Ramón Pedregal Casanova*.- ... cuando las pesadas e inquietantes reservas mentales de unos y otros ya no inquietan más a nadie, se advierte que todo concurre, conscientemente o no, al triunfo de una ley de la raza y de una ley de la selva, cuya víctima es hoy el árabe, mañana otro, siempre los humildes. Una teoría de raza cuyo autor ya no es esta vez el de Mein Kampf sino el israelí y todos los que lo ayudan para humillar, despojar y traumatizar las conciencias, teoría que se abre camino, se amplifica, se desencadena en medio de una aprobación casi unánime. ... Nadie se preguntará quién es el agresor como no sea para apuntar el dedo acusador con seguridad hacia el árabe. Se olvidará que en 1948 Israel se constituye en Estado poniendo al mundo frente al hecho consumado, que en 1949 viola los acuerdos de armisticio y se apodera de3 la parte norte del territorio palestinense, de la totalidad de Neguev y del puerto de Eilath; que en 1956 desencadena, con sus conocidos cómplices, una agresión fulminante; que desde entonces ha sido condenado como agresor no menos de once veces por el Consejo de Seguridad de la O.N.U.; y que el mes pasado (Junio 1967) asaltó por sorpresa a los países árabes.

Del libro El problema palestinense. Coloquio de Juristas Árabes sobre Palestina. Argel 22 -27 de julio de 1967.

Ramón Pedregal Casanova*.- En la parte primera de La tierra Palestina se llama Palestina comenzábamos diciendo: Palestina es Árabe, es parte de la Nación Árabe y tiene su lugar en el mundo. Y terminábamos diciendo: Ahora los sucesores ideológicos de aquellos que fueron condenados en Nuremberg ensayan el mismo proyecto en Palestina y desde Palestina para toda la región de Oriente, y lo hacen en alianza subrepticia con los regímenes capitalistas europeos que perdieron sus colonias en la zona y con el motor guerrero del mayor imperio que el mundo ha conocido, EEUU, donde el sionismo ha sabido habitar en todo su organismo de poder.

Ramón Pedregal Casanova*.- Palestina es Árabe, es parte de la Nación Árabe y tiene su lugar en el mundo. Palestina, en árabe Falastin, cuyo significado en griego es luchador, desde finales del siglo XIX ha sido objeto de comercio entre el régimen monárquico inglés y el mundo financiero sionista que se proponía disponer de un territorio en que hacer carrera como estado y al que ponerle el nombre de Israel, para esconderse tras una mitología y hacerse una historia. La realidad de Palestina, o Falastin, es haber sido invadida por bandas terroristas que después se unieron para formar ejército e instalarse como aparato del estado que creaban, y acompañar el aparato inventado con la traída de colonos para disponer de población invasora propia: el objetivo para su ocupación imperialista.

Ramón Pedregal Casanova*.- Solo en las dictaduras puede alguien ser encarcelado por denunciar los crímenes del régimen. La llamada Justicia británica, esos que con el mandato estadounidense persiguieron a Assange y le acosaron durante más de 7 años en la embajada de Ecuador, y lo cercaron sin dejarle salir, espiándolo con micrófonos y cámaras que los mercenarios españoles de la CIA instalaron en los espacios en que podía estar, esos que intentaron secuestrarle entrando por ventanas y tejados, esos que ordenaron a una gavilla de bandidos entrar por la puerta que abría el mercenario embajador de L. Moreno, y lo arrastrasen y lo cargasen en un furgón aludiendo descaradamente a un mandato ilegal, esos de la Justicia británica, sucesores de aquellos cuya imagen se recuerda por el parche en un ojo y un garfio en una muñeca, que asaltaban barcos, mataban tripulaciones, robaban lo que llevase el otro y comerciaban con esclavos, los descendientes de esos son los que metieron a Julián Assange la prisión de alta seguridad y lo han tenido aislado otro año y medio, esos son los que lo enfermaron y lo han juzgado, y para ocultar tanta justicia, como conclusión nos dicen que Julián Assange se encuentra enfermo, queriendo decir que él sólo se lo ha hecho.

Ramón Pedregal Casanova*.- La persecución de Assange comenzó en la guerra que Bush, Blair y Aznar emprendieron contra Irak con la acusación falsa de que almacenaba bombas de destrucción masiva. Las condenas verbales no se hicieron esperar, pero los criminales siguen impunes por el mundo.

Ramón Pedregal Casanova*. Nuestros deseos de felicidad para Palestina y los pueblos del mundo serían pólvora mojada si no participásemos de la lucha en cualquiera de sus expresiones, no hay razón para que no la busquemos así y la dirijamos a quienes, por su condición, aunque callen, forman el lado que ocupamos en la Historia.