Raúl Palmero - Bufa subversiva. - No estoy entre sus personas más allegadas, tampoco puedo considerarme su amigo; pero debo decir que siento que lo conozco con confianza de toda la vida, porque sus canciones me han acompañado en cada etapa, y son parte de lo que soy.


Conocí a Israel Rojas, durante momentos muy tristes de aquellas madrugadas finales de noviembre de 2016, cuando en la escalinata de la Universidad de la Habana secábamos nuestras lágrimas para afincar la rodilla en tierra. Eran tiempos de definiciones. La voz líder de Buena Fe, mi dúo preferido, hablaba en los medios nacionales: “¡Gloria eterna a Fidel! Historia, ¡abre los portones! No pudieron detenerlo cuando era de carne y hueso. Ahora es invencible. Renacerá una y otra vez”.


Todavía anda en los teléfonos de los colegas la descarga que una de esas noches entabló con los estudiantes en las escaleras de la biblioteca central. Nos habló de los tiempos que vendrían, del papel que nos tocaría jugar, de su apreciación de los problemas del país, y de canciones y música. Fue una noche tremenda, sin más intermediarios que las necesarias luces de los celulares.


De ese primer encuentro hicimos contacto. Lo invitamos a cantar en el aniversario cincuenta (50) de los Juegos Caribe, y accedió regalándonos el concierto. ¡Hasta algunas broncas tuvimos en el proceso organizativo! Aquel evento de enormes magnitudes, en el que participaron cerca de 70 mil espectadores, superaba la experiencia e ingenuidad de un joven de 21 años.


Fue por esos días que también lo vi polemizar con ciertos artistas, que en aquellos momentos mendigaban invitaciones de la FEU y la UJC, pregonando discursos falsos que no nos llegaban, ni convencían. Esos mismos artistas hoy son abanderados de la guerra mediática, asimétrica, que se emprende contra nuestra patria.


Llegado el concierto, cuando se apareció en el estadio Juan Abrantes (El Seder), le pregunté si quería cantar con un pullover alegórico al 95 aniversario de la FEU, serigrafiado con el viral diseño de Rogelio Carmenate: una huella dactilar con forma de corazón. Su respuesta fue quitarse el pullover que llevaba puesto y ponerse el nuestro.


La clausura de medio siglo de Juegos Caribe acabaría en un acontecimiento trágico: un terrible accidente ocurrido al momento de la salida de los participantes. Entre los accidentados, una muchacha de último año de la facultad de Farmacia y Alimentos, que fue arrollada por la multitud y estuvo varios días en estado de gravedad.


Cuando me comuniqué con Israel y se enteró de lo sucedido, se sumó a las visitas que hacíamos desde la universidad preocupados por la salud de la estudiante. Recuerdo la sorpresa de la joven paciente la primera vez que me aparecí con Israel en su casa, y este le llevaba un CD de regalo. Las visitas se repitieron, y el cantante hasta se comprometió en buscar los medicamentos necesarios para una correcta cicatrización.


Así comencé a conocerlo. Sentados, conversando en el contén de una calle; hablando para mi sorpresa con el lenguaje coloquial del cubano, sin oscurantismos lexicales; con criterios sinceros y propios; y del tiro hasta pasamos juntos un aguacero muy frío en Sochi, durante el Festival de la Juventud y los Estudiantes. En otras ocasiones pude saludarlo y dialogar temas que me preocupaban.


Ese era Israel. Si lo admiraba por su música, me sentí identificado con las posiciones que asumiría a partir de entonces.


No es secreto la puesta en marcha de una guerra mediática mediante el empleo del “soft power” contra Cuba. El oportunismo ha llegado al límite de incrementar las acciones en tiempos de pandemia. Los últimos ataques han estado destinados a fragmentar los exponentes de la cultura nacional. Al mismo tiempo, se ha desatado una campaña de satanización contra los artistas cubanos que no se manifiestan públicamente contra el gobierno, y se promueve por la industria a aquellos que asuman posturas reaccionarias, convirtiendo en un negocio rentable manifestarse en contra del proceso revolucionario.


Mientras toda esa maquinaria crujía, Israel plantaba bandera a la izquierda del camino. Lo escuchamos con la emblemática Gallo de Pelea; también salió al paso para desbaratar el embuste teórico artificial sobre el “Bloqueo Interno”, que no es otra cosa que una “muela” para justificar la agresión a Cuba; así como mantener una actitud digna y sin ingenuidades ante las ofensas y mentiras de los que es víctima.


Su canción “Valientes” se convirtió en un himno de resistencia para los que enfrentamos cara a cara a la pandemia; y por si fuera poco, compuso “La Fuerza de un País”, en reconocimiento a la proeza de la industria biofarmacéutica cubana y los cinco candidatos vacunales contra la COvid 19.


Ha ocupado también gran parte de su tiempo en tender “Puentes de Amor”, y difundir la sana iniciativa de cubanos residentes en Estados Unidos para frenar el genocidio de carácter continuado que significa el Bloqueo y su correlativa marea de odio. De igual modo, ha sido un crítico inclaudicable, en debate constante con las instituciones artísticas cubanas, pero sin dejar de reconocer el papel que juega la institucionalidad revolucionaria en el arquetipo de la soberanía nacional.


Para los que hemos crecido con su música, nos resulta imposible comprender a ciertos artistas, que nunca hicieron críticas de ningún tipo desde dentro, y ahora se dedican a atacar su forma de pensar. Hay un grado muy alto de cobardía en el que difama cómodamente, desde lejos, al que desde dentro, tuvo y tiene el valor, que siempre les faltó.


Ayer, sábado por la noche, escuché las tres horas de entrevista que le hizo el realizador Ian Padrón. Israel fue muy respetuoso, aferrado a una vieja amistad forjada en el trabajo. Durante 180 minutos soportó las impertinentes preguntas de “su amigo”, y los grotescos comentarios de una audiencia propia de ese espacio.


De ahí que me inspirara a escribir estas líneas.


Como si se tratase del mismísimo ministro de Cultura, se cuestionó a Israel sobre las libertades individuales, la democracia, pluralidad, el Partido, y otros temas de la agenda norteamericana, que poco redundan sobre los verdaderos problemas que hoy atañen al pueblo cubano: dígase la pandemia, la producción de alimentos, el Bloqueo, la calidad de los servicios, etc. Todas las preguntas fueron respondidas con altura, estricto apego a la verdad y una sencillez admirable.


Ian Padrón es un excelente realizador, digno de admirar por su obra profesional. Su padre, y su “hermano mayor” Elpidio Valdés, son dos mambises de verdad; él, ayer, me pareció un simple dibujo animado.


Israel, tan crítico y cubano como siempre, se ha mantenido de pie ante el chantaje banal. Merece todo nuestro apoyo ante la articulación anexionista que hace un buen tiempo lo enfoca. Él no nos ha abandonado en esta pelea de todos los días.


Israel Rojas Fiel se ha convertido en un símbolo de la vanguardia artística revolucionaria. Con la sangre y el alma bien Roja; Fiel a las raíces y el sufrimiento de su gente; siempre de Buena Fe.


Terminó la entrevista con una pregunta retórica:


Ian Padrón: – “Mi última pregunta. ¿Tú crees que el futuro de Cuba debe ser con todos y para el bien de todos? No solamente los revolucionarios, no solamente los que creen en el Socialismo. Para todos, piensen como piensen, vivan como vivan.”


Israel Rojas: -“Ian, yo creo que el futuro de Cuba debe ser un eterno Baraguá, con todos y para el bien de todos. Un eterno Baraguá en la defensa de la soberanía y la independencia de nuestro país, sin aguantarle el pie al imperio norteamericano que nos quiere jamar; y entonces, sin duda alguna, será una nación con todos y para el bien de todos. Pero no estoy de acuerdo en darle voz, en darle espacio, y en darle oportunidad para que lo que no se logró con la invasión de Girón, quieran hacerlo con guerras de cuarta y quinta generación por internet, con creación de revolución de colores y desestabilización interna. ¡No estoy de acuerdo, no soy tan ingenuo, no soy tan verraco! Tengo un hijo de 20 años y no quiero que haya derramamiento de sangre, ni quiero que nadie me lo desvíe del camino del amor, del bien. Todo el que venga a hacer bien bienvenido, y el que no, pal carajo por ahí pa allá. Es lo que creo.”


Gracias Israel, por estar, por ser, y por, como dijera Silvio, “abrazar la estrella que ilumina y mata”.


Gracias Israel. Nunca te dejaremos solo.

Opinión
Foto: Roberto Suárez. Fotos obtenidas de Juventud Rebelde....
Los congresistas anticubanos Mario Díaz Balart y María Elvira Salazar. Foto: Archivo / Tomada de transmisión en video....
Imagen: Síndrome de La Habana, ¿teoría conspirativa o realidad? KienyKe.com...
Lo último
Girón, abril de victoria
Marilys Suárez Moreno - Revista Mujeres / Ilustración Claudia Alejandra Damiani. Tomada de Cubadebate.- En Girón, toda Cuba se puso en pie de guerra para hacerle frente al enemigo invasor. Firmes en sus posiciones, dispuestas a p...
Ver / Leer más
La Columna
La Revista