“Es una necesidad ensanchar el corredor político-cultural crítico no capitalista en la sociedad cubana actual”. Foto: Tomada de Pixabay.


Gilberto Valdés Gutiérrez - La Jiribilla

En el reciente encuentro de Díaz-Canel con representantes de iglesias cristianas y otras organizaciones ecuménicas de Cuba, Joel Suárez, coordinador general del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. se refirió a un criterio que venimos expresando desde hace unos años: la necesidad de ensanchar el corredor político-cultural crítico no capitalista en la sociedad cubana.

Tratándose de un concepto no socializado lo suficiente, me parece pertinente expresar, primero, de qué no se trata: no pretendemos alimentar el estereotipo conformado en épocas anteriores, según el cual las formas no estatales de propiedad están impelidas a desaparecer en la transición socialista.

En el “proceso de actualización” en curso, junto con el perfeccionamiento tecno-económico y organizacional de la empresa estatal socialista proliferan propuestas de cooperativas, proyectos de desarrollo local, trabajos por cuenta propia, así como de micro, pequeña y mediana empresa privada. Todas, formas legitimadas política y constitucionalmente y estimuladas a que conformen cadenas productivas o de valores entre ellas y con el sector estatal, así como con inversionistas extranjeros.

La no estigmatización de las formas no estatales y en particular de la privada, no debe dar paso a una idealización apologética de la propiedad privada como solución para todos los males. Recordemos que el joven Marx, en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, afirmó que la propiedad privada nos había hecho estúpidos al hacer depender la felicidad humana exclusivamente de la apropiación, uso y disfrute individual, personal de los bienes y servicios.

“La no estigmatización de las formas no estatales y en particular de la privada, no debe dar paso a una idealización apologética de la propiedad privada como solución para todos los males”.

La noción de socialismo próspero y sostenible a que aspiramos implica avanzar en la estrategia de desarrollo económico que, como expresara Raúl Castro en una oportunidad, seguía siendo nuestra asignatura pendiente. Sin embargo, no es posible minimizar la dimensión cultural de la prosperidad entendida en la tradición martiana y fidelista. Hoy se observa una propensión asociativa muy alta en la sociedad cubana; proliferan proyectos sociocomunitarios de carácter inclusivo y solidario. Conviene reflexionar sobre el concepto generado por el grupo Galfisa del Instituto de Filosofía, a partir de la experiencia de acompañamiento a los Consejos Populares de Centro Habana; esto es: concebirnos y articularnos como red de trabajo cooperado y solidario, tanto en los territorios como a nivel nacional. De ese modo evitaríamos la visión tecnocrática del desarrollo humano.

El quid de la cuestión radica en garantizar cada vez más el pleno ejercicio de la participación política en nuestra sociedad. Para ello sería deseable avanzar hasta ciertos límites en la desprofesionalización de la política, mejor aún, en la desburocratización de lo político.

Los valores acendrados en nuestra sociedad, constituyen el sustento fundamental para esa dimensión político-cultural no capitalista, incluso, mediante expresiones espontáneas que no deberían ser coartadas por un criterio vulgar de politización.

La república socialista de derecho en construcción entre todas y todos, tiene como un eje axiológico y ético invariable el principio de la justicia social, que hoy se enriquece con la proyección de justicia ambiental y de género.

”El quid de la cuestión radica en garantizar cada vez más el pleno ejercicio de la participación política en nuestra sociedad”.

El ensanchamiento del corredor político-cultural crítico no capitalista en la sociedad cubana implica no sustituir el modelo de desarrollo económico que demostró ser inviable en las nuevas condiciones históricas por el principio de la mercantilización de la vida. La autoconciencia no capitalista debe ser aprehendida no solo por el movimiento popular de la sociedad cubana sino también por los actores que protagonizan emprendimientos de carácter privado y que sustentan también la opción patriótica, antimperialista y socialista de la Revolución cubana. La reconstrucción de la hegemonía popular socialista en las condiciones de Cuba, hoy, obliga a incorporar en el debate el componente de la estetización de la política, entendida esta como el ámbito de lo sensible, de la sensibilidad. Son aportadoras en esta dirección las investigaciones de la Dra. Mayra Sánchez Medina del Instituto de Filosofía.

El debate y la disputa política y cultural, generados como resultado del intento de aplicación en Cuba del llamado golpe suave,serán más productivos en la medida en que identifiquemos los desafíos que esta controversia plantea a la política revolucionaria.

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