Soberanía en mi tierra con letra grande / Y no con tinta, sino con sangre a lo largo de la historia / Y ahora viene a mi memoria, lo que les dijo el más grande héroe de las Segovias / Ésta no la discutimos nada más la defendemos / Y es que aquí ya no queremos injerencia de extranjeros / Pues nunca va a ser lo mismo que hable un nica que uno de afuera / Afuera, afuera pueden decir lo que quieran / Pero si están en tierra nica, respeten mi bandera / Bandera azul y blanco que no tiene ni una estrella / Por la que un día Andrés Castro, con dignidad levantó su piedra. De la canción Soberanía.

Todos los lugares de los que vengo / resistieron a sus invasores, no hay hombre libre / con quien / no esté unido por lazos de parentesco; y no hay un / solo árbol / ni una sola nube con los que yo no esté en deuda. / Y mi desprecio / por los sionistas no me impedirá decir que también / fui un judío al que expulsaron de Al – Ándalus, / y que todavía / le encuentro sentido a la luz de aquel ocaso. / En mi casa hay una ventana que da a Grecia, / un ícono que apunta a Rusia, un dulce aroma / que llega de Hiyaz a la deriva, / y un espejo: en cuanto me paro frente a él me veo sumergido en la primavera de los jardines / de Shiraz, Isfaján y Burará. / Y si no es así, uno no es árabe.

Fragmento del poema titulado Carné de identidad. Autor, el gran poeta palestino, Najwan Darwish.

A Miami te fuiste un día, / vendiste tu libertad, / tu vergüenza y tu alegría, / ¡yo se que te pesará!

Versos del poema ¡Ay, qué tristeza que tengo!, del gran Nicolás Guillén, poeta Nacional de Cuba.

Aquí permaneceremos / hambrientos, desnudos, desafiantes, / cantando nuestros poemas, / colmando de manifestantes / las calles furiosas / y de orgullo las cárceles. / Cuando tengamos sed / exprimiremos las piedras. / Comeremos tierra / cuando tengamos hambre. / Pero no nos vamos / ni escatimamos como avaros / nuestra sangre fragante. / Aquí tenemos un pasado, / un presente, un futuro. / Aquí permaneceremos.

Del poema Lo imposible. Autor, el gran poeta palestino, Tawfiq Zayyad.

Fui hacia la casa del rico, / y le arrebaté lo que me había robado, /recuperé mi humanidad, / mi dignidad. / Fui a Wall Street y recuperé lo que me robaron. / No voy a dejar que el sistema me atropelle, cantaban los manifestantes en el mes de abril protestando contra la pobreza delante de la Bolsa de Nueva York.

A los héroes de Matanzas.

Hay una verdad absolutamente palmaria: desde la desaparición de la Unión Soviética, el número de guerras se ha multiplicado, guerras llevadas a cabo por EEUU, colocando por delante a la carne de cañón que son sus servidores, que se conforman en el cuerpo militar OTAN, el militarismo es todo para ellos, ese conjunto se mueve siempre en la misma dirección de conquista recolonial. Pero hay datos explícitos sobre el rápido desplome del imperio, ya se ha dicho por unos y otros, hasta en EEUU hay voces importantes que lo reconocen, la unipolaridad ha muerto, nace la multipolaridad. El afamado por su mentiras soberbias que hace las veces de jefe de la política exterior de la UE, Borrell, ese personaje que ha doblado al despreciadísimo Almagro en América Latina, lloriquea para decir: “La batalla global de las narrativas está en pleno apogeo y, por ahora, no estamos ganando.” Como parece que la guerra en el plano militar la gana Rusia, Borrell ha decidido agitar las aguas para levantar la imagen internacional del imperio y se dispone a empujar en la guerra comunicacional, meter en la cabeza de la gente la idea de que la fuerza imperial es invencible, o como poco que se crea que el resultado es a su favor, para lo que EEUU aprueba operaciones terroristas, temerarias y sobre puntos que puedan dar esa imagen: bombardeo de una central nuclear, envío de un avión no tripulado contra el techo del Ministerio de Marina en Crimea, amenaza de bombardeo del puente que une Crimea con la Rusia continental, ...

A los héroes de Matanzas.

En la lista de países que hacen uso del terror solo hay un nombre. No se engañe nadie, estamos en los tiempos de la “posverdad”, es decir de la mentira, no se pegue a los medios de comunicación que se dicen “occidentales”, la población “occidental” es el 12 % de la población mundial, y es la consumidora suprema de mentiras. Llaman “occidente” o “países occidentales” a los que tienen gobiernos que obedecen a los intereses de EEUU, en número de habitantes, ya hemos dicho, es una parte minúscula de quienes estamos en el mundo. ¿Cómo se puede impartir clases de la verdad en nombre de una parte minúscula, cómo se puede dar clases de la verdad contra la mayoría del mundo? Sólo desde la violencia, desde la opresión, desde el mantenimiento de la guerra permanente, desde la producción de terror. El empleo del terror busca que sea a gran escala y es propio del más inhumano, el menos comunitario, el más antisocial, el que hace negocio matando. El escalón más alto de tales individuos es la guerra. La guerra es una desgracia provocada por la fuerza que no respeta los derechos de los oprimidos, y se hace preciso que, para identificarlo mejor, se observe el origen, trayecto y la forma como se ha conducido. Ejemplo, el capitalista invierte por el beneficio que va a comprobar en su cuenta de resultados. El uso del terror por el régimen estadounidense es una maniobra principal de su industria, el complejo industrial militar que es industria privada representa el 60% de la producción del país, producción en torno a las armas, y sus dueños forman la clase que realmente gobierna, el llamado Estado profundo. El especialista James Petras escribe que “el llamado Estado profundo, en realidad es un estado gobernado por “unipolaristas”. No es una “entidad sin rostro”: tiene una identidad de clase, ideológica y económica.”https://rebelion.org/la-provocacion-de-estados-unidos-en-corea-del-norte-un-pretexto-para-la-guerra-con-china/

La Columna