En la imagen, miembros del Círculo Granma de Celle Ligure, perteneciente a la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba, en el acto de homenaje a un nuevo 26 de julio cubano. Según el Círculo Granma, "renovamos los lazos de amistad y solidaridad con Cuba, en su 69 años de inicio de la lucha contra el dictador Fulgencio Batista. Siempre presente al lado de su glorioso pueblo".


La Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba felicita mediante este comunicado al pueblo de Cuba y a la dirigencia nacional de la Revolución por el 69° aniversario del Asalto al Cuartel Moncada.

 

26 de julio: 69 aniversario del asalto al cuartel Moncada

Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba

Cuba, en 1952, había sido un estado independiente y democrático durante cincuenta años, en el verdadero sentido "occidental" de los dos términos, con diferentes partidos participando en una confrontación electoral y afirmando trabajar por el bien de su pueblo. Pero, ¿cuál fue el resultado de esta democracia?

Para dar una idea de las condiciones de vida de los 6 millones de cubanos en ese momento, es como si hoy en Italia de 60 millones de italianos, 30 millones estuvieran sin electricidad y agua potable, 21 millones vivían en chozas miserables, 14 millones eran analfabetos, 8 millones estaban desempleados, casi todos los trabajadores agrícolas trabajaban solo cuatro meses al año, había 95.000 maestros sin trabajo y el 50% de los niños no asistía a la escuela.

A esta situación se suma que en Cuba, en una de las tierras más fértiles del mundo, una parte considerable de los adultos menores de treinta años mueren a causa de las enfermedades del hambre, la anemia, el raquitismo, la tuberculosis y que en los primeros años de vida los niños fueron diezmados por gastroenteritis y enfermedades infecciosas. Pero todo esto se hizo de manera democrática.

Por otra parte, Cuba era un lugar donde florecían los juegos de azar y la prostitución, donde los gánsteres y mafiosos más famosos de Estados Unidos frecuentaban libremente sus casinos, donde los multimillonarios vivían en lujosas villas y donde las personas de piel negra eran obligadas a los trabajos más humildes. y no tenía ninguna posibilidad de integración social. Todo esto, por supuesto, también estuvo presente de manera democrática.

En Cuba debieron celebrarse elecciones en 1952, pero en la democracia "occidental" cuando la clase dominante vaticina que las cosas no saldrán como ellos quieren -y como la historia nos ha enseñado muchas veces- existe otra opción: el Estado golpista.

Así fue que el 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista, con la anuencia de los Estados Unidos, dio un golpe de Estado para impedir la celebración de elecciones que, probablemente, habría ganado un partido de las fuerzas de oposición no del agrado de Estados Unidos y del gran capital cubano.

En el ala juvenil del Partido Ortodoxo había un joven abogado cubano, Fidel Castro, que quería librar contra Batista una lucha más incisiva que la de los partidos tradicionales. En un principio presentó una denuncia ante la Corte en la que pedía la detención de Batista por haber violado con el golpe de Estado la Constitución de 1940. Al notar la inercia de los partidos cubanos, decidió pasar a la lucha armada.

1953 marcó el centenario del nacimiento de José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba. Y es en nombre de Martí que Fidel Castro reúne a 152 hombres para expulsar al tirano y hacer de Cuba una nación verdaderamente independiente y no esclava de los intereses norteamericanos.
Este grupo autodenominado 'Juventud del Centenario' e integrado en su mayoría por habaneros, artemisa y guanajay, recibía capacitación en secreto

militar en el campo alrededor de La Habana. El objetivo era atacar dos cuarteles en el oriente de Cuba, el de Bayamo y el de Santiago de Cuba, y con estas acciones dar una señal fuerte al pueblo cubano, que había llegado la hora de luchar, que había llegado la hora. para levantarse y pasar la página.

En la madrugada del 26 de julio de 1953, partiendo de la hacienda Siboney, a 30 km. de Santiago, y aprovechando el fin de los festejos carnavalescos y el efecto sorpresa, un centenar de hombres al mando de Fidel Castro -vestidos con los mismos uniformes de los soldados batistianos, con pocas armas válidas y muchos fusiles de caza- asaltaron el Moncada cuartel de Santiago de Cuba, el segundo más importante del país con más de mil soldados. Raúl Castro con otros diez hombres ocupa el Palacio de Justicia, desde cuya terraza frente al cuartel puede ofrecer una cobertura de fuego. Abel Santamaría con su hermana Haydée, Melba Hernández y otras 19 personas ocupan el hospital para asistir a los heridos en el tiroteo. Al mismo tiempo, en Bayamo, un grupo de 28 personas asaltaron el cuartel local. Una serie de contratiempos impiden al grupo de Fidel culminar con éxito la acción: los soldados, habiendo caído en el efecto sorpresa por el paso inesperado de una patrulla, reaccionan al fuego y siendo en número mucho mayor, obligan a la mayoría de los asaltantes a retirarse. filtración.

El ejército pierde unos veinte hombres, los atacantes pierden tres. Fidel y Raúl logran escapar a las montañas alrededor de Santiago. Pero quedan 68 presos en manos del ejército batistiano, entre ellos Abel Santamaría, que son asesinados tras ser torturados horriblemente.
Este hecho despertó gran emoción en toda Cuba y contribuyó a la toma de conciencia por parte del pueblo cubano: para lograr un cambio en sus condiciones de vida se necesitaba una forma de lucha completamente distinta a la propuesta, según el pensamiento "occidental" de el sistema de partidos

Entonces se conoce la historia. Fidel, Raúl y otros compañeros que huyeron a las montañas son posteriormente detenidos y condenados a 15 años de prisión. En el juicio de farsa, Fidel destaca los crímenes de Batista y la injusticia del sistema actual, pronunciando al final de su defensa la famosa frase "Condenadme, no importa, la historia me absolverá". Después de un par de años en la prisión especial de Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), gracias a las grandes manifestaciones populares en toda Cuba pidiendo su libertad, Fidel y sus compañeros son enviados al exilio en México. Desde allí retomarán de inmediato la lucha contra el tirano.

A cinco años, cinco meses y cinco días del asalto al Cuartel Moncada, el Ejército Rebelde de Fidel, Raúl, del Che y Camilo libera a la isla de la tiranía de Batista y Cuba, por primera vez en su historia, tiene la oportunidad emprender la construcción de una nueva sociedad completamente diferente a los esquemas hipotetizados por el pensamiento "occidental".

Si no fuera por esta nueva forma de enfrentar la propia realidad, que tuvo como origen el asalto al cuartel Moncada, hoy Cuba, en vez de ser un modelo para los países del llamado Tercer Mundo por los resultados alcanzados en diversas campos, nos encontraríamos en las mismas condiciones actuales que cualquier país "democrático" del área centro-sudamericana. Con las mismas miserias, con las mismas enfermedades, con los mismos analfabetos, con los mismos desocupados, con las mismas injusticias, igual que hace sesenta y nueve años.

Al recordar la fiesta nacional de Cuba el 26 de julio, Día de la Rebeldía, la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba felicita al pueblo cubano por los éxitos alcanzados por su Revolución. Renueva su solidaridad en la lucha contra el bloqueo ilegal y criminal impuesto por los Estados Unidos e invita a todos aquellos que creen en la construcción de un mundo mejor a colaborar con nuestra organización. Como escribió el Che en su carta de despedida a sus hijos: "... acordaos que cada uno de nosotros, solo, no vale nada...".

 

26 Luglio: sessantanovesimo anniversario dell’assalto alla caserma Moncada

Cuba, nel 1952, era da cinquant’anni uno stato indipendente e democratico, nel vero senso “occidentale” dei due termini, con diversi partiti che partecipavano a un confronto elettorale e che asserivano di operare per il bene del proprio popolo. Ma qual era il risultato di questa democrazia?

Per dare un’idea delle condizioni di vita dei 6 milioni di cubani a quell’epoca è come se oggi in Italia su 60 milioni di italiani, 30 milioni fossero privi di elettricità e di acqua potabile, 21 milioni vivessero in tuguri miserabili, 14 milioni fossero analfabeti, 8 milioni fossero disoccupati, quasi tutti i lavoratori agricoli lavorassero solo quattro mesi all’anno, che ci fossero 95.000 insegnanti senza lavoro e che il 50 % dei bambini non frequentasse la scuola.

A questa situazione aggiungiamo che a Cuba, su una delle terre più fertili del mondo, una parte considerevole di adulti sotto i trent’anni era uccisa dalle malattie della fame, anemia, rachitismo, tubercolosi e che nei primi anni di vita i bambini erano decimati dalla gastroenterite e dalle malattie infettive. Ma tutto questo avveniva in modo democratico.

In compenso Cuba era un posto dove fiorivano il gioco d’azzardo e la prostituzione, dove i più rinomati gangster e mafiosi degli Stati Uniti frequentavano liberamente i suoi casinò, dove i miliardari vivevano in lussuosissime ville e dove le persone con la pelle nera erano costrette ai lavori più umili e non avevano alcuna possibilità di inserimento sociale. Anche tutto questo, naturalmente, era presente in modo democratico.

A Cuba nel 1952 si sarebbero dovute svolgere le elezioni, ma nella democrazia “occidentale” quando la classe dominante prevede che le cose non vadano proprio nel modo desiderato – e come la storia ci ha spesso insegnato - esiste un’altra opzione: il colpo di Stato.

E fu così che il 10 marzo 1952 Fulgencio Batista, con il beneplacito degli Stati Uniti, attuò un colpo di Stato per impedire lo svolgimento delle elezioni che, probabilmente, sarebbero state vinte da un partito delle forze di opposizione non gradito agli Stati Uniti e al grande capitale cubano.

Nell’ala giovanile del Partito Ortodosso militava un giovane avvocato cubano, Fidel Castro, che intendeva condurre contro Batista una lotta più incisiva rispetto a quella condotta dai partiti tradizionali. Dapprima presentò al Tribunale una denuncia in cui chiedeva l’arresto di Batista per avere violato, con il colpo di Stato, la Costituzione del 1940. In seguito, non avendo ricevuto alcuna risposta dai giudici asserviti al potere, essendo stata esaurita ogni via legale e constatata l’inerzia dei partiti cubani, decise di passare alla lotta armata.

Nel 1953 ricorreva il centenario della nascita di José Martí, l’Apostolo dell’Indipendenza cubana. Ed è nel nome di Martí che Fidel Castro raggruppa 152 uomini per scacciare il tiranno e per fare di Cuba una nazione veramente indipendente e non schiava degli interessi nordamericani.

Questo gruppo autodenominatosi ‘Giovani del Centenario’ e formato in prevalenza da persone provenienti da La Habana, da Artemisa e da Guanajay, in gran segreto ricevette un addestramento

militare nelle campagne attorno a La Habana. L’obiettivo era quello di assaltare due caserme nell’oriente di Cuba, quella di Bayamo e quella di Santiago de Cuba, e dare con queste azioni un segnale forte al popolo cubano, che era giunto il momento di lottare, che era giunto il momento di sollevarsi e di voltare pagina.

All’alba del 26 luglio 1953, partendo dalla fattoria Siboney, a 30 km. da Santiago, e approfittando del termine dei festeggiamenti del carnevale e dell’effetto sorpresa, un centinaio di uomini al comando di Fidel Castro - vestiti con le stesse uniformi dei militari batistiani, con poche armi valide e molti fucili da caccia - prende d’assalto la caserma Moncada a Santiago de Cuba, la seconda per importanza nel paese con oltre mille soldati. Raúl Castro con altri dieci uomini occupa il Palazzo di Giustizia, dalla cui terrazza posta di fronte alla caserma può offrire una copertura di fuoco. Abel Santamaría con la sorella Haydée, Melba Hernández e altre 19 persone occupano l’ospedale per assistere i feriti dello scontro a fuoco. Nello stesso momento, a Bayamo, un gruppo di 28 persone prende d’assalto la caserma locale. Una serie di contrattempi impedisce al gruppo di Fidel di portare a termine con successo l’azione: i militari, caduto l’effetto sorpresa per il passaggio imprevisto di una pattuglia, reagiscono al fuoco ed essendo in numero nettamente superiore costringono buona parte degli assaltanti alla fuga.

L’esercito perde una ventina di uomini, gli assaltanti ne perdono tre. Fidel e Raúl riescono a fuggire sui monti intorno a Santiago. Ma nelle mani dell’esercito batistiano restano 68 prigionieri, tra questi Abel Santamaría, che dopo essere stati orrendamente torturati vengono uccisi.

Questo avvenimento suscitò una grande emozione in tutta Cuba e contribuì alla presa di coscienza da parte del popolo cubano: per ottenere un cambiamento nelle loro condizioni di vita era necessario un modo completamente diverso di lotta rispetto a quello proposto, secondo il pensiero “occidentale”, dal sistema dei partiti.

La storia è poi nota. Fidel, Raúl e altri compagni fuggiti sui monti vengono successivamente arrestati e condannati a 15 anni di prigione. Nel processo-farsa Fidel mette in evidenza i crimini di Batista e l’ingiustizia del sistema vigente, pronunziando alla fine della sua difesa la famosa frase “Condannatemi, non importa, la storia mi assolverà”. Dopo un paio di anni nel carcere speciale dell’Isola dei Pini (oggi Isola della Gioventù), grazie a grandi manifestazioni popolari in tutta Cuba che ne chiedono la libertà, Fidel e i suoi compagni vengono mandati in esilio in Messico. Da lì riprenderanno immediatamente la lotta contro il tiranno.

Cinque anni, cinque mesi e cinque giorni dopo l’assalto alla Caserma Moncada, l’Ejército Rebelde di Fidel, di Raúl, del Che e di Camilo, libera l’Isola dalla tirannia di Batista e Cuba, per la prima volta nella sua storia, ha la possibilità di intraprendere la costruzione di una nuova società completamente diversa dagli schemi ipotizzati dal pensiero “occidentale”.

Se non fosse stato per questo nuovo modo di affrontare la propria realtà, che ha avuto come origine l’assalto alla caserma Moncada, oggi Cuba, anziché essere un modello per i paesi del cosiddetto Terzo Mondo per i risultati raggiunti in diversi campi, si troverebbe nelle stesse condizioni attuali di qualsiasi paese “democratico” dell’area centro-sudamericana. Con le stesse miserie, con le stesse malattie, con gli stessi analfabeti, con gli stessi disoccupati, con le stesse ingiustizie, proprio come lo era sessantanove anni fa.

Nel ricordare la festa nazionale di Cuba del 26 Luglio, Día de la Rebeldía, l’Associazione Nazionale di Amicizia Italia-Cuba si congratula con il popolo cubano per i successi ottenuti dalla sua Rivoluzione. Rinnova la propria solidarietà nella lotta contro l’illegale e criminale blocco imposto dagli Stati Uniti e invita tutti coloro che credono nella costruzione di un mondo migliore a collaborare con la nostra organizzazzione. Come ha scritto il Che nella sua lettera d’addio ai figli: “… ricordatevi che ciascuno di noi, da solo, non vale nulla…”.

Associazione Nazionale di Amicizia Italia-Cuba

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