿quiénes ejecutan esta violencia en las calles? Sectores de clase media, sí, pero mayoritariamente jóvenes de barrios populares y motorizados cooptados a cambio de dinero y droga para cometer actos vandálicos. Apoyo que se refuerza mediante la articulación con los “pranes” del crimen organizado. Muchos de esos jóvenes que participaron en los actos de violencia, ingenuos, se fotografían y graban a cara descubierta para demostrar su aporte a la causa y poder pasar por caja. Junto a ellos, como en otras ocasiones, operan otro tipo de mercenarios, cuadros con formación en guerra urbana que dirigen las operaciones. No toda la violencia se paga. La derecha cuenta con sus propios militantes y agitadores, dispuestos a todo.

Violencia promovida e impulsada, conviene insistir, no solo por el llamado de la oposición liderada por María Corina y su escudero de tenebroso pasado, sino por la organización y la financiación, no improvisada, planificada desde hace meses para prender el malestar entre la gente de cara a la campaña electoral y preparar un clima de odio. Tenemos testimonio directo de jóvenes de barrios populares de Barquisimeto que desde hace meses cuentan cómo la derecha está financiando el trabajo de reclutamiento de jóvenes, que estos días de inflamación del odio responden al llamado.

Lo sorprendente es que la derecha siga apostando al terror callejero, cuando si de algo está harto el pueblo venezolano es de violencia. Entre sus propias bases como ya mencionamos quedó totalmente desacreditada. Nos lo comentaba el taxista que nos desplazó el 28J al centro electoral de Plaza Capuchinos. “No me importa quién gane, lo importante es que tengamos paz y que no se vuelvan a repetir los escenarios de violencia que hemos vivido años atrás”. Se vuelve a demostrar que esta vía no tiene arraigo en la conciencia colectiva.

Entonces, ¿Por qué sigue insistiendo por ahí la derecha? ¿Por qué su apego desubicado a los manuales reaccionarios de guerra sucia insurreccional y golpe “blando”? Recordemos el titular de El Mundo del “ahora o nunca”. Les han prometido el cielo y sienten que es su momento. La vía del caos y la violencia va combinada de peticiones directas de invasión a sus amos norteamericanos y con una campaña mediática articulada globalmente que convierte la violencia fascista en protestas legítimas ante “el régimen” y las muertes causadas por su terror con represión de “la dictadura”. La guerra virtual y su ataque de inspiración militar, con sus esquemas segmentados apuntando al neocórtex, hacen mella en la llamada “opinión pública”, el producto cultural más acabado del neoliberalismo. El objetivo, crear un clima de odio tal que lleve a un enfrentamiento violento entre el propio pueblo venezolano.

Medios de comunicación, intelectuales orgánicos del capital, presidentes y organismos internacionales siguen insistiendo en la entrega de las actas. Otros aconsejan la repetición de elecciones. Se suman al coro sectores “progresistas o revolucionarios”. Actas que nunca se han hecho públicas en Venezuela. Las actas de escrutinio se entregan, como apuntamos en anteriores crónicas, en copia a cada partido la noche electoral. Las supuestas actas que la oposición ha publicado en la página web Resultados con VZLA son realmente el verdadero fraude. Son muchas las investigaciones y análisis que corroboran las irregularidades de esas actas, con firmas digitales y analógicas de los miembros de mesa, testigos y operador de máquina manipuladas, algunas directamente sin firma, otras inexplicablemente duplicadas o emborronadas por tachones o sellos.

El 31 de julio, tres días después de las elecciones, el Presidente interpuso ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) un recurso contencioso electoral que «permitiese cotejar todos los elementos de prueba y certifique, haciendo un peritaje de altísimo nivel técnico, los resultados de las elecciones del 28 de julio de 2024». El CNE entregó todo el material electoral para ser cotejado. No es casual que el candidato Edmundo no acudiera al llamado del TSJ para entregar sus actas. El 22 de agosto, el TSJ emitió una sentencia ratificando la victoria del Presidente Nicolás. Una nueva derrota de la derecha, que va a pasarle factura dado que Edmundo sigue sin presentarse ante los llamados de la justicia. Tampoco es casual que en cada marcha convocada su respaldo en las calles vaya cayendo en picado.

Cuando colocamos los últimos elementos a esta crónica, nos encontramos de nuevo en Venezuela, acompañando, aunque cueste creerlo, unas nuevas votaciones. Mientras desde fuera la vida aquí parece insufrible e invivible, vivimos de primera mano un nuevo proceso electoral impulsado por las instituciones de gobierno en comunión con el pueblo organizado en los territorios, gracias a esa herramienta que creó Chávez para transitar hacia el socialismo: La Comuna. Tras una agenda intensa donde pasarán muchas cosas, tendremos el privilegio de acompañar una de las muchas marchas gloriosas por la paz y frente al imperialismo. Esta del 28 de agosto muy significativa, por cumplirse un mes de las elecciones presidenciales. Un mes con un mundo de acontecimientos agolpados en el tiempo. Trataremos de seguir relatando estas experiencias.

Hoy nos atrevemos a afirmar que el gobierno venezolano está doblemente reforzado. La extrema derecha lo obligó a legitimarse doblemente con el apoyo popular masivo en las calles, defendiendo el proceso y respaldando la victoria en las urnas del Presidente.

Frente al intento de golpe, el contragolpe sigue ganando terreno adentro del país. Derrotada en las urnas, derrotada en su maniobra de violencia y derrotada en la calle, la derecha no logra el consenso para desbancar la hegemonía interna. Su aliento violento queda de manifiesto una vez más, y confirma que la decisión mayoritaria de apoyar al gobierno fue la correcta. Esta decisión del pueblo chavista movilizado, en el voto y en la defensa de la paz contra el golpe, se da tras años de desgaste producto de la guerra multidimensional a la que ha estado sometido. Sumemos a esto los errores y las contradicciones propias de un gobierno y un proceso con 25 años en pie de lucha y tratemos de percibir el acumulado inmenso y la inmensa sabiduría política y humana de este pueblo que, en medio de estas circunstancias, ahora acumula una nueva victoria popular. Pero cuidado, en el exterior la cosa cambia. La baza fuerte de la derecha sigue estando a nivel internacional. Cuenta, como venimos relatando, con un arsenal descomunal afanado en la guerra cognitiva. A nivel internacional el consenso lo tiene la hegemonía capitalista y sus mecanismos de control de emociones y voluntades. La batalla sigue. Afuera y adentro. Los días de combate continúan.

 

 

 

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