TV Cubana.- La Brigada del Contingente Henry Reeve que combatió contra la COVID-19 en Perú, llegó a suelo cubano este lunes 21 de diciembre por la terminal número cinco del Aeropuerto Internacional José Martí.


Díaz-Canel a médicos cubanos que llegan de Perú: «Bienvenidos a la Patria»

Trabajadores - Foto: canalcaribe.icrt.cu

La Brigada del Contingente Henry Reeve que combatió contra la COVID-19 en Perú, llegó a suelo cubano este lunes 21 de diciembre por la terminal número cinco del Aeropuerto Internacional José Martí.

En un mensaje virtual, el presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez habló y dio la bienvenida a los médicos cubanos.

«Recibimos con inmensa satisfacción a la brigada del Contingente Henry Reeve que llega hoy al país procedente de Lima, Perú». Esta es una brigada que ha cumplido con rigor y con todo éxito la misión encomendada ante la emergencia que presentó ese hermano país. Hay que decir que hay un hecho muy significativo desde el punto de vista histórico, porque esta brigada arribó a Lima 50 años después del terremoto del año 1970 cuando también nuestro país envío asistencia médica y cuando se produjo en toda nuestra nación una campaña de donaciones de sangre voluntarias encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro para ayudar al pueblo peruano».

El presidente cubano dijo que sería de mucho interés un encuentro con los médicos luego de que cumplan con su período de cuarentena, «para abordar las experiencias vividas y que seguro aportarán a nuestro perfeccionamiento en el enfrentamiento a la COVID-19. Bienvenidos a la Patria», concluyó.

El contingente que arribó a Cuba estuvo integrado por 84 colaboradores, de los cuales 49 son médicos y 35 licenciados en Enfermería.

Los colaboradores cubanos centraron su trabajo en 4 departamentos, con una labor destacada en la Atención Primaria de Salud, el seguimiento a casos positivos desde los hogares, la pesquisa y las intervenciones médicas hasta lugares en los que algunos de sus habitantes nunca habían recibido atención médica.

El trabajo se realizó en seis hospitales, directamente en zona roja en hospitalización de casos positivos y en las unidades de cuidados intensivos prestando su ayuda a pacientes críticos.

Asistió al recibimiento Regla Angulo Pardo, Viceministra de Salud Pública.

(Tomado de canalcaribe.icrt.cu)

 

Brigada cubana se despide de Perú donde colaboró en el enfrentamiento a la COVID-19

La Habana, 20 dic (ACN) La brigada médica cubana que por más de seis meses luchó en Perú contra la COVID-19 se despidió hoy con un homenaje a los galenos peruanos víctimas de la pandemia, en especial a tres de ellos graduados en Cuba.

El tributo se realizó en el frontis del Colegio Médico de Perú, con participación del embajador de Cuba, Sergio González, el jefe de la brigada, Raudel Vargas; la presidenta de la Asociación de Graduados en la Isla, familiares de los fallecidos y activistas solidarios.

González inició su intervención leyendo el poema Masa, de César Vallejo, himno a la solidaridad y lamentó que hay 'mucho de egoísmo y mezquindad en una parte no despreciable de los círculos de poder, que impide la realización de la solidaridad universal'.

Destacó en ese contexto que hay millones de personas con gran entereza moral y voluntad de salvar vidas, como más de 250 médicos peruanos víctimas de la pandemia, entre ellos la doctora Hilber Montoya, José Paredes y Pavel Cervantes, 'formados en los profundos valores humanistas de la revolución cubana, informa la agencia de noticias Prensa Latina.

El diplomático resaltó también la labor cumplida por los brigadistas cubanos, que atendieron 115 mil 849 casos y realizaron 239 mil 720 procedimientos de enfermería.
Añadió que los profesionales cubanos salvaron 627 vidas de pacientes en cuidados intensivos y en estado crítico o grave, en las regiones de Áncash, Arequipa, Ayacucho y Moquegua.

Además, dijo, que "ellos supieron sobreponerse con entereza y dignidad impar a las mentiras y ataques de la derecha cavernaria" al servicio del gobierno estadounidense, y vuelven a su patria satisfechos por el deber cumplido, de ayudar a un pueblo hermano.

Por su parte, el jefe de la brigada, parte del Contingente Internacional Henry Reeve, Raudel Vargas, resaltó el sacrificio de más de 250 médicos peruanos, que dieron sus vidas por la salud de su pueblo y entre ellos los que estudiaron la carrera en Cuba.

Destacó además que los integrantes de la brigada retornan con el deber cumplido junto a sus colegas peruanos, brindando salud durante más de seis meses.

La presidenta de la Asociación de Peruanos Graduados en Cuba, Tania Saavedra, dijo que sus compañeros fallecidos, a pesar de su partida física, están presentes con su ejemplo y sacrificio.

El momento de mayor emotividad se registró tras la entrega de medallas recordatorias a las madres de José Paredes, Rosario Abanto; de Pavel Cervantes, Imelda Cavero, y la hermana de Hilber Montoya, Luz Montoya.

Las tres expresaron su dolor por la pérdida pero también su orgullo por la entrega altruista de sus familiares, en las duras condiciones de la lucha contra la COVID-19.

Ofrendas florales colocaron los participantes en el memorial con las fotos de los médicos peruanos fallecidos por la pandemia y en las de Montoya, Paredes y Cervantes.

Transeúntes del barrio exclusivo de Miraflores, donde se realizó el acto, asistieron como observadores y al final aplaudieron y una de ellos gritó: "Gracias Cuba"

 

Regresar. Diario de un médico cubano en Perú

En unas horas despegará del aeropuerto internacional Jorge Chávez, de esta capital peruana, un avión cargado de historias. Se narrarán anécdotas, habrá rizas, alguna lágrima brotará en silencio. Estamos vivos, cumplimos la tarea. La familia espera… y la patria...

Mario Héctor Almeida Alfonso - Cubahora

La semana ha sido intensa. De hecho, desde que nos comunicaron que la posible partida hacia Cuba podría ser a fines de diciembre, todo se tornó de esa manera.  Debíamos cumplimentar nuestros roles para el mes y hacerlo en pocos días resultaba difícil y estresante. Además, nos habían dicho que permaneceríamos en la sierra Huaracina hasta el mes de marzo y eso había conllevado analizar con la familia y reorganizar planes.

Ante la premura de lo inevitable, intentamos descubrir las bellezas ocultas de estas tierras en las cuales trabajamos durante más tres meses de lo inicialmente planificado. No había tiempo para más y nuestro par peruano organizó a la velocidad de un rayo la visita a dos sitios espectaculares. Era difícil que todos pudiésemos ir, pero sucedió. 

Después de una guardia nocturna, de esas que solo quien las hace sabe,  junto a mis compañeros del hospital comenzamos un recorrido impresionante. Los dos lugares escogidos para la despedida fueron el glaciar de Pastoruri, declarado patrimonio natural de la humanidad desde 1985 y la visita a lo que fuese cuna de una de las culturas más importantes del Perú: la Chavin. Los sitios distantes uno del otro así como de la ciudad de Huaraz, por lo que sería un viaje de muchas horas y extenuante.

Sobre las nueve de la mañana llegamos a la base del glaciar. El recorrido en zigzag entre altas cumbres nevadas armonizaba una hermosa vista a más de cinco mil metros sobre el nivel del mar, descubriendo pequeños valles de verdes pastos y donde confluían ríos de agua cristalina.

Si alguien duda que el cambio climático sea una “verdad verdadera” que visite el glaciar. Quien lo hizo hace 10 años y hasta esquió en él, quedaría horrorizado de regresar ahora. En tan solo un lustro su tamaño se redujo de forma increíble. En este lugar hoy existe otro Pastoruri que pronto dejará también de ser, por eso llegar hasta allí es como asistir a la despedida, ante una muerte anunciada desde mucho de esta crónica.

Pero sigue siendo hermoso, encantador y seduce a quienes, como yo, soñaron con ver y tocar la nieve. Observar cómo se derrite, y no de apoco, la capa de hielo, entristece, mas produce un deslumbrante lago. Llegar hasta el lugar es un reto; se debe caminar durante cuarenta minutos.

El regreso permite, con dos paradas, apreciar pinturas rupestres y las puyas de Raimondi. Estas últimas, plantas únicas de la zona que crecen en las laderas áridas de la cordillera blanca, formando colonias, tal vez, con el fin de protegerse entre sí.

Continuamos hacia Chavin. Viaje por una carretera perfectamente conservada pero en extremo peligrosa. La laguna de Querococha, parada obligada, es una masa de agua color verde oscuro de origen glaciar. Allí nos sorprendió la imagen del che incrustada en un vehículo de la zona, moto taxi. Algunos aprovechamos para una instantánea.

Le sobreviene entonces el túnel interandino de Cahuish, de más de un kilómetro de largo, sobre el que se ciñe la leyenda de que quienes lo atraviesen por completo sin respirar se le cumplirá un deseo. Más curvas angostas que provocaron mareos en algún que otro pasajero.

El valle de los Conchucos nos recibía alrededor de las tres de la tarde. Había sol y agradable temperatura. Llegábamos al destino final: el complejo arqueológico de Chavin, conformado por un templo viejo, uno nuevo, las famosas cabezas clavas que custodian y la plaza cuadrada.

No me extenderé en explicar la magia, solo comentaré que es sorprendente lo que esta cultura milenaria aportó en múltiples aristas como la arquitectura, la hidrología y la interpretación de fenómenos naturales.

Un almuerzo, comida agradable y el regreso silencioso de la noche…

***

Despedirse de Huaraz no fue fácil; las licenciadas y los médicos peruanos prepararon un intercambio de regalos y un almuerzo de despedida. Allí escuchamos palabras de elogio hacia todos nosotros. Cada uno hizo lo que debía y eso se reconoce.

Se habló de la profesionalidad, del buen trato, de lo enseñado y lo aprendido. Se convirtió en mérito el haber llegado a trabajar en estas circunstancias tan difíciles, con tanto riesgo y lejos de la familia.

Fue bonito. Los abrazos violaron el protocolo, primó el calor humano y el sentimiento de la despedida no empañó el momento. Abraham concluiría al estrechar nuestras manos; no fue un adiós, sino un hasta pronto.

En otra jornada en la que, por estar trabajando, muchos no pudimos participar, despedían a la brigada. Se visitó el parque Cuba, el hospital donado por nuestro país en Recuay y la Casa de la Amistad y Solidaridad Cubana de Áncash, donde prepararon un almuerzo..

Viajamos a Lima, las fechas cambiaron, se suscitaron situaciones que afortunadamente han llegado a feliz término. Se adelantó el vuelo. Regreso a casa.

En unas horas despegará del aeropuerto internacional Jorge Chávez, de esta capital peruana, un avión cargado de historias. Se narrarán anécdotas, habrá rizas, alguna lágrima brotará en silencio. Estamos vivos, cumplimos la tarea. La familia espera… y la patria.

Solidaridad
Phnom Penh, 24 abr (Prensa Latina) Como una forja de sueños y solidaridad fue catalogado hoy aquí el programa de becas que el gobierno cubano ha ofrecido durante décadas a jóvenes estudiantes de Cambodia para formarse en d...
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