Aline Pérez Neri, corresponsal de Cubainformación en México.- El imperio necesita controlar todo lo que hacemos, vestimos, escuchamos, vemos, buscamos,  creemos y no creemos. Mentir, calumniar, confundir es su plan, y a la guerra cultural se le destinan millones de dólares para lograr la encomienda.


Cuba ha sufrido, desde antes del triunfo de la Revolución Cubana, una guerra que intenta por todos los medios de penetrar ideológicamente en Cuba.

Desde su página de Facebook Las memorias de Daniel, el profesor Raúl Capote Fernández nos platica sobre la “nueva prensa” y la manipulación mediática. Directamente partícipe del tema como el Agente Pablo de la CIA,al también Agente Daniel de la Seguridad del Estado cubanoel imperio le encomendó la tarea de preparar a los líderes políticos que impedirían el relevo histórico de la Revolución con el fallido Proyecto Génesis.

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Siempre que una nación poderosa planea invadir, controlar, dominar a otra, la verdad sufre quebranto. En la relación entre Cuba y Estados Unidos, la mentira ha sido un recurso bélico usado por el imperio para alcanzar sus objetivos de dominio sobre la Isla.

El 17 de febrero de 1957, la entrevista concedida por el Comandante en Jefe Fidel Castro a Herbert Matthews, del diario The New York Times, en la Sierra Maestra, destruía la fábula construida por la tiranía de que el líder del Ejército Rebelde había muerto.

Transcurridas apenas tres semanas del triunfo de la Revolución Cubana, el 21 y 22 de enero de 1959, tuvo lugar en el hotel Habana Riviera, un evento que contó con la participación de unos 400 periodistas de diferentes naciones.

Desde territorio de Estados Unidos se había puesto en marcha una virulenta campaña de falsedades contra la nación caribeña. Grandes medios de prensa, entre ellos las agencias noticiosas AssociatedPress, UnitedPress, la Sociedad Interamericana de Prensa, revistas como Life, Newsweek, U.S. News and WorldReport se empeñaron en mostrar al mundo una Cuba injusta y cruel.

Así lo describiría Fidel: «En los cables hay una insidia permanente (…) Siempre mencionan “los rápidos procesos de los partidarios de Batista”. Lo recalcan. Aparentemente, son imparciales, pero emplean determinadas palabras y sutilezas, como maestros que son de la intriga (…)».

Los juicios de los tribunales revolucionarios contra un grupo de los más connotados criminales de guerra de la dictadura de Batista, figuras importantes del gobierno de Eisenhower y numerosos congresistas los presentaron como «actos de barbarie».

Se cursaron invitaciones a periodistas de Estados Unidos, América Latina y Europa para que se reunieran en La Habana y viesen, con sus propios ojos, la verdad de lo que ocurría en la Isla.

A la convocatoria acudieron personalidades como Adan Clayton Powell, líder del movimiento de los Derechos Civiles y legislador negro de Harlem; Charles O Porter, senador puertorriqueño y presidente de la Asociación de periodistas de ese país, Gabriel García Márquez, Jorge Ricardo Masetti, y el uruguayo Carlos María Gutiérrez, entre otros. Celia Sánchez actuó como coordinadora.

De Estados Unidos asistieron profesionales de la prensa de 20 ciudades.

El pueblo se reunió frente al Palacio Presidencial el 21 de enero para escuchar a su líder, que explicó con detalles la campaña que se realizaba contra la Revolución y la justeza de los juicios celebrados contra los esbirros de la dictadura de Fulgencio Batista.

Fidel, dirigiéndose a los periodistas presentes en la concentración, que reunió a más de un millón de cubanos, dijo: «Imaginad un jurado de un millón de hombres y mujeres de todas las clases sociales, de todas las creencias religiosas, de todas las ideas políticas… Y voy a hacer una pregunta a ese jurado: Los que estén de acuerdo con la justicia que se está aplicando, los que estén de acuerdo con que los esbirros sean fusilados, que levanten la mano»

La respuesta no se hizo esperar, un mar de manos se alzaron y Fidel expresó: «¡El jurado de un millón de cubanos de todas las ideas y de todas las clases sociales, ha votado!».

Las fakenews contra Cuba fabricadas y replicadas por las redes sociales y las populares y poderosas plataformas tecnológicas de la comunicación, son la vanguardia del ataque contra la Revolución, se encargan de inventar y reiterar mentiras, para destruir las defensas ideológicas y hacernos vulnerables.

El memorándum presidencial de seguridad nacional del 16 de junio de 2017 del Presidente Trump, “Fortalecimiento de la política de Estados Unidos hacia Cuba”, para promover a través de internet «el flujo de información libre y sin regulaciones hacia Cuba y dentro de la Isla», resultó en la creación del Grupo de Trabajo de Internet para Cuba (GTIC).

Uno de los objetivos a cumplir por la TaskForce es promover a los llamados sitios «independientes» de internet en Cuba, crear cuentas y perfiles falsos en diferentes redes sociales, entre ellos Twitter, para difundir contenido anticubano.

La respuesta de la Revolución Cubana ha sido poner a disposición de todas y todos miles de sitios públicos wifi, cientos de salas de navegación en la red de redes, millones de cuentas permanentes de navegación, millones de cuentas de correo nauta, y conexión desde las casas está disponible en muchísimos hogares dentro de todo el archipiélago cubano.

La llamada “nueva prensa” no es más que la prensa privada del capitalismo, y es tan vieja como el surgimiento del periodismo y la prensa. No es más que la vieja prensa burguesa a la cual se le destinan millones de dólares para la construcción simbólica del capitalismo que, a través de la privatización de los medios masivos de comunicación, busca la manipulación de la mente de los seres humanos.

La “nueva prensa” es vendida como algo moderno, novedoso, para llamar particularmente la atención de la juventud y que ésta se sienta diferente a la generación que la precede.

El enemigo mimetizando, aprendiendo de la derrota y buscando variantes más efectivas, continúa su desarrollo; hoy extiende sus tentáculos por varios lugares y de diversas formas.

Existen alternativas posibles al Proyecto Génesis. La denuncia del 2011 a través de la serie Las Razones de Cuba fue un duro golpe a esos planes; otros proyectos similares han surgido por doquier. Las nuevas condiciones internacionales y nacionales les han permitido variaciones tácticas, pero la estrategia continúa siendo la misma.

El uso de nuevas plataformas mediáticas, la aparición de sitios, portales, revistas, aparentemente inofensivas, de perfil bajo, están ancladas firmemente en estereotipos probados de guerra cultural. El pago a periodistas mediante estrategias para atraer a personas con prestigio en el mundo de la prensa cubana, la aplicación de técnicas probadas de mercadeo que permiten una rápida difusión de los materiales elaborados por estos, formas de pago superiores, por mucho, a las posibilidades de nuestros medios, el enmascaramiento de las reales intenciones tras una supuesta postura crítica y de libertad de expresión, son algunas de las nuevas tácticas aplicadas.

Equipos de trabajo dirigidos directamente desde los centros de operaciones de guerra sicológica de los servicios especiales de Es­tados Unidos preparan y llevan adelante los planes contra Cuba. El rumor prefabricado, la calumnia, la falsa noticia, todo es utilizado para crear zozobra, sembrar el desengaño, la duda, el miedo, la confusión; las redes sociales son manipuladas ampliamente y se construyen líderes de opinión espurios que trabajan con perfiles falsos, equipos de una decena de personas, comparten uno o varios seudónimos. Algunos de esos cibermercenarios cuentan con varios perfiles, verdaderos maestros del chisme, del rumor y de la mentira surgidos de esas filas.

El blanco es la Revolución y sus defensores. La estrategia de «golpe suave» establece como una de sus reglas fundamentales destruir los pilares básicos que sostiene el Estado.

El blanco es la Revolución y su futuro inmediato, por eso no quieren dejar piedra sobre piedra; por eso intentan sembrar la confusión, el desaliento, la desmovilización; por eso promueven el egoísmo, la falta de fe, la baja autoestima nacional.

Los jinetes del apocalipsis cabalgan por la Isla, no importa el nombre que lleven, no importa el disfraz que se pongan, las máscaras que usen; son los mensajeros de la restauración del capitalismo, única forma de intentar destruir a la Revolución y, al fin, robar el alma de Cuba.

Opinión
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