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Valdés Mesa destaca la importancia que ha tenido el Partido Comunista para el triunfo del desarrollo en el gigante asiático


Por la parte cubana, interviene en representación del pueblo de Cuba el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Salvador Valdés Mesa. En su discurso hace alusión a la historia de China, su progreso, desarrollo y trayectoria hasta la actualidad.

Valdés Mesa destaca la importancia que ha tenido el Partido Comunista para el triunfo del desarrollo en el gigante asiático, asi como los logros obtenidos en materia de alimentación, educación y otros ámbitos.

«La historia moderna de la humanidad hubiera sido distinta sin el triunfo de la Revolución china

Cuba saluda y aprecia altamente el ascenso de una China socialista y próspera.

Valoramos altamente que los vínculos de China tanto con Rusia como con América Latina y el Caribe se hayan estrechado y ampliado como nunca antes.

La China de 2019 es muy diferente a la de 1949, ya no es más el país pobre y atrasado que era hace 70 años.  Su economía, con un crecimiento sostenido, ha consolidado notoriamente el poderío y el prestigio de esa nación.  Cuenta hoy con una sólida base económica tras casi 41 años de reforma y apertura, con políticas acertadas, una memoria histórica preservada y experiencias acumuladas en el proceso de construcción del socialismo.

Cuenta con un pueblo laborioso y unido, un inmenso mercado interno, una cultura milenaria y un Partido que ha persistido en el camino socialista y ha sabido colocar el desarrollo integral, la institucionalidad, la legalidad y al pueblo en el centro de sus preocupaciones.

Ha pasado a ser la segunda mayor economía a nivel mundial.  En 70 años ha logrado un crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto superior al 8 % y ha sacado de la pobreza a más de 800 millones de personas, lo que es un logro sin precedentes en la historia de la humanidad.

En la difícil coyuntura internacional actual, su desarrollo constituye un factor de estabilidad, equilibrio y oportunidad para todo el planeta y, en particular, para los países en desarrollo y la región de América Latina y el Caribe.

Esta inmigración contribuyó a la forja de la nacionalidad cubana y a reducir la distancia geográfica que nos separa. Y herederos de esas tradiciones, en nuestras luchas más recientes, tres descendientes directos de chinos alcanzaron el grado de general de las gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Ambos pueblos hemos conocido a través de nuestras similares experiencias históricas la tragedia y el ultraje que representa para un país ser invadido, ocupado por tropas extranjeras y sometido a tratados desiguales o enmiendas onerosas.  

De igual manera, hemos tenido que enfrentar bloqueos, agresiones de todo tipo, intentos de aislamiento, subversión y una patológica difamación mediática.

En Cuba y en China brotaron en el siglo XX revoluciones autóctonas, nacidas de las arduas luchas por la independencia y la liberación nacional frente a fuerzas superiores y apoyadas por los Estados Unidos. En uno y otro proceso tuvieron lugar importantes proezas militares, que contribuyeron fehacientemente a demostrar que el poderío del imperio y sus lacayos tiene límites.

El presidente Mao Zedong, en fecha tan temprana como el 7 de mayo de 1960, apreció altamente el hecho de que un pequeño país como Cuba se haya atrevido a realizar una revolución cerca de los Estados Unidos; al tiempo que consideraba que era muy necesario investigar su experiencia, dada la importancia de la Revolución Cubana a nivel mundial.

Reiteramos nuestro firme e irrestricto apoyo al principio de «una sola China», así como la condena a la injerencia en sus asuntos internos y a los intentos de lesionar su integridad territorial y soberanía.

Cuba al igual que China rechaza el hegemonismo, el unilateralismo, los bloqueos, el proteccionismo, las políticas de fuerza, el doble rasero en la lucha contra el terrorismo y la imposición de un modelo único en el mundo; al tiempo que defendemos los principios del Derecho Internacional y el papel de las Naciones Unidas.

Tras casi 60 años de relaciones diplomáticas ininterrumpidas, los vínculos entre nuestros dos países se han convertido en un ejemplo de los nexos entre naciones socialistas, de la cooperación Sur-Sur y de las relaciones entre un país grande y uno pequeño sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo», dice.

Igualmente, recuerda las palabras del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, quien expresó que a China había que tomarla en cuenta cuando de materia de desarrollo se trataba.

La amistad entre Cuba y China, empezó hace 172 años con la acogida de los primeros migrantes chinos en la Isla, quienes también formaron parte de nuestras gestas de independencia, y a quienes se les dedicó un monumento, resaltó.

Además, explica la similitud de la historia de ambas naciones, que han sufrido invasiones extranjeras, cercos económicos, y han salido victoriosas gracias al pueblo y la lucha por el socialismo.

Evoca también el tiempo en que fue Cuba quien reconoció a la nueva China que ningún organismo internacional quiso reconocer, y desde entonces el apoyo ha sido incondicional bilateralmente.

Cuba, al igual que China rechaza el unilateralismo, el bloqueo, el doble rasero, y la imposición de un modelo único en el mundo. Asimismo, aprecia soberanamente el valor de la independencia y la libertad, acotó.

El Primer Vicepresidente agradeció en nombre del pueblo cubano, del partido y el gobierno la condecoración que otorgó China al General de Ejército, Raúl Castro Ruz.

Resulta un honor para Cuba esa máxima condecoración, resaltó. «¡Qué viva la inquebrantable amistad entre Cuba y China!», culminó Valdés Mesa.

 

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